Mascarriel
*AMLO, estrategia 2024: perder batallas para ganar la guerra… *Hecho el tiro en el MoReNa: van Adán, Marcelo y Claudia… Mario Ibarra Lo dijimos luego de las elecciones estatales intermedias del año pasado: “a partir de este momento, cada paso, cada decisión, cada evento y, en fin, todo, absolutamente todo lo que son y significan […]
2 de mayo de 2022

*AMLO, estrategia 2024: perder batallas para ganar la guerra…
*Hecho el tiro en el MoReNa: van Adán, Marcelo y Claudia…

Mario Ibarra
Lo dijimos luego de las elecciones estatales intermedias del año pasado:
“a partir de este momento, cada paso, cada decisión, cada evento y, en fin, todo, absolutamente todo lo que son y significan el lopezobradorismo y el gobierno de la 4T, toda decisión y toda acción estarán ordenadas por un solo propósito: ganar la elección presidencial del primer domingo de julio del 2024”.
(Lo cual hace todo gobierno desde que el mundo es mundo, aquí y en las galaxias circunvecinas).
Eso lo apuntamos en este espacio de Rumbo Nuevo hace más de 6 meses.
Hoy esa premisa está demostrada clara y contundentemente.
Lo mismo que la estrategia, ya irreversible, que ha elegido Andrés Manuel López Obrador para lograr, vía elecciones, que la 4T siga siendo gobierno, para continuar en su afán de llegar a convertirse en un régimen epónimo del creador de ese movimiento tan difícil de definir como es el lopezobradorismo: AMLO ha decidido plantear la contienda del 24 como un choque histórico entre patriotas y traidores.
¿Será esa, al final, la estrategia adecuada?
Bueno, tenemos justos 26 meses para irlo verificando, pues, anótese, dentro de 2 años y dos meses, estaremos un gran número de mexicanos retratándonos en la urna electoral que nos corresponda, elección que, mucho más que las del 1988, del 2000 o del 2018, será la madre de todas las batallas en la historia de la democracia mexicana.
El lunes 8 de julio del 2024 los mexicanos acudirán, en una proporción nunca antes vista (superior a un 70%, sin duda alguna) a las urnas; hasta entonces sabremos con certeza si la estrategia concebida, instrumentada y aplicada por AMLO y su 4T fue la adecuada.
Pero en tanto, ha menester, cada día, ir delimitando las coordenadas de la madre de todas las batallas electorales mexicanas; y midiendo a diario las posibilidades verosímiles de sus grandes protagonistas…

EL SON DE LA OPOSICIÓN…
Bien, el Presidente y su partido y su movimiento han decidido ya, inexorablemente, sus planes, sus estrategias y sus tácticas rumbo a la madre de todas las batallas electorales.
Como apuntamos arriba, en palacio Nacional se ha optado por separar al país tajantemente en dos mitades: la 4T y sus opositores; el lopezobradorismo y sus adversarios, los patriotas y los traidores de un lado y del otro.
Eso es lo que está en manos de AMLO, es parte de lo que él puede definir y decidir: cómo quiere, cómo planea que la 4T domine cada escaramuza para finalmente imponerse en la batalla definitiva del 8 de julio del 2024.
Pero una cosa es lo que el estratega quiera y otra la que la realidad decida.
(Y ya sabemos que la realidad nunca se ha sentido obligada a favorecer nuestras ilusiones y deseos)
Sin embargo, inmediatamente después de conocerse los resultados oficiales de las elecciones federales intermedias del año pasado, AMLO supo que el escenario para la madre de todas las batallas electorales era irreversible: supo que, en el tablado electoral del 2024, el MoReNa tendrá que bailar al son que le toque la oposición.
O sea: ya de entrada, las condiciones no las impondrán ni las fijarán, unilateralmente, ni el gobierno de la 4T ni su partido.
Esto, subráyese, si alguien lo sabe mejor que nosotros, es el Presidente.
Si la oposición –PAN, PRD, PRI y MC- deciden ir con un candidato presidencial de coalición único, les podrán las peras a 5 reales al lopezobradorismo; es decir, bastante caritas.
Si, por el contrario, deciden atomizarse como lo están haciendo en los 6 estados en donde se renuevan las gubernaturas dentro de 2 meses, el MoReNa volverá a arrasarlos….

BOTONES….
Dos botones de muestra son más que suficientes para sostener esa tesis.
Una, la sorprendente recuperación del voto opositor en las intermedias del año pasado: en la suma final de los votos, MC, PRI, PRD y PAN conjuntaron el 53 por ciento de los votos contra el 43 por ciento del MoRena, MT y Verde. (Los votos faltantes en esta suma corresponden a los partidos que perdieron el registro y a los votos anulados).
Y dos, en la suma de encuestas en los estados en donde habrá elecciones para gobernador, ahí donde cada partido opositor va por su lado (Oaxaca y Chiapas) la coalición encabezada por el MoReNa triunfará con amplitud.
Ahí donde PAN, PRD y PRI van juntos (Aguascalientes, Durango, Tamaulipas e Hidalgo), no sólo le presentaran tremenda disputa a la coalición oficial, sino que tienen posibilidades reales de quedarse con tres estados cuando menos.
Ahora bien, lo suyo lo suyo de AMLO, es la estrategia política.
El concebir, armar, implementar y aplicar políticas, estrategias y tácticas para desmantelar el poder establecido y conquistar el poder.
Él mismo se ha definido como un agitador de conciencias.
Ha demostrado ampliamente su enorme capacidad para socavar al establishment y convencer a millones de mexicanos de que él, y sólo él, tiene la clave para conducir al país a una nueva era de bienestar, concordia, bonanza y equidad.
Todo ello, conjuntamente, conforma lo que conocemos como lopezobradorismo, un movimiento incesante de muy difícil definición.
Claro, del dicho al hecho hay mucho trecho, y las dificultades que enfrenta la 4T son la prueba irrefutable de ello.
Y lo otro: hoy ese movimiento ya no busca la conquista del poder ¡es el poder político dominante y encabeza el gobierno de la república!
Su reto es, de ahora hasta el 2024, conservar el poder y, si se puede, acrecentarlo…

LA DISPUTA…
Para ello, AMLO y la 4T están en campaña.
Ya lo vimos: el presidente y su gobierno han decidido la trama de la guerra electoral: liberales contra conservadores, patriotas contra traidores.
Obviamente, esta es una dicotomía creada, es una versión parcial de la realidad compleja y heterogénea del país.
Pero, una de las particularidades esenciales de la disputa política es la presunción de una realidad.
El lopezobradorismo es una visión -histórica, política, social y económica- de México.
Y en la disputa política por la nación, lo que cuenta es, hoy como siempre y en una democracia, convencer al mayor número de votantes de que esa visión es veraz, y de que el método es el adecuado y el camino es el correcto para alcanzar el ideal que promete, en este caso, el lopezobradorismo.

GANAR PERDIENDO…
Para acentuar la versión de que la lucha por la nación se dará, en el 2024, entre liberales y conservadores, entre patriotas y traidores, han sido muy importantes, diríase esenciales para la 4T, tanto la revocación de mandato como las reformas constitucionales enviadas por el Presidente al Congreso.
El resultado de la revocación le permitió al MoReNa confirmar su piso electoral de 15 millones de votantes.
Insuficiente para ganar la elección presidencial frente a una coalición opositora con un candidato único, pero que conforma una base muy sólida y muy prometedora.
¿Por qué el Presidente insiste en mandar sus iniciativas de reformas constitucionales, sabiendo de antemano que serán rechazadas por el bloque opositor?, se preguntan los analistas bisoños.
¡Pues precisamente para eso, para que se las rechacen!
Para poder calificarlos de traidores a la patria.
Y para alimentar lo que es ya la oferta de campaña del candidato (a) del MoReNa en el 2024: la aprobación de las reformas energética, electoral y de la Guardia Nacional que la oposición “antipatriota” le habrá escamoteado al gobierno de la 4T en esta segunda mitad de sexenio.
Reiterémoslo: todo, absolutamente todo lo que se haga y diga en las mañaneras de palacio, lo que se haga y se proclame desde el gobierno de la 4T, lo que proclame y haga el MoReNa, está encuadrado en el plan maestro concebido, urdido, armado, aplicado y dirigido por AMLO, únicamente por él.
El plan para conservar la presidencia de la república…
Y en ese plan se ha decidido perder algunas batallas (las iniciativas de reforma) para aumentar las probabilidades de ganar la guerra (la conservación de la presidencia)

HECHO EL TIRO…
Para empezar, el lopezobradorismo ya tiene, firmes e indudables, a sus 3 precandidatos: Adán Augusto, Marcelo y Claudia (En la muy particular opinión de este espacio, en ese mismo orden de posibilidades).
Por supuesto, para los buenos lectores del lopezobradorismo y para los buenos entendedores de la mentalidad política de AMLO, desde el momento mismo en que Adán Augusto tomó posesión del caserón de Bucareli, era ya presidenciable.
Sorprendió a todos (menos a AMLO y a quienes conocen suficientemente las capacidades políticas de López Hernández) la eficacia que desde un primer momento demostró como secretario de Gobernación.
De hecho, en cuestión de días, revivió una dependencia que, en manos de doña Olguita, se había convertido en poco menos que en una entelequia.
Luego de la participación de AA en la promoción de la consulta revocatoria por el norte del país. En una de sus mañaneras, AMLO comentó que AA no andaba haciendo peripecias de precandidato.
Un propósito claro de deslindarlo, de protegerlo.
Pero el jueves pasado, el presidente decidió dejar, “oficialmente”, por así decirlo, las cosas en claro: tiene 3 precandidatos para sucederlo: AA, Marcelo y Claudia…

DÍAS DIFÍCILES…
O sea: Adán Augusto estará en las boletas… De la encuesta para sacar al candidato presidencial del MoReNa para la presidencial del 2024.
Y repetimos (Apreciación muy particular de este MASCARRIEL), en este momento aventajando a Marcelo y a Claudia.
Vienen días difíciles; los graves problemas que enfrenta el gobierno de la 4T se acrecentarán en lo que resta del sexenio.
En el momento preciso de la decisión para la candidatura presidencial, sin duda AMLO optará por quien, a su entender, mejor capacitado esté para enfrentarlos cuando él contemple el panorama desde su finca de Palenque.
¿Qué tenemos?
Ya no hay una ungida: hay 3 precandidatos…

“Yo también llevo una gorra en la mano, solo que a veces no me doy cuenta de que está ahí”.
Henning Mankell.

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