LUNA DE ABRIL
Heberto Taracena Ruiz En las rejas aladas de la luna, rondaban Ella y Él, conscientes de sus idas y regresos. La humedad de sus manos coincidía con la temperatura del satélite que se las empuñaba con dedos maternales. A mas de que Él y Ella, tomados entre sí, daban calefacción a entrambos corazones. Los barrotes […]
26 de abril de 2022

Heberto Taracena Ruiz

En las rejas aladas
de la luna,
rondaban Ella y Él,
conscientes de sus idas
y regresos.

La humedad de sus manos
coincidía
con la temperatura
del satélite
que se las empuñaba
con dedos maternales.

A mas de que Él y Ella,
tomados entre sí,
daban calefacción
a entrambos corazones.

Los barrotes friolentos
de la luna
parecían regodearse
con el palidecer
de los enamorados:
gozo imperecedero
más allá del horario
de una noche
que posaba con ellos.

Los ojos Dél
y la mirada Délla,
profesaban amor
equivalente.
Ella no daba más
que lo que daba,
ya no podía,
tan simple como dulce.

Y Él correspondía
a la parcela entera
de sentimientos
que en la tierra
y altura barbechaban.

La luna era de abril
y complaciente
los cobijaba
igual que hacienda propia.

Era la casa en que Él
y Ella
se realizaban
dentro de las paredes
redondas de la luna,
donde quisieron dos
encarcelarse
a cadena perpetua,
sin más apelaciones
que el amor.
.

Cunduacán, Tab.,. a 19 de abril de 2022

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