Mascarriel
*Sinopsis del tapadismo: instrucciones para votantes bisoños… *Adán Augusto, los tiempos, usos y costumbres, antecedentes… Mario Ibarra “Adán no para y tiene su hamaca en Gobernación”, dijo el presidente López Obrador en una de sus mañaneras de la semana pasada. Estamos en los tiempos mágicos de la sucesión presidencial. Por ello, la principal actividad de […]
4 de julio de 2022

*Sinopsis del tapadismo: instrucciones para votantes bisoños…
*Adán Augusto, los tiempos, usos y costumbres, antecedentes…

Mario Ibarra
“Adán no para y tiene su hamaca en Gobernación”, dijo el presidente López Obrador en una de sus mañaneras de la semana pasada.
Estamos en los tiempos mágicos de la sucesión presidencial.
Por ello, la principal actividad de los políticos de todos los partidos y de todas las tendencias, es interpretar cada una de las expresiones del Presidente que presuntamente tengan que ver con su proceso sucesorio.
Y no solo se hace la exégesis de sus dichos: tambien de sus gestos, de sus miradas, de sus apapachos, de sus supuestas muestras de frialdad o de distancia hacia los tapados (Adán Augusto, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard en este caso) en los eventos públicos a los que concurren los susodichos a la vera del Presidente.
Se trata de ir adivinando, a través de sus expresiones casuales (que nunca lo son), de su lenguaje corporal, de su talante, de su humor, de sus sonrisas o su adustez, en cada una de sus apariciones, hacia donde se iría inclinando la preferencia del Señor de Palacio (“los tiempos del Señor son perfectos”) respecto a los aspirantes que él mismo ha dicho y subrayado que son sus tapados.
AMLO rechaza esta figura de los tapados, pero todos sabemos que el antiguo ritual del tapadismo ha regresado.
Por una razón muy sencilla: como pintan las cosas hasta el día de hoy, hoy, hoy, a quien el Presidente designe con su dedo de oro como el candidato del MoReNa, ese (o esa) será el próximo Presidente(a) de México.
Estamos ante un ritual sobre el cual los votantes menores de 40 años de edad (que son un chingo, que son la mayoría) no tienen la más remota y peregrina idea.
De ahí la necesidad imperiosa de ilustrarlos sobre el tema…

CONOCER LA HISTORIA…
Desde 1988 (para el 2024 habrán transcurrido 38 años -2 generaciones de mexicanos) no se daba la situación que fue paradigmática de los años de gloria del priísmo: que el presidente en turno designara, con el mágico poder de lo que en esos tiempos se denominaba “el dedazo”, a su sucesor en Los Pinos, la residencia presidencial hasta el 2018, y centro del poder político de la república, como hoy lo es Palacio Nacional.
Fue Miguel de la Madrid el último presidente que tuvo la fuerza y las circunstancias favorables para imponer como su heredero a quien, desde el principio de su mandato, fue su favorito para sucederlo, Carlos Salinas de Gortari.
Pero tambien fue entonces, en las elecciones presidenciales de 1988, cuando se hizo evidente que el régimen del PRI-Gobierno, caracterizado por la fuerza incontestable del presidente de la república, entraba en franca, irreversible decadencia: el PRI se desgajó, y un numeroso e importante grupo de priístas encabezados por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, Gonzalo Martínez Corbalá y Andrés Manuel López Obrador entre otros, abandonaron el partido, conformaron un frente electoral junto con las diversas corrientes históricas de la izquierda mexicana, postularon candidato presidencial a Cárdenas y a punto estuvieron de arrebatarle el poder al PRI-Gobierno.
Aunque documentalmente nunca se pudo comprobar (los paquetes electorales fueron quemados en 1990), para los integrantes del Frente Democrático Nacional (FDN), para sus millones de votantes, para buena parte de la sociedad política, el gobierno tuvo que recurrir a un fraude electoral gigantesco para poder imponer a Salinas de Gortari.
De aquel FDN nació el PRD; del PRD surgió López Obrador como gran líder político y social, y este fundó al MoReNa.
O sea; las elecciones del 2024, son un episodio más de la historia reciente de nuestro país, y quien no esté lo suficientemente enterado de ello, no aquilatará la significación histórica de la próxima elección presidencial, no entenderá cabalmente su calado y no podrá valorar lo que habrá en juego…

EL NEOLIBERALISMO…
En la interpretación de ese lapso de nuestra historia reciente que hace López Obrador, 1982 señala la fecha precisa en que el régimen emanado de la revolución y el sistema presidencialista diseñado por Lázaro Cárdenas sucumbe y es suplantado por el hoy demonizado neoliberalismo.
En ese sentido su interpretación es correcta: con Miguel de la Madrid el Estado mexicano cambia de paradigmas, de modelo de desarrollo, realiza cambios estructurales enormes y determinantes, modifica radicalmente el rumbo del antiguo régimen, su vocación social estatista y, para bien y para mal, conduce al país durante 6 sexenios (de la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto), situándolo en donde lo encontraron AMLO y la 4T en el 2018. O sea: en donde hoy nos encontramos…

EL RETORNO DEL TAPADISMO…
Cerremos esta breve sinopsis histórica, imprescindible para entender el meollo de nuestro tema.
Uno de los héroes tutelares de nuestro Presidente es Lázaro Cárdenas, el fundador del régimen presidencialista mexicano, cuyas virtudes AMLO ha ponderado y pondera reiteradamente.
El eje sobre el que giraba ese régimen era la fuerza enorme de la Presidencia de la República.
Ese poder enorme permitía que el presidente saliente pudiera designar a su sucesor.
Decíamos que, desde que inicia la era del neoliberalismo con Miguel de la Madrid, ninguno de los posteriores mandatarios pudo heredarle el poder a quien previamente habían elegido para ello.
Ni Salinas ni Zedillo ni Fox ni Calderón ni Peña, pudieron hacer presidente a quien ellos deseaban.
Hoy, López Obrador ha recobrado el poder político y la fuerza de liderazgo que antaño tuvieron los llamados “monarcas sexenales”, de Lázaro Cárdenas a Miguel de la Madrid: la fuerza, el poder y la “legitimidad metaconstitucional” para designar a su sucesor.
Por eso hemos regresado a los tiempos del tapadismo.
Como entonces, sabemos sin lugar a dudas, quienes están en situación de resultar elegidos candidatos presidenciales: Adán Augusto, Marcelo y Claudia.
Pero solo el Presidente sabe quién será…

RITUAL: MAGIA Y PASIÓN
De ahí el juego, el ritual, la escenificación masiva de la obsesión que apasionó a los mexicanos de 1940 al 2000: adivinar quien es ya (o será al final) el señalado por el Gran Elector.
Juego y pasión que parten de la convicción -y para muchos la certeza- de que quien sea candidato oficial será, ineluctablemente, el próximo presidente de la república.
Juego y pasión que, luego de que ni Zedillo ni Fox ni Calderón ni Peña pudieron imponer candidato, creíamos agotados.
Pero he aquí que no ¡para nada!
Apenas ha surgido un presidente con la fuerza y el poder para hacer a su candidato presidente ¡nuestra pasión por el tapadismo ha resucitado con igual o mayor fuerza de la que tuvo hace 30 años!
Hoy todos queremos adivinar por quien de entre Adán Augusto, Marcelo y Claudia, ya a estas alturas AMLO se ha decidido…
Obsesión vana pero fascinante; intentona difusa pero apasionada; acertijo en tinieblas pero predilección irrenunciable.
Y en este juego de la gallina ciega, no faltan los ilusos, los ingenuos y los necios que, con una certeza delirante, van diciéndole a quien los escucha: “ya ni le busquen, es fulano…”

LOS ARCANOS PRESIDENCIALES…
Conjetural, laberintico, evanescente, inasible, el ritual del tapadismo al que nos abocamos todos sin excepción tiene la fascinación del enigma, el encanto del misterio, la angustia de lo impredecible, la impotencia de la fatalidad.
Pero nos atrapa irremediablemente.
Lo jugamos todos, menos el Presidente.
De ahí la fruición con que tratamos de leer entre líneas lo que dice, lo que hace, cómo lo hace; cómo mira a fulano o a zutana; cómo le sonríe a Claudia, le pasa el brazo por los hombros de Adán o hace una referencia elogiosa de Marcelo.
Todo, absolutamente todo lo que emane del Señor de Palacio es para nosotros mensaje a interpretar, clave para descifrar, signo para desmontar.
De ahí que para los seguidores del hombre de Bucareli (que por cierto aumentan notablemente cada día) resulte un mensaje clarísimo lo dicho por el Presidente: “Adán no para y hasta tiene su hamaca ahí en Gobernación”.
Lo que la frase dice metafóricamente es que Adán Augusto es un funcionario ubicuo, incansable, eficaz y productivo y que, si ello es necesario, hasta duerme en su oficina.
Pero, en los tiempos mágicos de la sucesión presidencial y del tapadismo, el arcano político que, según los simpatizantes del amigo y paisano del Presidente la frase encierra, les dice justo lo que ellos quieren oír: que Adán Augusto lleva ventaja.
Y bueno, en una de esas están en lo cierto…

USOS Y COSTUMBRES…
Lo cierto es que, cuando menos, subrayo: cuando menos, Adán Augusto tiene las mismas posibilidades de Claudia y Marcelo.
En ese periodo de la historia del país al que AMLO se refiere con ponderación y que corre de 1940 a 1976, conocido tambien como el del “milagro mexicano”, en el que el PIB nacional tuvo un crecimiento sostenido que admiró al mundo entero, la mayoría de los candidatos presidenciales salieron de la Secretaría de Gobernación: Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortínez, Gustavo Díaz y Luis Echeverria.
Y no hay que pasar por alto que Obrador ha recuperado usos políticos y costumbres del poder presidencial de aquellos años.
Como Ruiz Cortínez, Adán Augusto tiene la experiencia previa de la gubernatura, pero su currículum político es superior al de cualquier candidato presidencial de Lázaro Cárdenas para acá.
Subsecretario de gobierno en Tabasco; diputado local y federal, senador, gobernador y secretario de Gobernación; como operador político Adán coordinó la campaña a la gubernatura de Manuel Andrade, la que ganaron, sólo que el TRIFE les hizo de chivo los tamales en diciembre de 1999.
Y en los últimos 15 años fue el hombre fuerte de AMLO en el sureste…

“En política, el largo aprendizaje es la construcción de la pirámide; en su vértice se alcanzan la experiencia, el conocimiento, la eficacia… y la humildad para entender el poder”.
Michel Eyquem de Montaigne.

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