Mascarriel
*AMLO y el sureste: el desagravio… *Adán Augusto: tener equipo… Mario Ibarra mibarra17@hotmail.com Andamos con prisas. Cosas veredes. “La prisa es mala consejera” advierte el saber popular. No obstante, las premuras andan sueltas. Prisa tiene por irse el gobierno que se va. (No en balde el gran Gil Gamés señala que Peña Nieto es un […]
15 de octubre de 2018

*AMLO y el sureste: el desagravio…
*Adán Augusto: tener equipo…

Mario Ibarra
mibarra17@hotmail.com
Andamos con prisas. Cosas veredes. “La prisa es mala consejera” advierte el saber popular. No obstante, las premuras andan sueltas.
Prisa tiene por irse el gobierno que se va. (No en balde el gran Gil Gamés señala que Peña Nieto es un “ex presidente en funciones”). Prisa tiene de arrancar el que llega.

Y, por lo mismo, López Obrador, presidente electo, prácticamente anda ya en funciones de constitucional. Rarezas de nuestro México XXI.

¿Un mes, 45 días a lo sumo, no serían más que suficientes para la transición presidencial?

Lo que están viendo nuestros ínclitos senadores, nuestros perínclitos diputados: los efectos negativos del casi medio año que va del día de la elección al cruce de la banda tricolor del nuevo presidente ¿no exige un recorte drástico de tan extenso plazo?

La anterior legislatura federal le bajó… ¡un mes! al interregno. Eso y nada es lo mismo; lo dicho: un mes, 45 días, son más que suficientes para la transición.

Que el nuevo presidente proteste el cargo el 21 de septiembre, para que el saliente pegue su último grito en el balcón del Palacio. ¿Qué le parece?
Nos ahorraríamos, de entrada, ex presidentes en funciones y presidentes electos pero ya en funciones.

Y el desgaste innecesario y prematuro de los nuevos funcionarios. Cosa de que diputados y senadores le echen un poco de materia gris al asunto. Cierto, ello es demasiado pedirles, pero, bueno, hay que ser optimistas…

Y hablando de nuestra capacidad pensante…

Confundidos…
Maravilla de maravillas, nuestro cerebro, universo incógnito, registra algo así como 10 billones de conexiones neuronales.

El cerebro humano es la entidad, el órgano.

Su funcionamiento, esos 10 billones de conexiones, es lo que denominamos mente. El más portentoso de sus productos es el pensamiento abstracto.

Como los conceptos, por ejemplo. Y para fijar y expresar el concepto la mente creó otro prodigio: la palabra.

Entonces, concepto y palabra nos definen. Cogito, ergo sum. Vale.
¿Qué esperar si nuestros políticos desconocen los conceptos, confunden las palabras?

Ignorancia supina…
Se les ha escuchado a los meros camajanes de MORENA -Monreal, Bartres, Encinas, Delgado, Padierna et al; y, el colmo, tambien al provecto ingeniero Jiménez Espriú.

-¿Por qué el colmo en su caso? Porque este señor, que también se ha referido a la “democracia participativa” cuando de explicar o justificar la consulta respecto al asunto del nuevo aeropuerto, aspiró durante muchos años ser rector de la UNAM ¡Hágame usted el favor…!

Pleonásticos y redundantes…
Hablar de “democracia representativa” es una redundancia, casi un pleonasmo.
¿Por qué?

Porque la democracia –“gobierno del pueblo”-, es esencialmente participativa.
La participación ciudadana es la esencia de la democracia;

Más aún: sin ciudadanía no hay democracia; y la ciudadanía la integra el cúmulo de individuos libres y conscientes de ello, de individuos practicantes de la democracia y conscientes de ello, defensores y beneficiarios de las instituciones de la democracia.

Decir “democracia participativa” es como decir “arcoíris multicolor”; o “sal salada” o “azúcar dulce”.

Sucede exactamente lo mismo con el pleonasmo “democracia popular”, entelequia inventada por los ideólogos comunistas de la URRS, para diferenciar su “democracia” de la que ellos llamaban “democracia burguesa” o “democracia occidental”.

La democracia imposible…
La noción de democracia lleva implícita la de pueblo: demos, pueblo y Krateia, poder.
Sucede que, en exceso de ignorancia supina, los legisladores y próximos funcionarios de MORENA, confunden la democracia directa con la “democracia representativa”.

(Error que, por cierto, no comete AMLO).

La consulta, el plebiscito, el referéndum, son ejercicios de Democracia Directa.
Más aún: en el vocabulario jurídico de la democracia, el término “consulta” no existe.
Así que, en rigor, de lo que se trata en el asunto del nuevo aeropuerto, es de un plebiscito: se sigue construyendo el nuevo aeropuerto o se para la obra, se destruye lo ya construido y se hace otro. ¿SI O NO? Ejercicio de democracia directa. Punto.

Ahora, que la sola idea de una consulta para cuestión tan eminentemente técnica, equivalga a buscarle chiches a la culebras, es otra cosa.

Aparte de que se trata de un proyecto urgente, necesario, inaplazable y de gran beneficio para México; la sola idea de no seguir la construcción en Texcoco es una barbaridad sin justificación racional ninguna, un gran error; pero ese es otro asunto…

(El tema de la democracia directa y su imposibilidad -sólo puede ejercerse excepcionalmente…y esto cuando el gobierno quiere o le conviene -, reclama un análisis más extenso para próxima entrega).

Los otros números…
Hasta el momento, el más incómodo percance, con costos políticos innegables, que ha infligido la realidad al gobierno electo de López Obrador es el affaire Yáñez.

¿Primer mohín en la luna de miel? ¿primer resbalón en la marcha triunfal de la 4T?. ¿Primera llamada de atención?

El tema es frívolo; el asunto, una cuestión privada: la hoy internacionalmente famosa boda de Puebla.

Cada quien se casa como quiere y como puede; ¿que al señor Yáñez y a su hoy esposa les dio por celebrar en grande? Muy su gusto y muy su dinero.

El detalle –guarida del diablo-, es que don Cesar es el hombre más cercano al señor López Obrador, presidente electo.

Este fue electo por una aplastante y entusiasta mayoría de 30 millones de votantes, para quienes la palabra de don Andrés Manuel es artículo de fe.

Y parte importante del discurso de AMLO ha sido la austeridad republicana, la continencia obligada, el ascetismo juarista.

Principios que la ostentación de la opulencia, el derroche, la fastuosidad desplegadas en la boda de marras han ciertamente salpicado al discurso morenista.

La incongruencia flagrante, la desmesura del boato, fue lo que prendió la mecha del escándalo, que se soltó en grande.
La enorme distancia entre las palabras y los hechos.

“No me casé yo” responde, y con razón, don Andrés.
Al respecto se ha dicho y escrito de sobra.

Pero el fondo del asunto es otro…

Telón de fondo…
El desliz será pronto materia del olvido; tramas de genuina importancia y de irrevocable trascendencia ocuparán la atención pública.

Sin embargo, el affaire Yáñez remite a una materia de mucha mayor gravedad; Sergio Aguayo lo advierte con agudeza: cuando se cambia de régimen ¿cuántos querrán y podrán digerir al nuevo régimen?

El triunfo electoral de Obrador fue arrollador; inédito en nuestra joven y balbuceante democracia; 30 millones de votos; más que la suma de todos sus contrincantes.

Sí; pero el padrón electoral es de casi 90 millones de votantes; o sea; de esos 90 millones, 60 millones NO votaron por AMLO; unos se abstuvieron, otros votaron en contra, pero juntos suman 60 millones de electores que no sufragaron por el hoy presidente electo.

Este dato es el telón de fondo del alboroto suscitado por el casamiento del señor Yáñez.

Un buen queriente de Andrés Manuel le confía a MASCARRIEL: “Para estas coyunturas, Andrés posee un sexto sentido, una sensibilidad política excepcional que lo llevará, sin duda, a captar y valorar lo que el desliz de la boda de Puebla significa, encubre y adelanta: la luna de miel podría ser muy corta; esos 60 millones de no votantes pro AMLO serán 120 millones de ojos vigilantes, de mirada crítica y de ánimo exigente; se percatará que ello es mucho más que lo que él llama adversarios y prensa fifí, cuando arrecia la crítica…”

Aires del trópico…
En su momento, alguna nota en la prensa tabasqueña lucubraba que la presencia de AMLO en el festejo de los 60 años de Telerreportaje había dotado a este programa de “legitimidad política”, y que la influencia de Telerreportaje sería mayor, bañado ahora por la “magia del poder”.

Los Sibilla –padre e hijos- abrieron y han sostenido un espacio periodístico, social, político, cultural, que ya es patrimonio vivo de todos los tabasqueños y parte relevante de la historia de Tabasco en la segunda mitad del siglo XX y lo que va de este.

Los nietos, bisnietos y tataranietos de los ciudadanos tabasqueños de hoy escucharán Telerreportaje.

Apertura, pluralidad, congruencia, crítica, ecuanimidad, puntualidad, rigor, son algunas de las divisas de Telerreportaje, factor sustantivo en la biografía política de Andrés Manuel López Obrador.

Hace 30 años, cuando nadie –y nadie es nadie-, le daba espacio periodístico ni le abría un micrófono, Telerreportaje lo hizo sin taxativas, sin condiciones, sin ambages.

Fue tribuna, plataforma, baluarte y más que eso durante los primeros 20 años de la carrera política de AMLO.

La legitimidad de Telerreportaje se la ha ganado día a día durante 60 años.

La sociedad y el tiempo se la han justa, merecidamente otorgado.

La legitimidad de Telerreportaje es social, ética, moral, ciudadana, categórica (E. Kant), no política.

De ahí su gran influencia… política!!!

¿Gobierno de notarios …?
Ello sería casual. Lo que muy veladamente ha trascendido sobre el hipotético gabinete de Adán Augusto López Hernández, es que estaría integrado por profesionales de la política. Nada mal como principio y como valor.

Que Enrique Priego, Jaime Lastra, Emilio Contreras, Ángel Mario Balcázar, Guillermo Narváez sean notarios, lo mismo que Adán Augusto, es contingente.

Lo sustantivo es que todos ellos son políticos con experiencia, de probada capacidad.

Han trabajado en equipo. Son equipo.

(Si Enrique Priego Oropeza hubiera sido un gobernador de 6 años, otra sería la historia de Tabasco. Mejor, claro, que la que ese estado ha padecido en los dos últimos sexenios).

Se perciben indicios sólidos de que en el gabinete de A.A. no habrán improvisados. Lo cual no es poco.

Said Mena en Finanzas y Santos del Campo en el ISSET pueden tomarse como designaciones acertadas, por ejemplo.

PS: Respuesta a lector: sí; efectivamente, este espacio publicó hace un mes que AMLO arranca su presidencia con cuatro delfines: Claudia Sheinbaun, Ricardo Monreal, Marcelo Ebrard …y Adán Augusto.

PD: La gira de AMLO por el sureste, rematada ayer en Villahermosa, resulto triunfal. No hay duda: su gente, su gente, es la de esa región, tratada con desdén, incuria y agravio durante los 100 años de régimen posrevolucionario. Esa gente, que le entrega a Obrador entusiasmo, fervor y culto, esta segura que les llegó la hora de la enmienda, el desagravio, la compensación o, como diría el mismo Obrador, de la redención…

Amicita Semper prodest, amor etiam aliquando nocet.
Séneca

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