Mascarriel
*Los 30 millones de votos, el imposible golpe y el adiós a López-Gatell… *Claudia adelanta vísperas y en el PRI pelean por el sudario… Mario Ibarra “Nunca había visto yo, en la administración pública de la nación mexicana, a un sujeto tan miserable, tan ruin, tan supremamente insensible, tan inhumano y tan cínico”: Román Revueltas, […]
5 de julio de 2021

*Los 30 millones de votos, el imposible golpe y el adiós a López-Gatell…
*Claudia adelanta vísperas y en el PRI pelean por el sudario…

Mario Ibarra
“Nunca había visto yo, en la administración pública de la nación mexicana, a un sujeto tan miserable, tan ruin, tan supremamente insensible, tan inhumano y tan cínico”: Román Revueltas, refiriéndose a subsecretario López-Gatell, ya mejor conocido como el “Doctor Muerte”.
Que alguien tan docto, inteligente y mesurado como Román Revueltas Retes, descendiente de la ilustre dinastía duranguense (Fermín, muralista; Silvestre, músico; Eugenia, escritora; José, escritor enorme; Andrea, hija de este último lo mismo que Román) se refiera en tales términos al inverosímil e ignoto doctor L-G, es de llamar la atención.
Y la indignada expresión de don Román -músico, director de orquesta, investigador y académico, escritor y articulista- ha sido una más, solamente una más de las decenas de miles de opiniones condenatorias que en medios -prensa, radio, TV y redes- le llovieron al impávido “Doctor Muerte” a raíz de sus insolentes y atrabiliarias declaraciones en un programa de la televisión pública mexicana, es decir, la TV del Estado mexicano.
Allí, el doctor L-G dijo, nada menos, que los padres de niños enfermos de cáncer que llevan más de un año manifestándose en protesta por la falta de medicamentos para sus hijos, serían la punta de lanza de una conspiración golpista nacional e internacional contra el gobierno de la 4T.
La escandalosa declaración del doctor L-G fue tan grave, que, al otro día en su mañanera, el Presidente López Obrador salió a defender, explícita y contundentemente, el derecho inalienable de exigir los medicamentes para sus hijos enfermos de esos padres desesperados y, consecuentemente, el Presidente reivindicó su derecho a la protesta pública y permanente.
Además, le ordenó al doctor L-G que saliera a medios a disculparse y a (tratar de) corregir sus atrabiliarias declaraciones, lo que hizo mal y de mala gana…

LA PREOCUPACIÓN…
Pero más allá de la lógica reacción masiva de repudio a los dichos de L-G, eso que podríamos llamar “la conciencia pública nacional”, la porción más reflexiva, ponderada, tolerante y positiva de nosotros mismos como país, aprovechó la ocasión para expresar su preocupación por que las nociones de “golpe de Estado” y de “golpismo” sean usadas con tanta ligereza o perversidad como lo hizo L-G.
Porque no es la primera ocasión que los términos permean la discusión pública.
Por ejemplo, Mario Delgado, llegó a asociar la moción de ‘golpismo’ con la excelente actuación del INE en las pasadas elecciones.
Presuntos ‘ideólogos’ de la 4T como Epigmenio Ibarra han recurrido a ella.
Aquí, como siempre en este espacio de Rumbo Nuevo, nos interesa buscar los porqués de esas expresiones, su significado profundo, su mecánica política y su contextualización en el México que hoy vivimos…

LOS CAMPEONES DEL GOLPE…
Lo cierto es que las expresiones “golpe de Estado” y “golpismo” se han utilizado antes, inadecuada e incorrectamente.
Es común que la gente, al hacer uso de ellas las aplique en contextos erróneos para referirse a situaciones que nada tienen que ver con la realidad.
Veamos: el primer medio siglo de nuestro México independiente, fue una sucesión delirante de golpes de Estado.
De 1824, en que Vicente Guerrero, mediante un golpe militar desconoce al presidente electo, Manuel Gómez Pedraza, hasta 1858, en que Benito Juárez asume el mando del poder ejecutivo ¡tuvimos 52 presidentes!
¡Decenas de golpes de Estado!
¡Una locura!
¡Antonio López de Santa Anna fue presidente en 9 ocasiones!
O sea: en cuestión de golpes de Estado, somos los campeones mundiales de la historia.
¡Sencillamente inigualables!
Quizá por ahí podamos entender cómo, incluso en los periodos de mayor estabilidad política y social, la moción del golpe de Estado surja cada tanto entre nosotros, como brote de aguas negras.
¿Traumas soterrados de nuestro pasado?

EL GOLPE Y LA REVOLUCIÓN…
Los pseudo historiadores confunden con un golpe de Estado la rebelión encabezada por Porfirio Díaz en 1876 que, bajo el nombre de “Plan de Tuxtepec”, derrocó al gobierno constitucional de Sebastián Lerdo de Tejada.
Subráyese: aquello fue una rebelión, no un golpe de Estado.
Como quiera, instaló a Diaz de facto en el poder por un largo periodo de 35 años.
El último golpe de Estado en México, ejecutado por Victoriano Huerta el 19 de febrero de 1913 contra el gobierno constitucional de Madero, fue el verdadero detonante de la Revolución.
Porque el movimiento encabezado por Madero y que lo llevó a la presidencia de la república el 6 de noviembre de 1911, luego de ganar las primeras elecciones democráticas en la historia del país (las de Juárez no lo fueron), no fue una revolución.
A partir del 20 de noviembre de 1910, hubo algunas rebeliones aisladas, que ningún peligro real significaban para el gobierno de Díaz.
La toma de Ciudad Juárez el 10 de mayo de 1911 por las fuerzas maderistas, no pasó de una escaramuza con unas decenas de muertos (muchos menos de los que hoy son masacrados en un fin de semana), suficientes para que don Porfirio tirara la toalla, firmara el Tratado de Ciudad Juárez el 21 de mayo y abordara el Ipiranga el 31 de ese mes.
Pero revolución, lo que se dice Revolución, no hubo.
Siguieron en el poder los gobernadores porfiristas, los diputados y senadores porfiristas, la prensa porfirista, la oligarquía porfirista, el ejército porfirista, la estructura política, económica, social porfirista, el Estado porfirista…
¿Cuál revolución?
NO: la revolución empezó con el golpe de Estado de Victoriano Huerta…

EL PARADIGMA DE LUIS BONAPARTE…
Valga el rodeo histórico para lo que nos interesa: definir qué es un golpe de Estado, para demostrar su absoluta imposibilidad en nuestro país.
El 2 de diciembre de 1851, Luis Bonaparte ordenó, desde el poder, la disolución de la Asamblea Nacional francesa, la detención de los dirigentes de los partidos políticos y la realización de un plebiscito falaz (que hoy denominaríamos patito”), para reestablecer el Imperio y asumir él, Luis Bonaparte, la autoridad imperial con el nombre de Napoleón III.
Golpe de Estado significa desde entonces un cambio violento de la modalidad de gobierno y el rompimiento de las normas constitucionales, y cuyos actores son los propios gobernantes o miembros importantes del gobierno…

GOLPE Y DICTADURA…
¿Va quedando claro?
Podemos hablar de “Golpe de Estado” cuando, ante alguna amenaza revolucionaria o democrática, los gobernantes deciden “anticiparse e imponen desde arriba y por la fuerza un nuevo poder político en el Estado”.
Los golpes de Estado imponen siempre dictaduras “que rompen con la constitución, pisotean la ley, se apoderan de los organismos e instituciones torales y del Estado en su totalidad”.
El Golpe de Estado instala el gobierno de facto sobre la sociedad, por encima de las leyes y de las instituciones y de la constitucionalidad.
“El golpe de Estado se da siempre desde las alturas del poder para la afirmación del orden establecido”.
Lo otro son rebeliones y/o revoluciones: la insurrección popular para terminar con ese régimen de expolio y tiranía y para instaurar un orden político, social, económico y cultural completamente nuevo…

EL GOLPISMO…
Por otro lado, “el golpismo es la tendencia de producir golpes de Estado. El término se aplica a elementos militares y civiles que se resisten a vivir dentro del orden constitucional”.
Entonces, en un régimen democrático como el nuestro, que acaba de realizar elecciones nacionales intermedias democráticas y ejemplares, que posee un gobierno emanado de una de una elección contundente respaldado por el 53% del electorado (30 millones de ciudadanos) y con unas fuerzas armadas identificadas plenamente con el gobierno de la 4T, hablar de “tendencias golpistas” es un insulto contra la voluntad de convivencia civilista, institucional, pluralista, tolerante, incluyente y abierta que patentemente manifiesta la sociedad mexicana.
Ese fue el pecado del llamado del doctor L-G: ofender la vocación democrática de la nación mexicana…

EL PROXIMO ADIÓS…
Pero ya se va.
Que el Presidente haya tenido que salir a, en los hechos, pedirles disculpas a los padres de los niños con cáncer por las ofensas de L-G y que le obligara a este a desdecirse públicamente, son señales inequívocas.
Desde hace ya rato en Palacio se ha tomado esa decisión.
La totalidad del gabinete rechaza a L-G.
Pero eso no es lo importante: las fallas, los errores, los abusos, la soberbia, la insensibilidad y el cinismo de L-G se han convertido en un lastre demasiado pesado para el gobierno de la 4T.
Pocos habrán tenido la confianza y el apoyo presidencial como nuestro inverosímil Zar anti-Covid.
Pero ¿cuántas veces su información tramposa le hizo decir al Presidente, desde hace un año, que la pandemia estaba controlada?
Sus estrafalarias predicciones: que serán 6 mil muertos; que no: serán 18 mil; que no: llegaremos a 30 mil; que “60 mil muertes por covid serían una catástrofe”, son evidencia irrefutable de su banalidad…

COVID: LAS CIFRAS REALES…
La Secretaría de Salubridad y Asistencia ha reconocido, al corte del 30 de mayo, en 447 mil 317 las muertes en exceso registradas según conteo del Registro Nacional de Población.
Pero, además, apunta el mismo informe oficial, existen 116 mil 625 muertes sospechosas de ser causadas por el covid.
Dato que concuerda con los de la Universidad de Washington, autoridad mundial en la materia, que para mayo fijaba en 650 mil las muertes en exceso causadas por el covid en México.
Esa ha sido la puntilla para el doctor L-G.
Le están buscando “una salida digna”: un consulado o una embajada o algo por el estilo…

¡PRESIDENTA, PRESIDENTA…!
Antes del informe del Presidente con motivo del tercer aniversario de la victoria del 1 de julio del 2018, el MoReNa organizó su celebración propia en el auditorio nacional.
Bailaron, cantaron, saltaron, exultaron y se auto consagraron. Se vale y de entiende.
Pero, a toro pasado, mentes inteligentes y sensibles cercanas a Palacio Nacional, estiman que el festejo fue inapropiado, pues, de alguna manera, le “compitió por los reflectores (así dicen) al evento importante y trascendental, que fue el informe del Presidente López Obrador”.
Pero bueno, en el auditorio nacional, lo más relevante fueron los gritos de ¡presidenta, presidenta! y la ovación interminable a Claudia Sheinbaum.
Faltan 3 largos años para el destape.
¿No estarán los morenos adelantándose demasiado a los acontecimientos?

DE LA MISMA GUAYABA…
Los que sí se adelantan, pero en sus pleitos internos, son los priístas.
Al cierre de esta columna, la sede histórica del PRI en Insurgentes y avenida Colosio en la CDMX, seguía tomada por un centenar de sedicentes priístas encabezados por conocido Ulises Ruiz y por una intempestiva Nayeli Gutiérrez, que quien vaya usted a saber de dónde salió, pero de que es atrabancada, lo es.
Curioso espectáculo el de los tricolores: disputándose los sudarios de un cadáver, se diría.
Si hubo un partido perdedor en las elecciones de hace un mes, ese fue el PRI.
(Ahora sabemos con certeza que cuando menos 6 de los 8 gobernadores que perdieron su estado ante el MoReNa, decidieron dejar el paso libre a los morenos, con la intención manifiesta de ganarse compasión del fiscal Santiago Nieto, ahora que pasen a ser simples ciudadanos sin fuero. “Vivir tranquilos bien vale una elección estatal” fue su divisa.
Y malo: ¿a quien irle de entre “A(m)lito” Moreno y Ulises Ruiz?
Gusanos de la misma guayaba, son la encarnación viviente de lo peor del ex partidazo, causa de muy posible extinción…

“Con todos los medios a mi alcance, estoy cometiendo alta traición”.
F. von Stauffenberg.

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