Mascarriel
*AMLO: “la luz al final del túnel…” *Tras 8 años de caída, el PIB de Tabasco crece… Mario Ibarra mibarra17@hotmail.com De que la epidemia pasará…pues de eso no hay duda. (No hay mal que dure 100 años ni enfermo que lo resista). Lo que no sabemos -ni la menor idea tenemos-, es cuándo terminará, con […]
4 de mayo de 2020

*AMLO: “la luz al final del túnel…”
*Tras 8 años de caída, el PIB de Tabasco crece…

Mario Ibarra
mibarra17@hotmail.com
De que la epidemia pasará…pues de eso no hay duda.
(No hay mal que dure 100 años ni enfermo que lo resista).
Lo que no sabemos -ni la menor idea tenemos-, es cuándo terminará, con cuántos daños, a qué costos y cómo quedará el país.

Hemos sostenido en este espacio que el retorno a la “normalidad”, no será de ninguna manera regresar a esa “normalidad” que nos consentía y que nosotros dábamos por un hecho tan natural como la lluvia, como la aurora, como las flores, como desayunar.
Entre otras cosas, la crisis nos ha permitido aprender -o recordar- que eso que llamamos “normalidad”: el orden que sostiene nuestra cotidianidad personal, familiar, social y política, no es un don del cielo: es una incesante, ardua, compleja, misteriosa creación del ser humano.

Eso que llamamos “normalidad” es la elaboración, la construcción a cada segundo, a cada minuto, a cada hora, a cada día, a cada año, de ese orden que da sentido a las acciones de la tribu.

Somos los permanentes, incesantes secretores del sistema de creencias, de mitos, de quimeras, de ilusiones, de historias que le dan sentido a la existencia humana.
Y ese orden se desarrolla en el tiempo…

EL HOMBRE…
El tiempo humano.
Ese orden le da sentido al ayer, al hoy y al mañana.
Es un concierto cosmológico que sostiene al ser humano, a la humanidad entera en su movimiento de la nada hacia la muerte.

Muy en el fondo de su alma, el hombre se sabe sólo ante el inconmensurable misterio del infinito y la atroz certeza de su muerte.

Por ello, su gran hazaña consiste en haber creado un orden, una articulación entre su pequeñez y el infinito, entre su conciencia perecedera y la eternidad.
Eso es el tiempo humano.
La gran hazaña del hombre.

Dentro de este tiempo ordenado, el ser humano encuentra la convicción (ilusoria) de que tiene el poder de controlar su existencia y de dirigir su destino.
De que parte de cierto punto y se dirige un porvenir garantizado.
Por ello padece enormemente cuando ese orden se rompe y se quiebra el sentido de sus días, de su existencia “ordenada…”

LA GUERRA…
Ante la catástrofe del terremoto o el Tsunami, pero mucho más ante las pandemias mortales, el individuo y la comunidad se ven de pronto paralizados y desarticulados por dentro: se ha roto el orden de su existencia.

Con las guerras pasa lo mismo: destrozan la “normalidad” de nuestras vidas y las de los países.
La guerra pone a la existencia y al porvenir en vilo.
Esta es la tercera guerra mundial.

¡Y vaya! No es contra un organismo, como lo es una bacteria, no.
La tercera guerra mundial es ¡contra una fracción infinitesimal de materia, contra un nano pedazo de ácido ribonucleico!
Una enorme lección de humildad para la orgullosa, insolente y destructora raza humana.
Quién lo dijera…

LA CRUZADA…
Pero es la guerra. De eso no hay duda.
Y en todas las guerras, irremediablemente, al cabo hay ganadores y perdedores.
En este orden de ideas el dilema es sencillo: ¿entre quienes, al cabo de la epidemia, formaremos fila: entre los países victoriosos o los derrotados…?
Porque al final de cuentas de eso se trata.

Y esa es la enorme, ineludible y decisiva responsabilidad de los gobiernos.
Como en toda posguerra, para los países perdedores la vuelta a la (nueva) normalidad será ardua; el arranque de la reconstrucción compleja y demandante de un gran esfuerzo; la recuperación costará sangre, sudor y lágrimas, tendrá lapsos crueles y parecerá tan escabrosa y agotadora que se antojará, por días, inalcanzable.

Tal la responsabilidad gigantesca del gobierno de la llamada 4T en esta hora: al final de la cruzada, de qué lado quedaremos ¿con los ganadores o con los perdedores…?

EL GENIO…
Pluguiese a los dioses que el doctor López-Gatell nos resulte un genio de esos que aparecen cada cien años y que sus mediciones extrañas, sus gráficas heterogéneas, sus cálculos heterodoxos, sus arcanas proyecciones matemáticas y sus miríficas predicciones resulten certeras como una ecuación einsteiniana.

Más nos vale.
De resultar acertadas las mediciones, los cálculos y las proyecciones de nuestro doctor López-Gatell de cada día, el maldecido coronavirus nos habrá tratado con una benevolencia sin duda milagrosa.

Sin duda el presidente López Obrador le tiene una fe granítica al subsecretario de Salud, y nos dice y nos reitera el primer mandatario que él ya ve la luz al final del túnel.
Y uno quisiera creerle al presidente, aunque por las mismas razones de que la mula no era arisca, no se puede evitar el pensamiento de que esa luz al final del túnel que vislumbra el Presidente, en una de esas es el faro del tren que viene en sentido contrario…

LA OMNISCIENCIA…
Por si hicieran falta elementos para documentar nuestro optimismo, el insustituible doctor López-Gatell nos anuncia que esta semana llegaremos a la cresta de la ola, es decir: a la cima de la línea que va marcando la gráfica de contagios y decesos.

Hasta hoy, y desde hace dos semanas, esa línea mantiene una diagonal de cuando menos 75 grados hacia arriba; o sea, cercana a la vertical.

Si, como pronostica el inefable doctor López-Gatell, esta semana, entre miércoles y sábado, alcanzaremos la cima en el número de contagios, que de allí “se aplanará la curva” (muy extraño: una curva plana), y de inmediato iniciaremos el descenso, para terminar abatiendo la pandemia hacia finales de septiembre-principios de agosto.

Claro, si el pronóstico falla, el subsecretario y el propio AMLO, podrían argumentar que ello se debería a que los ciudadanos rompimos la disciplina del aislamiento y la sana distancia antes de tiempo al acudir como abejas al panal a conglomeraciones inútiles…Y no andarían exentos de razón: lo cierto es la canija gente, buena parte de ella, ha mantenido un comportamiento irresponsable y riesgoso.

Como sea: pluguiese a los dioses prestar su omnisciencia a López-Gatell; que nos resulte un genio legendario y que todo salga según sus mediciones, cálculos y proyecciones matemáticas.

De resultar así, ya podemos imaginar el escándalo en las redes: “López-Gatell para Presidente…”

LA CAIDA…
Desde luego, las hipótesis y previsiones del subsecretario son revisadas con la fría lupa del escepticismo por expertos nacionales y extranjeros.

Lo menos que dicen estos científicos es que las cifras del doctor les parecen esotéricas, sus previsiones gratuitas y sus proyecciones acientíficas, disparatadas.

Lo bueno de lo malo es que no iremos muy lejos por la verdad: muy pronto sabremos quién estaba cerca de ella: López-Gatell o sus críticos.
De lo que no hay duda es que la otra cara de las crisis, la económica, ya nos descargó sus primeros golpes imparables.

El martes, el INEGI informó que, en el primer trimestre del este año, padecimos un decrecimiento de -1.6% del PIB, pero, al desestacionalizar los números, tenemos que el retroceso del PIB es de -2.4%.
Y ahí sí, no hay para dónde hacerse.
Es preciso, es perentorio, tener muy en cuenta que en esa disminución del 2.4 del PIB en el primer trimestre, no es a causa de la crisis, pues la actividad económica del país, en general, fue la normal hasta el 15 de marzo.

De modo que si decimos: “ah, el descenso del PIB en el primer trimestre es por la crisis sanitaria”, nos estaremos equivocando. Cuidado.
Las lecturas equivocadas y los autoengaños suelen salir demasiado caros.
Con crisis sanitaria o sin ella, el PIB hubiese decaído.
Es la inercia que viene desde el tercer trimestre del 2018, y que se acentuó a partir del primer trimestre de 2019.

El dato del INEGI hace más temibles las predicciones de expertos nacionales y extranjeros que calculan para este segundo trimestre una caída de hasta el 18 por ciento del PIB.
Como de resultar acertados esas predicciones, estaríamos bajo una catástrofe, mejor ahí la dejamos de momento, rogando a los dioses les pluguiese que AMLO tenga razón: que pronto saldremos del túnel y que la recuperación será rápida.
Y que México será ejemplo para el mundo…

LA ILUSIÓN…
Donde ya somos ejemplo, pero al revés, de lo que no se debe hacer, es en lo de PEMEX.
Una empresa que pierde 562 mil 251 millones de pesos en 3 meses no es una empresa: es un hoyo negro.

En estos 90 días PEMEX perdió 2 mil 793 millones de pesos al día; 257 millones cada hora.
Durante todo el siglo XX en la industria petrolera mundial privó este axioma: “el mejor negocio del mundo es una compañía petrolera bien administrada; y el segundo mejor negocio del mundo es una compañía petrolera mal administrada”.

Desde su fundación, PEMEX fue una empresa mal administrada.
En periodos, una empresa pésimamente mal administrada.
En más de una ocasión, una empresa salvajemente administrada.
En términos generales, una empresa demencialmente administrada.

Y siempre fue negocio, hasta el 2012.
Negocio para su administrador, propietario…y enterrador: el Estado mexicano.
No es difícil entender la ilusión de AMLO de revivir a PEMEX: es tabasqueño, es mexicano perteneciente a la generación para la cual el 18 de marzo, junto al 16 de septiembre, era la fecha bis de la independencia nacional.

AMLO vió los ríos de petróleo (dólares) que salían del subsuelo tabasqueño y del mar de Campeche.
Entendió que ahí residía en gran parte el poder de la presidencia.
Lo que no ha logrado percibir es que desde el 2012 PEMEX estaba perdida.
Es una empresa quebrada.

Que el petróleo se lo habían casi acabado
La ilusión de la 4T es revivir un cadáver.
Es muy importante entender con claridad este asunto.
Es imperativo acercarle al presidente números reales, cifras irrebatibles, proyecciones matemáticas contundentes, análisis financieros precisos y macizos, diagnósticos de operación y flujo contundentes.

Como está rodeado de una cohorte de paniaguados (con sus contadísimas excepciones) que sin él serían nada, ninguno de ellos le ha mostrado un diagnóstico objetivo, real y claro sobre PEMEX.
Cuando AMLO pregunta ¿qué horas son?, a coro le contestan: “las que usted diga, señor Presidente. Así no se puede.
Por eso le dedicaremos el espacio y el tiempo necesarios al tema, sabiendo que el primer mandatario lee RUMBO NUEVO…y le cree.

EL HOYO NEGRO…
Un apunte imprescindible: de esos 562 mil 251 millones de pérdidas de PEMEX en el primer trimestre, 446 mil millones es déficit contable: es pérdida cambiaria, no operativa.
La deuda de PEMEX es de 110 mil millones de dólares.

La devaluación del peso de 18.50 a 24.50 por dólar en el último mes, ha provocado esa pérdida de 446 mil millones de pesos.
De cualquier modo, la perdida de flujo equivale a 122 mil millones de pesos en el trimestre en cuestión -lo que costaría el Tren maya.

Y de enero del año pasado a marzo 30 de este año, la perdida de flujo es de 500 mil millones de pesos.
Lo dicho: un hoyo negro.

AIRES DEL TRÓPICO…
Por lo visto, aquí en el altiplano ponderamos mucho más la noticia que allá en Tabasco, la mera patria chica del “preciso”.

Pensamos que iban a lanzar cohetes y repicar campanas…pero nada.
Quizá estén ensimismados con el problema del conavid-19, que les ha pegado duro en verdad a los tabasqueños.

Pero, bueno, el tema era para cacarearlo.
Después de ¡31 trimestres! con decrecimiento continuo en su PIB, Tabasco logró al fin revertir esa lacerante inercia.

El INEGI informa que la economía tabasqueña creció 2.8% en el último trimestre del 2019.
No entendemos cómo, un notición así, paso casi desapercibido para los paisanos del “preciso”.

Por supuesto, la inversión en Dos Bocas explica en parte el éxito, pero no completamente.
Hemos pues de analizar el asunto a detalle.

A ver que tanto se debe al apoyo del Presidente y cuánto a la buena administración de Adán Augusto. Pendientes pues…

ESTADISTAS…
Ángela Merkel, Alemania. Tsai g-wen, Taiwán. Josinda Ardem, Nueva Zelanda. Katrin Jocobsdottir, Islandia. Sanna Marin, Finlandia. Erna Solberg, Noruega. Helle Thorning Schmidt, Dinamarca.
Mujeres Estadistas que condujeron a sus respectivos países a ganarle esta primera etapa de la guerra al coronavirus.
Supieron tomar decisiones oportunas, drásticas y efectivas. Ahí están sus resultados.
Algo tendrán ellas que les falta a los Bolsonaro en Brasil, a los Trump en USA, a los Pedro Sánchez en España, a los Emmanuel Macrom en Francia, etcétera.

“Yo trato de convencer, trato de influir en la gente. La política es eso, es poder de persuasión: todo es verbal, una permanente tormenta de palabras”.
Harry Mulish.

“En política, tu enemigo mortal siempre está sentado en la primera fila de tu auditorio”.
Harry Mulish.

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