Mascarriel
*AMLO y aliancistas: 200 años de historia os contemplan… *Tabasco: desastre natural, calma política…. Mario Ibarra Partamos de una premisa irrefutable: el federalismo mexicano es una impostura. Es también una coartada. Fue, es, y seguirá siendo la justificación convenenciera del centralismo del Estado mexicano. Y esto es así desde hace 200 años. Nada nuevo, pues. […]
4 de noviembre de 2020

*AMLO y aliancistas: 200 años de historia os contemplan…
*Tabasco: desastre natural, calma política….

Mario Ibarra
Partamos de una premisa irrefutable: el federalismo mexicano es una impostura.
Es también una coartada.
Fue, es, y seguirá siendo la justificación convenenciera del centralismo del Estado mexicano.
Y esto es así desde hace 200 años. Nada nuevo, pues.
Esta realidad se expresa taxativamente en la jerga política oficial y oficiosa, cuando se habla de “los estados” y la “federación” como entidades diferenciadas o, incluso, confrontadas, como ahora.
Incluso los gobernadores hablan de la “federación”, cuando en realidad se están refiriendo al gobierno federal, que es otra cosa.
¿Por qué?
¡Porque la Federación son los estados!
¡Es el pacto entre estados “libres y soberanos” lo que hace a la Federación!
Y su órgano administrativo y de gobierno es el gobierno federal.
O sea: el genuino federalismo sigue siendo algo extraño, no bien aprendido y peor asimilado por nuestras élites políticas.
Otra vez: si desconocemos nuestra historia no entendemos nuestro presente. Y ello nos condena a repetir esa historia, pero como farsa…

MAL ARRANCAMOS…
Nueva España fue parte de un imperio.
El Virrey era el vicario del rey de España.
El movimiento de independencia lo promovieron los criollos, los creadores de la riqueza en el virreinato, la cual, en mayor medida se la llevaba la metrópoli: Madrid.
Los independentistas novohispanos se revelaron lanzando vivas a Fernando VII.
Querían ser dueños de la riqueza que producían, pero seguir siendo parte del imperio español.
Pero el golpe napoleónico a la corona española estaba dado y era imparable: por toda la América hispánica cundió el virus de la independencia.
Los novohispanos consumaron la suya en 1921, al mando del Mariscal realista Agustín de Iturbide y con la complicidad del virrey Juan O’Donojú.
Desde ahí arrancamos mal…

ESCOCESES Y YORKINOS…
Luego del malhadado imperio de Iturbide, las logias de Escoceses y Yorkinos se pusieron de acuerdo: México sería una república federalista.
¿De dónde sacaron tal modelo?
¿De dónde había de ser? De la joven y exitosa unión federalista de los Estados Unidos de América.
Y junto con el modelo, claro, tenían que enjaretarle al no nato país la Constitución americana, de la cual, la Constitución Mexicana de 1924 es una traducción apresurada, mal redactada, con pegotes religiosos y totalmente ajena a la realidad histórica, política, social, religiosa y cultural de la Nueva España.
Al bebé recién nacido llamado México lo metieron en un molde hecho a la medida de una nación -los Estados Unidos de América-, nacida de un proceso histórico distinto, de raíces raciales, religiosas, culturales, políticas, sociales, idiosincráticas y temperamentales totalmente diferentes a las de los novohispanos recién independizados.
Benjamín Franklin, James Madison, Alexander Hamilton y George Washington imaginaron, urdieron y redactaron una constitución democrática -la primera de la historia- a partir de la realidad objetiva de las 13 colonias de Nueva Inglaterra; una Constitución que fundamentaba, ordenaba y, sobre todo, aseguraba el desarrollo institucional de la naciente Unión, diferente y hasta opuesta en todo ¡en todo!, al recién nacido (¿abortado?) país llamado México.
(Las instituciones democráticas de EE.UU generaron e impulsaron el crecimiento de la nación más rica y poderosa del mundo; las nuestras, que nunca funcionaron, que fueron siempre una entelequia, apenas en 1997 empezaron a constituirse).
Insístase: de ahí arrancaron todos nuestros males…

UN SIGLO DE CAUDILLOS…
Porque los mexicanos eran centristas unos y federalistas los otros.
Y se pasaron los primeros 50 años de vida independiente pegándose una madriza implacable, en una guerra civil interminable apenas interrumpida por precarias treguas, por muy cortos periodos de una frágil paz siempre amenazada.
(En el ínter, en 1846-47, ante nuestro desmadre y con la mano en la cintura, los gringos se quedaron con más de la mitad del territorio de la naciente nación mexicana. “Una nación débil, desorganizada e imbécil”. Anson Jones, presidente de la República de Texas. 1844-1846).
Luego cambiaron denominaciones y los federalistas que se dijeron liberales, les endilgaron a los centristas el mote de conservadores, pero eso es lo de menos.
Los catorrazos siguieron hasta el triunfo irreversible de Juárez y esa gran generación de los caudillos de la Reforma, que sabían era menester cambiar la Constitución del 24.
Dígase de paso que los victoriosos liberales, decidieron escribir la “historia patria” a su contentillo: negaron 300 años de virreinato, inventaron a Cuauhtémoc como mártir y a Cortés como Villano; se sacaron de la manga a Hidalgo como “Padre de la Patria” y, luego, a lo largo de sus más de 30 años de dictadura, el porfiriato redactó en letras de oro y esculpió en bronce y mármol la Historia Oficial, con mayúsculas, situando a Benito Juárez como héroe inmarcesible.
Lo dice inmejorablemente Francisco Bulnes: “El siglo XIX mexicano se llena y explica con tres nombres; Santa Anna, Juárez y Díaz”.

LOS EMISARIOS…
Con la revolución ya hecha gobierno, ideología y proyecto de país, los antiguos conservadores, en realidad exterminados como corriente ideológica y política por el liberalismo juarista y el positivismo porfiriano, fueron revividos por la clase revolucionaria en el poder.
Toda revolución necesita enemigos.
En los años dorados del presidencialismo priísta, de Lázaro Cárdenas a Carlos Salinas, la familia revolucionaria los bautizó como “los emisarios del pasado”, una entelequia que sirvió para adornar los discursos de la revolución.
Bueno, quien no sepa enmarcar en esta historia de 200 años el conflicto actual entre los gobernadores de la Alianza Federalista y el gobierno de la 4T, no entenderá lo que está sucediendo…

ESTADO CENTRALISTA…
La gran paradoja es que, ya fuere bajo gobiernos centristas/conservadores o federalistas/liberales, el Estado mexicano fue y es centralista.
(Santa Anna se quitaba la casaca centralista para ponerse la federalista y viceversa cuantas veces le convenía).
El Estado fue centralista con Juárez, con don Porfirio, con la revolución triunfante de Carranza a Calles y con la revolución hecha partido hegemónico de Cárdenas a Salinas de Gortari.
Lo ha sido de Zedillo a Peña Nieto y lo sigue siendo con la 4T.
Los estados y las regiones fueron -y son- meras provincias políticas y administrativas del poder central: el gobierno federal, la ciudad de México y el emperador sexenal en turno.
Pero a lo largo de estos 200 años, la querella entre las regiones (estados) y la metrópoli es parte esencial de eso que llamamos “el espíritu profundo de la mexicanidad”.

LA TRANSICIÓN…
Desde Juárez hasta Salinas, los gobernadores le debían su puesto al presidente, no al voto de sus paisanos.
(Durante el sexenio de Salinas fui testigo, en varias ocasiones, de cómo en el lapso de una hora, un subsecretario de gobernación giraba instrucciones y dictaba órdenes a una decena de gobernadores desde la casona de Bucareli).
En 1997, por vez primera, el PRI perdió la mayoría absoluta y calificada en la Cámara de diputados.
Entonces inició nuestra transición democrática
En el 2000, le dimos un giro a la historia: fuimos capaces de alcanzar la alternancia en el poder de manera democrática y pacífica…

LA CONAGO…
Como lo previó Gabriel Zaid desde finales de los años 70´s, nuestra democracia electoral transitó de la periferia al centro.
Los gobiernos de oposición iniciaron en 1989 en Baja California.
Y de ahí fueron “liberándose” del PRI-gobierno Chihuahua, Jalisco, Zacatecas, Michoacán, Yucatán, Guanajuato, Ciudad de México etcétera.
La democracia electoral había llegado.
Con Fox en Los Pinos, 21 gobernadores priístas quedan huérfanos de la tutela presidencial.
Al ver amenazados -incluso afectados- sus intereses, se unen contra el poder central y forman la CONAGO.
Les da resultado.
El gobierno panista los calma (y los colma) con dinero.
Se vive el segundo boom petrolero.
La más alta producción de crudo de nuestra historia y a precios por encima de los 100 dólares el barril.
Buena parte de ese dinero se va a los estados.
El esquema sigue durante el sexenio de Felipe Calderón.
Con Peña Nieto menguan drásticamente los ingresos petroleros, pero los estados siguen llevándose buena parte del pastel.
Pero del 2000 a la fecha, por vez primera en nuestra historia, somos una democracia.
Imperfecta como todas; balbuciente, vacilante, errática, como toda criatura recién nacida, la nuestra.
Pero democracia al fin.
Separación real de poderes.
Prensa crítica, vigilante, libre.
Instituciones independientes como contrapeso al poder del ejecutivo.
Y así llegamos al 2018.
Y ese cause democrático desemboca en la victoria contundente del MoReNa, partido recién nacido, y de su candidato López Obrador.
Ya victoriosos, algunos obispos morenos nos dicen que nunca ha habido democracia ¡cuando el MoReNa y su 4T son el fruto exultante de la democracia construida por todos los mexicanos lentamente y en base a un gran empeño en los últimos 50 años!
Pero ese es otro cuento…

LOS “ELECTOREROS…”
En las democracias liberales, todo es electoral. Todo.
Desde el primero hasta el último día de sus mandatos, alcaldes, gobernadores y presidentes piensan en las siguientes elecciones.
Y todos sus programas, acciones y decisiones se supeditan al imperativo electoral.
¿Qué los gobernadores de la Alanza Federalista están pensando en las inminentes elecciones al pintar su raya con la 4T?
¡Por supuesto!
¿Y que también piensan en los dineros?
¡Desde luego!
Sólo que el gobierno de la 4T hace exactamente lo mismo.
Todo él está volcado sobre un único propósito: asegurar un triunfo electoral contundente el próximo año.
Lo cual es válido…dentro de legalidad, la institucionalidad y la legitimidad.
En la democracia los alcaldes, los gobernadores y los presidentes, son todos “electoreros”.

EL CONFLICTO…
La 4T se propone instaurar un nuevo régimen.
Se trata de realizar la revolución pacífica. Pero revolución, al fin y al cabo.
Para eso el Presidente necesita centralizar el poder, acrecentarlo a lo máximo.
Toda revolución necesita enemigos.
AMLO, sagaz e imaginativo, trae de nuevo a cuento a “los conservadores”.
También el Presidente precisa del control estricto de los dineros nacionales; le es absolutamente indispensable para su proyecto.
Hoy, esos dineros son limitados como hace tiempo no lo eran.
El conflicto era inevitable…

LOS ALIANCISTAS…
La Ley de Coordinación Fiscal que data de 1978, partía de una premisa justiciera: ministrar más recursos a los estados más pobres -todos los del sursureste, casualmente.
Eran los tiempos en que el presidente López Portillo nos preparaba, según él, para “administrar nuestra riqueza”.
Luego, los sucesivos presidentes le hicieron a esa Ley sus ajustes al contentillo, pero sigue vigente.
En 1986 México dejó de ser una economía cerrada y lentamente se fue abriendo a la competencia económica mundial.
En 1994 se firmó el TLCAM…y México cambió.
Los estados del norte, centro y occidente entraron en un proceso acelerado de industrialización, se convirtieron en potencias exportadoras y se dispararon sus economías logrando en 25 años un salto cualitativo y cuantitativo de enormes dimensiones. Se integraron a la economía gringa.
En tanto el sursureste permanece igual de jodido.
Sin cambiar el espíritu de la Ley Fiscal de 1978, Felipe Calderón fijó como criterio paralelo el índice poblacional.
Pero aún así, estados como Nuevo León, Querétaro y Guanajuato, que aportan al PIB nacional lo triple que Tabasco, Oaxaca y Guerrero, reciben del gobierno federal participaciones per cápita considerablemente menores a estos estos últimos.
Un botón de muestra: en tanto Tabasco recibió en el 2020 aportaciones federales equivalentes a 21 mil pesos por habitante, Nuevo León, que aporta 5 veces más al PIB nacional que Tabasco, percibió apenas el equivalente a 15 mil pesos por habitante.
Si vemos el asunto desde este ángulo…

POLÍTICA Y DINERO…
En resumen: ante la práctica desaparición de los partidos políticos, la real oposición de la 4T la conforman los gobernadores y los estados gobernados por PRI, PAN, PRD y MC.
Ante la concentración de poder en el Presidente de la república, los estados inconformes reclaman “respeto y equidad” amparándose en el pacto federal.
Es también un conflicto económico: ante la innegable insuficiencia presupuestaria, los que más aportan quieren que en correspondencia equitativa, así se les reintegre.
Pero además en el fondo de todo esto late la vieja pulsión que, en determinadas coyunturas históricas, ha llevado a las regiones a oponerse al mendaz centralismo del Estado mexicano.
(Las insubordinaciones contra el poder central siempre han venido del norte -y de Yucatán; no es casual que esta nueva querella irrumpa justo cuando un hombre del sureste -AMLO- concentra el poder federal).
Aquí radica los más importante.
Nada que ver con una intensión separatista.
Eso de la ruptura o la secesión es calentura de comentócratas afiebrados, de politicastros irresponsables y de columnistas zopencos.
Pero de que se trata de un asunto de profundas raíces históricas, ni hablar.
Ahí precisamente radica su importancia, su complejidad, el problema de fondo.
Quizá ni en Palacio Nacional ni en la Alianza Federalista se han percatado de que están agitando el fondo oscuro, profundo, eruptivo de 200 años de historia…

AIRES DEL TRÓPICO…
Caramba. El temporal sigue pegando muy fuerte allá en mera tierra del “preciso”. Lamentable -pero buena oportunidad para comprobar que no obstante la desaparición del Fonden, el gobierno federal conserva su capacidad para acudir en rescate de la población en caso de desastre natural.
En donde no hubo sismo alguno, es en la renuncia de altos funcionarios del gabinete estatal. Sólo el secretario de gobierno, Rosendo Medina y el Fiscal estatal, Jaime Lastra, dimitieron de sus encargos. (Los demás son pura morralla). Ambos serán diputados. Federal el primero, local el segundo, con la misión de conducir la bancada morenista en el congreso tabasqueño. En próxima entrega ampliamos el tema: el gobernador Adán Augusto operó con rigor y mesura…

“Se puede confiar en las malas personas. No cambiarán jamás”.
W. Faulkner.

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