Mascarriel
Para José Socorro Paniagua. In memoriam. *AMLO, la 4T y la comezón del séptimo año… (II) *Crecimiento exponencial de Adán en el ánimo ciudadano… Mario Ibarra “Sin duda el año más difícil del sexenio para cualquier presidente es el séptimo”; la frase, atribuida a don Adolfo Ruiz Cortínez, representa “la expresión más elocuente del incontestable […]
22 de noviembre de 2022

Para José Socorro Paniagua.
In memoriam.

*AMLO, la 4T y la comezón del séptimo año… (II)
*Crecimiento exponencial de Adán en el ánimo ciudadano…

Mario Ibarra
“Sin duda el año más difícil del sexenio para cualquier presidente es el séptimo”; la frase, atribuida a don Adolfo Ruiz Cortínez, representa “la expresión más elocuente del incontestable poder presidencial”, que fuera el factor medular del régimen del PRI-Gobierno creado por Lázaro Cárdenas a finales de los años treinta del siglo pasado, enterrado por Ernesto Zedillo justo en el año 2000, al cierre de la centuria.
Hablamos entonces del régimen más longevo del siglo XX; más aún si tomamos en cuenta que su origen se remonta al gobierno constitucionalista de Venustiano Carranza en 1917.
O sea: estamos hablando de un régimen que duró 83 años.
Pues bien, una de las claves de la longevidad del régimen -y de sus éxitos: para bien y para mal construyó el país que hoy tenemos-, era la heredad de la Silla del Águila, eslabón esencial del sistema…

LA INCERTIDUMBRE…
Era la más importante decisión del del monarca sexenal saliente, decíamos en la pasada entrega.
Por eso, “el séptimo año del sexenio” era de una mordiente incertidumbre para el expresidente, “era el lapso de prueba para constatar que había dejado la conducción de la República en buenas manos”.
Pero, además de ser el año de la melancolía del poder, el “séptimo año del sexenio” era el de la entrada a la historia: apenas de regreso a su condición de ciudadano luego de haber sido, en toda la extensión de la palabra, un monarca durante 6 años, el expresidente se enfrentaba a la experiencia más contundente y definitiva, el conocimiento de cómo entraba en la historia: si como héroe o como villano; como prohombre político edificante o como fallido conductor de la república…

CALVARIO DE LOS “EX”…
Para no ir más lejos: camino a su casa, luego de haberle ceñido la banda presidencial a Luis Echeverría ese 1 de diciembre de 1970, Gustavo Díaz Ordaz sabía, con amargura invencible, que la historia ya lo había condenado inmisericordemente. Hasta el día de su muerte su senda fue sombras y de tarascadas.
Echeverria igual: al coronar monarca sexenal a José López Portillo, no sólo veía como se esfumaban sus quimeras de grandeza (soñó ser el líder del tercer mundo o presidir la ONU); tambien constató a esa hora temprana que las multitudes acarreadas que apenas ayer lo aclamaban, hoy le hacían patente su desprecio.
A López portillo le fue peor: aun antes de entregar el poder la gente ya lo desdeñaba y le reñía; a su retiro en las lomas de Cuajimalpa, el pueblo le puso “la casa del perro” y, cuando ya expresidente, intentó mostrarse en algún lugar público, de inmediato los presentes empezaban a gritarle al unísono y estentóreamente: “guau, guau, guau”. Murió en soledad en la casa del perro.
Miguel de la Madrid salió del flamante palacio de San Lázaro el 1 de diciembre de 1988, con la conciencia plena de que la historia le ordenaba remitirse al anodino desván que le destina a los mediocres.
Carlos Salinas de Gortari, el más poderoso de los presidentes después de Miguel Alemán, tuvo que exiliarse de inmediato en Irlanda, soportar ver a su hermano Raúl en la cárcel y mirarse a sí mismo convertido en botarga canallesca en plazas y calles mexicanas.
Ernesto Zedillo se fue del país al otro día de entregar la banda y no ha regresado.
Vicente Fox, que sacó al PRI de los Pinos y Felipe Calderón que intentó hacer lo que Fox no hizo, han recibido la benevolencia del respetable por representar la transición democrática y aún andan allí, dándole lata al Presidente Obrador.
Enrique Peña Nieto, que buscó y obtuvo un pacto benéfico con el nuevo gobierno, vive y disfruta (sí, disfruta) del exilio dorado en España…
Con la excepción de Fox y Calderón, que rompieron la égida priísta pero no al régimen, para todos los demás expresidentes el “séptimo año del sexenio” resulto cruel e irreparable…

BOCETOS PALENQUEÑOS…
Bajo este prisma, salta a la vista que el séptimo año de Andrés Manuel López Obrador será muy, pero muy distinto al de todos sus predecesores.
¿Por qué?
Bueno, porque se puso la vara más alta que ninguno.
Decidió que su gobierno, llamado significativamente el de la Cuarta Transformación, tenía que ser un cambio de régimen, nada menos.
Expresamente, sin reservas, convencidamente, expuso y expone su anhelo de figurar, en los anales de la historia patria, en sus páginas más épicas, con su figura compartiendo nicho con Hidalgo, Morelos, Juárez, Madero y Cárdenas, nada menos.
Si partimos de estos hechos, entendemos porqué, y desde hace rato, desde el inicio de su gobierno, vaya, la preocupación -y la ocupación- mayor de AMLO es el carácter que tendrá “el séptimo año de su sexenio”.
¿Se parecerá al de López Portillo o al de Ruiz Cortínez, al de Carlos Salinas o al de Miguel Alemán?
Porque en el primer día de su séptimo año AMLO sabrá sin duda si su 4T fue o no fue o, acaso, si, como aspira, la dejó encarrerada e imparable -propósito único en los 19 meses y días que le quedan en Palacio.
Sabrá, sin lugar a dudas (como todos sus predecesores) como le viene el juicio de la historia.
Bueno, intentemos columbrar, a esa distancia temporal, los bocetos palenqueños de nuestro hombre en su retiro…

LA MALA…
Lo haremos en próximas entregas.
Por hoy aprovechemos el exiguo espacio que nos resta para intentar algunas conclusiones de la marcha del pasado domingo 13.
Una primera evidencia: electoralmente, CDMX está electoralmente perdida para la 4T.
Y la perdió Claudia Sheinbaum.
¿Cómo lanzar de candidata presidencial a quien ha perdido el enclave histórico del PRD y hoy del MoReNa?
¿Cómo ponerle antifaz de ganadora a quien se ha dejado arrebatar la ciudad más importante del país, el centro político, económico, cultural de la república, con su enorme simbolismo histórico?
Otrosí: a pesar del enorme apoyo, Claudia no ha podido cuajar como como figura de arrastre, como adalid conmovedora y atractiva.
Y es que, como dice el refrán: “lo que natura non da, Salamanca non prexta”.
Allí hay un problema. Grave…

LA BUENA…
Esa es la mala.
La buena sería el crecimiento exponencial del secretario de gobernación, Adán Augusto López Hernández, en el ánimo de la ciudadanía.
Según la medición de México Elige, los morenistas mejor posicionados en el índice de simpatía popular son AMLO con 58%; Ebrard con 57%; Tatiana Clouthier con 56%; Claudia con 53% y Adán Augusto con 51%.
Quitando a Obrador, que no estará en las boletas, vemos a Marcelo, Adán y Claudia con mínimas diferencias en la aceptación popular.
Y si a posibles candidaturas nos vamos, México Elige sitúa a Claudia con 36% y a Marcelo y Adán empatados en 24%.
Claudia va bajando y Marcelo y Adán van subiendo.
Esto apenas empieza…

“No falta gente que ve todo muy claro, una vez que se le indica hacia dónde mirar”.
Emanuel Kant.

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