Mascarriel
Mario Ibarra * AMLO: Estado y Régimen…(I) * Adán Augusto: pascuas adelantadas… ¿Experimentamos un cambio de régimen? Sintomáticamente, es la pregunta que se hacen, luego del 1 de septiembre, algunos de los más agudos, inteligentes e intelectualmente sólidos analistas de la comentocracia nacional. ¿Lugar a dudas? 1 de julio del 2018 por la noche, 1 […]
9 de septiembre de 2019

Mario Ibarra

* AMLO: Estado y Régimen…(I)

* Adán Augusto: pascuas adelantadas…

¿Experimentamos un cambio de régimen?
Sintomáticamente, es la pregunta que se hacen, luego del 1 de septiembre, algunos de los más agudos, inteligentes e intelectualmente sólidos analistas de la comentocracia nacional.

¿Lugar a dudas?
1 de julio del 2018 por la noche, 1 de diciembre del mismo año; 1 de julio del 2019; 1 de septiembre último: fechas cargadas de simbolismo, en las que AMLO ha dicho y repetido: “se trata de un cambio de régimen”.

Lo dijo en campaña.
Lo reitera en cada mañanera..
Está claro en su libro “La salida”, de 2017, que además de un diagnóstico certero de los males del país, es “palabra por palabra, política por política” (Carlos Puig), el diseño del gobierno de la 4T, su carta de navegación y la brújula de su Oriente…

Reglas, ideas…
¿Cómo, por qué, de dónde la duda entonces?
Dice Macario Schettino (El Financiero 2-9-019):

“Puesto que todos los sistemas (políticos) consisten en un conjunto de ideas y reglas aceptadas por el grupo (o clase política) que compite por el poder, el advenimiento de un líder que desprecia esas reglas e ideas pone en riesgo la supervivencia del sistema mismo. Esto significa que si un personaje de este tipo llega al poder, se abren dos caminos: la destrucción del sistema que le permitió el acceso, o la destrucción del líder y la recuperación del sistema…”

Bueno, pues en esas andamos: viendo si el presidente López Obrador logra imponer su manifiesto afán de enterrar para siempre al neoliberalismo (sistema para él, diríase demoniaco) e instaurar un nuevo régimen, al que ya todos conocemos como el de la 4T…

Decreto y realidad…
Ha cosa de dos meses, el presidente López decretó, verbalmente, la muerte del neoliberalismo; pero una cosa es dictaminarla en el estrado y otra es que en la realidad suceda.

Y esto lo sabe AMLO mejor que nadie: en más de una ocasión ha dicho que su prisa por desmontar las instituciones del Estado creadas en los últimos 36 años, obedece a la necesidad de “avanzar lo más posible en la 4T para que, <<si vuelven los conservadores>>, los cambios sean irreversibles”; palabras más palabras menos, esto lo ha reiterado Obrador en varias oportunidades…

Transformación y promesa…
Que, como dice Schettino, AMLO desprecia las reglas y las ideas (las instituciones) de lo que él llama “democracia neoliberal”, no hay duda.

“Al diablo con sus instituciones” dijo en el 2005, cuando (estúpidamente) Fox quiso desaforarlo.

“La frase tuvo entonces el carácter de una denuncia flamígera, de una protesta justa. Tiene hoy la forma de un proyecto de gobierno. Su espíritu preside el esfuerzo fundamental del nuevo gobierno, nada menos que substituir el orden institucional vigente por otro de su propia inspiración”. (Héctor Aguilar Camín 2-9-19).

En esas andamos: “muchas instituciones se están yendo al diablo, sin que aparezca todavía la transformación prometida”, agrega HAC….

Destruir y construir …
Y no puede ser de otra manera. Perogrullo la firmaría: para construir un nuevo orden, hay que destruir el anterior.

—Y una de las muchas maneras de hacerlo es pregonar, en una fecha como el 1 de septiembre, que el cambio de régimen ya es un hecho, lo cual dista mucho de ser verdad.

Destruir para construir.

Ahí está el problema: ¿arrasas por parejo, no dejas piedra sobre piedra del antiguo régimen, barres con todas y cada una de sus instituciones?

¿Nada hay de rescatable, de valioso, de imprescindible en lo hecho (no por el sistema), por el conjunto de los mexicanos en los recientes 40 años?

Cortés fundó la ciudad de México sobre los cimientos de Tenochtitlan, y la edificó con sus escombros.

Guerrero e Iturbide: continuación y país libre: nuevo régimen.

La revolución se hizo sobre los trenes construidos por don Porfirio.

El neoliberalismo fue la declinación del exitosísimo sistema PRI-Gobierno del “milagro mexicano” (1935-1975), caro al presidente.

¿Sobre qué cimientos propone edificarse la 4T…?

República y democracia…
Y no sabemos aún de qué tipo de régimen hablamos: ¿Republica democrática federal con régimen presidencialista, como hasta hoy? (¿Habría cambio?).

¿Viraremos a una República democrática parlamentaria?
¿Hacia una monarquía democrática como España?
¿A una socialdemocracia siglo XXI a la mexicana?
¿A una dictadura totalitaria como Cuba o Venezuela o Corea del norte?
Si hablamos de regímenes políticos no hay mucho de donde elegir: República democrática …O todo lo contrario.

Estado y régimen …
Cierto: el presidente López Obrador ha dibujado -y dibuja a diario, lo que sería la tierra prometida de la 4T: un país seguro y sin violencia, con justicia, equidad y Estado de Derecho; con un sistema de salud equiparable al de los países nórdicos y con un sistema educativo de igual calidad; universidad pública de acceso garantizado para todos; con autosuficiencia energética y alimentaria y becas en efectivo para niños, jóvenes y viejos; un país sin odios, sin 30 mil asesinatos al año, sin 10 feminicidios al día, sin sindicatos charros, sin desempleo, sin economía informal, sin corrupción, sin impunidad, con justicia clara y expedita: un país sin hambre, sin desigualdades monstruosas como hoy; un país de equidad, legalidad, justicia, fraternidad, alegría, paz y felicidad.

O sea: totalmente lo contrario de lo que hoy-hoy-hoy es nuestro México.

(¿Quimera, utopía, fantasía? Ese es otro tema. Parte de la condición humana es la búsqueda de Utopía. Y AMLO pone todos los días a una multitud mayoritaria a soñar con él ese sueño).

Pero respecto a las formas políticas y jurídicas, el presidente López no nos ha dicho aún que tipo de régimen y de Estado tiene en mente para el país que resultare de la 4T….

La fe y el enigma …
Por lo pronto, atengámonos los hechos:
AMLO propuso el cambio de régimen; 53% de los votantes le compraron la oferta.
Hoy-hoy-hoy 70% apoyan ese proyecto.

Y lo fundamental: creen que Andrés Manuel lo puede hacer posible.

Las fichas, los datos, los números, las panorámicas, los informes de la realidad tangible y cotidiana “de los expertos”, los tienen sin cuidado.

Su fe en el presidente es hasta hoy-hoy-hoy firme, inercial, inequívoca y doctrinal.

Fijémonos bien:

En el promedio de encuestas de Oraculos.mx, 50% por ciento de los encuestados opina que en economía, combate al crimen y la corrupción, abatimiento de la pobreza y empleo, el gobierno va bien…Pero el otro 50% opina que estamos igual o peor que hace un año.

60% de los hogares creen que tendrán menos recursos para la adquisición de enseres, muebles y aparatos eléctricos.

74% declara que se sienten inseguros en sus comunidades.

Pues bien, ello no obstante, del 100% de estos dos rublos negativos ¡el 67% aprueba y apoya al presidente..!

Carisma y liderazgo …
Para los propios encuestadores el asunto resulta sorprendente y hasta diríase enigmático.
Pero no lo es tanto.

Todo lo explica el carisma de AMLO, su liderazgo, la identificación de cada individuo de ese 70% con su persona, con sus ideas, con sus promesas, con sus anhelos, con sus quimeras. Con su manera de hablar, con su modo de ser, de mezclarse con la gente, de ser uno más entre la muchedumbre.

Todos en ese 70% están convencidos de que Andrés Manuel se preocupa personalmente por cada uno de ellos y de sus familias…

Por supuesto, en cada mañanera, en cada mitin de fin de semana, el presidente se encarga de reforzar esta convicción en sus seguidores. Un círculo virtuoso, blindado y cromado.

I-den-ti-fi-ca-sión. Esa es la clave: AMLO es como yo: AMLO soy yo.

“El más grande comunicador del siglo pasado y del presente”, dice de Andrés Manuel María Amparo Cassar, que no es fan del presidente, para nada.

Estatuas vivientes…
Pero bueno: ¿Hay o no cambio de régimen?
La respuesta es: la 4T es un proyecto de cambio de régimen en marcha.

A pesar de todos los cambios, de nuevas reglas, de nuevas formas y contenidos y de su intenso pregón cotidiano, es un proyecto que apenas arranca.

Bien a bien, hemos de esperar hasta el 1 de diciembre del 2024 para saber con certeza si se dio o no el cambio de régimen.

Por supuesto, en el inter lo iremos calibrando.

Pero fijémonos: al contrario del recato, la cautela y la serenidad de AMLO frente al COLOSAL desafío que significa su 4T, sus altos funcionarios, en actitud vanidosa y petulante se pavonean como si ya fueran héroes en el panteón de la historia, dando por hecho lo que no ha sucedido; arrogantes y pomposos, con aire de perdonavidas, sintiéndose monumentos vivientes, con ademanes de pedantería y giros de fatuidad frente a su espejo, se perciben en el reflejo tal semidioses, Dueños de la Historia…¡que aun no acontece!!! (Continuamos con el tema)…

Aires del trópico…
Por la mera tierra del “preciso”, Santa Clos y los Santos Reyes adelantaron vísperas.
Sucedió que el TEPJF le dio palo a la resolución del Congreso tabasqueño de reducir a la mitad las participaciones económicas de los partidos políticos, algo que ni los más optimistas dirigentes de la oposición en Tabasco, esperaban.

Claro, fue tan apabullante el año pasado la votación a favor de MORENA, y sobre todo de su candidato a gobernador, Adán Augusto, que los morenos se llevarán la parte del león.

Pero como quiera, de lo perdido lo que aparezca, celebran los muy, muy disminuidos PRI, PAN, MC y demás partidos opositores de Tabasco.

El problema es para Salím Mena en Finanzas, dicen, pues esos recursos los tenía destinados a mejores causas dentro del presupuesto 2020. Por cierto, nuestros corresponsales reportan que, ante la sentencia de 58 años de cárcel que la justicia hondureña aplicó a la esposa del ex presidente de ese país, los tabasqueños manifestaron en clamor: ¡cuándo veremos algo parecido en Tabasco!

Sostienen que el gobierno de Arturo Núñez fue un matriarcado (martharquiado, le dicen, por el nombre de la señora: Martha), y hacen a la susodicha tan responsable como su marido del desfalco multimillonario de los recursos públicos, al grado de que los casi 5 mil millones de pesos documentados del presunto peculado, serían apenas una fracción de los desvíos en esos seis aciagos años.

“A la hondureña le dieron cadena perpetua (prácticamente) por la centésima parte de los que se llevó el matrimonio Núñez-López, y, sin embargo, para nosotros no ¿habrá justicia?”, se quejan los paisanos del presidente.

Bueno, MASCARRIEL estaría en condiciones de adelantarles que al respecto habrá noticias que se generarán aquí en CDMX, las cuales, seguramente aplaudirán…

“Si la justicia tarda, hay que cargarle intereses”.
Leonardo Sciascia .

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