Mascarriel
*Ocaso de partidos y el gambito de AMLO… *El PRI en el jardín de los senderos que se bifurcan Mario Ibarra Una muerte convenenciera es una muerte indigna. “Toda manera de morir implica una forma de vivir”, señalaba Octavio Paz. No es lo mismo optar por una muerte conveniente que hacerlo por una extinción convenenciera. […]
11 de octubre de 2021

*Ocaso de partidos y el gambito de AMLO…
*El PRI en el jardín de los senderos que se bifurcan

Mario Ibarra
Una muerte convenenciera es una muerte indigna.
“Toda manera de morir implica una forma de vivir”, señalaba Octavio Paz.
No es lo mismo optar por una muerte conveniente que hacerlo por una extinción convenenciera.
Lo conveniente es un concepto con notas de creatividad, con resonancias éticas y morales. Es un término de signo positivo.
Lo convenenciero nos remite a la mezquindad, al cálculo egoísta, a la ambición enajenada.
En política, el funcionario o dirigente partidista que piensa sobre todo en el bien de la comunidad, en lo conveniente para la sociedad, es no sólo un hombre decente, es un ciudadano ejemplar y un aspirante a Estadista.
En cambio, quien hace política atendiendo sólo a su conveniencia particular, a las ambiciones de su ego y a sus ansias de poder, es un vulgar convenenciero, un individuo procaz y despreciable.
Y como toda forma de vida prefigura una forma de muerte, el primero procurará despedirse del mundo en paz y con dignidad en tanto el segundo padecerá una muerte vergonzosa y desdichada.
Si el PRI fuera un individuo, es esas andaría: entre elegir una muerte digna cumpliendo su papel o abocarse a una muerte vil y abyecta diluyéndose en otro partido, MoReNa en este caso…

EL PRI AUN…
Esa es una lectura, pero no es la única. Hay otras. Varias.
Recapitulemos.
Como va siendo ya costumbre, en este espacio de Rumbo Nuevo nos adelantamos con el tema, que desde los resultados electorales de junio detectamos como inminente: el PRI aun haciendo historia.
En nuestras entregas del 13 y del 20 de septiembre, nos referimos a una de nuestras realidades innegables e irreductibles: desde su nacimiento como PNR en 1929, convertido en PRM con Lázaro Cárdenas en 1938 y luego como PRI desde 1946, este partido es parte medular de la historia de México.
En el 2000 perdió la presidencia de la república, pero conservó gran parte del poder.
Tanto así que 12 años después retornó a Los Pinos.
En el 2018 sufrió la peor de sus derrotas electorales.
Hace apenas cuatro meses perdió 8 gubernaturas.
Seguramente perderá Hidalgo y Oaxaca el próximo año.
Más de una vez hemos cantado sus exequias adelantadas.
Sin embargo, hete aquí que, en esta hora, tiene en sus manos (en sus votos, mejor dicho) el destino del MoRena, el del gobierno del presidente López Obrador y, en suma, el del país entero.
Nada menos…

LA VUELTA EN “U” …
Pero, atención: para entender lo que sigue, ha menester tener completamente claro el origen, la evolución, el cenit y la declinación del PRI.
Cierto, es nieto del PNR, hijo del PRM y, a partir de su nacimiento oficial el 18 de enero de 1946, hechura de sí mismo.
Sin embargo -y esto es fundamental, han sido tres partidos distintos para tiempos diferentes y propósitos diversos.
Calles creo al PNR para re-unir a la familia revolucionaria, exterminar a los caudillos regionales y concentrar el poder. Lo logró.
El PRM corporativista de Lázaro Cárdenas (inspirado en el partido comunista de la URSS, pero con elementos estructurales del fascismo italiano y español), se proponía conducir a México por la ruta del socialismo.
El PRI es la vuelta en “U” para caminar en sentido contrario.
Efecto temprano de la guerra fría iniciada al término de la segunda guerra mundial, el PRI materializa y expresa la decisión del Estado mexicano de alinearse con su aliado y vecino: Estados Unidos.
Con Miguel Alemán, en el horizonte aparecen el progreso, la industrialización, el crecimiento económico como metas.
Tres partidos distintos con objetivos divergentes, métodos dispares, pero con la mima capacidad para adaptarse al contexto histórico… ¡Ah!, y con una sola idea: conservar el poder a cualquier costo y ejercerlo de forma vertical y autoritaria…

“EL ENFERMO…”
De manera que, si queremos entender lo que sucederá y si aspiramos prever los hechos de algún modo, debemos entonces espabilarnos.
Ojo: no podemos cometer el error de hablar del PRI como si un de objeto inane (piedra, tabla, monigote) se tratara: si el partido que nació hace 90 años tiene hoy en sus manos parte del destino del MoReNa, de la 4T, del Presidente y de la Nación, será cualquier cosa, un enfermo grave incluso, pero para nada inerme.
Otrosí: no olvidar la capacidad camaleónica del PRI: concebido como el principalísimo instrumento político del monarca sexenal, era la expresión contundente del estilo personal de cada uno de ellos.
El PRI de López Mateos fue distinto al de Díaz Ordaz; fue otro PRI con Echeverría y López Portillo y, con de la Madrid cambió tanto, que terminó por escindirse.
Con Salinas y Zedillo enfrentó su fin como partido hegemónico, perdió la Presidencia en el 2000 y regresó al poder en el 2012.
Más de una vez lo hemos dado por muerto.
¿De qué PRI hablamos hoy, diciendo que enfrenta un dilema en el que están pintadas (como en los labios de Merceditas) su vida y su muerte…?

EN EL JARDÍN…
Ahí está el detalle, diría Cantinflas.
De acuerdo con la determinación que asuma, sabremos con precisión qué es el PRI de hoy y de qué está hecho.
Cierto, en un planteamiento retórico pero impactante, López Obrador ha colocado a los priístas en el borjeano ‘Jardín de los senderos que se bifurcan’.
Yu Tsun, el personaje principal del cuento, espía del imperio japones en Londres en los primeros años de la segunda guerra mundial, sabe que camina hacia su muerte; ha tomado esa decisión para servir a su patria, por eso cavila que “el ejecutor de una empresa atroz debe imaginar que ya la ha cumplido, debe imponerse un porvenir que sea irrevocable como el pasado”.
Sobrecogedora imagen: ¡un porvenir irrevocable, como el pasado!
Con astucia de ajedrecista afgano, AMLO les plantea a los priístas un (supuesto) dilema moral: hacen honor al Tata Lázaro y a López Mateos y aprueban su iniciativa de reforma eléctrica, o se alinean con el aborrecido (por el cuatroteismo) neoliberalismo salinista si la rechazan.
Es probable que más de un priísta haya caído en el gambito presidencial y estén ahorita mordiéndose las uñas en dubitación estremecida: “¿Con el Tata y López Mateos o con Salinas?”. …

EL GAMBITO DE AMLO…
La disyuntiva moral plateada por AMLO es también ideológica, y es aquí donde está el detalle: los priístas no tienen ideología.
Desde su fundación en enero de 1946 el PRI desdeñó toda ideología.
Y sus principios eran tan intercambiables como los de Groucho Marx.
De tal suerte que, para los diputados y senadores del PRI de la actual legislatura, esa disyuntiva de ética política o de identidad ideológica no existe.
(En realidad, el astuto gambito de AMLO, tiene objetivos más amplios y a mayor plazo, como veremos más adelante).
Además, la escuela política mexicana, la política a la mexicana, vaya, la inventó el PRI.
De tal jaez, quien se imagine ahorita a los diputados y senadores priístas azotados por el silicio de la duda, se equivoca: ¡están contentísimos!
¡Se frotan las manos de contento!
No sólo son dueños de su propio destino: ¡Tienen en sus manos el destino inmediato y mediato de la república!
No es elipsis. No hay exageración.
Para cualquier país la energía es todo.
Y todo es todo.
Por eso, como buenos políticos priístas, lo primero que han hecho es tomarse su tiempo…

LAS OPCIONES…
Si el PRI vota en bloque a favor de la iniciativa del ejecutivo, se diluye en Morena, queda al nivel del PT, del Verde y PES, lo que además de ser demasiado degradante, lo aniquila como partido.
Si, al contrario, junto con PAN, PRD y MC, le da barranca a la contrarreforma eléctrica cuatroteista, como espartanos y atenienses ante los medas, los priístas habrán tomado la decisión más arriesgada, pero su recompensa puede ser Maratón.
Entre esos dos polos radicales, los priístas tienen varias opciones.
Ya las iremos revisando una por una en próximas entregas…

EL COLAPSO…
¿Y del otro lado de la cancha?
El presidente López Obrador hace su juego.
El nombre del juego es 2024.
Y el contexto -la cancha- es una coyuntura histórica con todos los partidos políticos en crisis.
En junio del 2018 colapsó el sistema de partidos que, de 1988 a 2018, produjo nuestra transición democrática.
(El arribo del MoReNa al poder es parte de esa transición que, por supuesto, no ha terminado).
Del tsunami del 18, PRI, PAN y PRD salieron devastados.
Justamente, porque ellos fueron los agentes, los causantes mayores, los convocantes del vendaval que los arrasó.
No se han recuperado.
En el PAN van de mal en peor, como lo demuestra la ridícula reelección de Marko Cortés.
Se avivaron en las elecciones pasadas, fueron en alianza y, al menos, se demostraron a sí mismos que no están muertos.
MC gobierna los dos estados más importantes del país, pero su crecimiento no está garantizado.
Del otro lado, PT, el Verde y el PES, no pasaran nunca de ser lo que son: viles partidos / sanguijuela.
Y MoReNa, así siga en plan de arrasadora, no es un partido político.
Como su nombre lo dice, es un movimiento que se mueve al influjo de su demiurgo y paladín: el presidente López Obrador.
Este es el contexto, la cancha.
AMLO pintó el tablero, conduce el juego, es juez y parte, autor y lector al mismo tiempo.
O sea: ¿la historia está ya escrita?
Para nada. Y nadie lo sabe mejor que el tabasqueño.

LA ESTRATEGIA…
Como fue presentada, la contrarreforma eléctrica es radical.
Le cambia el rumbo al país y nos regresa a condiciones habidas hace décadas.
¿Para bien?
¿Para mal?
El gobierno despliega sus argumentos.
Los opositores y críticos a su iniciativa los refutan.
(Daremos nuestra opinión, técnicamente y económicamente sustentada en su momento).
Adelantamos lo que sabemos y que exponemos en nuestra próxima entrega, pues seguimos en el tema: al enviar su iniciativa, el Presidente sólo contaba con una certeza: que tenia que ser negociada -nada de aquello de no moverle ni una coma.
Sabe también que puede ser enterrada.
Pero esa posibilidad es parte de la estrategia.
Si la reforma camina, AMLO y la 4T ganan todo.
Si es rechazada ¡también ganan!
¿Cómo así?
Lo analizamos a fondo el próximo lunes…

“La paloma no hará sino tirar todas las piezas del ajedrez, defecar sobre el tablero y, luego levantar el vuelo, cantando con orgullo su victoria, dejando atrás el desorden y el cochinero que otro tendrá que limpiar”.
Ece Temelkuran.

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