Mascarriel
*La endémica crisis en el sector salud… *El agravio a nuestros héroes del ejército blanco… Mario Ibarra Ningún gobierno puede estar preparado para un tsunami como la pandemia del coronavirus. Implicaría un gasto enorme -prácticamente insostenible-, aviarse para esperar una pandemia que nunca sabrás cuando te caerá desde los cielos veleidosos, si mañana, dentro de […]
13 de abril de 2020

*La endémica crisis en el sector salud…
*El agravio a nuestros héroes del ejército blanco…

Mario Ibarra
Ningún gobierno puede estar preparado para un tsunami como la pandemia del coronavirus.
Implicaría un gasto enorme -prácticamente insostenible-, aviarse para esperar una pandemia que nunca sabrás cuando te caerá desde los cielos veleidosos, si mañana, dentro de un año, diez o veinte.

Por lo tanto, de ninguna manera se le puede cuestionar a gobierno alguno si estaba “preparado” o no para enfrentar al Conavid-19.

Por eso mismo, al cabo de la pandemia, todos y cada uno de los gobiernos serán juzgados y calificados por la celeridad de reacción, por su capacidad de operación en el combate contra el malvado bicho y por la efectividad de su estrategia y el despliegue de sus acciones.

Al final, los gobiernos serán calificados por lo acertado de su diagnóstico, por la efectividad de sus medidas remediales y por la relación costo / beneficio, saldo inevitable de toda guerra.

Hace un mes en este espacio de RUMBO NUEVO dijimos que esta pandemia era, figurativamente, la tercera guerra mundial.

Acertamos, hoy muchos gobiernos del mundo, sobre todos los implicados en aquella conflagración, tal los países europeos, utilizan como referencia y como parámetro a la segunda guerra mundial para expresar los enormes esfuerzos masivos humanos, económicos, sociales, sicológicos y materiales de todo tipo que su guerra particular contra el Coronavid-19 les está imponiendo.

En esta hora, el mundo entero vive en una economía de guerra, lo cual significa llanamente que todos los recursos de una nación, todos, se emplean para ganar la batalla decisiva y final.

Al final, insístase, todo gobierno será definido, juzgado y consignado ante la historia por su aptitud de diagnóstico, por su capacidad de reacción, por la inteligencia de sus estrategias y la efectividad táctica de sus operaciones…

EL NUEVO MAPA…
Previsiblemente, esta “tercera guerra mundial” rezumará un nuevo mapa geopolítico y económico.
Parece inminente que China emergerá como la primera potencia económica del mundo y que antes de que finalice esta década, no habrá quien le dispute esa supremacía.

Estados Unidos, habrá sido desplazado del sitio de honor en el pedestal mundial, lugar que ocupó desde finales de la segunda guerra mundial.

Cuando a los gringos les llegue la hora de escribir esa historia, caerán en cuenta de que los principales responsables de su declinación fueron ellos, el día en que por mayoría eligieron a un chalado, megalómano, ignorante, necio y mentiroso como presidente: Donald Trump.

Junto con China, los países de la cuenca oriental del pacifico conformarán la zona económica más dinámica e influyente del orbe.

Pero esa es la historia que viene.
Nosotros vayamos a lo nuestro…

LOS HEROES…
En Italia, en España, todas las tardes, la población completa sale a los balcones, se asoma a las ventanas, sube a las azoteas, aparece en sus patios y desde ahí, la nación entera rinde una salva de aplausos a sus héroes, un homenaje consuetudinario, emocionado y agradecido a los médicos, enfermeras, personal de apoyo y administrativo que cada día arriesgan sus vidas en el primer frente de batalla contra el coronavirus.

La arriesgan y muchos la pierden.
Ya suman cientos los médicos, paramédicos, enfermeras y personal de apoyo fallecidos en el mundo a causa del Conavid-19.

De China a Brasil, de España a Canadá, los Ejércitos Blancos de la salud, son tratados como lo que son: héroes que ponen sus vidas por delante para proteger la de todos sus compatriotas.
Loor a ellos…

LOS CANALLAS…
Eso será en el mundo, porque aquí en México nos las gastamos muy, pero muy a la mexicana.
Parecería mentira.
Verlo para creerlo.

Les hacemos el feo, los rechazamos (Puebla); les arrojamos café ardiente (Guadalajara); les escupimos en la cara (Oaxaca); les impedimos abordar el transporte público (Villahermosa); los insultamos (Edomex); los atacamos física, cobardemente (Azcapotzalco, CDMX).
Qué poca madre.
Que pinche coraje con estos patanes.
Nos es primera vez que ocurre.

Quienes contamos los años vividos por decenas (varias) lo hemos visto más de una vez.
Hay ocasiones en que lo más oscuro y vil, lo más mórbido y canalla de la personalidad del mexicano emerge grosera como chisguete purulento.

Mire que segregarlos, arrojarles café caliente, escupirles en la cara, negarles el transporte público, insultarlos y ya de plano agredirlos físicamente, molerlos a golpes en los pasillos de sus hospitales ¡a nuestros médicos, al personal de salud!, que en condiciones de enorme precariedad y desventaja exponen sus vidas para proteger las nuestras es, por decir lo menos, incalificable: no hay palabras ni cargos ni adjetivos para nombrar la caterva de estos imbéciles…

LO ABERRANTE…
¿Qué son pocos? ¿Unos cuantos?
Será. Pero son mexicanos.
Eso debemos asumirlo, con otras de las abortivas particularidades de “nuestra mexicanidad.
Pensemos en nuestros “pozoleros”. Individuos capaces de hacer profesión el disolver en ácido a cientos de cadáveres de otros tantos sujetos asesinados.

Pensemos en la saña inaudita de los sicarios del crimen organizado, con sus decapitaciones incontables, las desmembraciones horrorosas y la exhibición terrorífica de sus monstruosidades.

Pensemos en la inhumanidad aberrante de los asesinos de miles de mujeres y de niños.
Igual que los políticos de los que execramos desde siempre -rateros, irresponsables, ambiciosos, mentirosos, traicioneros, insaciables, les decimos-, no nos los mandaron desde Tombuctú ni nos cayeron de marte: son mexicanos.

Lo mismo los sicarios, los pozoleros y los asesinos de mujeres y niños: no vienen de otra galaxia: son mexicanos.
Esa verdad irrebatible nos compromete al menos a una reflexión honesta sobre ese horrible fenómeno…

LA CARA OSCURA…
Los mexicanos nos hemos elaborado una historia autocomplaciente sobre nuestra solidaridad en caso de catástrofes.
Nos encanta vernos en ese espejo.

Sin embargo, no hacemos nada distinto ni superior a lo que hacen los otros pueblos de la tierra en circunstancias semejantes.

Pero eso sí: nos gusta presumir que un “Canelo Álvarez, un Julio Cesar Chávez, una Lorena Herrera, un José Emilio Pacheco, una Julieta Fierro, una Sara Sefkovich, un Octavio Paz, una Salma Hayek, un Fernando Escalante nos representan “fielmente” a todos los mexicanos.
Y está bien.

Pero no soslayemos el reverso del espejo, la cara oscura de nuestra luna.
Sicarios, pozoleros y, ahora, los despreciables agresores de los héroes de nuestro Ejército Blanco son mexicanos.
Como diría don Héctor Suarez ¿qué nos pasa?
Pero nos estamos desviando…

LA CRISIS…
Cierto, son públicas y están registradas las múltiples protestas de nuestros doctores, enfermeras y demás personal de nuestro sistema de salud pública por la insuficiencias, carencias y precarias condiciones con las que han tenido de enfrentar la pandemia.
No falta quien quiera responsabilizar de esa realidad únicamente al gobierno de la 4T.
Error.

Cierto: a la hora del balance, este gobierno tendrá que asumir sus responsabilidades y sus fallas.
(Como decíamos líneas arriba, los gobiernos serán calificados por su eficacia o por sus ineptitudes en esta guerra).

Pero ha menester dejar en claro que la crisis de nuestro sistema de salud -puesta en evidencia por el coronavirus-, no es de ahora: viene de lejos, es casi endémica.

Nunca hemos contado con un sistema de salud pública al menos aceptable. Para nada.
El que tenemos lo hemos construido desde hace décadas en base a un esfuerzo que tampoco debe ser desdeñado.

Tal y como está, en circunstancias normales da para ir paliando más o menos, con limitaciones los requerimientos de salud pública de los millones de mexicanos…

EL PRESUPUESTO…
Por supuesto que lo anterior tiene explicación.
Mientras países como Suecia le invierten hasta un 15% de su PIB a su sistema público de salud; en tanto Canadá le pone 10% y España un 6%, México anda abajo del 2% de su PIB en su gasto en salud pública.
Así no se puede aspirar a mayor cosa.

Cierto: del 2000 al 2012 el Estado mexicano le metió recursos crecientes al sector salud.
Mejoramos. Íbamos en ruta correcta.
Pero a partir del 2013 la partida del presupuesto federal para el sector empezó a disminuir.

Llegamos al 2018 dedicando apenas 5 pesos del presupuesto federal al gasto en salud.
En 2019 aplicamos 4 pesos y en 2020 sólo tres pesos de cada cien fueron destinados, originalmente, a salud pública.
Así está cañón…

EL CHAHUISTLE…
Comparando: así como Carlos Salinas le entregó a Zedillo una economía “prendida con alfileres” (este se los quitó y así nos fue: un colapso que nos costó 6.5 del PIB y el FOBAPROA), Peña Nieto le transfirió a Obrador un sector salud cascabeleante y en peligro de desvielarse.

Funcionaba, si, pero en base a inercias históricas disminuidas y con el mecanismo de engranajes rechinante.

AMLO ordenó meter el armatoste al taller para cambio de motor, hojalatería y pintura.
Suprimieron el Seguro Popular, que funcionaba; crearon el INSABI, despidieron alrededor de 10 mil empleados -de directores para abajo-, cambiaron el sistema de adquisiciones de medicinas, insumos y vituallas, entre otros cambios radicales.
¿Fue acertado y viable el proyecto que le vendieron al presidente y que este compró?

Los expertos dicen desde un principio, y lo sostienen, que no.
AMLO los desmiente y asegura que la decisión no sólo era la correcta, sino imprescindible, obligada.
¿Puso el proyecto en las manos adecuadas, lo confió a gente con las aptitudes precisas?

Los expertos dijeron que no.
El primer mandatario declaraba que eran los mejores.
El presidente aseguraba que en cinco años tendríamos un sector salud a la altura de Canadá o Noruega.
Los expertos le contestaban que eso era imposible, que, por su mismo diseño e instrumentación, no podía ser
Obrador les respondía que ¡cómo carajos que no!
En esas andaban y que nos cae el chahuistle en forma de pandemia.
Ya nunca sabremos quien tenía razón, si AMLO o sus críticos, porque cuando la pandemia decline y empecemos a paliar la crisis económica, esto será otra cosa.
México no será el mismo país…

LOS MEGARICOS…
Porque la debacle económica que se nos viene encima es de pronóstico reservado.
El exsecretario de hacienda, Carlos Urzúa, ha considerado que la caída del PIB en este año podría ser hasta de un ¡20%…!
Terrible. Sencillamente catastrófico.
Para acabarla de amolar, la semana en que la joven e inexperta secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde informaba sobre la pérdida de casi 350 mil empleos (hasta ayer ya sumaban más de 550 mil), el poder político y la sociedad económica tuvieron el más preocupante de sus desencuentros.
¿Por qué eso de “sociedad económica”?

Porque cuando decimos Iniciativa Privada, Sector Empresarial etcétera, pensamos de inmediato en las grandes transnacionales (Wallmart, América Mobil, Femsa) o en los magnates como Slim, Bailleres, Salinas Pliego, Carlos Peralta, Carlos Hank, Tricio y demás, que no pasan de unas decenas.
Pero esos cuates y las grandes empresas no producen más allá del 10% de la riqueza nacional y apenas dan empleo al 3% de los trabajadores formales…

EL CONFLICTO…
El 73% de la riqueza de este país la generan casi 5 millones de medianas, micro y pequeñas empresas y sostienen el 75% por ciento de los empleos formales.

Por cada Carlos Slim hay 100 mil micro y pequeños empresarios que crean más riqueza y emplean a más trabajadores que él.
Ese universo de micro, pequeñas y medianas empresas generan la mayor parte de los recursos que el gobierno recoge vía impuesto.

De ellos sale la mayor parte del presupuesto federal.
De ellos provienen la porción mayor de los 500 mil millones de pesos que la 4T reparte a los 22 millones de mexicanos beneficiados por los programas asistenciales que tanto cuida nuestro Presidente.

Bueno, pues ese cosmos fundamental de nuestra economía no se siente protegido, no se siente atendido en esta crisis por el gobierno.
Más aún: no pocos de ellos se asumen desdeñados, cuando no prescindidos.
Ese conflicto es muy serio.

Esperemos que, en la mañanera de hoy, que será en cadena nacional voluntaria, el Presidente les tenga una respuesta esperanzadora.
Para ese y otros temas…

LOS PENDIENTES…
Se nos acabó el espacio y nos quedan asuntos en el teclado:
-El virus creciente de la violencia en el marco de la pandemia: 2 mil 900 asesinatos en marzo, por apenas 20 decesos ocasionados por el coronavirus.
-El ridículo de la Nahle en la reunión de la OPEP y el acuerdo de AMLO con Trump para que USA nos “ayude” con 250 mil barriles de petróleo crudo al día. ¿Así nomás, de cuates?
-El giro de las encuestas en marzo.
-Y los acontecimientos allá en la patria chica del “preciso”.
Para la próxima…

“Los Estados son demasiado chicos para afrontar los grandes problemas de la
humanidad y demasiado grandes para resolver los problemas de cada individuo”.
Mauricio Merino

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