Mascarriel
*¿Disparo al pie de la señora Sheinbaum…? *DNV se prepara para un largo litigio internacional… Mario Ibarra “A confesión de parte, relevo de pruebas”, canoniza el célebre axioma de jurisprudencia. Fueron los surrealistas, con el gran André Bretón al frente, quienes, por allá en el tiempo de entreguerras (¡qué tiempos aquellos, los de la Francia […]
9 de mayo de 2022

*¿Disparo al pie de la señora Sheinbaum…?
*DNV se prepara para un largo litigio internacional…

Mario Ibarra
“A confesión de parte, relevo de pruebas”, canoniza el célebre axioma de jurisprudencia.
Fueron los surrealistas, con el gran André Bretón al frente, quienes, por allá en el tiempo de entreguerras (¡qué tiempos aquellos, los de la Francia de los años veinte del siglo pasado!), reclamaron y defendieron, con su habitual pasión, el muy humano derecho a la contradicción.
“Defiendo ante ustedes mi inalienable derecho a contradecirme”, cuenta Luis Buñuel que dijo Bretón en una de las cotidianas reuniones del grupo surrealista en su guarida, el café “La coupolle”, de aquel Paris que era una fiesta.
Vaya usted a saber si Roberto Gomes Bolaños, nuestro célebre Chespirito, leyó a Bretón, o a Paul Eluard, o a Luis Arágon, o a Antonín Artaud y demás surrealistas (personalmente creo que no), pero, más de medio siglo después, Gómez Bolaños hacía decir a uno de sus más emblemáticos personajes, la inefable chimoltrufia, “así como digo una cosa, digo la otra”, que viene siendo, dígame usted si no, la traducción coloquial del filosófico derecho a la contradicción defendido por Bretón y los surrealistas.
(Por cierto, pocas cosas tan poco conocidas y mal entendidas, en estos tiempos que corren, que el Surrealismo, que el vulgo ha convertido en un adjetivo: “surrealista”, que sirve para cualquier cosa. Hoy hay discursos “surrealistas”, tardes “surrealistas”, parejas “surrealistas”, dictadores “surrealistas”, partidos de futbol “surrealistas”, pasteles “surrealistas”, líderes políticos “surrealistas”, platillos “surrealistas” y lo que usted guste y mande, hasta el infinito. Y no; más que una expresión artística en cine, plástica, literatura, poesía, teatro, el Surrealismo fue una visión del mundo y de la vida, una moral, como lo apuntó en su momento Octavio Paz. Los surrealistas se proponían, de la mano de Sigmund Freud y Carlos Marx, “cambiar el mundo y cambiar la vida”, nada menos. Por cierto, cierro esta digresión y recuerdo que allá, en la tierra/ agua nativa del Presidente Obrador, habita un gran conocedor -y en sus tiempos genuino practicante- del surrealismo; se llama Homero T. Calderón y es más que mi amigo, mi hermano; saludos desde SMA, B. querido).

EL ASUNTO…
Perdón por el largo paréntesis. Volvamos a nuestro asunto.
Bueno, decíamos que el derecho a la contradicción, reivindicado por los surrealistas y, al cabo, asumido por la Chimoltrufia, resulta indisputable cuando, el individuo o la individua (Cantinflas dixit), lo reclaman y asumen con integridad, valentía e inteligencia.
Digamos que, si doña Claudita Sheinbaum nos hubiese advertido que estaba haciendo acopio de la herencia polémica de los surrealistas y de la Chimoltrufia al salir al ágora para denostar y condenar a la empresa noruega Det Norske Veritas (DNV), pues bueno, estaríamos entendiéndola.
Posiblemente no creyéndole, y probablemente, menos aun aceptando sus argumentos totalmente contradictorios a propósito de la empresa nórdica y de la tragedia que, hace un año, dejó 26 muertos y 70 heridos (muchos de ellos padecerán secuelas graves de por vida), cuando colapsó un tramo inter columnas de la línea 12 del metro de CDMX.
Estamos ante un asunto complejo, lleno de bemoles, fértil en enigmas, preñado de contradicciones, cargado de preguntas aún sin respuesta y, lo más grave, trajeado con inaceptables impunidades, cuando menos hasta hoy…

EL RECLAMO…
O sea, con su salida al foro para descalificar, fustigar y condenar a la danesa DNV, doña Claudita no adelantó nada en lo que todo mundo esperamos conocer, a fondo y con detalles: la suma de las causas que se tradujeron en 26 personas muertas y 76 heridas, hace poco más de un año, cuando colapsó la línea 12 del metro capitalino.
La jefa de gobierno despotricó contra DNV, acusándola de rendir diagnósticos “falsos y tendenciosos” sobre las causas del fatal accidente.
Obviamente, en automático la comentocracia entera, los medios todos y buena parte de los mexicanos, reaccionaron con estupefacción:
“Pero oiga, doña Claudita, si hace justamente un año, nos aseguraba usted exactamente lo contrario; nos decía entonces que DNV era la empresa más capacitada para realizar las investigaciones y determinar las causas del colapso de la línea 12; nos ilustraba usted sobre el impresionante currículum que DNV había acumulado durante 160 años de actividad científica y técnica en los 5 continentes; nos insistió sobre su prestigio mundial, sobre que es una de las 3 mejores empresas especialistas ( no más) que en el orbe entero hacen este tipo de trabajos: el peritaje forense del colapso de grandes obras estratégicas…”, le reclamó todo mundo y al unísono a la jefa de gobierno.

EL ENCOMIO…
Y con razón: ¿Cómo entender que de la apología del prestigio (real, cierto, merecido) de la empresa DNV, doña Claudita haya variado a la descalificación, el descredito y el juicio sumario contra la compañía danesa?
De inmediato los medios reprodujeron, textualmente en los periódicos y en audios en radio y TV, las palabras de encomio de la jefa de gobierno para DNV.
Cuando la empresa entregó su primer informe al gobierno de la CDMX, no obstante que no era obligatorio darlo a conocer públicamente, desde las mismas oficinas de la administración capitalina se filtró su contenido.
Ese primer informe señalaba deficiencias graves en el proceso de construcción, enumerando fallas de resistencia del concreto utilizado, mencionaba negligencias en los trabajos, deficiencias en los materiales, improcedencias en la soldadura de las trabes, azas de la colocación incorrecta e insuficiente de los pernos para unir las mismas trabes, entre otros defectos graves del proceso constructivo…

EL COLAPSO…
La inferencia que se derivaba de ese primer informe era lógica: el colapso era consecuencia de fallas estructurales motivadas por la deficiente construcción; o sea: había indudables responsables de la tragedia: el constructor -Grupo Carso de Carlos Slim, y el gobierno que le asignó la obra, encabezado a la sazón por Marcelo Ebrard.
Sin embargo, cuando se conoció ese primer informe de DNV, de inmediato surgieron voces, datos, documentos, que dejaban claro que desde mucho antes de la tragedia, desde 2017, se empezó a señalar la falta de mantenimiento a las trabes que sostenían el tramo colapsado.
El Sindicato de los trabajadores del metro (SNTSTC), igualmente, mostró documentos mediante los cuales se le requería a las autoridades del Sistema de Transporte Colectivo, cuya directora, cuando sucedió la catástrofe, era Florencia Serranía, el urgente mantenimiento preventivo y correctivo para ciertos tramos específicos de la línea 12, entre ellos, el que se desplomó.
O sea….

LA TORMENTA…
Ahora mal: El contrato del gobierno de CDMX con DNV establece que la entrega de los resultados de los peritajes se hará en tres partes.
Como ya vimos, la primera señalaba como “causa raíz” (así le llaman) a deficiencias y fallas en la construcción.
Del segundo no sabemos nada, aunque extraoficialmente se sabe que ya no fue del todo del agrado de las autoridades capitalinas.
Y la tormenta vino con el informe más reciente.
Fuentes serias tanto del ayuntamiento de CDMX como expertos cercanos a los trabajos de peritaje por parte de DNV, nos confían, bajo estricta exigencia de confidencialidad, que el informe de marras, causa de la reacción pública furibunda de doña Claudita, establece que las deficiencias de materiales y las fallas constructivas serían la causa primera del desplome de la trabe, pero, y esto es lo sustantivo, con el oportuno mantenimiento preventivo y correctivo, adecuado y debido, la tragedia pudo evitarse…

EL CALAMBRE…
De resultar verídica la información de nuestras fuentes, se entiende, claro, el acalambramiento de la jefa de gobierno y la su reacción subsecuente, airada y flamígera.
Por supuesto, este asunto está lejos de estar sellado; al contrario, cobrará mayor notoriedad y a partir de ahora.
De confirmarse lo que empieza a conocerse mediante filtraciones, el contenido del reciente informe de la empresa nórdica sobre la conclusión de sus peritajes, a saber, que la causa raíz fue la deficiente construcción de la línea 12, pero que el desastre pudo evitarse con el debido mantenimiento preventivo y correctivo, estaríamos ante hechos cuyo desenlace podría ser catastrófico para elevados personajes de la escena política nacional…

LOS PRESUNTOS…
Si esta hipótesis toma cuerpo y consistencia, deberán ser llamados a la palestra del juicio público, don Carlos Slim, cuya empresa construyó esa obra; don Marcelo Ebrard, el entonces jefe del gobierno del DF; Miguel Ángel Mancera, que sucedió en el cargo a don Marcelo del 2012 al 2018, y doña Claudita, jefa de gobierno del 2018 a la fecha.
Hay que señalar que los peritajes de la empresa DNV no son, jurídicamente, vinculantes.
Es decir, sus conclusiones técnicas no tendrán efectos judiciales sobre los presuntos responsables.
Oficialmente, la investigación debe estar a cargo de la Fiscalía de Justicia de CDMX.
Doña Claudita decidió contratar a un perito independiente y de alto prestigio mundial por dos razones: una, para que la investigación fuera neutral y acreditada y, dos, porque casi nadie en nuestro país confía en nuestro sistema de investigación y procuración de justicia…

EL DISPARO…
En suma, a partir de ahora, doña Claudia Sheinbaum, aspirante presidencial ella, pareciera haber decido caminar hacia esa candidatura sobre una cuerda de equilibrista.
Un peligroso acto de funambulismo que inexorablemente se alargaría hasta el mismo día en que el presidente López Obrador decida quien será el candidato (a) presidencial del MoReNa.
Parece evidente que a la jefa de gobierno la han muy mal asesorado en este asunto.
Hasta donde se alcanza a ver, optó por el peor de los vericuetos.
¿Un disparo al pie?
Nuestras fuentes cercanas a DNV nos aseguran que en la empresa no existe nerviosismo ni ambigüedades: están seguros de la calidad de sus peritajes, de su metodología y de sus conclusiones.
Doña Claudita les advirtió, contumaz, que se propone demandarlos.
Ello no inquieta mayormente a los daneses.
Aunque en el contrato entre ellos y el gobierno de la señora Sheinbaum se establece que cualquier diferendo jurídico entre ambas partes se radicará en la fiscalía de CDMX, saben que podrán acudir a otras instancias, nacionales e internacionales.
“Defenderán su prestigio mundial acumulado en 160 años y su reputación profesional al costo que sea”, nos dice nuestro informante.
Esto apenas empieza…

“En política, para mentir bien se necesitan inteligencia, talento, intuición y sentido de la oportunidad, y eso no te lo enseñan en el aula ni en el parlamento”.
Otto von Bismark.

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