Mascarriel
“Sin crecimiento no hay desarrollo…” *AMLO en Frontera. Tabasco para los tabasqueños… Mario Ibarra mibarra17@hotmail.com Por supuesto que no fue sorpresa. “Ya se esperaba”, dijo el presidente López Obrador. Y bueno, se trataba de información ya previamente conocida: el PIB nacional decreció en 2019 con respecto al año anterior. “Crecer (en el PIB) puede significar […]
4 de febrero de 2020
  • “Sin crecimiento no hay desarrollo…”
    *AMLO en Frontera. Tabasco para los tabasqueños…

Mario Ibarra
mibarra17@hotmail.com
Por supuesto que no fue sorpresa. “Ya se esperaba”, dijo el presidente López Obrador.
Y bueno, se trataba de información ya previamente conocida: el PIB nacional decreció en 2019 con respecto al año anterior.

“Crecer (en el PIB) puede significar que haya más dinero en unas cuantas manos”, apuntó el mandatario, sosteniendo que hoy el gobierno redistribuye mejor la renta nacional, y que eso garantiza menos desigualdad y mayor bienestar.

“Abajo (en los sectores desfavorecidos) hay más capacidad de compra y no hay crisis de consumo”, remachó.

El asunto debe ponderarse y analizarse, pues en ello, en el crecimiento, va en juego no sólo la suerte de la 4T, sino del país entero…

LA PARADOJA…
Como Jack el destripador, procedamos por partes.
Para empezar, tiene razón AMLO al sostener que altos índices de crecimiento en el PIB no necesariamente significan menor pobreza y desigualdad y mayor bienestar para la sociedad.
En esto tiene razón: la historia de la economía mundial en los últimos 40 años -los que lleva reinando su detestado neoliberalismo-, es prueba irrefutable.
Cierto: nunca en la historia de la humanidad se ha producido tanta riqueza como en este medio siglo.

Pero, oh paradoja, pocas veces ha estado tan mal distribuida y nunca se ha elevado tanto el número de pobres en el mundo.
Y nunca se vió tal concentración de la riqueza en tan pocas manos.
Ese es el gran pecado del neoliberalismo.
Es un fenómeno mundial: de Estados Unidos a Rusia, de México Turquía, de Polonia a Sudáfrica: la riqueza obscenamente acumulada por unos cuantos y la desigualdad y la pobreza azotando a miles de millones de personas…

LOS RICOS…
Para muestra dos botones.
Datos de la OXFAM, organismo no gubernamental que mide la riqueza y su distribución a nivel mundial y que se considera la fuente más autorizada en la materia informan que, en el 2018 ¡el 1% por ciento de la población concentraba el 82% de la riqueza mundial!
En tanto, la mitad de la población, 3.8 billones de personas, tienen que repartirse apenas el 8% de la riqueza en el mundo.

En 2018, los más ricos aumentaron su caudal en 900 mil millones de dólares.
En tanto, los más pobres, vieron disminuir su escaso patrimonio en 11%.
En México, el 10% de la población concentra dos terceras partes de la riqueza nacional.
De ese 66% de la riqueza, 250 mil familias se quedan con el 80 por ciento.
Y los megáricos, alrededor de 50 familias con más de 5 mil millones de dólares cada una, según Forbes, se atragantan con la mayor parte de ese pastelote.

Entre ricos, muy ricos, riquísmos y megáricos -un millón de individuos-, se apropian del 66% de la riqueza nacional, mientras que 50 millones de personas perviven en la línea de pobreza y de ellos, 20 millones de ellos sufren diariamente carencias alimenticias.
Mientras del 2010 al 2017 el PIB nacional creció en promedio 2.0% anual, la riqueza de los privilegiados aumentó 10% anual.

Ahí le va: el GINI es el índice universal para medir la desigualdad en las naciones.
El cero equivale a la igualdad total: todos ganan lo mismo.
El 1 significa la desigualdad absoluta: uno ingresa todo y los demás nada.
El GINI de México es de 0.79: una desigualdad enorme.
No lejos de la desigualdad total y terriblemente distantes del mejor promedio: 0.33%…

LOS POBRES…
Por tanto, lo que dice López Obrador es irrebatible, en el caso de México y de otros países: el crecimiento del PIB no es signo y menos garantía de desarrollo social y de bienestar.
Claro, hay países muy exitosos que traducen su crecimiento económico en desarrollo y bienestar para sus sociedades, pero no son la mayoría.

Uno de los dos principales factores de la victoria electoral de AMLO fue esta realidad.
Más de 50 millones de pobres, 20 millones de ellos en pobreza extrema, clases medias asediadas por la reducción de sus ingresos -y encabronadas por ello, naturalmente, con ese sistema favorecedor de la concentración de la riqueza

Fue su discurso durante 20 años, envuelto en la denuncia de la corrupción y la ineptitud gubernamental.
¡Cómo carambas no iba a ganar en el 2018…!
Pero…

EL GASTO…
Sin crecimiento económico resultan imposibles el desarrollo primero y el bienestar luego.
Parece verosímil que, a pesar del decrecimiento de 0.1 del PIB, en el 2019, se haya generado desarrollo con las políticas públicas de la 4T.
AMLO pondera: “abajo hay más capacidad de compra y no hay crisis de consumo”, lo cual es cierto.

Sin duda el alza salarial generalizada, los beneficios económicos directos a más de 20 millones de personas y las remesas de nuestros paisanos en gringolándia -las más elevadas de la historia, explican el fenómeno.
Pero el gasto presupuestal del 2019 provino de los estados financieros que dejó el gobierno de Peña Nieto.

Entre ellos un Fondo para contingencias económicas por causas externas por 300 mil millones de pesos, del cual, por cierto, este gobierno tuvo ya que echar mano del casi 45%.
En suma, se puede tratar de entender por qué el Presidente se mostró tan tranquilo ante el decaimiento del PIB: pudo cumplir sus programas de gasto asistencial y de desarrollo sin sobresaltos mayores…porque había fondos suficientes.
“O sea, está bien: no es para entrar en pánico…
“Decrecimos 0.1% el año pasado… ¿qué tal si crecemos a un, digamos, 2.0% por ciento este año…?
“No habrá pasado mayor cosa,” plantean los panegiristas presidenciales.
Sin embargo…

EL CRECIMIENTO…
Pongámoslo en palabras del primer subsecretario de Hacienda de AMLO, Gerardo Esquivel, propuesto luego por el mismo Presidente como gobernador de BANXICO.
Dice Esquivel: “puede haber crecimiento sin desarrollo, pero no desarrollo sin crecimiento”.
Ese es un dogma insalvable.
La historia ha comprobado que el mejor sistema para producir riqueza es la economía de mercado.

Las últimas 4 décadas son elocuentes al respecto: nunca antes se había creado tanta riqueza, aunque, ya vimos, miserablemente distribuida.
La riqueza la genera la inversión.
La caída a menos cero de PIB nacional el año pasado tiene una sola explicación: la inversión productiva cayó ostensiblemente…

EL TIEMPO…
El problema para la 4T no es únicamente el crecimiento.
Insistimos sobre ello, como lo hemos hecho a lo largo del año pasado: sin una reforma hacendaria y fiscal tan rigurosa como sea necesaria, las posibilidades del proyecto de la 4T se ven extremadamente limitadas.

El 13% del PIB que recauda el Estado mexicano es indiscutiblemente insuficiente para dotar al gobierno de los recursos necesarios para impulsar la producción y el crecimiento.
Y sin crecimiento no hay desarrollo y bienestar posibles.
Pero sin inversión no hay crecimiento

Una recaudación mínima del 20% del PIB mediante la reforma fiscal necesaria para ello, son condiciones insalvables para que el proyecto de la 4T tenga posibilidades reales de éxito…al mediano y largo plazo.
Inversión-crecimiento-recaudación del 20% del PIB-desarrollo-bienestar-seguridad-paz.

Esa es la cadena virtuosa que haría posible el México soñado por AMLO…en 20 años.
La inversión es el primer eslabón.
Y la inversión llega sólo si hay seguridad jurídica, reglas claras y confianza en el modelo de Estado.
Pero si empezamos hoy, ello mismo es ya beneficio.
El Presidente reitera que no habrá reforma fiscal antes del 2022…si la hay.
Y el tiempo acosa.
El jueves pasado, López Obrador cumplió el 20% de su periodo; en abril 15 completa el 25%, la cuarta parte; el próximo 10 de noviembre estará ajustando el primer tercio de su mandato.
“No me preguntes cómo pasa el tiempo”, diría el gran José Emilio…

AIRES DEL TRÓPICO…
El presidente anduvo por su tierra este fin de semana.
Fue a darle otro empujón a una de sus apuestas decisivas: “el rescate de PEMEX”, como se le llama a ese plan.

Porque el viejo sueño tabasqueño, el puerto de altura de Frontera, es parte de esa apuesta.
Por el esquema elegido por este gobierno, la suerte del país es la de PEMEX, y se juega este año.

Veamos qué nos informa López Obrador en su mañanera de hoy lunes.
Inversionistas que están puestos para invertirle a Frontera, esperaban que el viernes pasado, en Frontera precisamente, el Presidente anunciara el gran proyecto del puerto.
No se dio, por razones determinantes, cabe pensar.

MASCARRIEL consultó con empresarios metidos en el programa: ¿Por qué no se detonó el plan? Respuesta: “el presidente tiene sus tiempos, los tiempos de la política; pero el arranque de las dragas, para quien sabe entender, es el mensaje: el puerto de altura va…
“Y será un puerto petrolero pero también comercial” agregó la misma fuente.
Esperemos…

LECCIONES YUCATECAS…
Lo que sí, es que la economía tabasqueña tocó fondo en diciembre, con una caída de 4.0% del PIB estatal.
La tasa de desempleo sigue siendo la más alta del país.
Tocar fondo quiere decir que ya no es posible caer más hondo.
De ahí viene el rebote; es probable que la economía de Tabasco tenga un repunte entre 1.5 y 2% este año.
Luego de 9 años de contracción económica, sería algo cercano a la hazaña.

Se trata de una apuesta, digamos personal, del presidente y del gobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández.

En ese orden de ideas, el mandatario estatal, conminó a los representantes, de CONAGUA, INFONATIV y SCT en el estado, Felipe Irineo, Ángel Vasconcelos y Gilberto Cano respectivamente, a que esas dependencias liciten en Tabasco las obras programadas para ese estado, a fin de que sean los constructores locales quienes se queden con esos contratos.
Sin costo alguno, le pasamos don Adán Augusto y a los empresarios tabasqueños, la Lección Yucateca.

Sucedió en un sexenio, no lejano, de este siglo, en que de pronto las empresas españolas se convirtieron en las favoritas del gobierno.
En el sector de infraestructura, de todas las grandes licitaciones internacionales que realizaba el gobierno federal, los españoles las ganaban todas.

Sucedió lo mismo en Yucatán, con una obra carretera de varios miles de millones de pesos.
A pesar de que las empresas yucatecas presentaron las mejores propuestas técnicas y económicas, el contrato le fue adjudicado, a güevo y contra toda razón, a una empresa española.

Bueno, llegaron los gachupas con su contrato a Mérida, compraron inmuebles, montaron sus oficinas y se dispusieron a contratar a proveedores de materiales y a subcontratistas.
He aquí que no hubo, entre los materialistas del estado, quien les pudiera vender piedra, grava, arena, cemento; no hubo quien les rentara maquinaria o volqueteros que aceptaran hacer los acarreos.

Conseguir los materiales en otros estados y multiplicar el kilometraje de los acarreos del banco al tiro, elevaba el costo de la obra en más de 100%.
Fueron y se quejaron en México.

El subsecretario encargado de adjudicar los contratos de la SCT se apersonó en Mérida y citó a los miembros de la CMIC yucateca.
Primero quiso regañarlos. “Aquí no vengas a pendejearnos”, le dijeron.
Les propuso entonces obras. “Licítalas aquí”, le respondieron.
Les pidió su ayuda para la empresa española. “No lindo hermoso”, le contestaron.
¿Resultado?

Los españoles tuvieron que declinar el contrato con SCT; la obra se volvió a licitar, constructores yucatecos ganaron la licitación, realizaron la obra en tiempo récord…y asunto que terminó con todos contentos.
Yucatán para los Yucatecos.
¿Por qué carajos no Tabasco para los tabasqueños…?

“Caesarem vehis caesarisque fortunam”.
Julio Cesar.

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