Mario Ibarra
*2 de junio: fotografía del tsunami…
*Un enigma llamado Claudia…
Comprender por entero un fenómeno político de las dimensiones de las del 2 de junio no es sencillo: resulta arduo y reclama tiempo.
Por ejemplo: el PRI, el PAN y el PRD (sus ineptas, desastrosas, patéticas y suicidas dirigencias) no acababan de comprender lo que les había sucedido en el 2018 cuando un cataclismo aún mayor los arroja violentamente a lo que, acertadamente en este caso, se denomina ‘el basurero de la historia’.
No entendieron el 2018 y menos comprenderán el 2024.
Aniquilados.
Pero nosotros sí que tenemos que empeñarnos en estudiar lo que sucedió -independientemente de por cual opción hayamos votado: los hitos históricos nos imponen la necesidad de comprenderlos.
El estudio de las causas que, en su conjunto, generaron la conmocionante jornada electoral reciente se despliega en dos dimensiones: 1, la revisión de los hechos políticos precisos, concisos y tangibles y, 2: el estudio de las causas históricas, sociales, culturales, económicas, idiosincráticas que resultaron en esos hechos.
La segunda dimensión de estudio corresponde a los historiadores y a los especialistas de la academia.
La primera nos toca a nosotros.
Veamos:
EL SISMA…
Uno: Luego del tsunami del 2 de julio del 2018 quedó claro que el voto mayoritario había castigado con rigor al sistema de partidos que desde 1997 había monopolizado la llamada transición democrática. Para esa mayoría electoral se hizo patente que el discurso enarbolado por AMLO durante 3 décadas era acertado: PRI, PAN y PRD eran los culpables de todos los males nacionales…
Dos: La partidocracia no entendió la lección (misión imposible para los Alitos, los Marko Cortes y los Zambrano). Al contrario, los resultados electorales intermedios del 2021 los convencieron de que el triunfo contundente de AMLO 3 años antes, había sido “solo un accidente”. Fascinados de sí mismos, ciegos se encaminaban al abismo…
TRES: En el México del siglo XXI es imposible inventar candidatos presidenciales al cuarto para las doce. Vicente Fox se le impuso como candidato al PAN porque empezó su precampaña presidencial 3 años antes. Felipe Calderón se le impuso como candidato a FOX porque era un destacado dirigente panista, militante activo desde niño, exsecretario de Estado y que hizo precampaña entre la militancia panista con la suficiente anticipación. Peña Nieto inició la construcción de su candidatura presidencial al día siguiente de tomar posesión como gobernador. Y qué decir de AMLO…
Desde el momento en que Claudia protestó como jefa de gobierno, ya era precandidata. Bien joven el sexenio, AMLO nos obligó a voltear a mirarla. En agosto del 2023 abrió el proceso de la sucesión presidencial. Desde el arranque nos lo dijo: “es Claudia”. La construcción de la candidatura de Claudia por Obrador, recuerda mucho la de Luis Donaldo Colosio por Salinas de Gortari…
CUATRO: PAN, PRI Y PRD no eligieron a Xóchitl Gálvez como candidata: la coyuntura se los impuso. Ya en campaña caminaron cada quien por su lado; los partidos cuidando sus intereses, Xóchitl haciendo lo que podía.
Las encuestas, tan desairadas durante la campaña, siempre ubicaron a Claudia 15, 20, 30 puntos arriba de la hidalguense. Conclusión: sorpresa en el resultado no hubo; la sorpresa fue lo apabullante de la victoria de Claudia…
CINCO: Lo que fue evidente en el 2018, el pasado 2 de junio quedó ratificado de manera irreversible: el sistema de partidos tal y como operó hasta el domingo pasado, queda definitivamente eliminado. El discurso de Obrador ha convencido a la parroquia: son un cáncer al que se debe extirpar. PRD perdió el registro. PRI es un cadáver insepulto y nauseabundo. Y el PAN, si no tiene la capacidad de reinventarse (posibilidad muy dudosa) entrará en coma irreversible. Lo indiscutible es que ya no son oposición: la verdadera oposición está en otra parte, y ellos no la representan. No le aportaron un solo voto a Xóchitl, al contrario…
EL ALQUIMISTA…
UNO: Los programas sociales de AMLO fueron determinantes. Él lo sabía: “Ayudando a los pobres va uno a la segura, porque ya sabe que cuando se necesite defender, en este caso la transformación, se cuenta con el apoyo de ellos, no así con sectores de clase media, ni con los de arriba, ni con los medios, ni con la intelectualidad. Entonces, nos es un asunto personal, es un asunto de estrategia política…”
DOS: Se equivocó el Presidente con las clases medias: 59% de las clases medias votó por Claudia y 30% por Xóchitl. 49% de la clase media alta votó por Claudia y 41% por Xóchitl. Pero la estrategia electoral de AMLO a través de los programas sociales resultó explicita y rotunda: De los votantes beneficiarios que acudieron a las urnas, 80% votó por Claudia. Pero también sufragó por ella el 49% de los no incluidos en los programas sociales. 70% de adultos mayores le dieron su voto a Claudia. Los beneficiarios de las Becas Benito Juárez y de Jóvenes Creando Futuro votaron masivamente por Claudia.
El nivel de aprobación de AMLO entre los 57 millones de ciudadanos que fueron a votar fue del 70%…
TRES: Andrés Manuel no es un gran gobernante (entre el caudillo y el estadista hay un mar de por medio) pero es un genio de la alquimia electoral.
Todo, absolutamente todo lo que concibe, decide y hace es en función de las próximas elecciones. Que el disparo hacia arriba del salario mínimo es una medida justiciera, necesaria y plausible, sí; pero AMLO sabe que al final esa medida se convertirá en votos. Que garantizar una pensión de 16 mil pesos a los derechohabientes del IMSS y del ISSSTE es una decisión legítima y racional, sí; pero Andrés contempla el número de votos en que redundará. Hacer de Los Pinos un Museo, deshacerse del avión presidencial, prestarse a un limpia ritual por un brujo chafa, el Tren Maya, Dos Bocas: cultivo y cosecha de votos, votos, votos…
CUATRO: Y la mañanera, crisol cotidiano de su alquimia electoral. Obrador sabe que, en política, muchas veces las palabras son más importantes que los hechos. La mañanera es un ritual mediante el cual trasmuta sus palabras, su discurso repetitivo, sus expresiones recurrentes… En realidad. Una realidad política, virtual, verbal, pero más creíble que la Realidad Real para sus millones de fanáticos. Desde hace tres años AMLO planeó y diseñó esta elección como un referéndum, como un plebiscito. Oposición y ciudadanía le compraron la idea y bajo esa premisa acudieron a las urnas. El resultado fue asombroso…
CINCO: La estrategia (eso dijo AMLO que es: una estrategia) le salió de maravilla. Como los romanos, Obrador sabe que la plebe (el pueblo) vota con el estómago. Con la cartera, dicen los gringos. Los mexicanos votaron con el bolsillo. (El voto numeroso de las clases medias es otro asunto. Ya lo analizaremos. ¿Les pedirá disculpas Obrador por tanto haberlos agraviado?)
LO QUE VIENE…
Esos son los hechos inmediatos, evidentes, tangibles -llamémosles superficiales.
Las urnas le entregaron a Claudia la posibilidad de un poder absoluto.
Si decide ser una monarca sexenal (“Hemos regresado a las fuentes verdosas” diría Michaux) lo será.
Si decide llamar a un constituyente para abolir la república y crear una autarquía, podrá hacerlo.
Si se le antoja inventar el Tercer Imperio Mexicano, nada se lo impediría.
El gran enigma es: ¿Cogobernará con AMLO?
¿Asumirá el poder y el mando?
¿Será una poderosa presidenta de talante democrático?
¿Cómo buena científica, priorizará la capacidad por encima de la lealtad?
“En la alta política hay que tomar decisiones rápidas y, una vez tomadas, hay que ser firme en su aplicación; si eres una persona indecisa o te da miedo equivocarte, simplemente dedícate a otra cosa”.
Maquiavelo.