Mascarriel
*El solitario de , sus insomnios y su ‘trilema…’*Adán, Claudia, Marcelo… ¿Para quién el traje a la medida…? Mario IbarraLa candidatura presidencial del MoReNa llegará con torta bajo el brazo.Ya lo anunció el Presidente López Obrador: en la primera semana de septiembre, justo en el día 6, en que se sepa el nombre del candidato(a) […]
17 de julio de 2023

*El solitario de , sus insomnios y su ‘trilema…’
*Adán, Claudia, Marcelo… ¿Para quién el traje a la medida…?

Mario Ibarra
La candidatura presidencial del MoReNa llegará con torta bajo el brazo.
Ya lo anunció el Presidente López Obrador: en la primera semana de septiembre, justo en el día 6, en que se sepa el nombre del candidato(a) presidencial morenista, AMLO le heredará el liderazgo de su movimiento, con el MoReNa incluido, por supuesto.
Según sus propias palabras, el resto de su sexenio lo dedicará exclusivamente a su labor administrativa al frente de los asuntos de la república.
Muy bien.
Si usted lo dice, Presidente, pues va que va.
Sólo que del dicho al hecho hay mucho trecho.
Y cuando el gato está ausente, los ratones se divierten.
La heredad hace medrar, pero no enseña a trabajar…

‘EL PLAN MAESTRO…’
De golpe entramos al núcleo candente del obradorismo y al mayor desafío de López Obrador: quien será su heredero(a) y cuáles son las posibilidades de éste de acrecentar esa herencia.
Sobre lo primero, lo sabremos dentro de mes y medio; sobre lo segundo, nomás no hay manera de saberlo. Muy probablemente nos enteraremos hacia dónde va la 4T, por allá en el primer informe de gobierno del heredero de AMLO, o incluso antes (eso, claro, si el cuatroteísmo se conserva en el poder, lo cual está por verse).
De cualquier modo, al entregar la banda presidencial, si tiene la fortuna de cederla a quien él haya elegido como su heredero(a) la suerte del obradorismo ya no estará en sus manos.
Ahora, si salta la liebre y sucede lo inesperado e insólito (que Xóchitl crezca al grado de entrar a palacio nacional como la primera presidenta de México), Andrés Manuel no tendría más remedio que ponerse de nuevo al frente de su movimiento.
Pero ¡alto! no le demos demasiado vuelo a la especulación.
Limitémonos a lo que llamaríamos ‘el plan maestro’ de Obrador que consiste en darle al cuatroteísmo al mejor candidato(a) presidencial posible, que éste gane la presidencia de la república, que el obradorismo obtenga la mayoría suprema en el Congreso, que en medio de una fiesta desbordada AMLO le ciña la banda presidencial a su heredero(a) para de ahí salir directo a la… tranquilidad de su finca palenquera de tan eufónico nombre…

LA PLATAFORMA…
Como Plan, no tiene abuela: es sencillamente perfecto: expresa, contiene y persigue todas las aspiraciones, los proyectos, los anhelos, las quimeras y hasta las utopías del movimiento obradorista, convertido en (parte del: lo otros poderes son el legislativo y judicial) gobierno de México oficialmente el 1 de diciembre del 2018.
Y decimos “oficialmente” porque, en los hechos, AMLO tomó las riendas políticas del país al otro día de ganar la elección presidencial (prácticamente Peña Nieto desapareció como presidente a partir de esa fecha), y asumió el control total el 1 de septiembre de ese año, cuando la mayoritaria bancada del MoReNa se apropió de la 64 legislatura federal.
Expresión de lo anterior es que antes de protestar como Presidente, el tabasqueño ya había decidido cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (el cual, dicho sea de paso, iba a ser de los cinco mejores del mundo).
No es ocioso recordar lo anterior, junto con los 5 años que ya cumple la 4T, pues el Plan Maestro Sucesorio de AMLO quiere quintaesenciar esos 5 años de cuatroteísmo y convertir la sucesión presidencial en la plataforma de relanzamiento de esa peculiar revolución que se propone ser el obradorismo…

LA GRAN DECISIÓN…
Como ha quedado claro en nuestras entregas recientes, AMLO ha recuperado, revivido y reeditado el tradicional presidencialismo mexicano -poderoso, contundente, imperativo, pertinaz, categórico, acérrimo- y muchos de sus usos y costumbres, azas de varios de sus poderes metaconstitucionales.
Entre ellos el principalísimo: el prurito de designar a su heredero en la silla del águila.
Hasta Carlos Salinas de Gortari esa fue la tarea más ardua, la más complicada, la más inapelable, la decisión más riesgosa del presidente y, lo más duro: decisión irreversible ya tomada.
Y así ha sido por elección, por imperativo coyuntural y por proyecto de régimen, para López Obrador…

LA MUDANZA DEL PODER…
En el presidencialismo tradicional, ortodoxo, el momento en que saltaba el nombre del candidato presidencial, en ese instante el aura todopoderosa del monarca sexenal iniciaba su declinación.
Ello así porque en el sistema del presidencialismo autoritario que mantuvo al PRI en el poder durante 70 años consecutivos, la clave mágica residía en una institución: la presidencia de la república.
El poder era de la presidencia.
Por 6 años el dueño absoluto de ese poder era el presidente en turno.
Lo usaba y lo administraba y lo disfrutaba a su antojo, pero no era suyo: el poder era la presidencia.
Por eso, al momento de conocerse el nombre del heredero, ese poder empezaba a mudar de la persona del presidente a la del candidato.
Al parecer, AMLO busca que esta dinámica opere de nuevo.
¿O cómo leer su decisión anunciada de ceder el liderazgo del obradorismo a quien resulte candidato(a) presidencial del MoReNa el próximo 6 de septiembre…?

EL SOLITARIO DE PALACIO…
Aquí empiezan los problemas para el hombre de Palacio.
¿Por qué?
Porque el poder inmenso que en el presidencialismo tradicional residía en la institución presidencial se ha concentrado, se ha personalizado en López Obrador.
Heredar un poder institucional es relativamente sencillo.
Heredar un poder personalizado, expresado y cumplido en un liderazgo carismático personal, como es el caso, es mucho más difícil.
Y, si mucho se nos apura, no es posible.
¿Entonces?
“Al entregar la banda presidencial, la suerte del obradorismo ya no estará en sus manos” decíamos líneas arriba.
Para complicar más el asunto, AMLO anuncia que el 6 de septiembre abdicará del liderazgo del movimiento perpetuo que es la 4T, para cederlo al candidato(a) presidencial del MoReNa.
¿Quién y cómo será capaz, entre Adán Augusto, Claudia y Marcelo, de cascarse el liderato de AMLO como quien estrena un traje nuevo?
Le apuesto a usted lo que quiera que, al día de hoy que lee usted estas líneas, el tabasqueño no tiene resuelto ese trilema.
Ahora sabemos lo que significa, a fondo y con todo el dramatismo implícito, la famosa frase: “y en la alta noche, el solitario de Palacio, enfrentaba sus lacerantes insomnios”.

“En política no hay sorpresas, sino sorprendidos. No hay engaños, sino engañados. No hay confusiones, sino confundidos”.
José Luis Romero Apis.

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