Mascarriel
*Presidentes engañados: circunstancias y consecuencias…*El Presidente: destinatario del mayor número de embustes y mentiras… Mario Ibarra¿Se puede engañar al Presidente?De que se puede, se puede.Se dice que el mandatario es el hombre mejor informado del país.No hay porqué ponerlo en duda.Pero, como afirma Jorge Castañeda en su libro La Herencia, (Alfaguara, 1999): “El hombre más […]
24 de julio de 2023

*Presidentes engañados: circunstancias y consecuencias…
*El Presidente: destinatario del mayor número de embustes y mentiras…

Mario Ibarra
¿Se puede engañar al Presidente?
De que se puede, se puede.
Se dice que el mandatario es el hombre mejor informado del país.
No hay porqué ponerlo en duda.
Pero, como afirma Jorge Castañeda en su libro La Herencia, (Alfaguara, 1999): “El hombre más poderoso y mejor informado de México es también el destinatario del mayor número de mentiras y embustes”.
Añade el excanciller en el mismo libro: “El Presidente de México es el hombre mejor informado del país mientras no suceda lo contrario, es decir, mientras sus fuentes de información no se sequen o se cieguen y mientras las instituciones que lo respaldan no sucumban a la tentación de apostarle al futuro en vez de al presente”.
Es famoso el hecho de que Díaz Ordaz se arrepintió de haber designado como candidato del PRI a la presidencia a Luis Echeverría apenas este inició su campaña electoral.
Primero, Díaz Ordaz admitió que se equivocó con Echeverria.
Luego, al tiempo, supo que éste lo había engañado.
En 1972, en una cena en su casa, Díaz Ordaz, que en su penúltimo informe de gobierno había asumido la responsabilidad total por los acontecimientos del 2 de octubre de 1968, explicaba así su decisión por decantarse por Echeverría:
“Supongamos -dijo- que vamos en un coche por un camino encumbrado, y de repente nos asaltan unos bandidos sin escrúpulos. En el coche viaja conmigo Antonio Ortiz Mena: se esconde cuando nos conminan a descender del vehículo y desaparece de la escena. Me acompaña Emilio Martínez Manatou, quien sugiere a los asaltantes que no me pidan dinero a mí, sino que se entiendan mejor con él; igual, muy pronto será más rico y poderoso. Alfonso Corona del Rosal, por su parte, comienza a negociar con los maleantes y a proponerles diversos tratos que oscilan entre la audacia y lo inconfesable. Sólo Luis Echeverría salta del carro, confronta a los asaltantes y les advierte: ‘lo que es con él es conmigo’. La conclusión del poblano era que, al menos en esos momentos, la lealtad de Echeverría superaba con creces a la de sus rivales; en ella residía la razón última de su elección”. (Jorge Castañeda. Ibid.)
Cabe subrayar que, hasta antes del destape, Echeverría era el candidato más débil ante Martínez Manatou, Ortiz Mena y Corona del Rosal…

EL CÁLCULO Y LA TRAMOYA…
En el mismo libro, Castañeda lleva hasta las últimas consecuencias la hipótesis (que para algunos analistas e historiadores son hechos probados) de que Echeverría manipuló tan hábilmente, tan perversamente, tan eficazmente los hechos del 68 y sus consecuencias, que acabó por convencer a Díaz Ordaz de que él, su ‘leal’ secretario de gobernación, era su única alternativa. “La última carta restante”, como le dijo Porfirio Muñoz Ledo a Castañeda.
Bajo este prisma, parece claro que Echeverría creó escenarios y manipuló la tramoya de la sucesión con tal perfidia en el cálculo y con tan eficaz fariseísmo en lo fines, que Díaz Ordaz, hombre inteligente, político lúcido y sagaz, cayo redondo en el garlito.
Murió convencido de que Echeverría lo había engañado…

BRILLANTEZ VS GRISURA…
En el mismo libro de marras, queda objetivamente claro, como lo admite el propio López Portillo, que la ‘realidad’ nacional que le presentaban las cifras, los números y las gráficas de política económica con que lo alimentaba el entonces secretario de Programación y Presupuesto, Miguel de la Madrid, inclinaron finalmente “el fiel de la balanza” (como le llamaba el propio López Portillo al poder presidencial) a su favor.
Pocos habrán tenido un conjunto de cartas para la sucesión tan variado y brillante: Julio Rodolfo Moctezuma, Ricardo García Saíns, Jorge de la Vega, Carlos Tello, David Ibarra, Jorge Díaz Serrano, Pedro Ojeda Paullada, Carlos Hank y Jesús Reyes Heroles -estos últimos con el impedimento constitucional de ser hijos de padres extranjeros.
El único gris era Miguel de la Madrid, que llega a la SPP a mediados del sexenio…

EL ENGAÑO…
Pero la SPP era la dependencia que manejaba el presupuesto.
Hacienda, de David Ibarra y la SPP, de Miguel de la Madrid, presentaban periódicamente sus diagnósticos, perspectivas y proyectos sobre la economía nacional ante el Presidente. Las de Hacienda, eran realistas…..
Las de SPP eran ‘optimistas’.
El gabinete económico, que le presentaba el diagnóstico de la economía y los resultados de la política económica al presidente, contaba con un ‘secretariado técnico’, cuyo titular, Carlos Salinas de Gortari, ordenaba la información que el gabinete económico desarrollaba en Los Pinos.
Era apoyado en esa labor, por José Córdoba, Pedro Aspe y Francisco Rojas, con la asesoría política de Manuel Camacho y de Manuel Bartlett.
Hoy es evidente, que los numerosos y grandes errores garrafales que se le presentaron a López Portillo, no pudieron ser producto ni de la falta de información, o de pericia o de capacidad analítica.
Hoy resulta obvio que el equipo de la SPP, lidereado más por Salinas que por De la Madrid, manipuló los datos, maquilló (por decir lo menos) su presentación y escamoteó la realidad económica.
“Aterra que decisiones de enorme trascendencia para el país se hayan pospuesto de julio de 1981 a febrero de 1982 debido a la ausencia de datos confiables y certeros (…) y que dicha ausencia correspondió a una astucia sucesoria consciente, osada e irresponsable, por parte del ganador de la contienda en 1981”, apunta Castañeda.
El ganador fue Miguel de la Madrid. Lo demás es historia…

ABUZOS DE CONFIANZA…
Me impulsó a la relectura cuidadosa del citado libro de Jorge G. Castañeda el comentario de sobremesa de un cuatroteista tabasqueño con entrada franca a Palacio Nacional.
“Han engañado al Presidente -dijo- han abuzado de su confianza y de su deseo de hacer grandes cosas…”
Obvio, el comentario, dicho sin énfasis, me puso en alerta; ¿te refieres a sus corcholatas?, pregunté…
“No, ninguna de ellas quiere ni puede engañar al presidente, me refiero a otro tipo de embustes, de ardides, de fraudes, de mentiras…”
Lo que dices es muy grave -le digo- ¿lo sabe el Presidente…?
“ Lo sé yo, y bueno, el es el Presidente”, respondió críptico…
A ver, a ver, vamos por partes, aduje…
“Eres periodista, investiga -me cortó la frase-, Dos Bocas, el Tren Maya, Salud, Pemex, CFE, los montos, las cifras, los costos, los plazos, los resultados, no son los que le presupuestaron y prometieron al Presidente…”
Dos Bocas Nahle -le digo-; pero Tren Maya ¿quién?… Salud sin duda López Gatell, CFE Bartlett… Pemex…
“¡No!, me interrumpe, lo de Pemex no es culpa de Octavio…”
¿Entonces? Vuelvo a preguntar…
Investiga, investiga… eres periodista ¿no?
Investigar. Eso haremos…

“El instante de mayor poder del Presidente es tambien el momento de su ceguera máxima. La suma expresión de su poderío consiste en la imposición del sucesor de su agrado, pero ese acto, culminación de años de preparativos, de empeños, de artes y de mañas se consuma en la noche más oscura de su vida: cuando nada ni nadie le ilumina el camino ni los escollos por venir”.
Jorge G. Castañeda.

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