Mascarriel
*Corrupción: el diagnóstico de Peña Nieto… *Tabasco: los plazos de Adán Augusto… Mario Ibarra “La corrupción somos todos…” Alguna vez esta frase fue pivote para una de las incontables campañas anticorrupción que ha lanzado el gobierno de México desde hace medio siglo, cuando menos. No se ha escrito -al menos no lo conozco, un compendio […]
8 de febrero de 2021

*Corrupción: el diagnóstico de Peña Nieto…
*Tabasco: los plazos de Adán Augusto…

Mario Ibarra
“La corrupción somos todos…”
Alguna vez esta frase fue pivote para una de las incontables campañas anticorrupción que ha lanzado el gobierno de México desde hace medio siglo, cuando menos.
No se ha escrito -al menos no lo conozco, un compendio histórico sobre la corrupción en México como, digamos, el meritorio trabajo de Guillermo Valdez sobre el narco: “Historia del narcotráfico en México”.
Enrique Peña Nieto, que no supo responder a la pregunta sobre los 3 libros que más habrían influido en su vida (posiblemente porque no había leído ninguno) dijo, sin embargo, una verdad demostrable, documentada e incontrovertible: “en México la corrupción es asunto de cultura…”
¡Y se le vino el mundo encima!

AUSTRIAS Y BORBONES…
Pero no hay que darle muchas vueltas.
Durante los 300 años de la Colonia, la corrupción fue una constante en crecimiento conforme la Nueva España se expandía y se desarrollaba.
Cuando los Borbones sustituyeron a los Austrias en el trono español y les dio por poner a la venta del mejor postor los puestos administrativos, desde las corregidurías y las receptorías de rentas para abajo, la corrupción se convirtió, de facto, en una actividad diríamos lícita: si el puesto me costó tanto, tengo que sacarle la mayor utilidad posible.
Y así fue…

DE JUÁREZ A DON PORFIRIO…
La independencia no cambió las cosas, sino sólo a los protagonistas y los procedimientos.
La concepción patrimonialista del poder heredada de la colonia siguió vigente: el cargo público era carta blanca para el enriquecimiento.
Los únicos límites de la corrupción fueron la ambición del funcionario, su moderación o, de plano, su torpeza, pero raras, rarísimas veces, su honestidad personal.
Santa Anna y su cohorte son grosero ejemplo de ello.
Incluso en el interregno de la Reforma, con su pléyade de caudillos cultos, intelectuales, probos y patriotas, se dieron casos de abuso, como, por ejemplo, el de Miguel Lerdo de Tejada, que se quedó con varios predios de los conventos ubicados en los que es hoy el centro de la ciudad de México.
Incluso, el mismísimo Juárez se hizo de más de una de las propiedades confiscadas a la jerarquía clerical.
Y del porfiriato ni qué decir.
De ministro o de gobernador para abajo, ser honrado era ser pendejo…

APETITOS DE VIVALES…
Igual que pasó con la nueva república respecto a la colonia, la revolución no varió ni un ápice nuestra proclividad a la corrupción.
De nuevo: sólo variaron los protagonistas y los modos.
Apenas los revolucionarios se instalaron en el poder, le dieron rienda suelta a sus ambiciones materiales.
No por nada, durante el gobierno de Venustiano Carranza, la gente inventó el verbo “carrancear”, que fue sinónimo de rapiña, chantaje, abuso, cohecho, chanchullo, pillaje, latrocinio y trinquete.
Álvaro Obregón apostaba que no había general que resistiera “un cañonazo de 50 mil pesos”.
De sí mismo decía que, como nomás tenía un brazo, menos le rasguñaba al presupuesto.
El emblemático cacique revolucionario, Gonzalo N. Santos (5 veces diputado federal, senador y gobernador de Su San Luis Potosí), poderoso durante medio siglo, sintetizaba la ética de la familia revolucionaria en una frase: “en política, la moral es un árbol que da moras”.
De Plutarco Elías Calles a Salinas de Gortari, del político o nuevo funcionario súbitamente enriquecido se decía: “ya le hizo justicia la revolución”.
Si la Historia del país es la relación de los hechos, la Novela es la historia del alma de un país.
Así, la novelística de la revolución, de “La sombra del Caudillo” a “La muerte de Artemio Cruz”, nos entrega el relato de la degradación de los ideales a meros apetitos de vivales.

“POLÍTICO POBRE…
En fin. Sirva el largo preámbulo, si no para reivindicarlo -misión imposible-, al menos reconocerle una buena a Peña Nieto: en efecto, entre nosotros, la corrupción es, en el sentido más amplio del término, cosa de cultura, de idiosincrasia; una manera de ser, vaya.
Una visión del poder y sus facultades.
Y mire: esa forma de ver la corrupción fue, hasta los años setentas, asumida como cosa “natural” por una inmensa mayoría de mexicanos; era el sello -admitido- del privilegio de mandar.
Hasta entonces, funcionario o político de mediano pelo para arriba que no se enriquecía ostensiblemente, era visto con desdén y hasta conmiseración.
Político honesto equivalía a individuo pendejo.
Carlos Hank González lo dijo más elegantemente: “político pobre, pobre político”.
Por supuesto, siempre hubo -y hay- excepciones, en todos los niveles
Lázaro Cárdenas, Adolfo Ruiz Cortínez, Gustavo Díaz Ordaz, Ernesto Zedillo, son muestra de ello…

UN TRISTE DESPERTAR…
Fue con el arribo de la generación del 68 -una clase media urbana, educada, universitaria, políticamente concientizada, con una nueva visión del gobierno y de la sociedad, con aspiraciones democráticas y exigencias de participación política, que la corrupción se convirtió en tema, en preocupación, en estigma y culpa del Poder.
Creció la vigilancia de la sociedad y el alerta y los señalamientos y las acusaciones sobre la corrupción pública y privada, de políticos y de empresarios, fue ganando espacio en los medios.
Tanto así, que el lema de campaña de Miguel de la Madrid, en 1982, fue: “La renovación moral de la sociedad”.
En efecto, no es Andrés Manuel el primer presidente que, como candidato, hace del combate a la corrupción su lema de campaña.
Creyó de la Madrid que creando la Secretaria de la Contraloría -hoy de la Función Pública-, las mil cabezas de hidra de la corrupción serían cercenadas una por una.
Triste fue su despertar: cuando abrió los ojos el monstruo seguía allí…

EL MAL MAYOR…
Sin ser el primero en atacarla como un mal mayor de la república, es AMLO quien postula que, acabando con la corrupción, se solucionan todos los demás problemas del país.
(Creyó que su honestidad personal garantizaba la de la burocracia entera, desde los secretarios de Estado hasta los empleados de intendencia. Un exceso de optimismo).
La tesis ha sido cuestionada y rebatida por sus críticos, que la tachan de reduccionista (reduce la gran complejidad de un país enorme con 126 millones de habitantes a una sola causa, argumentan), y simplista, (deshecha factores como la economía, la educación, la inseguridad, la injusta distribución de la riqueza y los errores del gobierno, de igual o mayor importancia que la corrupción en el estado de salud de la república, aducen).

BAILANDO TANGO.…
Resumiendo: corrupción siempre ha habido.
Pero no es privativa del Estado, del gobierno y de la burocracia: para que un funcionario -del nivel que sea- corrompa o se corrompa, por fuerza tiene que llevar de pareja a un externo: a un privado, a un miembro de la sociedad civil.
La corrupción es como el tango: se baila entre dos.
(Sin meternos de momento al otro tema: la corrupción interna en la iniciativa privada, que nada tiene que ver con el gobierno).
Entonces: si estamos de acuerdo con el Presidente, de que la corrupción es un cáncer que hay que extirpar ¡pues ayudémoslo!
En ese propósito, este espacio de Rumbo Nuevo cooperará con la cruzada presidencial ofreciéndole en cada entrega información concisa, precisa y maciza de casos de corrupción documentada por nuestros reporteros…

SENTINAS DE LA COFEPRIS…
Conozco desde hace cuando menos 25 años la estructura, el sistema operativo, el funcionamiento institucional y la relación de la COFEPRIS con los fabricantes de medicinas, con los laboratorios y con la sociedad en general.
Fue sobre todo durante los gobiernos de Vicente Fox y de Felipe Calderón que, por razones estrictamente periodísticas en un principio, pude interiorizarme a fondo sobre lo que es la COFEPRIS, cómo funciona y de qué manera cumple la altísima responsabilidad para la que ha sido diseñada.
En cuestiones de corrupción gubernamental, después de haberla investigado, analizado y documentado durante 30 años en PEMEX, nada de lo que contemplara sobre el tema en otros ámbitos, podía sorprenderme.
Sobre la corrupción, sus variantes, sus mágicos trucos, sus refinadísimos procedimientos lo habíamos visto todo -y todo es todo-, en PEMEX en las 3 décadas anteriores.
Sin embargo, cuando por ahí del 2002, nos zambullimos por un buen rato en
las sentinas de la COFEPRIS, la modalidad que ahí adquiría la corrupción fue una novedad para nosotros.
Bien, le adelanto que, al día de hoy, la corrupción en la COFEPRIS sigue igual que siempre.
El próximo lunes de cuento…

CAUTELA DE PRESIDENCIABLES…
Las enseñanzas, secuelas y advertencias que se desprenden de la ausencia del presidente López Obrador, deben servirnos sobre todo para ver hacia adelante.
¿Por qué?
Porque ha quedado claro, por si hiciera falta, que la 4T, el MORENA y el propio gobierno federal, si AMLO no está en la escena diaria, si no está a cada momento conduciendo, señalando rumbos, ordenando y orientado a su parroquia, el gobierno cascabelea, el MORENA entra en shock, y la 4T se asemeja mucho a un sainete que, si no resultara patético, sería bastante cómico.
Como Jack el destripador, vayamos por partes.
Los que saben leer en el código cifrado de la política, en cuanto Andrés Manuel fue declarado -más bien: se auto declaró- fuera de circulación debido al COVID, lo primero que voltearon a ver fue la reacción de los 3 presidenciables: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal.
Era muy interesante ver cómo actuaban en la ausencia de su jefe, con el escenario del poder a su disposición.
Ninguno cayó en falta.
Los tres entendieron perfectamente que una de las reglas del priísmo más añejo, y que se creía muerta y enterrada, hoy ha vuelto y está vigente.
“El que se mueva no sale en la foto”, formuló Fidel Velázquez en los años dorados del tapadismo.
Y así lo entendieron -es obvio- Monreal, la Sheinbaum y Ebrard.
Ninguno de los tres intentó siquiera el mínimo protagonismo en ausencia de AMLO.
Más bien, antes de intentar dominar la escena, se replegaron, limitándose estrictamente a despachar su agenda diaria con discreción, sin el menor aspaviento.
Conclusión: Ebrard, Monreal y la Sheinbaum saben que, si alguno de ellos es elegido para la grande, lo será por el dedo divino, que ha regresado más fuerte que nunca.
Conociendo a Obrador, entendieron que, el mínimo movimiento intentando llenar el vació que dejó la ausencia presidencial en el escenario político, hubiera sido un error fatal…

CHALMA Y LAS SIRENAS…
Como fatales están resultado los errores de percepción y de cálculo de los aspirantes morenistas a diputados, alcaldes y gobernadores que se han ido quedando chiflando en la loma sin la candidatura soñada.
Se apuntó en este espacio desde hace meses: las 500 candidaturas a las diputaciones federales, las 15 a las gubernaturas en juego y las de las 100 alcaldías más importantes, serían decididas en Palacio Nacional.
No quisieron entender, se obnubilaron con el canto de las sirenas y ahí los tiene usted hoy, armando panchos en la sede del MORENA en la colonia Roma.
Lo que ya no les cayó, ni yendo a bailar a Chalma lo van a conseguir…

AIRES DEL TRÓPICO…
Cierto, el borrón y cuenta nueva a la deuda histórica de más de 600 mil usuarios de la CFE en Tabasco ha tenido sus naturales consecuencias: satisfacción y hasta contento en los tabasqueños y resquemor en usuarios de otras entidades del país.
¿Por qué a los tabasqueños se les mide con una vara especial?, preguntan y se quejan.
Más allá de que el tema da para mucho y de que hemos de analizarlo en próxima entrega, lo inmediato es que el gobernador Adán Augusto ha resultado muy fortalecido entre la “tabasqueñada” (así le dicen al paisanaje en la tierra del “preciso”) y, si sus paisanos quieren de corazón a Obrador, pues ahora más aún.
Por cierto, informan nuestros reporteros en Tabasco que el rumor que corrió la semana pasada por allá, sobre todo en Villahermosa, de que Octavio Romero dejaba PEMEX y Adán Augusto lo reemplazaría, fue una volada sin fundamento.
Ahora, lo cierto es que Romero Oropeza tiene un pie fuera de la paraestatal -su destino inmediato sería una diputación federal-, y que, en efecto, el gobernador Adán Augusto se integrará al gabinete de AMLO en la secretaría de Gobernación, pero esto sucederá hasta finales del próximo año…

In magnis et veluisse sat est.
Propercio

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