Mario Ibarra
Rumbo Nuevo
*Mayorías: legalidad y legitimidad…
*El último dinosaurio…
¿Será legal la mayoría calificada que -sin duda alguna-, en la composición de la próxima legislatura federal, le otorgarán a la coalición lidereada por el MoReNa tanto el INE como el Tribunal Electoral?
Indiscutiblemente sí: será legal.
¿Será legítima -es decir: moral y éticamente sustentada…?
Ese es ya otro asunto.
“En política la moral es un árbol que da moras”, pontificó para siempre Gonzalo N. Santos, el famoso ‘alazán tostado´.
Y quien espere que en la lucha por el poder impere la ética, pues anda bastante despistado -le recomendamos la lectura del El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo.
El hecho es que con el 54% de los votos para las diputaciones federales, la coalición integrada por MoReNa, PVEM y PT, ocupará el 74% de los asientos en la Cámara de Diputados.
En sentido opuesto, la oposición, conformada por PAN, MC, PRI y PRD, con el 46% de los votos, alcanzará tan sólo el 26% restante en la próxima legislatura.
Se trata de una chicanada, de un truco inventado por el PRI y el PAN y que implementaron a su favor en el 2012 y en el 2015.
Ahora lo hace el MoReNa utilizando al PVEM y al PT.
El truco, ya aritméticamente aplicado, arroja que el PAN tendrá un diputado por cada 143 mil votos recibidos.
El ‘precio’ para el PRI será de 200 mil votos por diputado.
MC apoquinará 282 mil votos por diputado.
Pero, en cambio, al Partido Verde, cada diputado le ‘costará’ sólo 66 mil votos.
Y el PT tendrá 59 diputados a un ‘precio’ de 65 mil votos por cada uno.
O sea: “un voto ciudadano por el PT valdría 2 veces más que un voto por el PAN, 3 veces más que un voto por el PRI y ¡4 veces más que uno por MC…”
(Datos: Ciro Murayama. El Financiero).
Así, a bote pronto, se antoja que estaríamos ante un agandalle mayúsculo por parte del MoReNa y sus aliados.
En efecto, es un agandalle, pero un agandalle LEGAL…
A RAJATABLA…
Tiene razón la titular el Presidente cuando les espeta a las oposiciones y a la comentocracia que defiende sus argumentos, que esas reglas para la distribución de las diputaciones federales plurinominales las elaboraron ellos -PAN y PRI sobre todo- y que las explotaron a su favor en las elecciones del del 2012 y del 2015.
En efecto: cuando esas reglas se aplicaron para favorecer a priístas y panistas (y a los verdes, que jugaban con ellos por entonces), las justificaron y las defendieron a rajatabla, ante los airados y justos reclamos del PRD -antes de que AMLO fundara MoReNa, y de este partido en el 2015…
LEGITIMIDAD…
Ahora bien: en el ámbito de la política, “la Legitimidad se refiere a la credencial ética para mandar y ser obedecido”. (Enciclopedia de la Política de R. Borja. FCE 2003).
El inminente gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum ostentará la indiscutible legitimidad que le otorgó su amplio triunfo en las urnas el pasado 2 de junio.
Pero un gobierno puede perder la legitimidad obtenida en las urnas “por el autoritarismo, por el abuso del poder, por el egoísmo de los grupos dirigentes que creen que el poder se les otorgó para su uso particular y arbitrario; la legitimidad se pierde por la corrupción de los mandos políticos, la ineptitud, la negligencia o la imprudencia en el desempeño del mando”, (Ibid.)
O sea: la legitimidad de un gobierno no es perenne y, mucho menos, invulnerable y estática, sino que este debe permanentemente honrarla y cultivarla en su ejercicio del mando y de la conducción de la sociedad, en su apego a la ley y, en democracia, en su plegamiento contundente al Estado de Derecho, en su defensa de los derechos de las minorías y su respeto y ponderación de los Derechos Humanos.
O sea: la legitimidad que tenga un gobierno nos es, de ningún modo, un marbete de corso pétreo e inalterable…
ILEGITIMIDAD…
Por otro lado, no siempre lo legal es legítimo.
Se puede muchas veces actuar legalmente con solo atenerse a la aplicación literal de la regla pero violentando, al mismo tiempo, el espíritu de las leyes.
Es exactamente lo que ocurre y ha ocurrido con la observancia de la cláusula legal que reglamenta la distribución de las diputaciones plurinominales: los partidos (antes PAN, PRI Y PVEM, ahora MoReNa, Verde y PT) maniobraron con mezquindad, alevosía y ventaja para, aprovechando vacíos específicos en la norma electoral, beneficiarse en la repartición de las pluris.
El que a hierro mata a hierro muere: lo que antes le hicieron PAN y PRI al PRD y al MoReNa, ahora los morenos se lo hacen a ellos… Pero doblada, como diría el inefable Taibo II.
Que la mayoría aplastante que obtendrán el MoReNa y sus sanguijuelas Verde y PT será legal, indiscutiblemente.
Pero de que puede ser (y será) tildada como ilegítima, no hay duda.
La política es pragmatismo puro: lo que está haciendo MoReNa lo haría cualquier partido político en cualquier parte del mundo, pero…
JUECES…
Porque, sí, no siempre lo legal es lo legítimo.
“Lo legal es lo que concuerda con la ley…
“Lo correcto es lo que está de acuerdo con la regla…
Pero la letra de la ley ha sido muchas veces cuestionada (desde Sócrates hasta nuestros días) cuando su aplicación favorece a intereses mezquinos y a fines inmorales y no éticos.
La legitimidad de la Ley está más allá de la letra: reside en los principios éticos y morales que inspiraron esa ley (por eso los jueces antes de aplicarla, deben INTERPRETARLA).
En política, como ya apuntamos, “la legitimidad se refiere a la credencial ética para mandar y ser obedecido”.
Si el poder legítimo obliga MORALMENTE a la obediencia, el ilegítimo no.
Y un poder político (la mayoría legislativa en este caso) manchado en su origen por cálculos malévolos y ánimo avaricioso, así resulte legalmente correcto, siempre podrá ser (y será) cuestionado en su legitimidad…
ADIOS AL PRI…
Pero ya lo dijo el alazán tostado: en política la moral es un árbol que da moras.
Y desde que el hombre inventó esa fuerza demoniaca, el Poder, la ética nunca ha sido invitada a su mesa.
Veamos, por caso, en lo que vino a parar el PRI.
Se ha desperdiciado demasiada tinta, demasiado tiempo y espacio en medios electrónicos haciendo escándalo por lo que el tristemente famoso “Alito” ha decidido hacer con el PRI.
Lo que está sucediendo con el partido que gobernó al país por 60 años consecutivos era algo completamente previsible.
Nada más natural, diríase, que en la hora de su agonía, su fiambre sea utilizado grotescamente por un malhechor irredento como el tal Alito.
Para el especialista en Psicomorfología criminal, el rostro de Alito (“un rostro tallado a hachazos”, ha dicho el gran G.G.) resultaría un banquete: la cara abrupta y angulosa, la frente alta y ciega, la mandíbula severa y angular, la mirada vacía, el semblante frio de Alito lo pondrían posiblemente a temblar: “se trata de un tipo realmente peligroso, un psicópata probablemente”, sería seguramente su primer apunte para el diagnóstico.
Pero la política es, para Alito, la sublimación de sus impulsos predatorios; el complejo reptílico de su cerebro (la parte más primitiva del cerebro humano, según el célebre neurofisiólogo Paul Maclean), encuentra en la política el campo ideal para darle salida a sus instintos primarios de dominio territorial, de agresividad jerárquica, de fuerza dominante expresada en el ritual político y burocrático.
No es casual que Alito se haya iniciado en la política como porro.
El PRI se creó para terminar la matanza entre caudillos revolucionarios.
Se precipitó hacia su decadencia fatal con los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y de Francisco Ruiz Massieu.
Tenía que terminar así: en las garras del complejo reptílico del último de sus dinosaurios.
“La adicción al poder crea su propia realidad y ahí permanece, hasta que la realidad real se le impone”.
Joseph Conrad.
PD: Por vacaciones, abrimos una pausa. Con la venia de los Dioses, nos reencontramos aquí el primer domingo de septiembre.