Mascarriel
*Las asombrosas historias de la COFEPRIS… *Relatos de corrupción, de Zhenli Ye Gon a los productos milagro… Mario Ibarra Durante el gobierno de Vicente Fox tuve dos buenos amigos en la COFEPRIS, quienes, como Virgilio a Dante en su descenso a los 7 círculos del infierno, fueron mis guías en el recorrido a profundidad y […]
15 de febrero de 2021

*Las asombrosas historias de la COFEPRIS…
*Relatos de corrupción, de Zhenli Ye Gon a los productos milagro…

Mario Ibarra
Durante el gobierno de Vicente Fox tuve dos buenos amigos en la COFEPRIS, quienes, como Virgilio a Dante en su descenso a los 7 círculos del infierno, fueron mis guías en el recorrido a profundidad y a detalle en las catacumbas interminables de la corrupción, diríase “institucional” en ese organismo que, siendo parte de la Secretaria de Salud, funcionaba, por la normatividad vigente, con alto grado de autonomía.
Como le he comentado en anteriores entregas, mi experiencia al estudiar, investigar y documentar durante más de 30 años la corrupción en PEMEX, me tenía convencido de que, en cuestiones de corrupción, lo había visto todo, que nada podría ya sorprenderme.
Mis amigos de la COFEPRIS habían sido lectores fieles de mi columna FAX PRIVADO, que se publicó diariamente en Villahermosa de 1990 hasta el 2015 y en la cual expuse, cientos de veces, casos específicos y concretos, con documentación concisa, precisa y maciza de la corrupción en PEMEX.
Fueron testigos de que, en no pocas ocasiones, aquellas denuncias periodísticas tuvieron efectos positivos, motivado el reemplazo y a veces el cese de los funcionarios corruptos aludidos en FAX PRIVADO.
Algo que debo subrayar -siempre lo he hecho-, es que la gran mayoría de los trabajadores de PEMEX -tanto el personal de base como el de confianza, es gente honesta, que quiere a la paraestatal y se ha dolido siempre del daño que la corrupción le ha infligido.
Ellos fueron siempre mis fuentes de información, la mayor parte de las veces de manera espontánea y, en no poca ocasiones, poniendo en riesgo sus puestos de trabajo y hasta su integridad física….

EL PRIMO DE MONTERREY…
Perdón por la digresión, creo que era imprescindible para mejor compenetrarnos en lo que sigue.
Bien, mis amigos de COFEPRIS -probadamente honestos, con impecables carreras profesionales de más de 30 años cada uno-, ambos con nivel de subdirectores, decidieron interiorizarme en el funcionamiento de la dependencia “para ver que puedes hacer con lo que veas”.
Convenimos en que yo sería presentado como primo hermano de uno de ellos, a quien visitaría cada vez que, desde Monterrey, donde supuestamente yo radicaba, viajara a la capital.
Y lo hicimos bastante bien. Como por aquellos tiempos yo viajaba con cierta frecuencia a la Sultana del norte a visitar a mis hijas que estudiaban en el TEC, de vez en cuando me veían llegar a la COFEPRIS con tres a cuatro cabritos todavía humeantes (camino al aeropuerto, pasaba por ellos al Rey del cabrito, los sacaban del fuego, los empaquetaban herméticamente y llegaba yo con ellos listos para servirse.
De tal suerte que “el primo de Monterrey” fue visto con confianza y hasta con simpatía (creo) por el círculo de amistades de mis dos amigos al interior de la COFEPRIS….

TODO TIENE PRECIO…
Estoy hablándole del 2003 para acá.
Lo primero que advertía uno a poco de empezar a husmear y preguntar “inocentemente” por los corredores de la COFEPRIS, era que ahí todo -y todo es ¡TODO!, tenía (y tiene todavía, como veremos más adelante) precio.
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios regula, vigila, norma, autoriza, controla, etcétera, el funcionamiento de clínicas y hospitales públicos y privados, les otorga o les retira sus licencias respectivas; los mismo ocurre con los laboratorios, a quienes les otorga el permiso para producir medicamentos nuevos o ya en el mercado; autoriza o niega los permisos para la importación de medicinas, dispositivos médicos, controla la evidencia de riesgos y un larguísimo etcétera, pero, además, regula TODO lo que es para consumo humano: alimentos, suplementos alimenticios, bebidas y, en el ámbito científico, todo lo relativo a la comercialización y tráfico de células, sangre, tejidos, donación de órganos etc.
Para su mejor funcionamiento, operaba con un aceptable grado de autonomía respecto a la autoridad central, es decir: la secretaría de salud.
Hasta hace poco, la COFEPRIS dependía jerárquicamente del titular de la SS, pero, con los cambios ordenados por el presidente López Obrador recientemente, ahora se encuentra bajo el mando del subsecretario Hugo López-Gatell y ha perdido, sostienen los que saben, gran parte de su autonomía operativa…

“ENTRAR A BELEM CANTANDO…”
Volvamos a nuestra historia.
En tiempos de Fox -y de Calderón y de Peña-, todo tenía un precio: permisos de importación, certificaciones de buenas prácticas en la fabricación de medicamentos, licencias sanitarias, registros sanitarios (la autorización de nuevos medicamentos) etcétera.
Y aquello funcionaba admirablemente bien: como relojito, como un cronógrafo Rolex: con exactitud impecable.
¡Y todo era legal!
Es decir, todo registro sanitario, toda licencia, toda autorización, cumplían y pasaban con impecabilidad asombrosa los complejos y engorrosos trámites que requiere toda gestión en la COFEPRIS.
Claro: previamente había que ir “aceitando” la maquinaria a cada paso que debía cumplir el trámite.
Pero insisto, aquello funcionaba con un rigor cercano a la perfección.
El empresario, solicitante o, mejor dicho: “el cliente”, sabía que, en cada Comisión, en cada Dirección, en cada Coordinación en donde se debía estampar un sello o una firma a su documentación, era menester “entrar a Belem cantando”; o sea, usted me entiende ¿si?.
Cada sello, cada firma, tenía un precio…

LOS PRODUCTOS MILAGRO…
Le relato dos casos ejemplares de los que fui testigo presencial.
Recordarán ustedes que, durante el sexenio de Fox, de repente y de la nada, surgieron unos laboratorios mexicanos que, parecía, pronto iban a superar en tamaño e importancia a Bayer, Pfiser o Astra Séneca, por mencionar a sólo tres grandes.
Recordarán también que, a todas horas, de día y de noche menudeaban en la televisión los continuos anuncios y promocionales de los laboratorios Genoma Lab, que ofrecían un sinnúmero de “productos milagro”, de esos que curan todo y a todo mundo.
Genoma Lab era también un “producto milagro” …de la corrupción.
Su ascenso fue vertiginoso, asombrando a todo el sector -a sus competidores especialmente-, con su capacidad de crecimiento y expansión en los mercados de medicinas.
Bueno, eso de “asombrando” es un decir: por supuesto que toda la industria médica sabía en donde residía la clave del éxito impresionante de Genoma Lab.
Tenía muy bien aceita la maquinaria de la COFEPRIS.
De hecho, la Subdirectora de Normatividad, Yaneth Espinosa Núñez, la Coordinadora General Jurídica y Consultiva y el director Área Técnica, principalmente, eran más bien empleados de Genoma Lab que funcionarios de la COFEPRIS.
Abusaron tanto, que estos funcionarios fueron despedidos de la COFEPRIS, iniciándose así el declive y la final caída de los sorprendentes laboratorios Genoma Lab…

“COPELAS O CUELIO…”
Otro gran caso del que no sólo fui testigo, sino que también copartícipe, fue el del célebre Zhenli Ye Gon.
Si: el del chinito del “copelas o cuelio”, que guardaba en su casa de las Lomas más de 200 millones de dólares en efectivo (aunque las malas lenguas, empezando por el propio Zhenli, sostienen que en realidad había en su residencia hasta 400 millones de dólares).
Pero a ver: no se me mal interprete: cuando digo que fui “coparticipe”, me refiero a que hasta a mí me tocó una probadita de la generosidad con que Shenli Ye Gon agasajaba a sus amigos de la COFEPRIS.
Entre otras cosas, el chinito se llevaba a comer a los mejores restaurantes de CDMX a la COFEPRIS entera.
Por turnos, claro.
Que ayer a la coordinación equis.
Que hoy a la subdirección ye.
Que mañana a todo el personal del órgano Interno de Control, por ejemplo.
A veces le tocaba a un piso completo. “Vámonos tolos a comel, amiguitos”, decía Zhenli, y allá íbamos.
¿Íbamos, Kemo Sabi?
Pues sí. En cierta ocasión, un viernes, le tocaba la comilona al piso completo en donde se encontraba la oficina de mi “primo hermano”.
-Vente primo, me dijo, si no jalamos con este pinche chino, capaz que nos ponen el dedo estos cabrones…
Y allá fuimos…

CON LA CUCHARA GRANDE…
Directos a uno de los comederos de moda en ese tiempo. Por supuesto, uno de los lugares más caros de CDMX: el restaurante Puerto Madero, en Polanco.
Llegamos 39 personas, más el chino y sus acompañantes.
Obviamente, se trataba de servirte con la cuchara grande.
Sin límites, sin timideces, sin recato.
Lo pantagruélico nos venía chico.
En nuestra mesa güisqui J. Walker ética azul; ron Flor de Caña 30 años, tequila El Patrón, edición limitada; vinos Chateu Neuv du Pape cosecha 1991, Vodka Grey Goose Magnum…
En la mesa de al lado, 7 mujeres con las que el chinito se llevaba especialmente bien, no se anduvieron con falsas composturas o pudibundeces ridículas, y desde el arranque le entraron a la champaña.
Y tu boca era medida.
Ya se imaginará usted como terminó aquello: una borrachera fenomenal, pero de lujo.
¿La cuenta?
Rigurosamente en efectivo, por supuesto.
Shenli era no el héroe: ¡era el dios de meseros y capitanes! La propina, más allá de descomunalmente generosa: si conoce algún otro término, póngalo sin miedo…

EL “GRAN EMPRESARIO…”
Obvio: los trámites de Zhenli Ye Gon en la COFEPRIS procedían con una celeridad vertiginosa.
Permisos para la importación de decenas de toneladas de pseudoefedrina.
Licencias para la construcción de unos gigantescos laboratorios cerca de las goteras de Toluca. Registros sanitarios. Nada pedía el chinito que no se le concediera ipsofacto.
Claro, en descargo de sus amigos de la COFEPRIS, empezando por el Comisionado Federal y demás Comisionados de Área, hay que decir que ellos creían que trataban con una Gran Empresario Chino, que estaba realizando inversiones fabulosas en nuestro país. Creando empleos y generando riqueza, pues, un gran causante de impuestos federales, estatales y municipales…

EL SAPO Y LA PEDRADA…
Pero bueno, ya sabemos cómo terminó esta historia.
El asunto es que, de Zhenli Ye Gon para abajo, todo trámite tenía un precio en la COFEPRIS.
Hace cosa de un mes comí con mis dos amigos, hoy ya exfuncionarios, jubilados precisamente de esa dependencia.
-Supongo han cambiado las cosas en la COFEPRIS, les dije ya entrados en los aperitivos.
-Pues supones mal, fue su respuesta, todo sigue exactamente igual que siempre: un precio para cada trámite, y del tamaño del sapo es la pedrada…

  • ¡Cómo!, exclamé sorprendido…
    Me explicaron:
    -Erradicar la corrupción en PEMEX, en la COFEPRIS o en cualquier otra dependencia gubernamental, no se logra por la mera decisión de un hombre, por más sincera, acertada y necesaria que sea esa voluntad, como es el caso, sin duda, del presidente López Obrador…
    -La corrupción es un elemento estructural de la burocracia federal, estatal y municipal, sí, pero como tú lo has señalado, es un vicio arraigado en nuestra idiosincrasia, en nuestra forma de ser, en lo que llamaríamos nuestra subcultura; corregirla, reducirla al mínimo (erradicarla es imposible, aquí y en el país que tú me digas), no es cosa de decretos, leyes o la férrea voluntad presidencial, es cuestión de educación, de salarios dignos, de un cambio en la mentalidad nacional; es una tarea no para un gobierno de 6 años, sino para una generación, y es un afán, una labor que tiene que ser cumplida por la sociedad en su conjunto, es un desafió monumental…

ADIÓS AL DOCTOR NOVELO…
-También está el asunto de las capacidades de los funcionarios mayores, añadieron.
-Mira el caso de la COFEPRIS.
El doctor Novelo Baeza cumplía con el criterio del Presidente López Obrador: 90 por ciento de lealtad y de honestidad y 10 por ciento de experiencia.
Haber sido director de un instituto equis y presidente de la Asociación de Porcicultores del Sureste, de ninguna manera te capacita para una buena labor la frente de la COFEPRIS, menos para mejorarla.
Por eso se va y será sustituido por Alejandro Svarach, que viene del INSABI y que, igual que Novelo Baeza, no cuenta con palmarés y experiencia que garantice su eficiencia al frente de nuestro organismo…

Se nos terminó el espacio. Ya le informaremos al nuevo Comisionado Svarach sobre casos precisos de corrupción en su nueva dependencia. (Se sacó el tigre en la rifa).

-Temas pendientes: PEMEX. Si hoy AMLO fuera opositor. El Presidente y SU Congreso. AMLO y la palabra hablada. CFE. La campaña de vacunación. Oposición y elecciones 2021 etc.…
-También tenemos mucho material sobre Tabasco en Aires del trópico…

“Todos debemos saber acerca de la corrupción, para que no nos engañen los corruptos”. Tomás Fuller.
“Cuando miras el abismo, el abismo también te mira a ti”.
Friedrich Nietzsche.

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