Mascarriel
Mario Ibarra *En el umbral del 2024, semáforo amarillo en el MoReNa… *La paradoja democrática: el ocaso de partidos y la plenitud de opositores… Hará cosa de 3 semanas, el Presidente López Obrador leyó en la mañanera buena parte de la columna política de Joaquín López Dóriga de ese día. La tesis de este era […]
14 de marzo de 2022

Mario Ibarra

*En el umbral del 2024, semáforo amarillo en el MoReNa…

*La paradoja democrática: el ocaso de partidos y la plenitud de opositores…

Hará cosa de 3 semanas, el Presidente López Obrador leyó en la mañanera buena parte de la columna política de Joaquín López Dóriga de ese día.
La tesis de este era que la oposición prácticamente no existe.
“Está hecha polvo”, decía.
Comprensible, natural que a un presidente le complazca y le anime que un destacado líder de opinión (a quien, es este caso, él sitúa entre sus adversarios) afirme que la oposición política a su gobierno, en los hechos, pareciera inexistente.
Ese es el sueño de todo gobernante, ya sea legítimo y con muy buen nivel de aprobación como López Obrador, o ya sea un despreciable dictador como los Maduro o los Ortega o los Castro, lamentables vecinos nuestros: que la oposición no exista.
López Dóriga sostenía en su columna que los partidos de oposición no se habían levantado de la lona después del tremendo nocaut que recibieron el 1 de julio del 2018.
Es cierto.
Siguen inconscientes, no han reaccionado.
No han sido capaces de la menor autocrítica, como primer paso indispensable para intentar reconstituirse.
Continúan como si nada les hubiese pasado.
Con liderazgos débiles y voraces, gandallas y perturbados, aturdidos y miopes, sin planes, sin propuestas, sin estrategias, sin mensaje, sin oferta, sin proyecto.
Todo ello muy cierto, hay que subrayarlo.
Y, bueno, rumbo a las elecciones estatales de este año, no podría haber un panorama más complaciente para un líder político y partidista como AMLO, quien además, no está demás subrayarlo, es Presidente de gobierno y Jefe del Estado mexicanos…

LA EVIDENCIA…
Nuestra primera intención luego de ver esa mañanera, de escuchar al Presidente y de leer a López Dóriga, fue retomar el tema en este espacio de Rumbo Nuevo, pero asuntos más perentorios se nos impusieron.
Cierto es lo que argumenta el columnista y que celebra AMLO: los partidos políticos siguen en Babia.
Pero de ahí a creer y a decir que “la oposición no existe”, hay distancia; una gran distancia.
Porque, a ver: que los partidos políticos de oposición PAN, PRI, PRD y PC se muestren incapaces de ofrecer una alternativa de nación contrastante a la de la 4T, que se manifiesten, juntos o cada uno por su lado, incapaces de presentarse como una opción mejor al MoReNa, no indica, per se, que no haya oposición.
Por supuesto que la hay.
Los resultados de las elecciones intermedias del año pasado son la prueba.
Si bien en la disputa por 15 gubernaturas el MoReNa se llevó 11 con el 73% de los votos, en las federales su porcentaje se redujo del 53% del 2018 a un 43% el año pasado.
Para no hablar de lo sucedido en CDMX…
O sea, opositores (votantes que votan contra el MoReNa) si hay; que los partidos que deberían aglutinarlos y organizarlos, anden en la pendeja, es otra cosa.
La lección del 2021 fue asumida por el MoReNa, según parece.
Corrijo: para el partido la lección pasó de noche, pero para el guía del movimiento, el Presidente Obrador, resultó sin duda una evidencia insoslayable.
Pareciera que solo dos hombres tienen clara conciencia que la elección presidencial del 2024, no será, de ningún modo, un día de campo: Andrés Manuel López Obrador y Adán Augusto López Hernández…

LA DISTORCIÓN…
Los resultados de las elecciones del 2021 deben ser leídas desde 3 ángulos distintos, cuando menos.
Por ejemplo: si de 15 gubernaturas en juego, el MoReNa se quedó con 11, resulta muy lógico que sus dirigentes y militantes hayan saludado los resultados como un triunfo categórico, y que la celebración haya sido en grande.
Pero fue un triunfo engañoso en buena medida.
La clave está en el dato que apuntamos: en las elecciones para gobernador, el MoReNa obtuvo el 73% de los votos, pero en la elección de diputados federales alcanzó sólo el 43% de los votos.
Una diferencia de … ¡30 puntos!
A ver, explíquese usted esta distorsión…

LOS CHAQUETAZOS…
Fácil: varios gobernadores priístas rindieron la plaza sin dar pelea.
La Pavlovich en Sonora, Quirino Ordaz en Sinaloa, el muy cuestionado ex gobernador de Colima, para dar no más que 3 ejemplos, decidieron traicionar (no hay otra palabra para referirse a su proceder) a su partido, el PRI, y quedar bien con el Presidente López Obrador.
Los 3 ya han sido puntualmente recompensados: Quirino con una embajada, la Pavlovich con un consulado y el ex de Colima con la tranquilidad de no ser investigado.
¿Inculpar al MoReNa o al gobierno por estos acuerdos?
No, de ninguna manera.
La política es negociación, trueque, intercambio.
Más bien, habría que reconocerle a los morenos su capacidad de convencimiento para que estos ex gobernadores dieran chaquetazo.
En su descargo, señalemos que el mismísimo Alejandro “a(m)lito” Moreno, presidente nacional del PRI, fue el factor determinante para que Layda Sansores se hiciera con la gubernatura de Campeche.
De haber ido el PRI en alianza con el PC, le hubieran arrimado una paliza de leyenda a doña Layda.
En fin. Basten esos 4 ejemplos para ilustrar que, si PRI, PAN, PRD y PC hubieran unido fuerzas en esas entidades, los resultados de las elecciones para gobernador habrían sido, muy probablemente, distintas…

EL TSUNAMI…
Que los partidos de oposición están “hechos polvo”, como señalaron el Presidente y López Dóriga, no hay duda.
Pero eso no es resultado de la eficacia del gobierno de la 4T ni de la consistente popularidad de AMLO.
Más bien es al revés: el tsunami electoral del 1 de julio del 2018 se debe, en primerísimo lugar a la estulticia, la soberbia y la necedad del PAN, del PRI y del PRD.
Estos 3 partidos, sobre todo el PAN y el PRI, que gobernaron del 2000 al 2018, cavaron consistentemente, eficazmente, su propia tumba durante ese lapso.
Gobiernos torpes, insensibles, viscos, corruptos y necios, los de Fox, Calderón y Peña, pavimentaron insuperablemente el camino del lopezobradorismo hacia a la presidencia.
Se esmeraron en ser más peores que lo peor…

EL MÉRITO…
AMLO se sirvió con talento, reflejos rápidos y creatividad de todo ello; con relativa facilidad pudo elaborar una propuesta electoral y una promesa política que, apoyadas en el cochinero de esos 18 años de mal gobierno, se le aparecieran al electorado como la única salida.
Ese es su mérito.
PAN, PRI y PRD fueron las albaceas de nuestra transición democrática.
En el 2000, en el 2006, en el 2012, la sociedad, que esperaba grandes cosas de la democracia, les encargó administrarla, convertirla en el crisol de una era de justicia, bienestar y esperanza.
Fox, Calderón y Peña y sus partidos fallaron miserablemente.
La mayor parte de la sociedad, los pobres (60% de la población), los rezagados, los ofendidos y humillados, pero también una porción importante de las clases medias, la clase intelectual y académica, agraviados y burlados, frustrados e iracundos, desde mucho antes del 1 de julio del 2018, habían decidido que le darían su voto al lopezobradorismo.

LOS NÚMEROS…
Pero es muy importante tomar en cuenta los números.
AMLO y sus aliados arrasaron en la elección presidencial con el 53% de los votos.
En las legislativas federales alcanzaron sólo el 43%, y la mayoría calificada que ejercieron en la pasada legislatura, la obtuvieron con maniobras no ilegales, pero sí ilegítimas.
Otro dato insoslayable: 30 millones de ciudadanos sufragaron por AMLO para Presidente; cantidad equivalente al 36% del padrón electoral del 2018.
24 millones votaron contra AMLO y 30 millones se abstuvieron de votar.
En MoReNa han querido ver (y obnubilarse con esa visión), que hace 3 años la votación les fue prácticamente unánime, lo cual está lejos de la realidad, como claramente lo prueban los números…

LAS ENCUESTAS…
Estamos a pocos meses de cruzar el umbral hacia las elecciones presidenciales del 2024.
Seis gubernaturas se ponen en disputa.
Hasta hace poco, se daba por descontado que el MoReNa arrasaría.
Según la mayoría de las estimaciones, tenía en la bolsa 5 de esas 6 gubernaturas en juego; y se consideraba que, en una de esas, podía llevarse las 6 en juego.
La más reciente encuesta de El Financiero nos da un panorama distinto.
Las mediciones demoscópicas de Alejandro Moreno para este diario han ganado, desde hace largo rato, una muy sólida credibilidad.
Por eso son tomadas muy en serio por dirigentes y partidos políticos y por la clase política en general, lo mismo que por la comentocracia.
Según esta medición reciente, los candidatos del MoReNa, Salomón Jara y Mora Ledezma, en Oaxaca y Quintana Roo, llevarían una amplia ventaja en la intención del voto con 25 y 13 puntos respectivamente.
Sucede que en estos estados, PAN, PRI y PRD no han logrado -o no han querido-, conjuntar una alianza y, en cambio, los gobernadores de Oaxaca, Alejandro Murat, y de Quintano Roo, Carlos Joaquín, desde hace rato son aliados del Presidente Obrador, al grado de que ambos tienen ya chamba asegurada en el gobierno de la 4T al final de sus respectivos sexenios.
Pero en donde la oposición va en alianza, su ventaja es enorme: en Durango, Esteban Villegas anda 22 puntos arriba en las encuestas, en tanto que Tere Jiménez aventaja con 20 puntos en Aguascalientes. Tamaulipas e Hidalgo están en vilo. En el estado norteño, el candidato de la alianza, César Verástegui, le lleva 4 puntos de ventaja al morenista Américo Villareal, en tanto que en Hidalgo, Julio Menchaca del MoReNa está prácticamente empatado con la candidata aliancista, Carolina Viggiano, a quien apenas supera por 2 puntos en las encuestas…

LOS MOLINOS…
Lo preocupante para el MoReNa es que, como decíamos líneas arriba, pareciera que solo dos hombres, AMLO y Adán Augusto, están conscientes de tal situación.
Todos los demás, de Mario Delgado para abajo, sin excluir a las Sheinbaum, los Ebrard y los Monreal, están ocupados en lo suyo: sus aspiraciones personales.
Y esta actitud se reproduce ad infinitum tanto en el MoReNa como en el gobierno de la 4T y la mayoría de los gobiernos estatales y municipales: todos dan por descontado que ya ganaron las elecciones de este año y que arrasarán en 2024, de ahí que lo único que les ocupe y les preocupe es llevar agua a sus muy particulares molinos.
AMLO y Adán Augusto tienen claro este panorama.
Ha llegado la hora de sacudir el zarzal tajantemente.
Esté usted muy atento…

“La verdad es algo exterior a uno mismo, algo que se descubre paso a paso y muchas veces con dolor, con azoro; precisamos humildad y valentía para enfrentar los impactos de la verdad; no, la verdad nunca será algo que vas inventando conforme avanzas, como el gusano de la seda secreta su hilo precioso…”
George Orwell.

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