Mascarriel
Mario Ibarra *El muro de la 4T *Tabasco: las malas y las buenas… “Con la iglesia hemos topado, Sancho”. Dilema idéntico enfrenta la 4T. Tiene un muro enfrente, y parece insalvable. Por supuesto, tal obstáculo gigantesco tiene nombre: dinero. La economía, pues. Para el lector puede resultar un tema árido, pero hay que entrarle. Al […]
27 de enero de 2020

Mario Ibarra

*El muro de la 4T
*Tabasco: las malas y las buenas…

“Con la iglesia hemos topado, Sancho”.
Dilema idéntico enfrenta la 4T.
Tiene un muro enfrente, y parece insalvable.
Por supuesto, tal obstáculo gigantesco tiene nombre: dinero. La economía, pues.

Para el lector puede resultar un tema árido, pero hay que entrarle.
Al crecimiento cero de la economía en el 2019, se le suma el muy reducido optimismo -o pesimismo de plano- con el que expertos nacionales y extranjeros prevén la economía mexicana en este 2020.

Hay consenso al respecto: desde el FMI y el Banco Mundial a los organismos nacionales expertos en proyección económica, las expectativas de crecimiento para el país no van más allá del 1%…si bien nos va.
Por donde se vea, “Houston, we have a problem”: la lana no nos alcanza.

Y la búsqueda de solución a todos los grandes problemas nacionales, lo mismo que el cumplimiento de los proyectos y compromisos de la 4T resulta imposible, -im-po-si-ble-, si el gobierno de López Obrador no resuelve ese problema: money, money money…

EL ERARIO…
El apuro no es de ahora, es añejo.
No es que tengamos pueblo pobre y gobierno rico.

Que a lo largo del priato y el panato – ¡100 años! -, los funcionarios y políticos se dieran vida de jeques árabes a costa del erario, es decir, del dinero de todos los mexicanos, y que terminaran groseramente forrados de lana, no quiere decir que las arcas nacionales rebozaran de oro. Para nada.
Desde hace décadas el Estado mexicano es menesteroso.

Mire: en pleno auge del desarrollo estabilizador, en los sexenios de López Mateos y de Díaz Ordaz, cuando nuestro PIB creía al 7% anual, había ya una corriente de opinión en el gobierno que pugnaba por una reforma fiscal que dotara al Estado de más recursos.
Incluso, Díaz Ordaz encargó a dos premios Nobel de economía de aquellos años, un proyecto para esa reforma, pero Antonio Ortiz Mena, secretario de Hacienda con López Mateos y Díaz Ordaz, se opuso.
Pero ya no alcanzaba el dinero.

Así, Luis Echeverría y López Portillo, se dedicaron a endeudarse (¡endeudarnos!) como locos.
Díaz Ordaz deja una deuda externa de 4 mil millones de dólares.
Echeverría la dispara a 45mil mdd y López Portillo la deja en 100mil mdd.

Con el país en quiebra, sin un quinto en el Banco de México y declarándonos en moratoria -que no es otra cosa que el debo no niego pago no tengo-, iniciando el sexenio de Miguel de la Madrid…

EL ORO NEGRO…
Pero bueno, teníamos petróleo.
La renta petrolera permitió que de Miguel de la Madrid a Peña Nieto, el Estado mexicano se las arreglara más o menos, recaudando apenas alrededor del 10% del PIB nacional. Ridículo. E irresponsable. Y trágico.

En 50 años nos quemamos, literalmente, nuestros mares de oro negro.
Casi nos acabamos el petróleo, el gobierno malmató a Pemex y aquí estamos: con un proyecto de gobierno que nos propone -hay que creer que sinceramente-, un país con el que sueñan tantos: sin pobreza, sin desigualdad insultante, sin riqueza brutal, sin corrupción, sin impunidad; un país de justicia, de Estado de derecho, de educación de primer mundo, de salud nórdica; un país con seguridad social y jurídica y pública, de paz y de esperanza.

Pero sin dinero eso es imposible.
El 14% del PIB que recauda Hacienda no alcanza ni para una pizca de lo que nos promete la 4T.
Este gobierno y los que vengan necesitarían cuando menos recaudar lo doble, el 28% del PIB para, en 20 años, transformar este país.
Entonces, como diría Lenin: “¿Qué hacer…?”

LA REFORMA…
El presidente López Obrador lo tiene claro: “Si no hay crecimiento no hay empleo; si no hay empleo no hay bienestar; si no hay bienestar no hay paz”, dijo varias veces en campaña, cuando creía que podíamos crecer a un ritmo del 4% anual en sus primeros años para cerrar el sexenio creciendo hasta en un 6%.
¿Entonces?

Para empezar, ha puesto en el SAT a la persona de todas sus confianzas, y que siempre le ha cumplido en sus encargos: Raquel Buenrostro.
Esta ha dicho que no es necesaria una reforma fiscal para proveer al Estado de los recursos suficientes, que nomás hay que cobrar los impuestos como es debido.

O sea: que paguemos todos; que paguen más los que más ganan, y que se abata al máximo la evasión fiscal…

EL CASCABEL…
Puede por ahí encontrarse una salida, aunque sea provisional.
Mire: actualmente, hay 1.6 billones de pesos en litigio que hacienda quiere cobrar y que los contribuyentes remisos no quieren pagar. Mientras tanto, el asunto está en tribunales.

Por otro lado, fíjese bien para que le dé coraje: en teoría -es decir: por ley, los contribuyentes mayores (del tipo de Wallmart, FEMSA (Cocacola), Grupo Modelo, América Mobil, (Slim) y ADO, por ejemplo), deberían pagar 30% de sus utilidades en impuestos.

Terminan pagando, en promedio, el pinchísimo, indignante 2.2%.

No que las empresas mencionadas sean evasoras -aunque es muy posible-; las aludo como ejemplo concreto de los que se llaman “causantes mayores”.

Pero ¿no son fregaderas? ¿No dan ganas de colgarlos de allá donde le platiqué?
¿Y cómo le hacen?

Pues utilizando los subterfugios legaloides que los vacíos de la ley fiscal permiten.
Estirando las ventajas de las reglas de exención hasta lo infinito.

Con ingeniería contable punto menos que diabólica.
Y cuando no tienen otra, contratando a despachos de abogados fiscales super especializados, la mayoría de ellos propiedad de y conformados por ex funcionarios de Hacienda… Que fácil se ponían la del Puebla con sus sustitutos en el SAT.

Si doña Raquel, que es incorruptible, que es implacable, eficiente y que trabaja 48 horas al día, logra ponerle el cascabel al gato, la 4T recibirá un tanque de oxígeno del tamaño del mundo…
(Y ya tendrá MORENA candidata imbatible para el 2024. Pero esa es harina de otro costal).

EL HUMO BLANCO…
En el mismo tema, AMLO se dispone este viernes a realizar la parte que le toca en la tarea.

“Si no hay crecimiento no hay empleo…ni bienestar, ni tranquilidad ni paz, ha sostenido”.

Ok. Correcto. Pero para que haya crecimiento sólo hay de una sopa: inversión.

Inversión pública y privada, necesariamente.

¿Y cómo puede invertir un gobierno pobre que recauda apenas el 14% del PIB?

Bueno, pues busquemos al capital privado.

Los dueños de la lana no invirtieron el año pasado.

La inversión anualizada se redujo en un 8%. Muchísimo.
En noviembre, el Presidente se reunió con los megáricos encabezados por Carlos Sandoval (CCE) y Antonio del Valle (CMN).

Con la presencia del mero-mero: Carlos Slim.
De ahí salió que la IP podría invertir hasta 860 mil mdp en 147 proyectos de infraestructura. (Habrá que verlo).

Este viernes en Palacio, el Presidente y los empresarios ponderarán la inversión de 1 billón de pesos en proyectos energéticos.

¿Saldrá humo blanco que flotaría como incienso bienhechor sobre el zócalo, la catedral y el país entero…?

EL ATORÓN…
No está fácil.
Al interior del gabinete hay dos corrientes encontradas: la de Alfonso Romo, Arturo Herrera y Javier Jiménez Espriu contra la de Rocío Nahle, Manuel Bartlett y Octavio Romero.

Los primeros proponen apertura sin cortapisas al capital privado en PEMEX y en la generación de energía eléctrica.

Los otros tiran para el lado opuesto: restricciones a la IP y el casi monopolio estatal en el sector.

A ver de cual cuero salen mejores correas.
Pero además hay otra cuestión: los organismos cúpula del sector privado tienen la representatividad de sus miembros, pero muy poca influencia sobre ellos.
La decisión de invertir es individual a nivel empresa y a nivel empresario.

El capital no tiene religión ni ideología ni moral y ni le va al América o a Chivas.
Exige reglas claras y certidumbre.

Hasta ahora ahí ha estado el atorón…

EL HECHICERO…
Los analistas críticos de la 4T se devanan los sesos queriendo entender cómo, después de un año tan problemático, el Presidente mantiene una aprobación cercana al 70 por ciento.

El culiacanazo, el récord en asesinatos dolosos, el cero crecimiento, las masacres en tantas partes, el desempleo, el Insabi, la Guardia Nacional, las crisis de migrantes, la trampa para poner a Rosario Piedra en la CNDH, el aeropuerto de Texcoco et al, al Presidente le han hecho lo que el viento a Juárez, en lo que a sus niveles de aprobación se refiere.

Algunos observadores mordaces sostienen que lo que pasa es que el talento de comunicador de AMLO, su capacidad de “vender esperanzas”, su carisma, su habla coloquial, sus mañaneras, mantienen hechizada a una mayoría de mexicanos.

Encuestas de Alejandro Moreno, el encuestador de El Financiero, aportan luz sobre el fenómeno…

……….
Ese 70% de apoyo a Obrador en las encuestas no está conformado por ilusos, aunque si tal vez por ilusionados.

Fíjese: en abril del año pasado, cuando AMLO y su gabinete confiaban en ofrecer buenos resultados en crecimiento, seguridad y violencia criminal en diciembre, sus votantes y sus nuevos adherentes juzgaban difícil o muy difícil que ello fuera posible.

En crecimiento, 88% por ciento de esos convencidos no esperaban tales resultados en ese lapso.

91 por ciento tampoco los esperaban en reducción de la violencia y 92 tampoco en seguridad.

O sea: le dan al Presidente y a la 4T de dos a tres años para ir cumpliendo los compromisos.

Ese 70% vive aún ilusionado.

Ilusión es sinónimo de quimera, utopía, ficción.
Pero también lo es de aspiración, de anhelo, de esperanza.

Ese es el enorme capital político de AMLO: 7 de cada 10 mexicanos viven hoy aun esperanzados en la 4T.

La savia de la ilusión es la paciencia.

La pista de la paciencia es el tiempo.
El tiempo pasa, la paciencia mengua y la ilusión se marchita.

La carrera de la 4T es contra el tiempo.
Y su combustible es el dinero. La economía, pues…
Pero “el alma tiene ilusiones como el pájaro alas”, diría Víctor Hugo…

AIRES DE TRÓPICO…
Noticias para la tierra natal del preciso.
Una mala y una buena.

La mala: Según el reporte anual de Observatorio Nacional Ciudadano, la zona metropolitana de Villahermosa – Nacajuca (878 mil habitantes), se ubica entre las cinco más inseguras del país, medallero para nada honroso que comparte con Cancún, Tijuana, Mexicali y Pachuca.
Los principales delitos de alto impacto en VHSA-Nacajuca son: robo con violencia, robo a transeúnte, a negocio y extorsión.

La buena: el homicidio doloso y/o culposo y el secuestro son más bajos que en las otras zonas metropolitanas.
La mejor: en relación con 2018, en 2019 la incidencia en esos delitos no creció, y en los últimos meses se advierte un descenso esperanzador.

La nota: del 2012 al 2018 la inseguridad y la incidencia de delitos creció en Tabasco de manera exponencial.
Reto grande para el gobernador Adán Augusto y su gente en esa encomienda: Enrique Priego, Jaime Lastra y Hernán Bermúdez. La cuesta está empinada…

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