Mascarriel
*El lejano retorno a la (nueva) normalidad… *Tabasco arranca singular programa de apoyo alimentario y económico… Mario Ibarra Lizárraga “¿Cuándo volveremos a la normalidad?”, esta pregunta que se ha vuelto tan constante y común como el saludo. Se entiende. Vivir en situación de emergencia y en condiciones de excepcionalidad no resulta nada fácil. En tanto […]
20 de abril de 2020

*El lejano retorno a la (nueva) normalidad…
*Tabasco arranca singular programa de apoyo alimentario y económico…

Mario Ibarra Lizárraga
“¿Cuándo volveremos a la normalidad?”, esta pregunta que se ha vuelto tan constante y común como el saludo.
Se entiende.
Vivir en situación de emergencia y en condiciones de excepcionalidad no resulta nada fácil.
En tanto se alarga el tiempo de la crisis, la gente empieza a ponerse nerviosa.
La paciencia se debilita, la incertidumbre crece, la exasperación toca la puerta.
Es algo natural tanto en grupos como individuos.
La sociedad no está diseñada para vivir permanentemente en situaciones de excepción.
De tal suerte que aguantar esas condiciones por tiempo indeterminado reclama de todos y cada uno esfuerzo grande y sostenido.
Crisis como esta nos sirven para estimar en todo lo que vale eso que, usualmente, llamamos con dulce inconciencia, “Normalidad”.
La normalidad nos parece tan “natural” que la damos por un hecho fijo, inalterable.
Pero la normalidad no es un hecho natural ni un don de los cielos: la tribu la construye permanente, incesantemente desde que el ser humano se volvió sedentario.
Es la gran creación humana.
Así como en lo personal cuando padecemos una enfermedad más o menos grave, que nos impide la continuación cabal de nuestras vidas -de nuestro proyecto de vida, añoramos la pérdida de ese contínuum inalterable de nuestra existencia, así, en tiempos de crisis tan severa como la que hoy padecemos, el cuerpo social sólo tiene una obsesión: volver a la normalidad…

NUEVA NORMALIDAD…
Nos llevará tiempo.
Y no recuperaremos la normalidad conocida, sino que accederemos a una “nueva normalidad”
¿Cómo será esta?
Nadie sabe a ciencia cierta, pero será distinta a la que hoy tanto añoramos y que nos parecía tan “natural” como comer, como un árbol de mango o como la lluvia bienhechora.
Wuhan, la ciudad china en donde empezó todo esto, nos da ya señales de lo que vendrá.
Allí han iniciado tímidamente y bajo un control sumamente estricto de parte de las autoridades, un cuidadoso regreso a las actividades.
La reportera Macarena Vidal Liu, del diario español El País, nos informa que la desconfianza, el temor y la incertidumbre, son los sentimientos y actitudes que cubren, como un manto ominoso, la conducta de aquellos pocos que ensayan sus pasos en la “nueva normalidad”.
Allá en Wuhan -y en China en general-, lograron una victoria rápida y espectacular contra el malvado Conavid-19.
Los chinos ganaron esa batalla, pero no la guerra.
Siguen en pie de lucha.
La semana pasada aislaron Pekín ante el primer esbozo de un brote masivo en esa ciudad.
Mientras no haya una vacuna de cobertura universal contra el maldecido bicho todo éxito contra su virulencia será eventual.
En México apenas nos aprestamos para la gran batalla.
Podemos adelantarla cruenta, costosa, angustiante.
Pero no sabemos cómo nos va a ir.
La etapa de excepción durará lo que resta del año, cuando menos.
Y de lo que será nuestra “nueva normalidad”, ni la más peregrina idea…

LA GUERRA…
Igual que no podemos tener en esta hora una idea de cómo saldrá librado el gobierno de la 4T al cabo de este inmenso desafío.
Todos los gobiernos serán calificados conforme les vaya en la guerra contra el Conavid-19.
De eso no hay duda.
En China, Corea del sur, Japón, Taiwán, Singapur y Vietnam (un caso extraordinario: con mil kilómetros de frontera con China, hasta la semana pasada tenían sólo unos cientos de infectados y ningún fallecimiento), hoy los gobiernos tienen un mayor apoyo popular que antes de la pandemia.
Van ganando la guerra.
En Alemania, Suecia, Canadá, Holanda, Dinamarca, sucede lo mismo: una mayoría aprueba la estrategia y la operación de sus gobiernos.
No así en España, Italia, Estados Unidos, Brasil, Ecuador etcétera.
En México, cuya “fortuna” es enfrentar la pandemia con tiempo suficiente para aprender de la experiencia de los casos paradigmáticos de China, España, Francia, Italia y USA, todo está por verse…

EL EFECTO BANDERA…
En circunstancias de catástrofe o de agresión externa, el llamado “efecto bandera”, supura desde las entrañas de la nacionalidad.
En tales coyunturas la sociedad en su mayoría se reagrupa en torno a sus líderes políticos.
La incertidumbre, el miedo, la impotencia, la indefensión impulsan a la gente a buscar la protección del Estado, del poder.
Sobran ejemplos: George Bush tras el ataque a las torres gemelas pasó de ser duramente cuestionado por la mayoría, a una aprobación superior al 80%.
La insurrección del EZLN en 1994 le permitió al PRI una contundente victoria electoral, a pesar de que la gente ya no lo quería en Los Pinos y de tener un candidato mediocre en Ernesto Zedillo frente a dos muy buenos candidatos de oposición: Diego Fernández de Cevallos y Cuauhtémoc Cárdenas.
El “efecto bandera”, traído a colación por Fernando Escalante Gonzalvo, aglutina a la masa en torno a su jefe institucional o líder político.
En un proceso peculiar, su miedo y su necesidad de protección y guía, operan como una transfusión de fuerza al mandatario.
En las crisis nacionales, ante una amenaza tangible y feroz, el poder tiende a concentrarse, a legitimarse…o a destruirse.
“Cuando la gente tiene miedo, se lanza contra quien sea” explica Escalante Gonzalvo.
Y añade: “Las catástrofes sirven para acrecentar el poder o para destruirlo”.
Ese es un sesgo que de ningún modo podemos omitir, sin dejar de considerar que líderes de jaez de AMLO tienden, en esta clase de circunstancias, al uso concentrado del poder.
Pero como decía mi difunta abuela: “¿Quieres saber lo que sucederá?; ten paciencia, que el tiempo te lo dirá…

DOLARES Y PESOS…
Lo que si sabemos con certeza es que el Presidente lee RUMBO NUEVO. Y que le da crédito.
¿Por qué decimos esto?
Porque en nuestra entrega del pasado lunes 30 de marzo, titulada “El otro guardadito de AMLO”, en este espacio consignamos antes que nadie, a manera de mensaje de alerta al Presidente, que si bien la devaluación del peso representa problemas para la macroeconomía y la economía familiar, para las finanzas de la federación existe un paliativo nada desdeñable: los remanentes de operación del Banco de México.
Explicamos en esa entrega, mediante un ejemplo inteligible para cualquiera: si usted, en enero, debajo del colchón o en el banco tenía un millón de dólares, en pesos, usted contaba con 18.5 millones.
Al tipo de cambio del pasado viernes, ese mismo millón de dólares, le significan a usted 24.5 millones de pesos.
En menos de cuatro meses, es usted más rico en ¡6 millones de pesos!
Gran negocio para usted, malo para el país.
Bien: BANXICO mantiene sus reservas monetarias en dólares, como todos los bancos centrales del orbe.
Digamos que nuestro banco central cierra este año con 200 mil millones de dólares y que el tipo de cambio se ha mantenido o incrementado.
¿Cuántos cientos de millones de pesos habrá “ganado”?
Échele números.
A ese saldo se le llama Remanentes de Operación.
De ese fondo alertó RUMBO NUEVO, el lunes 30 de marzo, públicamente antes que nadie, al presidente López Obrador…

EL GABINETITO…
Y este, ni tardo ni perezoso, se reunió en Palacio con el Gobernador de BANXICO.
Y fue directamente al grano: “Oye Alejandro -le dijo- ya sabes que con eso de la crisis las finanzas nacionales andan ídem; estaba yo pensando si podrías adelantarme los remanentes de operación de BANXICO de este año…”
“Lo entiendo, Presidente, y créame que siento no poder ayudarlo de ese modo -le contestó el Gobernador de BANXICO-; debe usted saber que, de hacerlo, ambos, usted y yo y las institucione que representamos estaríamos violando la Constitución. Pero, además, en términos legales sabremos el monto de nuestros remanentes hasta cierre del 31 de diciembre”.
Y así es, en efecto.
Por ley, los remanentes de BANXICO se transfieren a la Tesorería de la Federación en el mes de abril del año siguiente.
Como lo acaba de hacer con lo correspondientes al 2019, que no son muy elevados.
Algo así como 20 mil millones de pesos, que no deja de ser muy buena lana, sobre todo en estas circunstancias…
Lo que llama la atención: antes de que se reuniera AMLO con Alejandro Díaz de León ¿nadie de su equipo jurídico, o de Hacienda o de Economía pudo advertirle que su petición era improcedente?
No, si le digo: salvo dos o tres excepciones -Ebrard, Herrera, Scherer- con ese gabinetito está cañón caminar, ya no digamos sacar al buey de la barranca.
Pero ya ve usted como es el Presidente: los aguantará, así tenga que ponerse él mismo a hacerles su chamba…

LA CRIATURA…
En ese mismo orden de ideas debiera verse, parece claro, el que Andrés Manuel sacara tema, inopinadamente, el asunto de la revocación de mandato.
Ya se sabe: el asunto está legislado: es ya ley constitucional.
El referéndum para la mentada revocación puede realizarse en el 2022, previa iniciativa de la sociedad.
¿AMLO es tonto?
¡Para nada!
Y en política camina 3 o 4 jugadas adelante que el común de los políticos.
Entonces ¿para qué saca el tema de la revocación de mandato en los momentos menos adecuados para ello?
Bueno -habrá pensado- a lo mejor es chicle y pega.
Porque lo cierto es que el Presidente quisiera con todas sus ganas estar en las boletas electorales el año próximo.
Más que nada para ayudar a su criatura: MORENA le preocupa en serio.
Recordar que en 2018 AMLO mereció el 53% de los votos pero MORENA se quedó en 40%.
Su mayoría en el Congreso es artificial, resultado de cálculos políticos agudamente previsores.
No es ilegal, no; pero la ética tiene argumentos para cuestionarla.
El asunto es que, en el concentrado de encuestas, la intención de voto para MORENA para integrar el Congreso en el 2021 es apenas de ¡20%!
¡Por supuesto que eso le preocupa al Presidente!
Claro: los partidos de oposición, PAN y PRI -PRD ya no figura- andan en las mimas o peor, pero eso no es ninguna garantía…

LAS INTERMEDIAS…
Actualmente, el nivel de aprobación de AMLO sigue siendo de 60%.
Alto, sin duda.
Pero mire: en el 2003, Vicente Fox disfrutaba de un 59% de aprobación, pero perdió las elecciones federales intermedias.
Lo mismo le pasó a Calderón, que con un ¡66%! de aprobación, perdió las elecciones del 2009.
Caso curioso: Peña Nieto, con una aprobación del 35% -y cayendo-, ganó sus intermedias en 2015.
En fin: de que la preocupación sobre el 2021 está detrás de la recuperación del tema de la revocación de mandato por parte del Presidente, es seguro.
Por supuesto, en el Congreso batearon el tema: “ya está legislado y ahorita lo que importa es la crisis”, dijeron diputados y senadores…

………….
AIRES DEL TRÓPICO…
Allá en la mera patria chica del “preciso”, el gobernador Adán Augusto se ha recuperado completamente del ataque del maldecido bicho y se ha puesto al frente de la batalla de los tabasqueños contra el coronavirus.
La noticia -relevante a escala nacional- es que el gobierno estatal subsidiará el 50% del recibo de energía eléctrica a las familias de más bajos ingresos.
Hablamos cuando menos de 150 mil hogares.
Otro tanto de familias recibirá apoyo alimentario directo de parte del gobierno y también se pone en marcha un programa para apoyo económico también directo a desempleados ya sea formales o informales.
Adán Augusto anunció así mismo apoyo inmediato a PYMES y el arranque de obra pública estatal hasta por 3 mil millones de pesos hacia el 15 de mayo, según reporte de nuestros corresponsales allá, en la pellicereanas tierras, donde, nos informan, la temperatura anda por los 40 grados a la sombra.
Este dato viene a demostrar que el maldecido Conavid-19 es inmune a las altas temperaturas, pues Tabasco mantiene el cuarto lugar nacional en número de infectados por cada mil habitantes.
Sí: antes los virus viajaban en carabelas. Hoy lo hacen el Airbus 320, los muy canijos…

“Al pesimismo de nuestra inteligencia, opongamos el optimismo de nuestra voluntad”.
Antonio Gramsci.

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