Mascarriel
Mario Ibarra *Las elecciones de ayer, la historia de los tapados y el 2024… *Desde 1988, ningún presidente le cedió la banda tricolor a su candidato… Hoy arranca la carrera por la sucesión presidencial. Por supuesto, este lunes 7 de junio del 2021 y en los días próximos, nadie -muy pocos, mejor dicho- tomarán en […]
7 de junio de 2021

Mario Ibarra

*Las elecciones de ayer, la historia de los tapados y el 2024…
*Desde 1988, ningún presidente le cedió la banda tricolor a su candidato…

Hoy arranca la carrera por la sucesión presidencial.
Por supuesto, este lunes 7 de junio del 2021 y en los días próximos, nadie -muy pocos, mejor dicho- tomarán en cuenta este dato: todos estaremos inmersos por un buen rato en los resultados de las elecciones y sus consecuencias.
Pero es un dato esencial.

Los aspirantes a ser bendecidos por el dedo divino del Presidente -un Marcelo Ebrard, una Claudia Sheinbaum, un Ricardo Monreal, los ‘tapados’ del siglo XXI-, saben que, independientemente de cómo le haya ido al MoReNa con los saldos electorales, hoy es el banderazo de salida para ellos.
Y también para los aspirantes de los principales partidos de oposición (PAN, PRI, MC y PRD) es válido el disparo de arrancada.

La diferencia entre los hoy ‘tapados’ del MoReNa y los suspirantes de oposición es que, los primeros tienen que ganar la aprobación de una sola persona, el presidente López Obrador, en tanto estos tendrán que construirse su candidatura lidiando con varios adversarios y en una situación ciertamente inédita y extremadamente compleja: la condición desventajosa de sus partidos ante el MoReNa y el liderazgo de AMLO.

Así, vamos a ver si por vez primera en 39 años -el último fue de la Madrid- el Presidente saliente tiene la fuerza requerida para designar a su sucesor…

LA LEYENDA DEL TAPADO…
Pero se impone una sinopsis sobre la historia del tapado.
El abuelo del PRI, el PNR nació el 5 de febrero de 1929; cambió de nombre (PRM), de tendencia ideológica y de estructura y de vocación histórica el 30 de marzo de 1938, y nació como tal, como PRI, el 14 de enero de 1946, y de nuevo volvió a modificar su tendencia ideológica, política y social, pero ya no hubo alteración de estructura ni de métodos, menos de mañas y de propósito: conservar el poder a toda costa.

Ese PRI, que gobernó de 1938 a 1982, fue creación (genial en cierto modo) de Lázaro Cárdenas

El PRI que gobernó hasta el día en que el voto mayoritario de los ciudadanos mexicanos lo sacó de Los Pinos en el 2000 (Fox fue la consecuencia, no la causa), fue un partido con postulados y propósitos distintos al de Cárdenas: se convirtió en el PRI de los tecnócratas, que llegaron a corregir el desastre de la docena trágica de Luis Echeverria y José López Portillo, que habían dejado al país en quiebra, sin un dólar en la caja de reservas internacionales, prácticamente “con una mano adelante y otra atrás”, como decían nuestras abuelas…

LA DICTABLANDA…
Como sea, en el poder durante 70 años continuos, el PRI fue uno de los fenómenos políticos más peculiares -extraordinario en varios sentidos- del mundo durante el siglo XX.

Entre su fundación por Plutarco Elías Calles en el 29, su transformación radical por Lázaro Cárdenas en el 38 y diseño definitivo en el 46 por Ávila Camacho, transcurrieron sólo 17 años.

El PRI fue un fenómeno político mundial: un adulto precoz: casi quinceañero, el partido estaba maduro para reinventar al país, dotarle de nuevas señas de identidad y renovadas fuentes de mexicanidad, con su nueva mitología política, con su destino manifiesto, con su nacionalismo revolucionario y, sobre todo, con su creación genial: el monarca sexenal y el ‘tapado’.

Entre sus dos apodos elocuentes, la “dictadura perfecta” y la “dictablanda”, me quedo con este último…

LA HERENCIA PRIÍSTA…
Se podrá decir lo que se quiera y con razón: que la falta de democracia, que el autoritarismo, que la corrupción…Si; pero el México que entregó el PRI en el 2000, era un país infinitamente mejor que el que empezó a gobernar en 1929.

Hoy está de moda denostar al PRI y negar la impresionante transformación del país que supo lograr en 70 años, pero en los libros de historia que se publiquen a partir de los próximos 15 o 20 años en adelante, el relato historiográfico del siglo XX mexicano será muy distinto a la versión en boga.

Creencia generalizada que se sustenta en la ignorancia, la propaganda política interesada y la versión ideológica (falsaria, por lo tanto) de la historia.

Todos los cimientos, todas las columnas, toda la estructura en que se sostiene lo bueno, lo perdurable, lo productivo, plausible y esperanzador que hay en este México en el año 21 del siglo XXI, los hizo el priísmo.

Para no ir más lejos: el presidente López Obrador es un ex priísta de cepa, y su paradigma del país que quiere es el México del nacionalismo revolucionario priísta con su ‘Desarrollo Estabilizador’ (1946-1982).

El priísmo del que abominan el Presidente Obrador y los cuatroteistas es el de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, continuado por Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto: del 82 p’aca.
Pero no nos desviemos…

EL TLATOANI…
El sistema político inventado por Lázaro Cárdenas -y luego mejorado y hasta perfeccionado por sus sucesores en la Silla del Águila, se sustentaba en 3 premisas fundamentales: una) el Presidente era un Monarca Sexenal todopoderoso, temido e idolatrado, 2) no podía reelegirse y 3) el secretario de Hacienda no podía ser aspirante a la presidencia.

Uno: Monarca. Emperador: el que impera. Un Tlatoani hecho y derecho: el dueño de la voz y la palabra: ‘el que habla’ en la acepción náhuatl original.

En aquellos tiempos, los presidentes mexicanos hablaban muy poco; justo lo necesario.

Y hablaban para dictaminar; después de la palabra presidencial, era asunto terminado.

Luis Echeverria terminó con esta regla con su locuacidad enfermiza y ahí empezó la decadencia del PRI…

Dos: prohibido (e imposible) reelegirse. A Miguel Alemán y al propio Echeverria les pasó la idea por la cabeza, pero tuvieron que desecharla rápidamente.

Tres: el titular de Hacienda no puede aspirar a la presidencia de la república.

Regla de oro, de las más finas inventadas por el PRI.
La separación tajante entre política y economía, poder y finanzas—

Esa regla también la rompió Echeverría al elegir a su secretario de Hacienda, López Portillo, como su sucesor. A partir de ese momento el PRI fundado por Lázaro Cárdenas entraba en agonía; murió 6 años después.

EL DEDO DIVINO…
Pero retrocedamos una vez más a los orígenes del “Tapado”.
A Partir de Lázaro Cárdenas esa atención, ese interés, esa expectativa en torno al sucesor del tlatoani en turno, va enraizando en el cuerpo y el espíritu de la república refundada.

Y es que, precisamente, en la coyuntura sexenal del cambio de gobierno, reside, desde el principio la fórmula perfecta para la prolongación del régimen.

Esa expectativa en torno al Monarca que viene (“el señalado por el dedo divino”, “el ungido”, el “tapado”), crece exponencialmente cada 6 años y, al término del sexenio de Miguel Alemán es ya todo un ritual, una prolongada ceremonia de 3 años que le da al régimen priísta una característica única en el mundo.

Es entonces cuando surge el mágico término del ‘tapado’, que luego será patentado por Abel Quezada…

EL PRIMER TAPADO…
1940: Lázaro Cárdenas sorprende con la designación de Manuel Ávila Camacho, dado que el sucesor natural era Francisco J. Mújica, su compañero de armas, su ideólogo, su gran amigo, su hermano político.
Desde ahí se marcó una pauta.

1946: Ávila Camacho da fin a los gobiernos de los generales y unge Presidente al primer civil: Miguel Alemán.
1952: Nace propiamente el tapadismo. Luego el tercer informe de gobierno de Alemán, el tema de la sucesión presidencial es el principal entre la clase política y el de mayor interés para la prensa.
Se barajan tres nombres: Fernando Casas Alemán, regente del DF; Ángel Carvajal de la Secretaría de Bienes Nacionales y Nazario Ortiz Garza de Economía. Y ¡pámbale!, que Alemán se decide por Adolfo Ruiz Cortines, el más discreto miembro de su gabinete y que apenas 3 años antes había llegado a la secretaría de gobernación. Ruiz Cortínez: el primer tapado destapado…

EL TAPADO TAPADO
1958: una historia parecida. Desde el tercer informe hasta noviembre del 57, los más mencionados eran Ángel Carvajal, Gilberto Loyo, Ignacio Morones Prieto de Salubridad y, sobre todo, señalado como el gran favorito por todo el mundo, Gilberto Flórez Muñoz, de Agricultura y Ganadería.
Para nueva sorpresa, Ruiz Cortínez se decide por el más tapado de los tapados, el joven secretario del Trabajo, Adolfo López Mateos…

“GUSTAVITO…”
1964: Este tuvo un muy buen gabinete, funcionarios experimentados y capaces.

La opinión pública enlisto una amplia lista de tapados: Raúl Salinas Lozano (padre de Salinas de Gortari), Julián Rodríguez Adame, Javier Barrios Sierra, Alfredo del Maso, Jaime Torres Bodet, Salomón González Blanco, Donato Miranda Fonseca y Ernesto P. Uruchurtu en del DF.

Pero todo mundo sabía que el favorito del Presidente era su secretario en gobernación, Días Ordaz, a quien López Mateos llamaba siempre Gustavito.
Y “Gustavito fue destapado…

“LA TIGRESA…”
1970: Este fue el que más amplió la baraja de los tapados y, deliberadamente, luego de su tercer informe, alentó las especulaciones de la clase política, de la prensa y de la opinión pública en general sobre el tema.
Y vaya que Díaz Ordaz tenía excelentes cartas a su disposición. Antonio Carrillo Flores, Manuel Bernardo Aguirre, Octaviano Campos Salas, Rafael Moreno Valle, José Antonio Padilla Segura y su secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez.

Hoy sabemos que Echeverría, aprovechando su puesto, operó perversa y aviesamente el conflicto del movimiento estudiantil de 68 para, de alguna manera, ‘obligar’ al presidente Díaz Ordaz a concederle la candidatura.
Antes de que Echeverría cumpliera un año en el poder, Díaz Ordaz se daba de topes contra la pared, se saludaba cada mañana ante el espejo y se increpaba: “pendejo, pendejo, pendejo”.

Por las mismas fechas admitió ante su círculo más cercano que se había equivocado “miserablemente”.
Demasiado tarde.

Al poco tiempo, una actriz muy famosa en aquella época, llamada Irma Serrano y más conocida como “la tigresa”, amante de Díaz Ordaz, narró en sus memorias que, en su casa, (de ella), vio en más de una ocasión agacharse a Luis Echeverría para amarrarle las agujetas de los zapatos a Diaz Ordaz.
(“Bueno -diría el cinismo-, si París valió una misa, Los Pinos vale más de una humillación”).
Con Echeverría inició agonía del PRI fundado por Lázaro Cárdenas…

“Y ASÍ NOS FUE…”
Una de las claves del éxito del priísmo creado por Lázaro Cárdenas residía, como apuntamos, en la separación tajante entre política y finanzas, entre el poder y el dinero.

Por ello, el secretario de Hacienda estaba impedido a integrar la lista de los tapados.

Echeverría rompió esa regla de oro el día que advirtió: “las finanzas nacionales se manejan en Los Pinos”.

“Así fue y así nos fue”, sentenció Gabriel Zaid en su libro “La economía Presidencial”. (Ed. Vuelta, 1987).
Otra norma era elegir siempre la capacidad, la experiencia, el talento en la persona del tapado.

Sin embargo, Echeverría fue el primer presidente en improvisar candidato.
José López Portillo, amigo de Echeverría desde la niñez, inició el sexenio de este como subsecretario del Patrimonio Nacional, paso a director de la CFE y, de ahí saltó a la secretaría de Hacienda en septiembre de 1975. Es decir, ingresó a la lista de los tapados un año antes del destape.

El gran favorito era Mario Moya Palencia, y la jugaron también Eugenio Méndez Docurro, José Campillo Sainz de Industria, Carlos Gálvez Betancourt, Hugo Cervantes del Río y Octavio Sentíes.
Total, Echeverria improvisó, ungió a López Portillo y así nos fue…

DE COLOSIO A MEADE…
Entre Echeverría y López Portillo dejaron al país en bancarrota, y una nueva generación de jóvenes tecnócratas, desde entonces lidereados por Carlos Salinas, tomó el poder y el PRI cambio una vez más de ideología.

Inicio la etapa hoy demonizada por la 4T como la “época neoliberal” que, según siempre la 4T, llegó a su fin con la presidencia de López Obrador.
Fíjese: Salinas desde un principio tuvo su candidato, Luis Donaldo Colosio. Ya destapado, se lo mataron, y tuvo que elegir a su suplente, Ernesto Zedillo, que rompió radicalmente con Salinas.

Zedillo decidió que con él se daría la transición democrática con el primer presidente de oposición en 70 años.

Para ello le puso a Fox al peor de los candidatos posibles, Francisco Labastida, y evitó a toda costa que el candidato fuse el favorito de las bases priístas: Roberto Madrazo.

Fox tuvo como precandidato a Santiago Creel, no pudo imponerlo: se le atravesó Calderón.
Este, tenía ya candidato en la persona de Juan Camilo Mourinho, que murió en un accidente aéreo. Lo sustituyó con Ernesto Cordero, pero Josefina Vázquez Mota ganó.
Peña Nieto, de plano, no tuvo candidato.
Un año antes del proceso electoral, Peña entendió que lo mejor era jugarla con López Obrador y designó a un candidato a modo y que ni priísta era: José Antonio Meade…

¿PODRÁ…?
Andrés Manuel tiene su candidata y todos lo sabemos: Claudia Sheinbaum.
Al cabo de los 6 sexenios que habrán transcurrido desde que de la Madrid designó candidato a Carlos Salinas ¿podrá el presidente mexicano, AMLO en este caso, hacer presidenta a su candidata?
Los resultados de las elecciones de ayer tendrán su efecto en este proyecto de Obrador.

Es una gran desgracia que hombres responsables del destino de multitudes
Se equivoquen sobre lo posible y lo deseable. Benjamín Constant.

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