Mascarriel
Mario Ibarra *Ocaso de la razón y esplendor de las encuestas…*AMLO: la fuerza milenaria del ritual… Vivimos en el país de las encuestas.Pues sí.Que sepamos, en ningún país democrático del mundo, aparte de México, los partidos políticos eligen a sus candidatos por medio de estudios de opinión -que así se les llama tambien a las […]
4 de septiembre de 2023

Mario Ibarra

*Ocaso de la razón y esplendor de las encuestas…
*AMLO: la fuerza milenaria del ritual…

Vivimos en el país de las encuestas.
Pues sí.
Que sepamos, en ningún país democrático del mundo, aparte de México, los partidos políticos eligen a sus candidatos por medio de estudios de opinión -que así se les llama tambien a las encuestas.
Es curioso. El partido en el poder, MoReNa, que aspira a obtener 35 millones de votos en las próximas elecciones ha puesto en el ánimo de 12 mil 500 opinadores la designación de su candidato(a) presidencial.
¿12 mil 500 personas deciden por quién deben votar (se presume) 35 millones de electores…?
Preguntas inevitables:
¿Con qué criterios esos opinadores señalan a quién, para su muy particular gusto, sería el mejor candidato de equis o ye partido?
¿Cuentan con información suficiente y ordenada para definir las cualidades y defectos, las potencialidades y deficiencias del político en cuestión?
¿Tienen claridad sobre el currículum profesional del aspirante de marras?
¿Pueden dar cuenta de su trayectoria como funcionario y/o representante popular, de sus rendimientos positivos y sus ineptitudes evidentes?
La respuesta es un rotundo, contundente y categórico ¡NO!

LA ILUSIÓN…
Más de una vez en nuestra carrera de reportero hemos hecho levantamientos a pie de urna intentando conocer las razones por las cuales Juan Ciudadano ha votado por tal o cual candidato.
Nunca hay razones objetivas, juicios sustentados, evaluaciones sobre capacidades y/o limitaciones profesionales como base del voto emitido.
Las excepciones son rarísimas: 1 de cada 100 votantes, acaso, te puede ofrecer un razonamiento sólido para explicar el sentido de su voto.
Los otros 99 votos son emitidos emocionalmente, disparados por la simpatía personal, la empatía militante, la propaganda política, la reacción ante una situación política, social y económica generalizada (el llamado voto de castigo) y la ilusión suscitada por el discurso, las promesas y la personalidad del candidato.
El voto es abrumadoramente emocional e ilusorio…

LA OCURRENCIA…
Lo mismo sucede con las encuestas para elegir candidatos a puestos de elección.
Con un agravante: a todas las lamentables motivaciones para emitir el voto emocional e ilusorio, las encuestas añaden la de la ocurrencia: el encuestado a la puerta de su casa (o por teléfono) por lo general responde a los cuestionamientos de manera inmediata e irreflexiva: su propósito es quitarse de encima al encuestador lo más rápido posible.
Por todo esto los propios encuestadores de carrera, aquellos pocos que se han ganado, a través de años de labor y resultados positivos un respeto y un prestigio, sostienen que las encuestas no son, ni de lejos, el método más adecuado para elegir candidatos a puestos políticos…

EL A$UNTO…
Pero nada de esto les importa a partidos y a políticos.
Para ellos, el mejor candidato es el tipo o la tipa más populares.
Más aún: desde principios de los años noventa, los políticos se percataron que las encuestas podían ser un buen elemento de propaganda.
El asunto empezó de manera, digamos, “bien intencionada”.
En principio ordenaban encuestas profesionales para su consumo interno.
Pero a poco, si les salían favorables, se fueron decidiendo a publicarlas.
¡Y vieron que en el sondeo siguiente las preferencias a su favor se habían elevado!
“¡De aquí soy!”, se dijeron… y ahí nació la industria de la encuestología.
Hoy pululan las “casas encuestadoras” -llamémoslas así- especializadas en “estudios de opinión” (es un decir) al gusto del cliente: “encuestas patito”, les dicen:
-“Oiga, quiero que me haga una encuesta…
-“Claro que sí, licenciado, cómo la visualiza usted…
-“Mire, creo que saldré arriba de fulana por 13 puntos, y en tercer lugar seguramente irá zutano, a 5 puntos de fulana…
(Días después)
-“¿Qué cree licenciado? ¡Casi le atina usted a los resultados! Sólo que va usted arriba del segundo lugar por 15 puntos, mientras que fulana le saca apenas 3 puntos a zutano…
-“Muy bien, ahora hay que publicarla…
-“Desde luego, licenciado, pero se van a incrementar los costos, ya sabe usted, los med…
-“No importa, no importa, publíquenla, que aparezcan reseñas, váyanse ahorita a ver a Pancho, él les resolverá el a$unto…

EL ORÁCULO…
Métase a internet: encontrará “empresas encuestadoras” a pasto. Cientos.
Pero sobran los dedos de las manos para contar las serías, profesionales, prestigiadas. Mitofsky, De las Heras, Ulises Beltrán, Reforma (Lorena Becerra), el Financiero (Alejandro Moreno), Gea-ISA, el Universal, Covarrubias, México Elige y una o dos más que se me escapan en este momento.
Y estas, todas, no están casadas con la infalibilidad.
Están documentados sus sonados yerros.
Pero dirigentes y políticos de toda laya han decidido que las encuestas son el oráculo incuestionable.
(Por ejemplo: una constante utilizada cotidianamente por Claudia Sheinbaum ha sido el mantra: “voy arriba en las encuestas”).
Si nos detenemos a pensarlo un poco, veremos que el estado de cosas que impera en el país, es, en alguna medida, efecto de esta inconsecuencia de partidos y políticos.
Y Bueno, ahí tiene usted a Xóchitl Gálvez: entronizada candidata de la oposición por las deidades de la demoscopía…

MITO Y RITUAL…
El ritual es la escenificación del mito.
Y ambos, mito y ritual son médula y memoria de lo humano.
Están en el latido de la sangre y en las cumbres y profundidades del espíritu.
El ritual está en el origen de lo humano y sigue siendo el eje de su existencia, es su manera -consciente, subconsciente e inconsciente- de estar en el mundo y de cargar de sentido a su paso fugaz en esta tierra.
Al nacer nos envuelve un ritual.
Al morir nos amortaja otro ritual.
Y entre ambos nuestra vida es una sucesión interminable de rituales, que van de lo nimio a lo grandioso: la comida familiar del domingo o el 15 de septiembre en el zócalo, el bautizo del primer nieto o asistir a la final de la copa del mundo, bailar en una boda o apostar en el hipódromo… Todo es ritual, lo sepamos o no…

EL TÓNICO…
Si así es en la vida, así tiene que ser en la política, que es una calca recargada, trágica y elíptica de la vida.
Si alguien sabe de este asunto es Andrés Manuel López obrador.
Aunque ese ‘saber’ suyo sea más intuitivo que intelectual, más instintivo que calculado, da igual: AMLO hace de la política un ritual permanente, compuesto por una cadena interminable en la que cada eslabón es un ritual específico con un sentido práctico e utilitario.
Diríase que el alimento principal del obradorismo es el ritual y los rituales.
¡Y eso le rinde enormes resultados!
¡Tonifica permanentemente a su movimiento…!
¡Une y reúne, nutre y carga de energía a toda la feligresía cuatroteísta…!

EL BASTÓN…
Sorprende que analistas lúcidos como José Antonio Crespo y Luis Carlos Ugalde no entiendan la decisión de AMLO de ceder el bastón de mando del obradorismo a quien de Adán Augusto, Marcelo o Claudia resulte finalmente ungido(a) este jueves.
“El bastón de mando” del morenismo es simbólico, y el hecho de heredarlo en una ceremonia exprofeso, es un ritual.
Nada más; pero nada menos.
Simboliza el ungimiento oficial del heredero(a) de manos del sumo pontífice del movimiento.
Pero se hereda el bastón -no el carisma. No el liderazgo. No el Poder…

*Pendientes para próxima entrega:
*Sobre Dos Bocas: ¿quién le miente al Presidente?
¿La Nahle u Octavio Romero o los dos?
*La señal: enviar el mensaje del penúltimo informe antes de subirse al Tren Maya…

“Con todos los medios a mi alcance estoy cometiendo alta traición”.
C.F. von Stauffenberg.

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