Mascarriel
Mario Ibarra *El ontológico enigma llamado Oposición…*El día en que estalló la partidocracia…El primer domingo de julio del 2018 le aconteció un tremendo sacudimiento al sistema político que había venido funcionando -de una forma u otra- desde que Lázaro Cárdenas lo fundó, es decir: desde 1940; es decir: 78 años consecutivos en el supremo poder […]
22 de mayo de 2023

Mario Ibarra

*El ontológico enigma llamado Oposición…
*El día en que estalló la partidocracia…
El primer domingo de julio del 2018 le aconteció un tremendo sacudimiento al sistema político que había venido funcionando -de una forma u otra- desde que Lázaro Cárdenas lo fundó, es decir: desde 1940; es decir: 78 años consecutivos en el supremo poder de la Presidencia de la República.
“¿Cómo que 78 años consecutivos en la presidencia?; ¿y los gobiernos panistas de Fox y Calderón qué?”, nos increpará el lector atento.
La respuesta es sencilla: con Fox y Calderón, hubo cambios de gobierno, no de sistema, no de régimen.
Como en el priato: cambiaban los gobiernos, y las diferencias entre uno y otro tenían que ver con la manera de gobernar del monarca sexenal en turno.
Lo que Cosío Villegas denominó “el estilo personal de gobernar”.
Ávila Camacho gobernó de manera distinta y con otras prioridades respecto a Lázaro Cárdenas; y el gobierno de Alemán fue distinto al de Ávila Camacho y así: Ruiz Cortínez, López Mateos, Díaz Ordaz, De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña: cada uno gobernó conforme a su real saber y entender, de acuerdo a su muy particular parecer sobre las prioridades del país y sobre el rumbo que había que imponerle a la república.
En ese sentido López Obrador tiene razón; Fox y Calderón fueron, a la postre, iguales que sus predecesores priístas.
Y hasta el 2018, el sistema prevalecía, impertérrito…

LA DEMOCRACIA NIÑA…
Con una fundamental reconfiguración: el sistema, el régimen, se democratizó y, ojo, lo hizo exitosamente, sin violencia.
Por vez primera en la historia del país ¡por vez primera!, tuvimos elecciones libres, vigiladas, con la cancha más o menos pareja para todos.
Por vez primera las elecciones no las organizó el gobierno (ya no fue juez y parte) ni las calificó el Colegio Electoral, que en los hechos se conformaba por la mayoría priísta en el congreso, sino el Tribunal Federal Electoral, tambien autónomo.
Por primera vez los ciudadanos realizaron las elecciones -ellos recibieron los votos, los contaron y le entregaron los resultados al Instituto Federal Electoral (IFE), órgano autónomo responsable de la organización y el cumplimiento de los procesos electorales.
Por vez primera, luego de 200 años como nación independiente, México pudo regalarse elecciones libres, democráticas, transparentes, profesionalmente organizadas sin injerencia del Estado.
Nuestra democracia cumple apenas 23 años.
¡Es una niñita!, arañando apenas su incierta, frágil, aventurada adolescencia…

LA CAIDA DEL SISTEMA…
A esto hemos dado en llamarle nuestra “transición democrática”.
Empezó en 1988, cuando el Frente Democrático Nacional (que un año después se convirtió en el PRD) postuló a Cuauhtémoc Cárdenas como candidato presidencial y puso en un predicamento dramático al PRI-gobierno.
Si bien el fraude electoral nunca pudo documentarse (la “caída del sistema” operada por Manuel Bartlett no dejó huellas tangibles) el estigma de la ilegitimidad persiguió durante mucho tiempo a Salinas de Gortari.
Fue sin duda por eso -y porque la demanda democrática por parte de la ciudadanía era ya incontenible, que el PRI contribuyo de manera determinante, en todas las reformas electorales que se dieron de entonces a la fecha.
En ese sentido, los historiadores ya empiezan a hacerle justicia al PRI, consignando que el expartidazo, de grado o forzado por las coyunturas políticas, económicas y sociales, participó con su venia en todas las reformas electorales.
Para muestra exhiben sólo un botón: la reforma electoral de 1996, que le costó al priísmo perder por vez primera en su historia la mayoría en el congreso federal, fue votada sólo por el PRI, pues la oposición -PAN y PRD- se abstuvo…

EL TSUNAMI DEL 2018…
Volvamos ahora al primer domingo de julio del 2018.
Ese día, la partidocracia se rompió, estalló como un jarró de barro que se estrella contra un muro de concreto.
Quedó hecha añicos.
¿Qué era la ‘partidocracia’?
Era el contubernio de los partidos mayores -PRI, PAN, PRD- y los menores -MC, PT, Verde y algunos otros de fugaz aparición, para apropiarse de la transición democrática… y de los beneficios que a ellos, los partidos, les derramaba.
Sí: ellos encabezaron la transición, con todos sus grandes beneficios para nuestro país, pero cobraron demasiado caro sus servicios.
De tal suerte que los gobiernos de Fox, Calderón y Peña le fueron pavimentando el camino al gran crítico del sistema, al gran inquisidor del régimen (todo un Sabonarola) Andrés Manuel López Obrador.
O sea: visto a toro pasado, el tsunami que arrasó a la partidocracia en julio del 2018, era bola cantada.
PRI, PAN y PRD habían trabajado afanosamente en la urdimbre de su propia desgracia…

MEJOR IMPOSIBLE…
AMLO no perdona la afrenta del 2006.
Es una espina que no ha querido arrancarse.
Aunque objetiva, documentalmente el fraude electoral nunca fue probado, Obrador y sus millones de seguidores sostienen desde entonces que Fox y Calderón ‘se robaron la presidencia’.
Sin embargo, ese ha sido el mejor regalo que su buena suerte le ha entregado al tabasqueño.
La oposición -PRI, PAN y Verde- habría tenido mayoría en el Congreso durante el sexenio entero de AMLO y hubiesen imposibilitado de pasar una sola de sus iniciativas de reformas constitucionales.
Más aún: esa oposición le habría hecho sudar la gota gorda.
(Justo lo que él les hace ahora).
En cambio, esos 12 años que transcurrieron del 2006 al 2012, no solo sirvieron para que la figura de AMLO creciera enormemente, sino que permitieron que Fox y Calderón, y sobre todo Peña Nieto, le pavimentaran el camino al empujar a una gran mayoría ciudadana a la decepción, el hartazgo y el encabronamiento.
Para AMLO, mejor imposible….

¿Y LA OPOSICIÓN…?
Pero la rueda del tiempo es inhumana y nada la detiene.
Dentro de 1 año y una semana estaremos en las urnas eligiendo al próximo presidente de la república.
Adán Augusto, Marcelo y Claudia, los posibles abanderados morenistas andan a mil por hora en busca de la candidatura.
¿Y la oposición?
Nada. Ni sus luces…
¿A un año de la elección…?
Pues sí, por asombroso que parezca.
¿Es parte de una estrategia, estarán esperando a que AMLO decida quién será su candidato(a)…?
Pues a pa’ tronco de estrategia…
Sin embargo, AMLO sabe -y de ahí parte toda su estrategia, que en las elecciones intermedias esa oposición fantasmal obtuvo 2 millones más que el MoReNa y su coalición.
Sabe -lo ha dicho en sus mañaneras varias veces, que eso que él llama “el voto conservador”, puede alcanzar 30 millones de sufragios; justo con los que él ganó en el 2018.
Sabe que si de un padrón de 95 millones de votantes, sale a votar un 70%, las cosas se pueden complicar para su candidato(a).
Por eso trabaja con todo lo que tiene, con todo lo que da y sin parar ante nada.
¿Y la oposición y ese pastelote de 30 millones de votos?
Analicemos, usted y nosotros, ese peliagudo asunto en nuestra próxima entrega…

“En política, la improvisación conduce a dos cosas: al fracaso y, como consecuencia ineluctable, a la extinción”.
André Malraux

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