El PRI y su elección de dirigente estatal

José David Sánchez Plaza
sanpladave1959@hotmail.com
En contra de las versiones de algunos priístas, que han pedido a la dirigencia nacional, la salida del dirigente estatal interino, Miguel Ángel Valdivia de Dios, -porque ya se le venció el tiempo que se le autorizó para mantenerse en el cargo-, éste sigue estableciendo los acuerdos y las alianzas internas con los diferentes grupos partidista, que le permitan mantenerse en la cargo de manera definitiva hasta el 2017.

El pasado viernes 10 de junio, se venció el plazo que el Comité Ejecutivo Nacional, le autorizó a Valdivia de Dios para mantenerse en la dirigencia estatal interina, por lo que algunos de sus compañeros, le pidieron que lance la convocatoria para la elección interna, porque al negarse estaba violando los estatutos internos.

Debido a la elección interna que se realizó el pasado 13 de marzo, la dirigencia nacional del PRI, autorizó a Valdivia de Dios, una ampliación de 90 días para que se mantuviera en el cargo, supuestamente al término de ese lapso, debería de lanzar la convocatoria, lo que no ha hecho.

Valdivia está en lo suyo, mantiene reuniones de trabajo con los diferentes sectores de su partido. Está realizando giras de trabajo por los 17 municipios. Ya tiene un plan de trabajo que según asegura permitirá la renovación de la estructura partidista, a fin de buscar la recuperación de los espacios perdidos.

Casi un mes antes que iniciara la campaña de Liliana Madrigal Méndez como candidata del PRI a la presidencia municipal de Centro, Valdivia de Dios asumió la dirigencia con el descontento y enojo de algunos grupos internos priístas.

Aunque Valdivia de Dios sostiene que llegó “al cuarto para las doce” a la campaña de Madrigal Méndez, se auto designó como comandante en jefe de las tareas partidistas, por lo que tuvo responsabilidad que el PRI, perdiera la elección extraordinaria de Centro y se fuera a la tercera posición en las preferencias electorales del municipio más importante del estado.

Militantes priístas han sostenido que Valdivia de Dios carece de liderazgo, experiencia y capacidad para estar al frente del PRI, por lo que demandan su salida de manera inmediata.

Para su designación en la dirigencia estatal interina, Valdivia de Dios tuvo el respaldo y apoyo del dirigente nacional, Manlio Fabio Beltrones y se dice que también del ex gobernador, Roberto Madrazo Pintado, con el que ayer sostuvo una reunión en conocido hotel de Villahermosa.

Son varias ocasiones que he platicado con el dirigente estatal interino, sostiene que el Comité Ejecutivo Nacional ya tiene la convocatoria para la designación del presidente del comité directivo estatal, por lo que está en manos de ese organismo su publicación.

En su defensa, Valdivia de Dios dice que está en lo suyo, que no responderá a los ataques y señalamientos sin sustento que le han hecho porque su único interés es y será que su partido recupere los espacios perdidos.

El PRI requiere de un dirigente con liderazgo, carisma, experiencia, capacidad y sensibilidad para lograr la unidad interna. Muchos de esos atributos no los tiene Valdivia de Dios, que se puede esforzar mucho pero hay un dicho popular que dice “lo que natura no da, Salamanca no lo presta”.

Lo Sobresaliente
Muchos podrán decir que está bien que el obispo de Tabasco, Gerardo de Jesús Rojas López esté actuando de interlocutor entre los pobladores de Tamulte de las Sabanas y el gobierno del Estado, pero ¿esa es la función de la grey católica?. En el gobierno del Estado no hay operadores políticos con la experiencia y capacidad para encabezar las reuniones con los inconformes, para alcanzar una negociación. Son seis días desde que inició el bloqueo de la carretera Villahermosa-Frontera, que ha ocasionado muchos inconvenientes y perdidas millonarias. No se vislumbra una posible solución al problema del bloqueo. Algunos sectores de la sociedad se pronuncian por la intervención de las fuerzas federales para el desalojo de los manifestantes. ¿Esa será la mejor solución?. No será mejor que se continúe con el diálogo y la conciliación antes que la utilización de la fuerza pública.