Mascarriel
*AMLO, las corcholatas y el método: predilección o descarte…*La receta de Ruiz Cortínez: repartir los trancazos… Mario IbarraUna cosa es segura: hasta hoy, hoy, hoy, el Presidente López Obrador no les ha dicho ni a Marcelo, ni a Adán ni a Claudia las palabras mayores: “prepárate, tú serás el candidato(a) del MoReNa”.“A ver, a ver” […]
10 de julio de 2023

*AMLO, las corcholatas y el método: predilección o descarte…
*La receta de Ruiz Cortínez: repartir los trancazos…

Mario Ibarra
Una cosa es segura: hasta hoy, hoy, hoy, el Presidente López Obrador no les ha dicho ni a Marcelo, ni a Adán ni a Claudia las palabras mayores: “prepárate, tú serás el candidato(a) del MoReNa”.
“A ver, a ver” -diría el lector avispado-: “y cómo podría AMLO hacer tal cosa, si el abanderado de la 4T saldrá de las encuestas…”
“Pues sí, pero sucederá que, portentosamente, el resultado de las encuestas será idéntico a la predilección de AMLO”, sería la respuesta.
“¿Que cómo puede eso ser posible?”, sería la otra pregunta; a lo que contestaríamos: “oiga, somos periodistas, no alquimistas”.
Pero de que el resultado de las encuestas para sacar la candidatura presidencial del MoReNa reflejará con exactitud los propósitos del hombre de Palacio, no puede haber duda alguna…

“ME CANSO GANSO…”
Ahora bien: todos tenemos claro que el supuestamente extinto presidencialismo fuerte a la mexicana ha revivido, con una fuerza desbordada, bajo la presidencia de López Obrador.
Igual sabemos todos que la escuela política del tabasqueño fue la del presidencialismo autoritario mexicano.
Él mismo lo ha dejado establecido.
Cuando el plantón zócalo – reforma del 2006, se lo dijo a un grupo de dirigentes del PRD que lo acompañaban en la casa de campaña frente a Palacio Nacional: “lo único que importa es ganar la presidencia de la república; desde allí se puede hacer todo, cambiar todo; y el Congreso debe estar para apoyar sin reservas al Presidente”. (Citado por Jesús Zambrano).
Así, desde la presidencia, hoy AMLO encabeza lo que intenta ser nada menos que un cambio de régimen.
O sea: una verdadera revolución, eso es la 4T.
El “me canso ganso” es la expresión festiva del voluntarismo presidencialista de Obrador…

PRESIDENCIALISMO…
Por formación, por convicción y por imperativos de su 4T, muchas de las formas de ejercer el poder y del estilo personal de gobernar de Andrés Manuel han revivido las formas, el fondo y las maneras del presidencialismo categórico a la mexicana.
La quintaesencia de ese presidencialismo inapelable era el albedrío del presidente saliente de designar a su sucesor en la silla del águila.
AMLO es uno de los tres presidentes más poderosos en los últimos 50 años; su presidencialismo, de raigambre tradicional, lo ejerce decididamente, intensamente.
Un hombre así, un presidente así ¿va a renunciar al prurito de designar a su sucesor?
¡Por supuesto que no!
Mucho menos si está absolutamente convencido, como lo está AMLO, que de esa decisión dependen la vida o la muerte de su 4T…

EL TAPADISMO…
En esta lógica, el tabasqueño ha revivido, en una versión personal y renovada, el principalísimo elemento del presidencialismo: el proceso de la sucesión presidencial.
Puede decirse que fue Adolfo Ruiz Cortines quien institucionalizó el ritual del tapadismo
Los tapados eran aquellos integrantes del gabinete presidencial con posibilidades de ser designados candidatos a la presidencia.
El apasionante, enigmático, ríspido y muchas veces cruel juego del tapadismo iniciaba a la hora en que el presidente designaba a su gabinete.
De ahí saldría a su heredero…

LA REGLA…
Y ahí iniciaba la batalla de todos contra todos, bajo la vigilancia atenta y la conducción del presidente.
Desde entonces se dieron dos modalidades en la sucesión: una bajo el método por elección y otra por descarte.
En la primera, el monarca sexenal tenía, desde el arranque de su gobierno, elegido ya a su sucesor. (La excepción, López Portillo, entró al gabinete a mitad del sexenio).
En el trascurso de cinco años, lo cultivará, lo preparará, lo pulirá, lo cuidará.
Con una condición imprescindible: sólo él, el Presidente, es el dueño del secreto.
Fueron los casos de Ruiz Cortínez con López Mateos, de este con Díaz Ordaz, de Echeverría con López Portillo, de Miguel de la Madrid con Salinas y de este con Colosio.
La elección (o destape) por descarte se daba cuando las circunstancias imperantes obligaban al presidente a elegir, más allá de su predilección, al que consideraba más apto y capaz de enfrentar las difíciles condiciones nacionales del momento.
Fueron los casos de Díaz Ordaz con Echeverría, de López Portillo con De la Madrid y de Zedillo con Labastida.
La otra regla de oro era que el presidente debía tener, desde el principio hasta el final, tres precandidatos; no menos, no más.
Todos los demás serían meros actores de reparto…

ADÁN…
AMLO retomó ambas fórmulas. Arrancó su sexenio con tres precandidatos: Ebrard, Monreal y Claudia, con predilección expresa por ésta.
Cuando, luego de las elecciones federales intermedias, Monreal es acusado por el ala dura del MoReNa de jugar las contras, queda excluido de la terna.
Inmediatamente el presidente restituye al trio llamando a su gran amigo (“Adán es mi hermano” dice Obrador) Adán Augusto López Hernández, poniéndolo al frente de la Segob.
Carambola de tres bandas: repone la terna imprescindible; le regresa la operatividad perdida a la Segob y mete una cuña oportuna y necesaria entre Marcelo y Claudia.
(¿Desde el arranque de su gobierno tenía AMLO planeada la llegada de Adán al gabinete?).
Desde su arribo a Bucareli, Adán va jugando.
Y jugando en serio…

LA SACUDIDA…
El proceso sucesorio inició bajo la modalidad de designación por elección, es decir: por predilección, y la heredera era Claudia.
El decisivo quinto año del sexenio inició con una panorámica favorable para tal designación, reforzada por el ánimo favorable de una mayoría cuatroteísta en ese sentido.
Pero la política (y la historia) son esencialmente impredecibles.
La perspectiva cambió cuando el MoReNa no tiene más remedio que ‘abrir’ el proceso para poner a las ´corcholatas’ a competir en ‘piso parejo’.
Y el escenario de la sucesión se sacude cuando en la alianza opositora surge, como erupción inesperada, el personaje capaz de competir en serio con el candidato(a) morenista…

HAY TIRO…
Y aquí estamos. El presidente Obrador había planeado una designación por predilección a favor de Claudia.
La realidad parece imponerle una designación por descarte: elegir entre Adán, Marcelo y Claudia al más apto para competir con Xóchitl y, a la vez, el más capaz para enfrentar el estado de cosas de la república dentro de un año.
En este escenario, los tres mantienen exactamente las mismas posibilidades (aunque algunas voces dentro de la 4T advierten que, dadas las nuevas circunstancias, Claudia podría estarse rezagando).
Pero de que hay tiro entre las corcholatas, hay tiro…

LOS NÚMEROS…
Sólo una persona, sólo una dentro de los millones de obradoristas había previsto como posible el nuevo escenario que a tantos ha sorprendido. Sí: AMLO.
Ahora se hacen claramente explícitos sus intensos e incesantes afanes en el diseño, preparación e instrumentación de su proceso sucesorio.
Sólo AMLO les dio la importancia cardinal a los números: en la elección federal intermedia, la alianza opositora obtuvo 2 millones de votos más que MoReNa y sus aliados. De las 23 gubernaturas puestas en disputa del 21 a la fecha, la oposición se ha quedado con 12 millones 90 mil votos, en tanto morenos, Verde y PT alcanzaron 12 millones 60 mil votos.
Así, AMLO está sin duda preocupado y ocupado, pero no sorprendido…

“El presidente conoce bien, muy bien a su candidato; pero hasta ahí; el poder transforma, y el poder presidencial es enorme, como enorme ha sido, en casos conocidos, la transformación de la persona del candidato convertida en presidente”.
Fernando Gutiérrez Barrios.

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