Mascarriel
*La lógica del poder en Guerrero y la jubilación de AMLO… *Paradojas y moralejas en las elecciones tabasqueñas… Mario Ibarra “¿Qué le deberá Obrador a Félix Salgado Macedonio para mantenerlo contra viento y marea?”, se pregunta la comentocracia, atónita y dándose de topes contra la pared. ¿Qué le debe…? Nada. ¿Qué puede deberle un líder […]
16 de marzo de 2021

*La lógica del poder en Guerrero y la jubilación de AMLO…
*Paradojas y moralejas en las elecciones tabasqueñas…

Mario Ibarra

“¿Qué le deberá Obrador a Félix Salgado Macedonio para mantenerlo contra viento y marea?”, se pregunta la comentocracia, atónita y dándose de topes contra la pared.
¿Qué le debe…?
Nada.
¿Qué puede deberle un líder político y social de los tamaños de AMLO a un facineroso de la política a la mexicana como Félix Salgado, (para nada el) más-idóneo?
Nada.
Que sean compañeros de ruta, vale.
Que hasta cierta amistad hayan cultivado con tantos años caminando juntos (el Presidente se refiere a él como Félix), es posible.
Pero de ahí a deberle algo, para nada.
Lo que no entienden los analistas bisoños -y otros que no lo son tanto-, es que no se trata de un capricho personal del Presidente -aunque pueda parecerlo, aunque en alguna medida pudiera serlo , nos ha dicho muchas veces.
Mas si queremos entender porqué Obrador se decantó desde un principio por Salgado (para nada el) más-idóneo, ha menester sumergirnos en la lógica de poder de este gobierno, que se asume a sí mismo como el inicio de un nuevo régimen.
En política, para el análisis objetivo, para el entendimiento sustantivo, hay que alejarse de los extremos.
No se puede entender a la 4T ni al estilo personal de AMLO para ejercer el poder, ni desde el fanatismo de la lealtad ciega ni desde la ofuscación del repudio, el desprecio y el odio de la contraparte.
Ecuánimes pues. Serenémonos…

LA CONGRUENCIA…
En su luminoso libro, La Mentalidad Soviética, Isaiah Berlin nos enseña que todo régimen es legible, así se trate de uno tan hermético como la brutal dictadura estalinista.
El análisis correcto puede desmontar la maquinaria estructural de cualquier régimen y hacer visible -y entendible- la lógica de su funcionamiento.
Y si hablamos de lógica, nos referimos, claro, a que todo régimen posee una visión de la realidad y una manera de pensarla para transformarla o, al menos, “administrarla”; todo régimen mantiene una congruencia interna, una lógica.
Para no ir más lejos, en México tuvieron esa lógica interna el liberalismo juarista, el porfiriato, los gobiernos de la revolución y el régimen priísta, de Lázaro Cárdenas hasta Peña Nieto.
La 4T no podía ser la excepción.
Faltaba más…

LA LÓGICA DEL PODER…
Lo dijimos en nuestra pasada entrega: Salgado es candidato del MoReNa porque garantiza el triunfo en Guerrero. Punto.
Probable y con otra candidatura los morenos también ganan, pero no con la amplitud con que puede hacerlo el “toro sin trancas”.
(62% de intención del voto en las últimas encuestas).
Esa es la lógica del poder en este caso: no sólo ganar, sino arrasar electoralmente.
Qué Félix es un violador, le dicen al Presidente.
“¿Y porque hasta ahora que es candidato le sacan este asunto?”, responde, con toda lógica política.
“También puede tratarse de un linchamiento de trasfondo político para beneficiar a nuestros adversarios”, agrega, sin salirse de la misma lógica.
“No soy cacique, no soy “el gran elector”, para decidir (si es candidato o no); que decida el pueblo de Guerrero”, sentencia desde la tribuna mañanera, apelando a la lógica del discurso cuatroteísta.
O sea: la decisión sobre Félix Salgado se toma en apego estricto a la lógica del poder del que quiere ser un nuevo régimen.
Ahora, que tal decisión sea cuestionable desde un punto de vista moral y ético para unos, o defendible para los morenistas, eso es otra cosa.
Esos son juicios de valor -respetables todos-, pero que no son nuestro objetivo en estas líneas.
Lo nuestro aquí es analizar, ver, tratar de discernir, entender, comprender.
Lo que hagamos con ese conocimiento, es ya cosa de cada quien…

LA BRONCA INTERNA…
Claro, a nivel cancha, hubo guerra en serio por la candidatura de Guerrero.
También la querían los hermanitos Sandoval: Irma Eréndira, secretaria de la Función Pública y esposa de John Ackerman y Pablo Amílcar, ex super coordinador de MoReNa en ese estado.
Y fueron con todo por esa candidatura.
El asunto fue -nos dicen fuentes cercanas a Palacio-, que por un informe del general Audomaro Martínez, el mero mero de la inteligencia política en la 4T, el Presidente se enteró que, en su afán por hacerse del poder en Guerrero, los hermanitos Sandoval y el señor Ackerman, se habrían coludido con un enemigo histórico de Félix, el priísta Manuel Añorve, quien los habría juntado con el ex fiscal de Guerrero, Xavier Olea, que les informó que el expediente de una de las presuntas denuncias por violación contra “el toro”, seguía viva.
Conociendo a Obrador, imagínense como habrá tomado el asunto.
Y algo habrá de eso, porque Amílcar Sandoval, declinó participar en la encuesta decisiva que le dio la candidatura a Salgado (para nada el) más-idóneo…

LA REITERACIÓN…
Es necesario rescatar lo dicho, una vez más, por el Presidente López Obrador, ahora allá en su tierra, Tabasco
Reiteró que no piensa reelegirse, y que en el 2024 se retira de la política, pues, subrayó, ha menester propiciar el cambio generacional en las élites políticas. “La ronda de las generaciones” que diría el maestro Luis González y González.
Parecería ocioso que un presidente mexicano declare reiteradamente que no piensa en la reelección.
No podría pensarlo, pues está expresamente vedada por la Constitución.
Y en el caso de AMLO, esta reiteración, además de baldía, suena indecorosa, dado que, desde hace 30 años, ha manifestado su fe maderista, su absoluto apego a los preceptos más altos del llamado apóstol de la democracia: “Sufragio efectivo, No reelección”.
¿Entonces, por qué esas reiteraciones?

RADICALES Y MODERADOS…
En política y en el juego del poder no hay nada gratuito.
Toda declaración tiene causa y destinatario.
Sabemos que el MoReNa y su 4T es una multitud de grupos, un nudo de corrientes políticas y un puchero de capillas ideológicas mucho más abigarrado que aquella “convención de tribus” que fue el PRD.
Cuando fundó el partido, AMLO abrió la puerta sin reservas.
“Todo aquel que esté dispuesto a transformar al país, es bienvenido”, dijo en 2014. “Las puertas están abiertas a hombres y mujeres de buena voluntad”, volvió a invitar en junio del 2017.
Y le llegó de todo: panistas renegados, petistas mercenarios, priistas rancios, verdes, demócratas, radicales, ácratas, moderados, oportunistas, buscahueso, bandoleros, empresarios, charlatanes, vividores, chapuceros y un larguísimo etcétera.
(¡Ah! Y políticos profesionales; algunos decentes; la mayoría no tanto; todos probadamente capaces, ambiciosos también todos).
Con la conquista del poder, ese enjambre de grupos y corrientes, fue conformando al interior del MoReNa y de la 4T (incluso al interior del gabinete), dos corrientes mayoritarias.
Por comodidad, llamamos radicales a unos y moderados a los otros.
Claro, dentro de esas dos grandes vertientes, hay diferencias, distancias, rechazos y hasta belicosidades.
De ahí que, por ejemplo, cuando de pelear por los puestos de elección y las posiciones de poder se trata, se tiran con todo, se generan las fracturas y las ambiciones incontenidas, la voracidad y el canibalismo afloran.
Al grado que, en más de una ocasión, AMLO ha amagado en abandonarlos a su suerte…

LOS INTELECTUALES …
Pues bien, los más radicales entre los radicales, conforman lo que podríamos llamar la “vanguardia intelectual” de la 4T.
Entre ellos los padres Solalinde y Dussel, los moneros Hernández, Helguera y el Fisgón, John Ackerman y Epigmenio Ibarra, con sus respectivas infanterías.
Está corriente no ve el triunfo de AMLO en el 2018 como una batalla ganada en una contienda democrática, sino que lo asume como una victoria bélica.
No ganaron una elección, sino una guerra.
Fuera del MoReNa y de la 4T no hay compatriotas que piensan diferente a ellos: hay enemigos.
Y al enemigo hay que exterminarlo, como se infiere de los textos que pública uno de sus más relevantes heraldos: Epigmenio Ibarra.
Esta vertiente morenista opina no que Andrés Manuel debería pensar en reelegirse, sino DEBE reelegirse, que, ineluctablemente, TIENE que reelegirse.
Bien, pues según un compañero de casi todas las batallas de AMLO, político experimentado, erudito y sensato si los hay, a estos radicales van dirigidas sus reiteradas referencias a que NO HABRÁ reelección y de que en el 2024 se jubila como político en activo…

SUCESIÓN Y JUBILACIÓN
Y el jueves volvió el Presidente sobre el tema. Reiteró que se jubila en el 2024.
Pero jubilar es no volver a participar en nada, no opinar (…) ya tomé la decisión de retirarme por completo, dijo.
O sea: dos referencias puntuales sobre el asunto en menos de una semana.
Y en esta ocasión, dejó sobre la mesa, ya, El Tema: Pero estoy muy contento porque hay relevo, es de la generación que sigue. O sea, yo tengo 67 años, es de la generación que sigue, incluso hay hombres y mujeres, concluyó.
O lo que es lo mismo: Andrés Manuel ya nos puso a pensar y a especular sobre la sucesión presidencial, sin duda el tema más emocionante y apasionante para el imaginario mexicano…

EL RELEVO GENERACIONAL…
De inmediato, los analistas atentos recurrieron a los tres nombres conocidos: Ebrard, Monreal y Sheinbaum, coincidiendo todos en considerar a esta última como la favorita y llevando la delantera.
Pero a ver: AMLO le lleva sólo 6 años de edad a Ebrard, 7 a Monreal y 9 a la Sheinbaum.
Si el Presidente le entrega la estafeta a cualquiera de estos tres, que serán “sesentones” en el 2024, no se estaría dando el relevo generacional que él pondera.
Los lapsos de una generación a otra van de los 20 a los 25 años.
Cuando el tabasqueño entregue el poder tendrá 71 años de edad.
Para que se cumpla el relevo generacional que tanto pone en relieve, tendría que entregarle el poder a una mujer o a un hombre de 50 años, poco más o menos.
Políticos de la edad de un Adán Augusto López Hernández, gobernador de Tabasco, de un Zoé Robledo, nomás para ponerlos como ejemplos…
Como sea, en el mes 28 de su gobierno, a 6 meses de cumplir la mitad de su mandato, a 82 días de las determinantes elecciones intermedias, con toda deliberación, AMLO ya nos puso a especular con la sucesión presidencial…

AIRES DEL TRÓPICO….
Y el tema de los relevos generacionales en política es vigente hoy en Tabasco.
En 1995, la generación de los treintas, que gobernó Tabasco de 1970 -Mario Trujillo, Leandro Rovirosa, Enrique González Pedrero, Salvador Neme y Manuel Gurría- a 1994, le entregó el poder a la generación siguiente, la del cincuenta, que fue extraordinariamente dotada y talentosa: Andrés Manuel, Roberto Madrazo, Arturo Núñez, Humberto Mayans, J.E. Beltrán, J.J. Rodríguez Prats, Hernández Haddad, Enrique Priego, Gustavo Rosario, Pedro Jiménez, Ángel Buendía, Héctor Argüello, Oscar Cantón, Raúl Ojeda, Máximo Évia, Máximo Moscoso y algunos que de momento se me olvidan (disculpas).
(Si este grupo se hubiese puesto de acuerdo, estarían gobernado al país desde el 2006. Pero ese es otro cuento).
En Tabasco, después de Madrazo, debieron ser gobernadores Arturo Núñez y Humberto Mayans y/o Oscar Cantón y/o Rodríguez Prats y/o cualquiera de los arriba enlistados…
Pero he aquí que Madrazo decidió barrer con su generación.
Derroto 3 veces a Obrador: en 1988, en 1994 y en las intermedias estatales de 1997, haciéndole el grandísimo favor de “exiliarlo al DF y obligarlo a hacer política allá”.
Y a sus sucesores naturales en la Quinta Grijalva -Mayans, Núñez, Rodríguez Prats, etcétera, los avasalló a tal grado de tuvieron que cambiar de Partido.
Así, para la sucesión del 2000, Madrazo tuvo que inventarse un candidato sacado de la generación apenas emergente, en la persona de Manuel Andrade.
Después, este quiebre generacional, dio pie para que un aficionado a la política, sin el menor talento para el oficio, más que una “simpatía natural para con la gente”, como Andrés Granier, se colara a la gubernatura, con las desastrosas consecuencias de sobra conocidas.
Pero con Granier volvió al poder la generación de los 50’s, que completó su ciclo con Arturo Núñez.
Así, Adán Augusto llegó al poder justo en el momento en que tenía que llegar.
Lo anecdótico de esto es que, ahora, en la disputa por la joya de la corona en esta elección intermedia, la alcaldía de Centro, Granier, Frankenstein de Andrade, es candidato de una alianza PRI-PAN; Andrade va por el PRD y Adán Augusto, que coordinó la campaña electoral de Andrade en el 2000, los contempla socarrón desde el poder que da la gubernatura.
Como este cuento tiene todo el sabor del trópico, con sus retruécanos, paradojas e ironías y, además, contiene valiosas enseñanzas, lo continuamos la próxima semana…

En la lógica del poder lo importante, lo único, son los fines; los medios para alcanzarlos deben ser eficaces, contundentes si se puede. Lo demás no importa.
Albert Camus

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