Mascarriel
Mario Ibarra *La hora del ciudadano… *Determinante y difícil encrucijada… Faltan 75 días para la madre de todas las elecciones.20 mil puestos de elección en juego.Cientos de alcaldías, 30 congresos locales, 8 gubernaturas.Todo cuenta.Pero lo determinante para el rumbo que habrá de tomar el país será la configuración del Congreso de la Unión y, por […]
19 de marzo de 2024

Mario Ibarra

*La hora del ciudadano…

*Determinante y difícil encrucijada…

Faltan 75 días para la madre de todas las elecciones.
20 mil puestos de elección en juego.
Cientos de alcaldías, 30 congresos locales, 8 gubernaturas.
Todo cuenta.
Pero lo determinante para el rumbo que habrá de tomar el país será la configuración del Congreso de la Unión y, por supuesto, la presidencia de la
República.
Para quienes hemos cubierto periodísticamente las 8 campañas presidenciales anteriores a esta, las crestas históricas que se ciernen sobre el proceso electoral que hoy enfrentamos tienen significados muy claros y bastante preocupantes.
Rápidamente recapitulemos: 1988 fue el parteaguas.
Para empezar, fue una elección presidencial sorpresivamente competida.
Nadie lo esperaba.
El Frente Democrático Nacional, en el que se conjuntaron todas las izquierdas históricas mexicanas aliadas con el priísmo más ortodoxo: el cardenismo, corriente que había sido prácticamente expulsada del PRI por sus nuevos propietarios: los llamados tecnócratas que se hicieron del poder presidencial y su brazo político, el PRI, con Miguel de la Madrid, sucesor de López Portillo compitió, y compitió en serio.
El FDN fue un cañonazo…

ESPEJO NEGRO…
En una cópula contra natura, las izquierdas de México se ayuntaron con sus antiguos verdugos del priísmo más recalcitrante y postularon como candidato presidencial a Cuauhtémoc Cárdenas.
Y le pegaron el sustote de su vida al sistema PRI-Gobierno.
En los números finales, Carlos Salinas ganó aquella elección por amplia ventaja, pero nadie se los creyó y hoy la sospecha del fraude es ya algo así como “una verdad histórica”
A 36 años de aquellos hechos, es imperativo conocer, estudiar y analizar a fondo lo que sucedido de 1988 a la fecha si queremos entender lo que está sucediendo hoy hoy hoy en nuestro país.
Las próximas elecciones son una réplica al revés (como el reflejo en un espejo) del sacudimiento político y electoral de 1988 y cierran la etapa que se inició precisamente entonces.
Y decidirán el rumbo del país para los próximos 30 años.
Nada menos…

LA PESADILLA…
En 1988 la sociedad despertó, se puso de pie y le dio cara al sistema, es decir: al presidencialismo autoritario priísta.
“Hasta aquí llegamos tú y yo”, le dijo.
La oposición organizada se dio cuenta que había llegado la hora: los tiempos nuevos tocaban a la puerta.
Junto con la sociedad civil forzó al gobierno a ceder espacios.
El año electoral de 1994 fue de pesadilla.
El 1 de enero emergió en Chiapas el EZLN, tomó San Cristóbal las Casas y anunció que marchaba sobre la ciudad de México para “derrocar al supremo gobierno”.
En marzo ocurrió el asesinato de Luis Donaldo Colosio candidato del PRI a la presidencia de la república.
Tres meses después se da la ejecución de Francisco Ruiz Massieu, uno de los hombres fuertes del PRI-Gobierno.
El sistema se tambaleaba…

VOTO DEL MIEDO…
Salinas de Gortari improvisó a Ernesto Zedillo -de muy bajo perfil, casi un desconocido- como candidato presidencial
Pero la amenaza del EZLN y los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu asustaron a la gente.
Se registró una votación histórica mayor al 70% del padrón electoral y el candidato del PRI se impuso claramente a Diego Fernández de Cevallos y a Cuauhtémoc Cárdenas, ambos magníficos candidatos.
Pero Zedillo detestaba al PRI, y decidió pasar a la historia como el Presidente de la alternancia democrática.
Se hicieron las reformas constitucionales necesarias para garantizar elecciones limpias y piso parejo, se creó el INE ciudadano y se institucionalizó la equidad en las contiendas electorales.
EL PRI perdió la mayoría en el Congreso en 1997 y en el 2000 Vicente Fox, candidato del PAN, ganó la presidencia de la república.
Por vez primera en su historia, México podía presumirle al mundo el ser un país democrático… electoralmente, al menos.
Sí, pero el salto fue colosal…

LA COMPETENCIA…
Las elecciones siguientes fueron democráticas, es decir: competidas.
Disputadísima la del 2006 (el obradorismo sigue reclamando fraude, aunque nunca ha podido comprobarlo).
Peleada la del 2012, pero la victoria de Peña Nieto fue indiscutible.
La del 2018 MoReNa la gana con claridad (47% de los votos) y su candidato presidencial, López Obrador, alcanza el 53% de la votación (su victoria fue aplastante por la diferencia de votos respecto al priista José Antonio Meade y al panista Ricardo Anaya, que se repartieron el 47% de los sufragios restantes.
La diferencia real entre el vencedor AMLO y la suma de los candidatos del PRI, PAN y PRD fue, al final, de 6 puntos, los mismos con que le había ganado Peña Nieto 6 años antes………

LA ENCRUCIJADA…
López Obrador se propuso un borrón y cuenta nueva históricos.
Llamó a ese proyecto “la cuarta transformación”.
Se trata de la demolición sistemática de lo que él y sus partidarios llaman “el régimen neoliberal”, que abarcaría los regímenes de Miguel de la Madrid a Peña Nieto, de 1982 al 2018.
La 4T quiere borrar de la historia patria los recientes 36 años.
“Que no quede huella que no que no, que no quede huella…”
Nada menos.
Y eso, sumado a todo lo que sucedió en esos 36 años, nos han traído a la encrucijada actual.
El Presidente ha diseñado la disputa que viene como la de un todo o nada.
“Quien no está con nosotros es nuestro adversario…”
“Esta elección es realmente un plebiscito”, ha reiterado de diversas maneras.
Y los que él llama sus adversarios ya le tomaron la palabra: “Órale -le han contestado-, el tiro va que va y gachín su drema el que se raje…”
El choque de trenes, pues…

LAS ENEMIGAS…
“Había dos naciones en un mismo país, y esas dos naciones eran mortales enemigas, se observaban torvamente, una a la otra se vigilaban resentidas, iracundas”; así describió Ernesto Sabato a la Argentina previa al golpe militar de los setentas.
Sabemos lo que sucedió después.
La descripción nos viene a la medida.
Ni en los 60 años del régimen priísta -de Lázaro Cárdenas a Ernesto Zedillo-, ni en las tres elecciones presidenciales previas a esta, nunca el país había llegado tan confrontado, tan polarizado, con dos frentes políticos tan beligerantes.
Tan grave es la encrucijada, que el Presidente López Obrador ha referido, decenas de veces, su sospecha de que los adversarios de su gobierno podrían estar preparando “un golpe de Estado técnico”.
¡Gravísimo!
Obvio, los de enfrente responden en el mismo tono: “AMLO sabe que Claudia Sheinbaum perderá la elección, y prepara el escenario para no reconocer el triunfo de la oposición”, replican.
En tanto, a la fecha, se han registrado 126 actos de violencia contra políticos participantes en el proceso electoral en marcha.
De ellos, 25 fueron asesinados.
El crimen organizado quiere imponer autoridades en cuando menos 150 municipios.
¿Hay salida?
Si. Y la llave la tenemos nosotros, los ciudadanos.
¿Cómo?
A eso, a extendernos y a profundizar sobre la enorme responsabilidad que recae sobre los casi 100 millones de mexicanos convocados a votar este 2 de junio, dedicaremos nuestras próximas entregas…

“Los mitos son más fuertes que los hechos; cuando la masa cree en algo o en alguien, no existen los límites”.
Albert Camus.

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