Mascarriel
*Adán Augusto: cruzar el Rubicón… *El azar, la política, el poder, la historia… Mario Ibarra Los países, como los individuos, están sujetos al azar. La buena y mala suerte es determinante en eso que en la vida de los hombres y en la historia de las naciones se llama destino; es decir; el instante, la […]
10 de abril de 2023

*Adán Augusto: cruzar el Rubicón…
*El azar, la política, el poder, la historia…

Mario Ibarra

Los países, como los individuos, están sujetos al azar.
La buena y mala suerte es determinante en eso que en la vida de los hombres y en la historia de las naciones se llama destino; es decir; el instante, la hora o el día (o la acumulación de hechos en determinado lapso) en que fuerzas y circunstancias por completo ajenos a nuestro control nos arrojan a tomar decisiones que marcarán el resto de nuestra historia, ya sea la personal, ya la nacional -e incluso universal.
Así, hay individuos con buena suerte; y lo mismo se puede decir de las naciones… Y al revés volteado.
Ahora, en este mismo orden de ideas débese ponderar que tanto entre los individuos como entre las naciones hay quienes no saben qué hacer con su buena suerte, que no están preparados para, a partir de su portento, ser beneficiarios del destino, no sus víctimas.
Como diría William Faulkner: “lo que se considera ceguera del destino es en realidad miopía propia”.
O sea: para detonar exitosamente ese instante de confluencia entre la buena fortuna y la vida personal o de todo un pueblo, hay que estar preparados…

MITÓMANOS…
Especialmente en el orbe de la política y el poder… y de la historia.
Los mexicanos somos proclives a quejarnos de nuestra mala suerte.
“Éramos un imperio fabuloso en una tierra edénica pero llegó Hernán Cortez con 200 aventureros y acabó con todo”, nos gusta decirnos.
“Fuimos durante 300 años el principal productor mundial de plata pero toda se la llevaron los Habsburgo y los Borbones”, nos encanta quejarnos.
“Éramos el mayor país de América en el siglo XIX, pero a los gringos se les antojó quedarse con la mitad más rica”, nos lamentamos.
“Pobre México, tan lejos de dios y tan cerca de los Estados Unidos”, frase que se atribuye a Porfirio Díaz y que expresa elocuentemente esa tendencia nuestra a vernos como víctimas del destino.
De ahí nuestra proclividad a construirnos mitos para no enfrentarnos con nuestra verdadera historia…

CANTARELL…
Y, bueno, motivos no nos faltan: va como ejemplo: en 1976 se descubrió en México el segundo mayor campo petrolero de la historia: Cantarell, en el golfo de México.
Pero antes ya se explotaban los riquísimos campos del cretácico en el sur de Veracruz, Chiapas y Tabasco.
El entonces presidente José López Portillo nos convocó a “prepararnos para administrar nuestra riqueza”
¡Cinco años después entregaba a Miguel de la Madrid un país en total bancarrota!
Los gobiernos sucesivos de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto dilapidaron esa enorme riqueza, convirtieron a PEMEX en la empresa petrolera más endeudada del mundo y a México en un importador masivo de gasolinas, gas y diesel.

EL DIABLO…
En los mismos años setenta del siglo pasado Noruega descubrió yacimientos de crudo en sus aguas territoriales del atlántico con reservas más o menos similares a las nuestras.
¿Que hicieron los noruegos?
Decidieron utilizar su riqueza petrolera, mayormente, para garantizar el bienestar futuro de muchas generaciones.
Con los recursos petroleros crearon el Fondo Soberano Noruego, que hoy es el organismo financiero considerado el más grande tenedor de valores en el mundo, diversificando sus inversiones en 70% de acciones de empresas mundiales, 27% en renta fija y el resto en bienes raíces e infraestructuras renovables.
En 1974 el PIB per cápita de los noruegos era de 5 mil 700 euros anuales; hoy es de más de 100 mil euros.
¿Qué hicieron?
Administrar su petróleo inteligentemente, como lo han hechos algunos países árabes.
O sea: la buena suerte de tener petróleo como país no te garantiza nada: puedes patear esa buena suerte, como lo hemos hecho los mexicanos.
Y dicho sea con todo respeto: tan mal lo hemos hecho, que nuestra industria petrolera es irrecuperable: la deuda de PEMEX es dos veces superior al valor total de sus activos.
“El niño Dios te escrituró un establo/y los veneros de petróleo el diablo”, cantó López Velarde…

LA APUESTA…
Nos alargamos demasiado con el ejemplo de la buena suerte en la política y el poder.
Para poner otro ejemplo, Andrés Manuel López Obrador sostiene que la buena suerte es determinante en política.
Por supuesto, si se sabe ponerse a su alcance y luego aprovecharla, como él ha sabido hacerlo.
Y Adán Augusto López Hernández, se dispone a imitarlo, y sin cortapisas, sin mayores contemplaciones le dijo hace 15 días a Joaquín López Dóriga: “Sí seré presidente (de México)”.
Quienes escuchábamos la emisión registramos el tono de seguridad, de completo convencimiento con que Adán Augusto se expresaba.
En este espacio de Rumbo Nuevo consignábamos, hace 2 meses, las declaraciones de hombre de Bucareli respecto a sus intenciones.
En esa ocasión dijo que, en su momento, decidiría y anunciaría si iría o no por la candidatura presidencial del MoReNa.
A lo que aquí apuntamos: “si Adán dice que participa en el proceso, apuéstele, pues su trayectoria es resultado de una constante: jugar siempre a la segura. Si Adán dice que va, apuéstele”, postulábamos…

EL RUBICÓN…
Y ya lo dijo: “Voy a participar en el proceso interno de selección del partido (…) del que soy fundador”, le subrayó a López Dóriga.
Cuando este le preguntó a Adán Augusto su opinión sobre la referencia a Lázaro Cárdenas el 18 de marzo en el zócalo por parte de AMLO y su concisa advertencia de que él no se equivocará en la elección de su sucesor como el Tata, Adán fue preciso en su respuesta, pero, conforme a su estilo, tambien fue críptico y cuidadoso: “Habrá tenido sus razones para, en una fecha tan trascendental, hacer mención de esto (…) Pero ya antes se había referido al tema en los mismos términos…”, dijo.
Y en otra respuesta un tanto lacónica pero rica en significados, Adán sintetizó su pasado, su presente y su futuro, en relación con el Presidente Obrador: “Decidí acompañarlo desde hace muchos años (…) comparto totalmente (…) y creo que su proyecto de transformación tendrá ahora un proceso de continuidad con cambio…”
Bueno, Adán Augusto ha hecho lo debido y necesario: ponerse justo a la sombra de la buena fortuna…

“Es posible reconciliar autoridad y comprensión, poder y libertad”.
Irene Vallejo.

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