Mascarriel
Mario Ibarra *Claudia en Palacio: causa y mensaje…*La frase de AMLO que enloqueció a Samuel García… “La tradición está para demolerla”.Tal decían los futuristas (movimiento estético y literario europeo de principios del siglo pasado) que presumían, como divisa, el odio al pasado.Pues bien (o mal: depende del punto de vista), el martes pasado, el Presidente […]
4 de diciembre de 2023

Mario Ibarra

*Claudia en Palacio: causa y mensaje…
*La frase de AMLO que enloqueció a Samuel García…

“La tradición está para demolerla”.
Tal decían los futuristas (movimiento estético y literario europeo de principios del siglo pasado) que presumían, como divisa, el odio al pasado.
Pues bien (o mal: depende del punto de vista), el martes pasado, el Presidente López Obrador y la segura candidata del cuatroteísmo a la presidencia de la república, doña Claudia Sheinbaum Pardo, le pegaron un buen trancazo a la tradición política mexicana.
La política está hecha de representaciones y se expresa en símbolos, en signos, en claves cuyo uso recurrente y su añejamiento en el tiempo les dan validez y significado.
Es lo que podríamos denominar el código -o los códigos- de la política.
Y este catálogo de signos, de símbolos, de señales, de claves, de guiños es lo que nos permite comprender los mensajes permanentes de la política, de los políticos, del Poder, vaya.
(Por cierto, el Presidente López Obrador es un auténtico virtuoso en el uso de los símbolos y de la sintaxis de la política).
Así, el lenguaje del poder, como toda sintaxis, tiene reglas.
Hasta el martes pasado, una de esas reglas de la política a la mexicana, era que el candidato (candidata en este caso) presidencial del partido en el poder, tenía que marcar una distancia respecto al Presidente.
¿Por qué?
Por muchas razones; la principal: que el candidato (candidata en este caso) era tal por decisión unipersonal del Presidente (como también es el caso) y, por lo tanto, tenía que señalar una distancia respecto a él, para enviar el mensaje de que si bien era su heredero (heredera en este caso), él (ella en este caso), era independiente, dueño (dueña en este caso) de su individualidad política, de su proyecto político, de su capacidad política personal para establecer nuevos compromisos políticos con el votante…

EL CANON…
Esa era una regla de oro del nacionalismo revolucionario priísta, que es sin duda el paradigma político e histórico del Presidente López Obrador.
Y esa regla funcionó hasta la transición de Carlos Salinas a Ernesto Zedillo.
(Fox, Calderón y Peña Nieto estuvieron exentos de ella porque no le debieron su candidatura a su antecesor en la presidencia).
Muchos usos y costumbres del nacionalismo revolucionario que funcionó desde Lázaro Cárdenas hasta José López Portillos, han sido recuperadas por el obradorismo hecho poder.
Pero ese canon esencial del sistema de marcar la distancia, la independencia, la singularidad y la fortaleza del candidato (candidata en este caso) respecto al presidente, fue dinamitado el martes pasado en Palacio nacional…

LA LÓGICA…
¿A qué fue Claudia a Palacio?
La pregunta es no solo pueril: es abstrusa.
La lógica nos responde a su manera: categóricamente: fue a que la vieran entrar y salir de Palacio.
Si el Presidente y su candidata desean platicar (¡y vaya que tienen materia!) sin que nadie se entere, pueden hacerlo cuantas veces quieran o necesiten.
Pero Claudia acudió a Palacio a plena luz del día.
Ergo: quería que la vieran.
Y aquí empiezan las complejidades…

EL GUISO…
Obvio: la oposición y el antiobradorismo hicieron guiso de liebre y profirieron, difundieron y pregonaron que Claudia había ido a Palacio a “recibir instrucciones de su jefe”; a “presentarle cuentas a su líder”, etc., etc.
Fueron más allá: “es la anticipación de lo que se verá si gana Claudia”, dijeron: “En Palacio la entenada y quien manda en La Chingada”, eufónico nombre de la finca de AMLO en Palenque.
Lógica la reacción opositora: de por sí andan escasos de oportunidades para ponerse peleadores: tienen que aprovechar las que les lleguen…

LA CANDELA…
Por supuesto, en Palacio sabían que la visita de la candidata iba a suscitar esas reacciones; que de alguna manera le darían candela al antiobradorismo para, cuando menos, alimentar sus fuegos de artificio.
Sin embargo, no les importó.
¿Por qué?
Porque les interesa que quede claro -por si hiciera falta- que hasta el momento mismo en que AMLO le imponga la banda presidencial a Claudia (caso de que esta gane la elección presidencial), toda decisión trascendental que tome esta, como bastonera del movimiento, la consultará con el Presidente…

FACTURAS…
Inevitablemente se supo a qué fue Claudia a Palacio.
Resulta que las excorcholatas que legitimaron su elección como precandidata, pasaron sus respectivas facturas.
Ebrard, Adán Augusto, Monreal ¡y hasta Mario Delgado!, le presentaron a la dama del bastón sus particulares listas para candidatos a senadores y diputados.
Trascendió que don Marcelo se quiere servir con la cuchara grande: pide nada menos que 17 candidaturas a diputados y 8 para senadores a repartir entre sus allegados.
Adán Augusto y Ebrard no se mostraron tan golosos, pero entre los dos superan la decena de posiciones.
Agréguele usted los huesos legislativos que pide Mario Delgado y los problemas surgen de inmediato, porque más de 8 de cada 10 legisladores federales del MoReNa quieren ir por la reelección.
Así ¿dónde meter a los pupilos de los peticionarios?
A doña Claudia le pareció que, en este caso, la opinión del Presidente le era indispensable y cardinal.
En la misma reunión, aseguran nuestras fuentes, se palomeó la candidatura del exgobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, a senador por el MoReNa…

FOSFO…
“Hacer posible lo imposible” reza el eslogan de precampaña de Samuel García.
Sabe lo que dice: parecía imposible que los neoloneses eligieran para gobernador a alguien peor que el Bronco.
¡Pues lo hicieron! ¡Lo eligieron a él, al fosfo! ¡Y caro lo están pagando! Merecidamente.
Ahora, una cosa es que Andrés Manuel diga: “y no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”, y otra muy diferente es que un merolico trastornado por el poder se lo crea ¡y actúe en consecuencia!
El poder atonta a los inteligentes… ¡Pero a los tontos los vuelve locos…!
En tanto, en un mes, Nuevo León ha tenido ¡4 gobernadores y un encargado de despacho…!

EL SÍNTOMA…
En los hechos, lo que sucede en Nuevo León nos recuerda al México de Santa Anna, en el cual, en el lapso de un mes podían sentarse en la silla presidencial hasta cuatro o cinco distintos presidentes. (Grave síntoma que debiera preocuparnos).
A la primer renuncia del fosfo, el Congreso neolonés designó a José Antonio Salinas Garza como gobernador interino; Samuel no aceptó y dijo que el interino era su secretario de gobierno, Javier Luis Navarro, que al fin quedó como encargado del despacho; pide Fosfo nueva licencia, ahora por 6 meses, y el Congreso designa a Luis Enrique Orozco como gobernador interino para ese lapso; Samuel vuelve a oponerse y sorprende a todos (más que a todos, a Dante Delgado) y anuncia que reasume la gubernatura; el Congreso responde que nones: que su licencia del cargo sigue vigente y que el gobernador es Luis Enrique Orozco, a quien nomás no dejan entrar a Palacio de Gobierno.
Y al cierre de esta columna, ahí nos quedamos: con dos gobernadores en Nuevo león…

EL SAINETE…
¿Cuál es la causa de todo este sainete?
Pues que el fosfo se tomó muy a pecho aquello de “no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”.
Repítase: una cosa es que tal exabrupto lo diga el Presidente López Obrador en un contexto muy específico y con una intencionalidad muy precisa (al final, en última instancia, el hombre de Palacio se ha plegado siempre a la legalidad), y otra muy distinta es que Samuel se lo crea a pie juntillas ¡y actúe en consecuencia!
Fosfo ha querido pasar por encima de las leyes de Nuevo León y sobre la Soberanía de su Congreso.
¿Por qué?
Porque intentaba andar 6 meses de esquirol en la campaña presidencial, pero, al mismo tiempo, seguir de gobernador a través de la interpósita persona de su secretario de gobierno.
O sea: un insolente desafío al orden constitucional y una utilización hamponezca de las instituciones.
Y el angelito alentaba aspiraciones presidenciales…
(¿Y Dante Delgado y su MC? ¡Tengan para que aprendan!, como diría ya sabes quién).
PS: ¿Qué es lo que teme Samuel? Le pregunto a un colega de Monterrey. Me contesta: Pues que en 6 meses estarían quizá en la cárcel él y varios de su gabinete: con un nuevo gobierno saldrían a la luz oscuros manejos por varios miles de millones de pesos…

“La política es el arte de buscar problemas donde no los hay, encontrarlos, y aplicarles la solución equivocada”.
Groucho Marx

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