Mascarriel
*Hacia el 2024: tómbolas, tapados, flacas caballadas y destapes… *Un Axioma de AMLO: “Lo que no quieras que se sepa, ni lo pienses delante de los otros”. Mario Ibarra ¿Revive la pasión por el tapado? Porque, cuando vigente, eso fue: un ritual, una tradición, una costumbre sexenal que apasionaba a los mexicanos: parte de nuestra […]
21 de junio de 2021

*Hacia el 2024: tómbolas, tapados, flacas caballadas y destapes…
*Un Axioma de AMLO: “Lo que no quieras que se sepa, ni lo pienses delante de los otros”.

Mario Ibarra
¿Revive la pasión por el tapado?
Porque, cuando vigente, eso fue: un ritual, una tradición, una costumbre sexenal que apasionaba a los mexicanos: parte de nuestra idiosincrasia.
¿Volverá a serlo?
Todo indica que al Presidente Obrador le gustaría.
Lógico: él pertenece a la última generación de mexicanos para la cual el tapadismo fue ese febril enigma sexenal que arrebataba al país entero.
Y a los políticos muchísimo más.
Posiblemente AMLO recuerde las charlas familiares o banqueteras allá en la Macuspana de su niñez, en torno al destape de Diaz Ordaz en 1963.
Sin duda siguió con mucho interés el proceso del destape de Luis Echeverría en 1969 como lo que era en ese entonces: un joven quinceañero ya interesado en la política.
El destape de José López Portillo lo vivió ya directamente involucrado, a poco del arranque de su carrera como político profesional.
Lo mismo que el de Miguel de la Madrid.
Ambos sexenios marcaron irreversiblemente su senda, su carácter, sus ideas y su psique.
Con López Portillo AMLO fue una brillante revelación como líder político activista.
Con de la Madrid, aunque inició con grandes augurios como presidente del PRI en Tabasco, su carrera sufrió una debacle muy fuerte, y estuvo a punto de frustrarse.
Pero esa es otra historia….

LA TÓMBOLA Y EL PRESIDENTE…
López Obrador, como presidente, ha decidido revivir la tradición del tapadismo.
(Un detalle: como en aquellos tiempos, en julio del 2018, él también empezó a cogobernar al otro día de ganar la elección presidencial).
Y, fiel a su estilo personal de gobernar, lo ha hecho de manera inédita: lanzando él mismo nombres nuevos de posibles presidenciables.
Ningún Presidente anterior lo hizo.
Para arrancar la segunda etapa de su mandato y aún con la efervescencia de los resultados electorales, Andrés Manuel metió a la tómbola del tapado los nombres de Tatiana Clouthier, José Ramón de la Fuente y Esteban Moctezuma, añadiéndolos a los de Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal.
Y sucedió ipsofacto lo que AMLO buscaba: no hubo más tema para la comentocracia y la partidocracia que ese: el de la nueva lista de los presidenciables (la cual Andrés puede ampliar en cuanto lo juzgue necesario).
En suma, el Presidente quiere tener el total control del juego sucesorio que, inevitablemente, se abre al día siguiente de efectuada la elección intermedia…

MAGIA Y PODER DEL TAPADISMO…
¿Cuál es la idea del Presidente?
Para contestar esa pregunta ha menester una sinopsis histórica del tapadismo.
Inicia con la designación sorpresiva de Manuel Ávila Camacho por Lázaro Cárdenas en 1940.
Se afianza como ritual político cuando Ávila Camacho se pronuncia por Miguel Alemán 1946.
Y se vive ya como una pasión y parte emblemática de nuestra cultura política desde el destape de Adolfo Ruiz Cortínez a finales de 1951.
Y de ahí p’al real: los destapes de López Mateos en 1957, de Díaz Ordaz en 1963, de Echeverría en 1969, de López Portillo en 1975 y de Miguel de la Madrid en 1981, la nación los vivió intensa, festivamente.
La fiesta del tapadismo, que era un ritual que mezclaba el pragmatismo brutal de la política con el sentido mágico del poder que tiene el pueblo mexicano, era una de las claves del éxito del régimen inventado por Lázaro Cárdenas en 1934 y que gobernó al país hasta el año 2000…

JEFE DE JEFES…
La clave del encantamiento residía en la omnipotencia presidencial.
El Señor Presidente era un monarca, un emperador, un tlatoani: jefe de Estado, jefe de gobierno, comandante supremo del ejército, jefe del PRI y, en los hechos, jefe del poder legislativo, jefe del poder judicial, jefe de las “fuerzas vivas”, líder de todas la organizaciones sindicales obreras, campesinas y populares, jefe de los gobernadores, de todas las policías, director de los diarios más importantes del país y de los noticieros de radio y TV, censor cinematográfico, primer educador, dueño de Pemex y la CFE, infalible guía moral de la república etc., etc., etc.
Eso sí: dejaba vacante el puesto de entrenador de la selección nacional de futbol, faltaba más.
Y el epítome de su poder consistía en elegir a quien le sucedería en el cargo.
De ahí la magia, la picaresca, la inmensa carga política, la emoción futurista, la fascinación por la incógnita que se concentraba en el juego del tapadismo…

EL QUINTO AÑO…
El ardor y la comezón arreciaban al inicio del penúltimo año del gobierno en curso.
En su quinto año, el presidente gozaba (literal: disfrutaba, se deleitaba, se complacía, se regodeaba, se solazaba) de su poder ilimitado más que en los anteriores, pero hacia noviembre/diciembre tenía que oficiar el destape y, conocido el nombre del sucesor, iniciaba la declinación imparable de su poder desmesurado.
Todo México le entraba con entusiasmo al juego del tapado.
Para políticos, empresarios de altos vuelos, para gobernadores, ministros y líderes sindicales y campesinos y demás fauna pegada a la ubre estatal, atinarle o no al tapado era irrevocable: providencial si le atinabas, fatal si te equivocabas.
O sea: para muchos aquello era más que un juego inocuo: se jugaban el futuro…

LA MUERTE DEL TAPADO…
Ese era el contexto del tapadismo. Y el contexto lo es todo.
El ritual inicia su declinación con Miguel de la Madrid.
Este, arma una farsa pseudo democrática a la que llaman pasarela.
Por ella desfilan los aspirantes manifiestos: Manuel Bartlett, Alfredo del Maso, Sergio García Ramírez, Miguel González Avelar, Ramón Aguirre y Carlos Salinas.
Todos sabíamos (menos Bartlett, por lo visto) que de la Madrid tenía candidato desde el inició de su de sexenio: Carlos Salinas.
De la Madrid fue el último tlatoani que pudo hacer presidente a su candidato.
A Salinas le mataron a Colosio.
Zedillo pactó la alternancia presidencial, bloqueó a Roberto Madrazo y designó como candidato al rival más débil: Francisco Labastida.
El candidato de Fox era Santiago Creel, pero se le atravesó Calderón.
Este se había decantado por Juan Camilo Mourinho, quien muere en accidente aéreo; ante eso, Calderón quiere hacer candidato a Ernesto Cordero, pero Josefina Vázquez Mota se lo impide.
Desgastados y quemados Luis Videgaray y Miguel Osorio Chong, desahuciado su gobierno, Enrique Peña designa candidato a José Antonio Meade nomás para cubrir el trámite: dos años antes de terminar su sexenio sabe que Obrador es imparable y decide pactar y facilitar las cosas. (Sobre todo para él, claro; allí está: gozándola en España).
Y aquí estamos nosotros…

SI HOY FUERA LA ELECCIÓN…
¿Renace la magia del tapadismo?
Recuérdese: la fascinación, la fuerza real y simbólica de esa liturgia, residía en que el señalado por el Dedo de Oro era ya, y no de manera virtual, el próximo presidente.
(No obstante, fíjese, había una gran campaña electoral, el día de la elección millones de mexicanos acudían a votar, se hablaba de “nuestra democracia”, cuando, esencialmente, aquello era una farsa gigantesca en la que participaba todo México).
Pero bueno, aquel era otro tiempo, otro país, otro mundo, que cambió en los ochenta.
Luego de 1988, cuando a Manuel Bartlett “se le cayó el sistema”, pero sobre todo a partir de la elección presidencial de 1994, cuando Salinas ya no pudo ungir a su candidato, el ritual declinó hasta apagarse.
La pregunta es:
¿Tiene el presidente López Obrador el poder suficiente para revivir el tapadismo y hacer que su candidato sea su seguro sucesor?
Si la elección fuera hoy, probablemente lo tendría.
Pero la cita es hasta el primer domingo de julio 2024….

LA SANTÍSIMA TRINIDAD…
En tanto, el propio Presidente anima del deja bu del tapadismo.
Sin duda alguna, AMLO tiene un plan bien armado de aquí al primer domingo de julio del 2024.
Nadie conoce ese plan, sólo él.
A su círculo más cerrado, le ha mostrado y les seguirá mostrando ciertos aspectos, algunos retazos y acciones inmediatas de ese plan. Lo estrictamente necesario. Pero nada más.
Como buen tabasqueño aplica el axioma de su tierra: “lo que no quieras que se sepa, ni lo pienses delante de los otros”.
En la era del tapado, el mecanismo funcionaba infaliblemente porque el PRI era una organización política super eficaz que había logrado penetrar en la conciencia de todos los mexicanos.
De allá viene la frase que alude al “priista que todos llevamos dentro”.
El PRI era la red de control social y la maquinaria electoral del Estado.
Y con el monarca sexenal componían la santísima trinidad del peculiarísimo sistema político mexicano: el Estado, el Partido y el Presidente…

EL MOVIMIENTO…
Hoy AMLO no tiene a su disposición un partido como aquel PRI, sino un movimiento político, que es algo muy distinto.
Dispone del peso de su gobierno y de la fuerza del Estado, sí, pero el de hoy es un México complejo, plural, brioso y nervioso, reacio y libertario, que ya probó la democracia genuina y le ha gustado, un México abierto al mundo y consciente de sí mismo, respondón y canijo, muy diferente al México aquel de la santísima trinidad Presidente/ Estado/ Partido, cuando el esplendor del tapadismo.
Un México ante el que, un movimiento político tan abigarrado, tan heterogéneo, tan centrífugo, tan entrópico, tan indeterminado como el MoReNa y sus apenas 3 años en el poder, puede de repente descarrilar …

“DE LOS 3 QUE TENÍA…”
La candidata de AMLO es Claudia Sheinbaum.
Si dentro de 3 años logra ponerla en la boleta y hacerla presidenta, ello significará que la 4T se habrá afianzado y que habrá comprado futuro para su desarrollo.
Pero hoy la 4T sigue siendo eso: un plan, un proyecto, un deseo, una “aspiración” (¡mojo clase media!, dirían en Tabasco), una utopía.
Y si dentro de 3 años el plan se va cumpliendo, Claudia es la buena.
Pero esto apenas empieza.
Y no arranca muy bien que digamos.
El irreversible golpe encajado por Claudia con la pérdida de 9 delegaciones en CDMX es de pronóstico reservado.
En vez de crecerse al castigo, Claudia se achicó y fue a refugiarse bajo la sombra de Andrés Manuel, inventándole pretextos a su derrota.
Se vió como una niña asustada que, en vez de enfrenar el desafío, corre a los brazos de papá.
El segundo en el orden sucesorio, Ebrard, verá sepultados sus sueños presidenciales bajo los escombros del desastre de la Línea 12.
Del tercero en la lista, AMLO sabe que, Monreal presidente, enterraría al lopezobradorismo y crearía el monrealismo…

CANDIDATOS A GRANEL…
Entendemos entonces la lógica de agregarle nombres a la tómbola del neotapadismo.
Imagínese como se sentirán el doctor de la Fuente, Tatiana y Esteban al ser investidos de presidenciables ¡por el mismísimo Presidente!
Otrosí: Obrador presumió -y con razón- que en reserva tiene más posibles candidatos, que le sobran hasta “para prestar y aventar pa´rriba…”
Si falta hiciere, allá en Tabasco tiene a un Adán Augusto, que da la talla; tiene a un Alejandro Murat en Oaxaca (sí, no alce usted la ceja); tiene aquí a un Zoé Robledo, a un Arturo Saldívar … en fin, un día de estos puede indumentar de cardenal al cabalístico doctor López-Gatell.
Cierto, candidatos posibles, le sobran al Presidente.
El problema es cual de ellos o ellas le aportaría fuerza a su candidatura y no dependería por completo de la potencia de AMLO.
Pero ese es otro tema.
Lo único que sabemos es que hay de nuevo tapadismo y que, por lo tanto, hay tapados…
(“Viene flaca la caballada” dijo famosamente Andrés Figueroa en 1975. Se refería a la mediocridad de los tapados, respeto a la “alzada” de Echeverría).

AIRES DEL TRÓPICO…
En el desayuno de los viernes, me preguntan mis colegas: cómo es que, en el municipio más favorecido del país, Paraíso, Tabasco, (250 mil millones de pesos invertidos en 5 años) ¿pierde MoReNa la elección municipal?
Como desconozco el tema, le corro la pregunta a mis corresponsales tabasqueños.
Respuesta: “pésima gestión del alcalde saliente y peor elección de candidato; pero la popularidad y nivel de aprobación del Presidente y del gobernador Adán Augusto, son en Paraíso más altos que en el resto del estado…”

“Cada seis años muere un dios y nace un dios en milagrosa metamorfosis”.
José Fuentes Mares.

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