Mascarriel
Mario Ibarra Para Carlos Álvarez Larios.Con aprecio. *Las ilusiones masivas, la política ilusoria, elecciones y democracia…*De cómo AMLO sí estará en las boletas… No nos hagamos: la gente vota siempre por una ilusión.Llamémosle esperanza, anhelo, quimera, ensueño.Si la masa no está encendida por una ilusión, nomás no sale a votar.Esto así en todos los países […]
19 de junio de 2023

Mario Ibarra

Para Carlos Álvarez Larios.
Con aprecio.

*Las ilusiones masivas, la política ilusoria, elecciones y democracia…
*De cómo AMLO sí estará en las boletas…

No nos hagamos: la gente vota siempre por una ilusión.
Llamémosle esperanza, anhelo, quimera, ensueño.
Si la masa no está encendida por una ilusión, nomás no sale a votar.
Esto así en todos los países del mundo en dónde hay elecciones democráticas -incluso medianamente, pasablemente democráticas.
Y esto así desde que los revolucionarios franceses inventaron, allá por 1790, eso de la libertad, la igualdad y la fraternidad (una ilusión) con su agente histórico: el ciudadano libre, dueño de su voto igualmente libre, secreto y soberano (otra ilusión, en ciertas prácticas “democráticas”)
Diccionario de la RAE: “ilusión (del latín ilusio, -onis, engaño): 1-estado de ánimo de una persona que espera o desea que suceda una cosa. 2-cosa que se percibe como real siendo imaginaria. 3- Esperanza sin fundamento real”.
Pero, como decía Winston Churchill: “la democracia es el peor sistema político que los hombres han inventado… con excepción de todos los demás”
¿Es la democracia, entonces, el sistema mejor para venderle ilusiones a la masa?
Pues sí; ni hablar; pero es además otras cosas, muchas, que enaltecen a la especie humana.
Es igualdad ante la ley, es Estado de Derecho, es salvaguarda de los derechos humanos, es libertad individual y colectiva, entre otras muchas cosas positivas para el espíritu humano.
Pero ¡ya!, no filosofemos, estamos hablando de elecciones, la parte más compleja, patética y pervertida de la democracia.
“Nunca se miente tanto como en la guerra y en las elecciones” decía el canciller von Bismark…

EL VOTO ILUSIONADO…
El político, el caudillo, el líder que quiera llevar a la multitud a votar a su favor debe saber venderles una ilusión.
Y eso no es cosa de enchílame otra.
Pocos pueden hacerlo.
Pongamos por ejemplo a AMLO y la elección presidencial del 2018.
Una mayoría del 53% del electorado acudió alegre, entusiasta, ilusionada a entregarle su voto.
Toda esa gente estaba convencida de que Andrés Manuel era el cambio, la justicia tanto tiempo postergada, la igualdad por siempre anhelada, el bienestar completo caído del cielo.
Obrador para esos votantes significaba “el paraíso a la vuelta de la esquina”.
Esa ilusión -que los políticos llaman ‘proyecto’, ‘programa’, “oferta política”, se manifestó en el contundente triunfo electoral de AMLO en el 2018.
Por lo demás “Es la ilusión lo que mueve al mundo”, dice el Bhagabad Gita…

EL MÉRITO DE AMLO…
Para que un acontecimiento como ese suceda, se precisan dos cosas, principalmente: que la coyuntura histórica le sea totalmente favorable a la promesa el caudillo, y que este sepa aprovechar tal coyuntura.
Con AMLO sucedió esa síntesis en el 2018.
Hay que subrayar que este perseveró en su oferta de cambio, de transformación y de poner al poder ‘al servicio del pueblo’ durante 30 largos años.
Ese es su mérito.
Pero sin las condiciones políticas, sociales, económicas y, sobre todo, emotivas que le fueron construyendo los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto, Obrador no habría alcanzado el poder.
A su favor se juntaron el hambre con las ganas de comer.
Obtuvo el 53% de la votación total; pero un 47% votó en su contra…

LA APUESTA…
Por supuesto, el hoy Presidente quiere, pretende y se afana en que las próximas elecciones presidenciales sean una réplica, mejorada si se puede, de las del 2018.
Ese es su reto y su objetivo, su obstinación, su empeño.
Totalmente comprensible. Maquiavelo lo apoyaría.
Si una mayoría esperanzada le compró entusiasta su promesa de transformar este país en algo parecido al paraíso ¿Por qué no han de hacerlo dentro de un año?
Esa es la apuesta…

LA ILUSIÓN Y LA HISTORIA…
No creo que ninguno de los grandes vendedores de ilusiones de la historia americana reciente (Perón, Castro, Chávez, Trump, Lula, Bolsonaro, Bukele) engañen deliberadamente a sus seguidores.
Al contrario: están convencidos de que podrán cumplir todas sus promesas y convertir a sus respectivos países en una sucursal del paraíso en la tierra.
O sea: la ilusión que han sabido vender es, antes que de nadie, de ellos mismos.
Pero la historia nos enseña que ningún poderoso, de Alejandro a Mao, de Julio Cesar a Stalin, de Napoleón a Felipe González, de Kennedy a Putin, de Salinas de Gortari a López Obrador han podido cumplir sus deseos, sus proyectos y sus promesas a plenitud… ni mucho menos.
Entonces…

“POR LA GRACIA DE DIOS…”
El desafío que AMLO se ha fijado es convencer al mismo porcentaje de votantes del 2018 -o más, si se puede-, que la 4T no es una promesa fallida, que no es un compromiso incumplido, que no es una esperanza rota, que no es una ilusión.
Por eso estará en las boletas.
Sean Adán Augusto, Claudia o Marcelo quien figure en el cartón electoral, por una especie de magia, el votante pro 4T, en lugar de la cara de Marcelo, Claudia o Adán Augusto, verá el rostro de AMLO.
¿Magia?
¡No!
Es la gracia (don que cae del cielo y que con él se nace) de Andrés Manuel para encantar multitudes. (Antaño, los reyes eran reyes por la Gracia de Dios).
Ah!, pero ese don debe ser cultivado, pulido, afinado… y talentosamente utilizado.
AMLO lo ha hecho durante más de 30 años…

EL REFERENDUM…
Le llaman carisma, le llaman empatía, le llaman capacidad de liderazgo.
Es simplemente el hecho de saber hablarle a la masa con las palabras precisas para que esta te crea.
Ya luego, con los hechos, con los resultados, el líder acrecentará o devaluará su credibilidad.
Así, la elección presidencial dentro de un año será un referéndum: sí o no a la 4T.
Y será así porque AMLO así lo ha diseñado cuidadosamente, detalladamente…

EL DISCURSO…
Ahora, hay algo sumamente poderoso: el discurso.
Eso que hoy llaman la narrativa y que no es otra cosa que el relato que el caudillo hace de la realidad. O de lo que él percibe como la realidad. O de lo que él quiere presentar como la realidad, como la materialización de las esperanzas, como la realización de las ilusiones.
Como sea, el discurso es el medio con que el líder guía a la masa que lo sigue.
El discurso de AMLO, en palabras sencillas, en tono coloquial, deliberadamente maniqueísta, resulta de facilísima comprensión para sus multitudes: nosotros contra ellos: ellos, los conservadores, corruptos, mafiosos, rateros de cuello blanco son los responsables de todos los males que nos aquejan.
Nosotros, los cuatroteistas, somos los elegidos por la historia para remediar esas calamidades.
Y el discurso funciona y hasta arrebata. Hoy su principal bocina son las mañaneras…

AL FONDO DEL ABISMO…
¿Y la oposición?
Porque toda la construcción dialéctica, social, política y emocional construida por AMLO es para conservar el poder y aplastar a la oposición.
Pero la comentocracia dice que la oposición no existe.
Entonces ¿Para qué tanto esfuerzo y afanes de AMLO?
Pero la oposición existe y Obrador lo sabe.
Que las dirigencias partidistas anden en la pendeja, es otra cosa.
El día en que Andrés Manuel arrasó en la elección presidencial, ese día terminó el sistema de partidos que mangoneó la transición democrática, que se sirvió de ella, que se atragantó y, finalmente, se indigestó con ella.
Abusaron. Y desde el 2000, cotidianamente empedraron su camino hacia el abismo.
En el primer domingo de julio del 2018, AMLO y su MoReNa nomas les dieron el empujoncito final.
Allá siguen, en el fondo, y aún no se han dado cuenta…

ADVERSARIOS DE CUIDADO…
Pero, si al otro día en que la 4T tenga su candidato(a) presidencial, PAN, PRI y PRD se ponen a la orden de la oposición real, si le dejan elegir a su candidato (un Enrique de la Madrid, un Damián Cepeda, un Germán Martínez, una Lily Téllez, una Xóchitl Gálvez pueden convertirse en adversarios de cuidado), la elección presidencial del año próximo podría no ser un día de campo para el MoReNa.
Entonces entenderíamos todos los afanes, los esfuerzos y la estrategia electoral de AMLO…

“Una cosa es cómo se gobierna; otra cosa distinta es para qué se gobierna; y otra cosa muy diferente es para quien se gobierna”.
Otto von Bismark.

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