Mi infancia fue feliz
«Muy feliz, muy feliz, muy feliz», repitió, sonriente, el presidente Andrés Manuel López Obrador al evocar su infancia en el pueblo de Tepetitán, Macuspana, a solicitud de un reportero que recogió la inquietud de un niño de 10 años para plantearla en la postrimería de la mañanera en el Salón Tesorería de Palacio Nacional. Porque […]
22 de junio de 2022

«Muy feliz, muy feliz, muy feliz», repitió, sonriente, el presidente Andrés Manuel López Obrador al evocar su infancia en el pueblo de Tepetitán, Macuspana, a solicitud de un reportero que recogió la inquietud de un niño de 10 años para plantearla en la postrimería de la mañanera en el Salón Tesorería de Palacio Nacional.
Porque a lo largo de 45 años de vida pública —desde que fue delegado del desaparecido Instituto Nacional Indigenista hasta la presidencia de México, pasando de funcionario del INCO hasta dirigente partidista opositor—, en contadas ocasiones se refiere de forma autobiográfica, se transcribe la última parte de la conferencia de prensa:
—Y la primera pregunta es —formuló un joven comunicador procedente de Chiapas tras entregar en las manos del Ejecutivo, que autorizó su acceso al escenario de la mañanera, un ejemplar del libro La esperanza definitiva—, un niño de 10 años me dijo: ‘¿Cuando usted era niño se imaginó que llegaría a ser presidente…?’
—…Y de lo que te dijo el niño —respondió el presidente López Obrador, con la mirada al pasado personal—, yo estaba estudiando… ¿Dices, 10 años? Sí, el cuarto año en Tepetitán. Mi escuela se llama ‘Marcos E. Becerra’, un historiador lingüista, tabasqueño, chiapaneco, de primera.
«Entonces, mi pueblo tenía la fortuna de contar con escuela completa, de seis grados, porque en ese entonces eran multigrados las escuelas, un maestro, dos maestros daban los seis grados. Entonces, yo estaba estudiando cuarto año.
Ya contaba yo… Dos años antes empezaron a llegar los libros de texto, que se entregaron cuando el presidente Adolfo López Mateos. Por eso lo respeto mucho, un gran presidente, sólo tuvo una o dos manchas, pero lo general hizo cosas muy buenas Adolfo López Mateos.
Recuerdo con mucho cariño a mis maestras, a mis maestros. No pensaba en ser presidente, pero era yo muy feliz, muy feliz, muy feliz.
Usábamos zapato nada más para ir a la escuela, porque en el trópico, en Tabasco, pues antes, aunque se tuviese para comprar un par de zapatos… Nosotros por lo general estrenábamos en la fiesta de agosto, nos compraban nuestro par de zapatos, y no lo aguantábamos mucho porque nos hacían ampollas, entonces se iba con zapato a la escuela.
Pero no se usaban mucho el zapato por el calor, uno siempre andaba descalzo, siempre, y también sin camisa. Así es el trópico, es que allá los verdes se amotinan y los ríos se desbordan y con el calor brota la ruda franqueza, todo es así, pasión. Entonces, llegábamos de la escuela y dejábamos los zapatos, y al campo, y en las tardes a jugar béisbol, desde niño, y muy felices, muy felices, muy felices.
Y no había televisión, empezaban los radios. Lo que sí escuchábamos eran las narraciones de las peleas de box, los juegos de beisbol, eso sí.
Hasta ‘el Mago’ Septién, que era un buen cronista deportivo, lo conocí al ‘Mago’, ya grande. Buen narrador; además, una enciclopedia en beisbol. Claro que cuando escuchaba uno de que ‘el Mago’ decía que era una tremenda línea a lo mejor no era así, era un globito.
Pero estaba uno pegado a la radio. Y luego las radionovelas en la mañana, al mediodía y en la tarde. Por ejemplo, al mediodía, a la 1:00 Kalimán, ya después supe que era Pelayo. ¿Cómo se llama?
—Luis Manuel— completo alguien del auditorio.
—Luis Manuel Pelayo. ‘Serenidad y paciencia —diría Kalimán—. ¿Cómo es? mi querido Solín’.
—‘Mi pequeño Solín’.
— Mi pequeño Solín, sí.
«Y hablando de Nuevo León, El ojo de vidrio, Se escuchaba mucho la radio de Monterrey hasta Tabasco.
O sea, muy feliz. Y el río, a bañarse al río, a nadar en el río. Entonces, no imaginaba.
Y ya cuando terminé la primaria, como no había secundaria me fui a estudiar la secundaria a Macuspana, a la cabecera municipal, y luego la preparatoria en Villahermosa y la universidad aquí en la UNAM, en Ciencias Políticas, y también muy feliz.
Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo

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