Mascarriel
*AMLO, la hija, el hijo, el hermano y el igual… *A 10 meses del plazo, aun en vilo la candidatura en la 4T… Año del Conejo en el calendario chino… Y en el almanaque azteca tambien. ¿Por qué? Porque en este año, el quinto en tiempos de la 4T, aquí saltará la liebre. Estamos a […]
30 de enero de 2023

*AMLO, la hija, el hijo, el hermano y el igual…

*A 10 meses del plazo, aun en vilo la candidatura en la 4T…

Año del Conejo en el calendario chino… Y en el almanaque azteca tambien.
¿Por qué?
Porque en este año, el quinto en tiempos de la 4T, aquí saltará la liebre.
Estamos a 16 meses exactos del 2 de junio del 2024, a 488 días de la elección presidencial, de las elecciones federales generales y de un titipuchal de elecciones estales y municipales.
Pero lo que suceda en las urnas ese día señalado del primer domingo de junio del año próximo, quedará en gran medida decidido en el año en curso.
El parteaguas histórico será fraguado, diseñado, cimentado y casi casi decidido, en los meses que corran de aquí al día en que el humo blanco se levante en medio de las carpas del MoReNa anunciándole a México y al mundo: “¡habemus candidato!”.
A partir de ahí no habrá retorno.
Y el destino de la 4T -su declinación hasta extinguirse, su permanencia o su maduración- pasará a otras manos.
¿Adán Augusto? ¿Claudia? ¿Marcelo? O, en lo insólito, ¿Monreal?
La decisión más peliaguda en la vida de AMLO…

EL PANORAMA…
Esto así porque, como pintan las encuestas el panorama político / electoral al día de hoy hoy hoy el candidato(a) del MoReNa sería, probablemente, el sucesor del presidente López Obrador.
Por supuesto, ese panorama puede variar, puede incluso alterarse convulsivamente de aquí a la fecha en que amanezcamos con candidato morenista, pero con su contrincante ya definido por las huestes de la orilla opuesta. (Por cierto, la calidad, la fuerza, el carisma, la capacidad y atractivo, el arrastre del abanderado opositor será un factor importante en la designación del abanderado de la 4T. Al tiempo).

EL JOLGORIO…
Políticamente, vivimos tiempos parecidos a los del priato.
En un sentido preciso: el quinto año del sexenio era el del destape: el monarca sexenal priísta elegía, inapelablemente, a su heredero.
Y en los diez u once meses previos al día del destape, aquello era un jolgorio, una kermés interminable, una larga festividad enfebrecida en torno al ritual de un enigma apasionante: el tapado.
Durante medio siglo – de Ávila a Camacho a Carlos Salinas- el tapadismo fue un ardor vehemente, un arrebato incontenible y una especulación enfebrecida no solo para la clase política y los detentadores del poder, sino para todos los mexicanos.
Desde las cúpulas del poder económico hasta los más depauperados campesinos, desde las -por entonces- crecientes clases medias hasta lo que -tambien por entonces-, se conocía como “proletariado”, desde las universidades hasta las barridas y rancherías, de costa a costa y de frontera a frontera, no había mexicano mayor de 20 años que no participara en la fascinación del ritual supremo del Tapado, chispeante y henchido de suspenso…

EL CUARTETO…
¿Y apoco hoy no vivimos sentimientos, emociones y expectativas muy similares?
Igualito que en esos días dorados del priato, hoy todos sin excepción nos devanamos los sesos con la única pregunta que importa: ¿por quién se decidirá AMLO, a quién le heredará la banda presidencial?
Claro: el hombre de Palacio sostiene, reitera, jura y perjura que el candidato(a) del MoReNa saldrá de las encuestas que, para ese propósito, ordenará realizar ese partido.
Pero todos sabemos -y lo sabemos porque así hemos decidido inferirlo todos (y todos es TODOS), que será el cuarteto conformado por AMLO, López Obrador, el Presidente y Andrés Manuel, nadie más, quien decidirá, en la soledad de Palacio y en de la incertidumbre quizá angustiante que ello implica, al que será el candidato(a) de la 4T a la presidencia…

EL APLAUSÓMETRO…
Y los primerísimos que así lo creen -o lo saben con certeza- son los propios aspirantes.
Adán Augusto, Claudia, Marcelo y Monreal, no hacen todo lo que hacen (y hacen mucho) para convencer a la tribuna: su principalísimo propósito es persuadir al Gran Elector de cada uno de ellos, por supuesto sería el mejor heredero de los legados históricos, políticos y de poder del actual Presidente.
Cada uno de ellos hace lo que hace para garantizarle a López Obrador que en su persona, él encontrará al mejor de sus herederos, al más capaz de continuar con fuerza y arrojo y talento la 4T, disipando al mismo tiempo toda duda sobre su lealtad personal, política e ideológica hacia AMLO.
Desde luego, en el mismo movimiento, los aspirantes actúan tambien para la tribuna, pero no porqué crean que el espectador tome parte de la elección del candidato, sino porque entienden que el aplausómetro de las galerías es un factor que sin duda el Presidente tomará en cuenta al momento de la gran decisión…

LA HIJA….
En nuestra última entrega del año pasado, reportábamos que la percepción de la comentocracia y de la clase política en general, remitía a una carrera parejera entre Adán Augusto y Claudia Sheinbaum en la carrera por la candidatura presidencial del MoReNa.
Pero, como apuntamos líneas arriba, nada está decidido y las fluctuaciones, los vaivenes y las alteraciones en el escenario sucesorio al interior de la 4T son continuas y cada más más encrespadas.
Así, arrancamos este decisorio 2023 con un panorama en el cual Adán Augusto, Claudia y Marcelo, mantienen, diríase, posibilidades equiparables, con un Monreal en segundo plano acechando la irrupción de uno de esos tsunamis políticos que en un instante transforman las condiciones políticas de un país.
Hasta los últimos meses del año pasado, se mantuvo esa percepción de que la favorita del Presidente era Claudia, y se reflejaba en las encuestas
Sin duda que a Obrador le gustaría heredarle la silla del águila a la Sheinbaum.
En la tradición del priato -y la 4T ha recuperado no pocos de sus atavismos y rituales-, se decía que el Presidente prefería heredarles el poder a sus hijos antes que a sus hermanos y, sólo por necesidad, a sus iguales.
Cierto, la hoy jefa de gobierno es, toda ella, hechura política de AMLO.
Tan es así que la propia Claudia intenta parecerse lo más posible a su creador hasta convertirse en un perfecto clon del tabasqueño.
Sólo que lo que “natura non da Salamanca nos prexta”, y los intentos de la Sheinbaun derivan con frecuencia en gesticulaciones que mueven a la pena ajena. Y se refleja en las encuetas…

EL HIJO, EL HERMANO Y…
Y si a esas vamos, Adán Augusto sería tan hechura política de AMLO como la misma Claudia.
Cierto, Adán inició su carrera en el PRI tabasqueño como subsecretario de gobierno con Manuel Gurria (de entonces data su gran amistad con los Enrique Priego, los Jaime Lastra, los Emilio Contreras et al) y fue coordinador en la campaña a la gubernatura de Manuel Andrade en el 2000.
Pero en el 2001 Adán ya estaba con López Obrador.
Con él antes que con el PRD.
Y de ahí p’al real creció como operador y como figura política al lado cercanísimo del hoy Presidente.
En ese esquema, en el que el presidente prefiere heredarles el poder a sus hijos antes que a sus hermanos, los “hijos” políticos de Obrador serían Claudia y Adán, Marcelo sería el “hermano” y Monreal vendría siendo el “igual”, el compañero de armas.
¿Aplicará el hombre de palacio la formula hereditaria de sus ancestros priístas?

“El hecho es que aquí y ahora, la Presidencia y el poder tienen propietario, de manera que todo el asunto radica en atinarle al heredero”.

Gonzalo N. Santos.

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