Mascarriel
*El estilo personal de un Presidente poderoso y…opositor. *Villahermosa: drama, opereta y/o tragicomedia tropical… Mario Ibarra Difícil cosa debe resultar dejar de ser lo que se ha sido durante 30 años. Mucho más si eso que fuimos lo hemos sido con toda convicción, con voluntad inquebrantable, con ahínco ejemplar. Y peor se pone el asunto […]
22 de febrero de 2021

*El estilo personal de un Presidente poderoso y…opositor.
*Villahermosa: drama, opereta y/o tragicomedia tropical…

Mario Ibarra
Difícil cosa debe resultar dejar de ser lo que se ha sido durante 30 años.
Mucho más si eso que fuimos lo hemos sido con toda convicción, con voluntad inquebrantable, con ahínco ejemplar.
Y peor se pone el asunto ese de cambiar, si lo que fuimos e hicimos fue con gusto enorme, si lo disfrutamos a cada minuto durante esos 30 años.
Y si a todo eso le añadimos que nos dejó enormes beneficios -no pecuniarios, sino de los verdaderamente valiosos: beneficios morales, sociales, de poder, políticos, intemporales.
Si se le va a pedir, incluso exigir a esa persona: “oiga, usted tiene que cambiar, ya no puede seguir comportándose así, tiene usted que ser otro”, seguramente el aludido nos tomará por desquiciados.
¿Por qué cambiar lo que tan espléndidos resultados le ha dado?
Sobre todo, si va que vuela a la setentena de años.
Lo que lo hace propenso al refrán aquel de que “chango viejo no aprende maroma nueva…”
Y no porque no pueda, sino porque no quiere.
Ese es el asunto…

EL DESPROPÓSITO…
De tal suerte, no está claro quien incurre en despropósito mayor: si quienes le piden o incluso le exigen al presidente López Obrador que se limite a comportarse como jefe de Estado, o Andrés Manuel, quién en la política de campo, que es lo que más le gusta, no ha dejado, ni por un instante, de ser el AMLO opositor irredento, tenaz, terco, acerbo, implacable, que lo llevó desde los pantanos tabasqueños a Palacio Nacional.
Y aquí caemos en una situación muy peculiar, muy interesante.
Peculiar: tenemos un presidente poderoso, mandón (“la iniciativa debe pasar sin cambiarle una coma”, le ordena a la mayoritaria bancada del MORENA en el Congreso); un presidente que concentra la autoridad y la toma de decisiones en su persona como muy, muy pocos antes que él; en fin, un presidente con un mandato inapelable, temido por propios (el gabinete, funcionarios de todos los niveles, por los del MORENA en su conjunto, etcétera) y extraños (empresarios, dirigentes de oposición, ministros de la SCJN, periodistas, etcétera), con un estilo personal de ejercer el Poder (con mayúscula) y de gobernar que “lo acerca demasiado al autoritarismo”, al decir de sus críticos y malquerientes.
Como sea, lo que nos interesa en nuestro tema es que AMLO es un presidente con un poder que no se veía desde Echeverría y López Portillo, si acaso…

EL OPOSITOR….
Pero, por otro lado y al mismo tiempo, sigue siendo un opositor como no se veía uno desde tiempos de… ¡López Obrador!
AMLO sigue practicando sus tácticas de opositor; continúa, con muy leves variantes, su discurso de opositor; sigue señalando al enemigo de su causa: ¡el mismo que cuando era opositor!
El neoliberalismo, los conservadores, la mafia del poder, son, en el discurso de opositor de AMLO, exactamente los mismos que llamó a derrotar electoralmente en el 2018.
O sea: en lo que se refiere al poder presidencial y su manera de ejercerlo, todo -o casi todo-, cambió: AMLO lo concentra y lo ejecuta y lo impone como ningún otro presidente desde hace medio siglo, cuando menos.
Y en lo que se refiere a la oposición ¡AMLO les usurpa su espacio, su presencia y, sobre todo, su discurso!
Por eso, los analistas que sólo ven las cosas por encima, dicen de la oposición que “está desparramada, desarticulada, desorientada…”
Y cómo no ¡si AMLO les ha arrebatado su espacio, su realidad física y su discurso!

LA GRAN MINA…
Por ejemplo, si en este proceso electoral, Obrador fuera el opositor ¡lo que haría con las pifias que el gobierno lleva a estas alturas del partido!
La titubeante campaña de vacunación, la sin duda errática estrategia de contención del covid, 1 millón 750 mil empleos perdidos en el 2020, caída de 8.5 en la economía en el mismo lapso, 15 millones de pobres más que en 2019, desbasto de medicinas, 75 mil homicidios dolosos de diciembre de 2018 a enero 2021, 1.2 billones de pesos en pérdidas en PEMEX en el mismo periodo, pobreza laboral (el salario no alcanza para comprar la canasta básica) del 47% de la población, los apagones, etcétera.
Todo ello sería una mina inagotable para Andrés Manuel.
Articularía un discurso antigobiernista imparable, demoledor, fulminante, mortal por necesidad.
Haría trizas al gobierno -como lo hizo de 2012 al 2018 …

LOS MENSAJEROS…
En cambio, los partidos de oposición, que según ellos van juntos contra la 4T, no aciertan, ni por equivocación, a elaborar un discurso contestatario contundente, llamativo, verosímil.
No hay más que ver sus spots de precampañas.
Son lamentables. Un desperdicio de tiempo en radio y TV. ¡Y con tanta tela de dónde cortar a su disposición!
(En cambio, AMLO le saca grandes rendimientos propagandísticos a los aciertos de la 4T, que no son pocos).
Hasta los panistas más recalcitrantes, dudan en darle el voto a su partido en cuando ven aparecer en las pantallas a su líder (por supuesto, es un decir) Marko Cortés.
Este cuate carga con la fatalidad de resultar un hígado a la vista. Nomás lo ves y volteas para otro lado.
Habla como vendedor de enciclopedias en abonos de los años 60s del siglo pasado.
Para decir que Yucatán está tranquilo, que Baja California Sur está padrísimo y que Querétaro fabrica partes de aviones.
¡Y eso qué tiene que ver en una campaña política con un coloso de la propaganda electoral como AMLO enfrente!
Alejandro Moreno, el tal “Alito”, del PRI, por las mismas anda.
Su estampa es la de un priísta menor de hace 40 años; semeja un ujier de la burocracia tricolor como los que le cargaban el portafolios a un Adolfo Lugo, a un Genaro Borrego, a un Luis Donaldo.
Y en las pantallas, Alito recita los mensajes de su partido como un aprendiz de actor que nunca alcanzará nada más allá que papeles de tercera en teatros de provincia.
A querer o no, ellos son la “imagen” de sus partidos.
Y, fatalmente, el mensajero es el mensaje. Así no se puede.
Y menos contra un genio de la propaganda política como AMLO.
Y de Movimiento Ciudadano y de lo que queda del PRD ¿qué decir?
Pareciera, pues, que el MORENA cabalga en caballo de hacienda…

LA BRECHA…
Pareciera.
Sólo que las elecciones del próximo 6 de junio no serán las clásicas.
No serán tampoco un referéndum del presidente Obrador, porque él no irá en las boletas.
No obstante, la campaña del MORENA y de sus candidatos la hace Andrés Manuel.
En el 2018, se les dijo a los candidatos a senadores, diputados federales y gobernadores: “ustedes no hagan campaña, sólo acompañen la del candidato, sólo prepárense a cosechar lo que él va sembrando”. En otras palabras: más ayudan si no estorban.
(La excepción a esa norma fue el candidato a gobernador en Tabasco, Adán Augusto, que tenía años en campaña).
Y bueno, ya vimos lo que pasó: 53% de votos para Andrés Manuel; 37% para el MORENA.
En la elección que viene se ampliará esa brecha…

EL FACTOR COVID…
La elección de junio viene muy distinta.
No será de los partidos de oposición contra el liderazgo de AMLO: será del ánimo ciudadano contra los resultados de la 4T, con un factor que será decisivo: serán cientos de elecciones locales, estancas, aisladas, sin nada que
ver la una con la otra, en las cuales, el voto partidista será minoritario: el votante sufragará mucho más por la persona que por el partido y lo hará juzgando los resultados de la 4T, representada por el MORENA, sin ligar su voto con su simpatía o su apoyo al Presidente.
El voto duro será mínimo.
Dominará, con mucho, el voto ciudadano, individualizado, y que el votante irá decidiendo conforme se acerque el día de la elección.
Hoy está pensando en otras cosas: la vacuna y el ingreso diario.
El factor dominante en la mente del ciudadano a la hora de votar el 6 de junio, serán los resultados de la campaña de vacunación contra el covid para esas fechas.
Si la mayoría percibe que la estrategia ha funcionado y que hay resultados plausibles, el MORENA se alzará con una victoria inobjetable; si, en cambio, los resultados son deleznables, sin duda este partido perderá su mayoría en la cámara de diputados, no ganará más de 5 gubernaturas de las 15 en disputa y, en los estados de centro, occidente y norte del país, deberá apechugar derrotas innegables…

EL PORTENTO….
Otra cosa que sus críticos le señalan al liderazgo de Obrador, es la total disciplina, por no decir sumisión, de las bancadas del MORENA en el Congreso.
“Idéntica a las borregadas priístas”, acusan con ruda mordacidad sus adversarios.
Y sí, ello es indiscutible.
Pero lo importante es saber por qué.
Dos filósofos que mucho tienen que ver con la constitución del Estado moderno y sus características democráticas, David Hume y J.J. Rousseau, ponían al poder legislativo como el pivote de la democracia.
Sostenían que los legisladores eran los grandes artífices del Estado, los ponían a la altura del Arte y enumeraban sus necesarias cualidades: la prudencia, la imaginación, el conocimiento, la honradez, el altruismo, la inteligencia, su sentido de la libertad y la justicia, etcétera.
Pero una cosa es escribir un tratado filosófico y otra reunir en el mismo redil a 500 luminarias ciudadanas de tal jaez.
Si tal portento no se ha visto ni en los más altos momentos de las democracias de Grecia, la Republica Romana, USA, Inglaterra o Francia, pretender contar con algo -lejanamente parecido-, en México, es aspirar a lo imposible.
“Tenemos lo que hay”, como decía el taquero de las deliciosas carnitas de Mixcoac…

DEMÓCRATAS…
Para que haya democracia se precisa de demócratas.
Y aquí no hay muchos.
Hemos tenido democracia, imperfecta y balbuciente, cojeante, incipiente de 1987 a la fecha. 30 años y pico. Un suspiro en términos históricos.
Está bien que cada día trabajemos para mejorar, robustecer, ampliar nuestra democracia, pero tampoco le pidamos peras al olmo.
Que los diputados y senadores del MORENA le cumplen sus más mínimos deseos al Presidente…
¡Por supuesto!
¡Para eso los puso ahí!
¡Él los hizo legisladores!
¡Ni campaña tuvieron que hacer!
Además, creen en AMLO. Lo respetan.
Más aún: no pocos legisladores morenos lo perciben omnisciente e infalible.
Aparte, claro, le tienen miedo.
Se imagina usted al democrático diputado Pérez diciendo, desde la más alta tribuna del país, algo así como: “no estoy de acuerdo con su propuesta, señor Presidente, es más, creo que usted se equivoca en este asunto; por lo tanto, mi voto es en contra”.
Más de una diputada se desplomaría inconsciente.
El tema es amplio, importante y perentorio.
¿Qué le parece si nos aplicamos en él la próxima semana en este mismo espacio de Rumbo Nuevo?

AIRES DEL TRÓPICO…
En donde esta elección alcanza ribetes artísticos es allá en la mera tierra del “preciso”.
Según el ángulo en que usted se ubique respecto al escenario, la puesta le puede parecer drama o sainete, opereta tropical o tragicomedia escrita por un Jorge Ibargüengoitia tabasqueño.
Nunca estuvo claro el porqué, pero desde Tomás Garrido hasta Roberto Madrazo, a los políticos tabasqueños les complacía referirse a su tierra como “el laboratorio de la revolución”.
Como sea, la política tabasqueña es muy peculiar, y se desarrolla en un reducido redil -Tabasco-, en donde los personajes en pugna son siempre parientes o compadres o primos o consuegros o concuños o, cuando menos, amigazos, como, por ejemplo, el actual gobernador Adán Augusto y uno de sus principales opositores y críticos, el ex gobernador Manuel Andrade.
El caso es que, en Tabasco, sólo hay dos posiciones políticas de verdadera importancia: la gubernatura y la presidencia municipal de Villahermosa.
Digamos que allá, el alcalde villahermosino es una especie de “goberchiquito”.
Y Villahermosa es la joya de la corona en esta elección intermedia.
La quieren dos ex gobernadores priístas: Manuel Andrade y Andrés Granier; dos ex candidatos a la gubernatura, Gerardo Gaudiano y Jesús Alí y, por supuesto, para el gobernador Adán Augusto y para el Presidente Obrador, sería un golpe irremediable que la oposición se quedara con esa alcaldía.
Escenario y personajes:
El gober Adán Augusto, fue coordinador de campaña de Andrade en el 2000.
Este a su vez, hizo gobernador a Andrés Granier, que pasa a la historia como el priísta al que le arrebatan la plaza.
Gerardo Gaudiano, hijo del exgobernador Leandro Rovirosa, debutó en política alineando en el equipo de los hermanos López Hernández, Adán Augusto y Rosalinda, cabezas del lopezobradorismo tabasqueño desde hace 20 años.
Jesús Alí, pupilo de Arturo Núñez, es lanzado a la política grande en Tabasco por Humberto Mayans, rival histórico de Núñez y cuñado del gobernador Adán Augusto.
Aparece en escena otra ex candidata a gobernadora, Gina, hija del ex gobernador Mario Trujillo, que al parecer apoyaría a Granier.
Ese es el elenco principal.
Hay personajes segundones pero con buenos roles en la trama.
Le cuento el primer acto el próximo lunes…

“En política, los ideales son importantes, aunque nunca tanto como para no desecharlos sin nos estorban en la escala hacia el poder”.
L. Kolakowsky.

Compartir: