El aspirante a la alcaldía de Macuspana, destacó su compromiso para eliminar los males que afectan a la ciudadanía de esta demarcación

Redacción
Rumbo Nuevo

En estos tiempo en los que estamos buscando un nuevo Rumbo para el Municipio, debemos hacer de la política un instrumento de trabajo para superar los retos que nos impone la democracia, y hacer de la pluralidad en que vivimos, la gran oportunidad para establecer firmes vínculos entre la sociedad y las instituciones de gobierno, y las de representación política, porque solo así podremos superar la terrible corrupción en que vive Macuspana, para construir el futuro que nos demandan nuestros hijos y nietos, preciso el precandidato a la presidencia de este municipio, Gaspar Córdoba Hernández.
Al visitar la colonia Belén, uno de los centros de población más importantes del municipio y que se encuentra en la franja conurbada de la ciudad, el precandidato de Movimiento Ciudadano, señaló que los tiempos complejos que está viviendo el municipio obligan a buscar la unidad a toda costa, dejar atrás las discordias, los viejos agravios, las posiciones dogmáticas y los rencores individuales o partidistas, para entrar en un proceso de unidad colectiva fortalecida; por una construcción permanente de consensos, así lo remarco Gaspar Córdoba Hernández.
Entrevistado en el marco de esta visita, el precandidato remarcó que la unidad es una necesidad política, «por eso debemos de empeñarnos en convertir las propuestas en el detonante para trabajar todos juntos y con ahínco, hacia un escenario que dé certeza a la política y la economía, pero sobre todo que sirva para reconstruir el tejido social de Macuspana que se encuentra severamente dañado. Esto implica una gran voluntad política, la voluntad de pasar del enfrentamiento a la conciliación y hacer del diálogo, la tolerancia, la negociación y el acuerdo, un ejercicio para acotar el protagonismo irresponsable y la soberbia”, sostuvo.
Esta unidad, agregó, requiere crear los mecanismos institucionales, abrir espacios y crear condiciones para escuchar y ser escuchado, donde se expongan las razones de cada quién y afloren de manera natural los sentimientos de todos; fomentar la crítica, la autocrítica y el debate de las ideas, para elevar el nivel de la discusión política de nuestros problemas y dejar atrás la violencia verbal que se escuda en la descalificación, la ofensa y el ataque personal, para que empiecen a surgir las propuestas que mejoren nuestras relaciones políticas y decidamos respecto a las demandas de la sociedad.