Francisco José Rivero Cruz
Fue el nombre que adoptaron un grupo de jóvenes intelectuales mexicanos en la primera mitad del siglo XX; este grupo de jóvenes tomó el nombre de la revista Contemporáneos, en la cual participaban, la cual vio la luz pública en 1928, en ella aparecen como fundadores Bernardo Gastélum, Torres Bodet, Ortiz de Montellano y, González Rojo. Después y como parte del selecto grupo de escritores de la revista estuvieron: Xavier Villaurrutia, José Gorostiza, y Carlos Pellicer.

En la primera platica al respecto que sostuvieron los escritores, estuvieron de acuerdo en que Contemporáneos sería una publicación que cambiaría el campo cosmopolita de las principales revistas literarias publicadas en Europa, la cual tendría una apreciación de la cultura latinoamericana.

La primera publicación de la revista fue reseñada favorablemente en distintas revistas y periódicos, de las cuales, una de las primeras críticas de la mismas apareció en el Repertorio Americano (Costa Rica).

La revista tuvo dos periodos de financiamiento, los primeros ocho números fueron apadrinados por el Dr. Bernardo Gastélum, funcionario del Departamento de Salud, después, Genaro Estrada se hizo cargo del financiamiento ya que Gastélum fue enviado a una función diplomática fuera de México. Bajo el cargo de Genaro Estrada, se publicaron 35 números más de la revista, posteriormente, Torres Bodet, Gorostiza, y Owen obtuvieron encargos diplomáticos, y a partir del noveno número de la revista, Bernardo Ortiz de Montellano asumió la responsabilidad editorial y figuró como único director hasta el ocaso de la revista, lo cual ocurrió en noviembre-diciembre de 1931 debido a la enfermedad de Ortiz de Montellano.

En los inicios de la revista Contemporáneos la organización del Consejo Editorial fue algo informal; la oficina principal era cualquier café o cualquiera de las casas de sus integrantes. Se acostumbraba a tener una reunión a la semana, los días sábados por la noche;

en esas reuniones se acordaba quien y que se publicaba, entre ellos subrayo los trabajos de artistas plásticos mexicanos tales como: Julio Castellanos, Agustín Lazo, Roberto Montenegro, José Clemente Orozco, Manuel Rodríguez Lozano y Diego Rivera; de igual forma se publicó material de varios artistas europeos, norteamericanos y, orientales entre los cuales se encontraban: Peggy Bacon, George Biddle, George Braque, Jean Charlot, Giorgio de Chirico, Salvador Dali, entre otros.

Se dice que el nombre de la revista fue propuesto por José Gorostiza y no era indicativo de ninguna doctrina estética o política preconcebida, según Ermilo Abreu Gómez.

Pero no todo fue condescendencia para Contemporáneos, algunos grupos y escritores independientes no estaban de acuerdo con las ideas extranjerizantes que la revista defendía; aparecían críticas constantes al respecto y se hablaba del antinacionalismo y de su falta de compromiso con el rescate de lo propio.

Con el paso del tiempo, la revista sufrió pequeños cambios, pero jamás perdió su esencia. En Contemporáneos, se encontraban contribuciones originales y de poesía, terminaba con una sección llamada “Motivos”, la cual era dedicada a reseñas de libros, notas breves y datos bibliográficos.

Entre los grandes escritores que se participaron en la revista hubieron dos tabasqueños Carlos Pellicer Cámara y José Gorostiza Alcalá.

Carlos Pellicer Cámara nació en San Juan Bautista, hoy Villahermosa, el 16 de enero de 1897; realizó sus primeros estudios en su ciudad de origen. En el año de 1908, su familia cambió su residencia a la capital del país, en donde terminó su educación primaria e inició la preparatoria. En los años de 1913 y 1914, regresó a Tabasco y por un poco tiempo radicó en la ciudad de Campeche; posteriormente regresa a la capital del país, y como estudiante de la preparatoria, colabora en revistas estudiantiles, entre las que destaca San-Ev-Ank, de la cual cofundador. Con la representación de la Federación de Estudiantes Mexicanos en el año de 1918 visitó Colombia y Venezuela, donde hizo amistad con jóvenes intelectuales sudamericanos. Publicó su primer libro Colores en el Mar, en el año de 1921, ese mismo año conoció a José Vasconcelos. Por más de 15 años fue catedrático de literatura e historia universal en la Escuela Secundaria Número 4, en la ciudad de México. Entre los diferentes cargos que desempeñó estuvieron los del Departamento de Literatura y del Departamento de

Educación Extraescolar y Estética (ahora INBA); fue organizador del museo arqueológico y el Parque Museo de la Venta en la ciudad de Villahermosa, del museo de Hermosillo, Son., del museo de sitio de la zona arqueológica de Palenque, Chis., de la casa de Frida Kahlo y del Anahuacalli (casa de Diego Rivera) en México, D. F., y del museo de Tepoztlán, Morelos, entre otros.

Su extensa obra poética comprende, además de Colores en el mar, Piedra de sacrificios, Hora y 20, Camino, Exágonos, Hora de junio, Recinto y otras imágenes, Subordinaciones, Práctica de vuelo, Cuerdas, percusión y alientos y Reincidencias.

Fue electo senador de la república por Tabasco para las L y LI Legislaturas (1976–1982), Murió el 16 de febrero de 1977.

José Gorostiza Alcalá, nació en San Juan Bautista, hoy Villahermosa, el 10 de noviembre de 1901. Desde muy pequeño salió de Tabasco. Sus estudios de preparatoria los realizó en la Ciudad de México concluyéndolos en 1920. Ingresó al servicio diplomático mexicano. En 1927 fue canciller de primera en Londres. Se desempeñó como subsecretario de Relaciones Exteriores de 1958 a 1963, y en el año de 1964, y fue nombrado titular de esta Secretaría. Impartió las cátedras de literatura mexicana en la UNAM y la de historia moderna, en la Escuela Nacional de Maestros. Entre otros cargos importantes desempeñados por el ilustre tabasqueño, encontramos el de jefe del Departamento de Bellas Artes y presidente de la Comisión de Energía Nuclear. Su obra poética está constituida por sus libros Canciones para cantar en las barcas, publicado en 1925 y Muerte sin fin, que vio la luz pública en 1939. En 1964, se editó el libro Poesía, compuesto de los dos libros antes mencionados y el llamado Del poema frustrado. Tradujo el libro La conversación, de André Maurois, en 1921, y la obra de teatro Maya, de Simón Cantillón, en 1930. Pereció en la Ciudad de México, el 17 de marzo de 1973.