Mascarriel
Mario Ibarra *Vista de la pandemia desde Madero y hasta el zócalo… *En CDMX el covid pareciera sólo un mal recuerdo… Así, de repente, pareciera que aquí no ha pasado nada. La misma calle atestada y vibrante, que vimos y vivimos días antes de que el gobierno de la 4T declarara oficialmente al país bajo […]
23 de agosto de 2021

Mario Ibarra

*Vista de la pandemia desde Madero y hasta el zócalo…

*En CDMX el covid pareciera sólo un mal recuerdo…

Así, de repente, pareciera que aquí no ha pasado nada.
La misma calle atestada y vibrante, que vimos y vivimos días antes de que el gobierno de la 4T declarara oficialmente al país bajo el ataque de la pandemia del Covid-19.
Aquí, de pronto, tratado de abrirnos paso franco entre la multitud que a estas horas del día -9:08 horas- ha tomado la calle diríase por asalto y, con evidente prisa mañanera fluye en una especie de ordenado caos, aquí, de pronto, ante una Avenida Madero idéntica a como la vimos y la vivimos antes de la pandemia, parece tan lejano ese febrero del 2020 que no tuvimos más remedio que rendirnos ante la evidencia: el maldecido bicho estaba aquí y había que enfrentarlo.
Es extraño, en medio de esta multitud apresurada que viene de todos lados y se dirige a todas partes, sentir asombrosamente lejano ese tiempo en el cual nos asumíamos, entre escépticos, temerosos y mexicanamente valemadristas, bajo la amenaza del covid; sí, ese febrero del 2020 se siente, aquí y ahora, lejano, lejanísimo…

“UN PEDAZO DE TRAPO…”
¿Por qué?
¿Por qué ese paradójico juego de la memoria que nos hace sentir como inusitadamente lejano el tiempo de los inicios de la pandemia en nuestro país, cuando, en realidad, apenas ha transcurrido un año y medio -18 meses- de entonces a la fecha?
Puede ser que el cúmulo de acontecimientos relacionados con la peste -personales, familiares, sociales y nacionales no haya sido aún procesado debidamente por nuestra conciencia personal y colectiva, y que resultará tan avasallante, tan apabullante, que en este momento nuestra capacidad de raciocinio nos impone una especie de velo de lejanía temporal, algo así como un vacío inefable entre nuestra conciencia y el significado rotundo del cúmulo de acontecimientos de marzo del 2020 a la fecha.
“Pareciera que aquí no ha pasado nada” decíamos al arranque de estas líneas, pero eso es sólo una impresión fugaz.
Porque apenas lo piensas: “parece que aquí no ha pasado nada”, te das cuenta de que la imagen es errónea: fíjate, la mayoría de la gente -una mayoría patente, muy pronunciada por fortuna, lleva tapabocas.
Tal percepción te lleva en automático, como sucede habitualmente con el encadenamiento de ideas, a una especie de revelación un tanto chocante: un pedazo de trapo significa hoy y significará de ahora en adelante, un antes y un después en la historia de la humanidad, en la historia de tu país, de tu comunidad, de tu familia y en la tuya personal -sí: tú también cargas con tu historia personal respecto al maldecido bicho que te atacó, que atacó a tu familia, que venció a familiares y amigos, antes de que la vacuna fuera levantando su formidable escudo contra la peste…

AVENIDA MADERO…
Camino este viernes por la calle de Madero, desde San Juan de Letrán (me negaré siempre a cambiar ese nombre sonoro y fecundo por el estólido y anodino de “eje central Lázaro Cárdenas) hasta el Zócalo, de ahí, luego de situarnos un momento en el centro de la plaza majestuosa, caminaremos hacia la calle de Palma, para reanudar, en el restaurante de las calles de Palma, nuestro muy estimulante y estimado desayuno de los viernes con queridísimos y muy admirados colegas, veteranos profesionales del periodismo.
He pasado al Sanborns de los Azulejos para encontrarme con 2 de mis amigos reporteros para caminar juntos hasta el restaurante, pero, como los tres recorremos por vez primera nuestra muy querida calle de Madero desde que suspendimos nuestros desayunos hace año y medio, decidimos caminar hasta el centro del zócalo, contemplar el paisaje tan entrañable, y luego encaminarnos al desayunadero…

“PROHIBIDO FUMAR…”
Para nuestra sorpresa, los tres compartimos, esa sensación de lejanía temporal respecto al “remoto” febrero del 2020.
Nos comparte “H”: “Recuerdo las primeras apariciones de López-Gatell como si hubiesen sucedido hace años; sus instrucciones y recomendaciones, que se rebelaron después como caprichosas y francamente erróneas, las siento tan lejanas en el tiempo… ¿A qué atribuyen ustedes esta sensación, esta pantalla de la memoria que nos proyecta como muy remotos hechos que acaban de pasar hace un año un poco más? … Coincidirán conmigo en que no deja de ser algo incongruente, algo chocante … Sobre todo, que los tres coincidamos en una apreciación así de rara, por decir lo menos…
-Yo: “Bueno, ya tenemos tema para arrancar ¿y si alguien más de los compañeros comparte esta sensación…?

  • “C”: “Si, claro que resulta sorprendente esta compartida liviandad de nuestra memoria, pero sin duda tiene una explicación; ahora ¿qué les parece estar caminado por la única avenida del mundo de esta importancia en la que está prohibido fumar…?
    -H: “Como si prohibieran fumar en Copacabana, en la Quinta Avenida o en las Ramblas, pero no fue cosa de Claudia, primera en señalar que la medida es una exageración y mira que la Sheinbaum es científica ¿eh?, o sea: sabe lo que dice…
    -YO: “Perdónenme, pero yo sigo pensando en esa sensación de lejanía que la memoria quiere imponerle a los tiempos de la pandemia. Deveras, parece años que López-Gatell nos decía que morirían cuando mucho 30 mil personas a causa del covid, que a lo sumo podría pensarse en 45 mil muertes, pero que, de darse unos 60 mil decesos, ello “implicaría una tragedia”, palabras textuales de López-Gatell … Ya se nos olvidó cuántas veces ¡cuántas! la información apresurada o inexacta o francamente falsa de López-Gatell, hizo salir al Presidente a la palestra de las mañaneras para asegurar que la pandemia “estaba controlada” y repetirlo en demasiadas ocasiones desde mayo del 2020 hasta ya entrado este año, cuando López Obrador -creo yo- se dio cuenta de que no podía confiar más en la información y los pronósticos que le proporcionaba López-Gatell…

EL PROFETA…
-H: “Sin embargo, miren, miren a esta multitud; como dices, Mario, pareciera que aquí no ha pasado nada. Les quitas el tapabocas y esto es lo mismo de siempre: el mismo bullicio, el mismo gentío presuroso y ensimismado; todos los negocios -tiendas, almacenes, restaurantes, fondas, el ambulantaje, todo igualito que siempre ¿lo ven?, pareciera que la pandemia no es ni un recuerdo siquiera, salvo por el tapabocas, si aterrizara por aquí un marciano, jamás podría pensar que aquí azotó una pandemia que se llevó, hasta ahora, 600 mil vidas…
-C: “No mi Beto, para nada de que “aquí azotó una pandemia”: ¡aquí está azotando una pandemia!, estamos batiendo récords de infección, aunque gracias a la vacuna la relación entre el número de muertos por cada 100 mil contagios ha disminuido, pero estamos lejos de ver el final de la tragedia…Porque eso sí, López-Gatell fue profeta en su ignorancia: esto es una tragedia…

RESPONSABLES…
-Yo: “Cuando esto termine, porque un día terminará, quizá en un año el mundo entero pueda decir que el virus del covid-19 está universalmente controlado, tendrá que hacerse el recuento de las perdidas y la relación de los daños… y la suma de responsabilidades. Los números, las estadísticas con que ya contamos, no son nada favorables: junto con Macedonia, Bélgica y Bulgaria somos los países con mayor numero de muertos por millón de habitantes; tenemos ya la mayor cifra de huérfanos a causa del covid en el mundo, la estrategia de vacunación pudo haber sido mucho mejor, según los expertos mundiales, a fin de año rebasaremos los 800 mil muertos por covid, según la Universidad de Washington … al final del recuento de los daños y muertes, habrá autoridades, de un López-Gatell para abajo, que habrán de enfrentar, jurídicamente, sus responsabilidades…
-C: “De acuerdo, en su hora, es posible que López-Gatell sea procesado, pero junto a eso, debemos estar muy conscientes de la responsabilidad de la gente; la verdad es que hemos sido, como sociedad, extremadamente desordenados, displicentes e irresponsables en nuestro comportamiento colectivo. Tenemos que hablar de una responsabilidad -o irresponsabilidad compartida, hablar de una colectividad irresponsable y de un aparato de salud rebasado, ineficiente, sobrado, desdeñoso, y al final inepto…

PANDEMIA Y MITO…
Llegamos en tanto a la confluencia de Madero y 5 de Febrero.
La gran plaza de abre esplendorosa ante nosotros en la mañana clara y fresca, ya con el sol alto sobre el Palacio Nacional, la catedral a nuestra izquierda y el Palacio del Ayuntamiento a la derecha parecieran los muros de un estanque de luz palpable.
El paisaje tradicional que tan bien guarda la memoria, se ve violentado por la enorme maqueta del templo mayor levantada en estos días para los festejos harto comentados, cuestionados o elogiados. En fin…
Aquí lo mismo: haga de cuenta que lo de la pandemia es un mito o una historia ya olvidada: aquí no hay peste alguna, no en el comportamiento y en la actitud de la gente, que ha retornado, absolutamente, a su normalidad, con el parchecito del tapabocas, eso sí, como evidencia de que la tragedia aún no cesa.
Pero para la gente de esta CDMX, para la muchedumbre que ya le impone al tráfago ese ritmo nervioso y tan peculiar que, vibrantemente, nos dice que ya es viernes y quincena, para esa multitud, la pandemia no existe, eso es visible y tangible…

LA PRESIDENCIA…
Hemos llegado a la astabandera que señala exacto el centro del zócalo.
¡Que magnífico espacio, imponente plancha que se dispara hacia sus cuatro horizontes!
El azul de tenue lapislázuli en la clara mañana del verano, detalla las torres de catedral y, a contraluz, le añade un mate paradójicamente vivaz a toda la fachada de Palacio Nacional.
“H” camina en esa dirección, de la astabandera hacia Palacio, se detiene luego de avanzar unos 20 metros, voltea hacia el sur, hacia la boca de la avenida 20 de noviembre, se detiene y dice: “en este preciso lugar estuvo plantada la tienda en la cual Andrés Manuel pernoctó muchas veces durante el bloqueo del eje Zócalo – Reforma en el 2006…
-“Aquí, el Decano y este servidor, fuimos testigos, escuchamos a López Obrador dirigirse a un reducido grupo de su equipo de campaña de entonces; recuerdo entre ellos a Alberto Pérez Mendoza, a Nico, a Ramón Sozamontes entre otros, y decirles: “Lo verdaderamente importante es ser presidente de la república, pues desde la presidencia se decide todo, todo, la vida entera del país, su poder es enorme; y desde allá -señalando a Palacio- cambiar lo que haya que cambiar; los diputados y senadores son para que apoyen todo lo que les enviemos…

  • “Era el Andrés Manuel del 2006 -continúa H-, he releído todos sus libros en lo que va del año, todo, todo lo que ha hecho y trata de hacer AMLO estaba presupuestado en sus libros…”
    Ese fue el tema de la Mesa de los viernes, que no terminó allí, pues nos trasladamos a la cantina “El Mirador” para continuarlo.
    Le cuento el lunes…

“En política las caídas son inevitables, la forma de caer es lo determinante”.
Malcolm Forbes.

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