Llevan a cabo su fe con sana distancia
Clérigo Rubén Ponce de León, con el báculo pastoral entre sus manos, conversa con una triada de feligreses Luis Enrique Martínez Rumbo Nuevo Postal de almanque: a unos paso, casi bajo el dintel de la puerta principal del templo de San Sebastián, el clérigo Rubén Ponce de León, con el báculo pastoral entre sus manos, […]
7 de abril de 2020

Clérigo Rubén Ponce de León, con el báculo pastoral entre sus manos, conversa con una triada de feligreses

Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo
Postal de almanque: a unos paso, casi bajo el dintel de la puerta principal del templo de San Sebastián, el clérigo Rubén Ponce de León, con el báculo pastoral entre sus manos, conversa con una triada de feligreses. La imagen aparece en el momento en que el obispo Gerardo de Jesús Rojas López comienza la eucaristía alusiva al domingo de ramos que es trasmitida por radio, televisión y redes sociales.
A la distancia, desde los pasillos adoquinados del parque «Lázaro Cárdenas» de la colonia Atasta de Serra, se aprecia la vestimenta del sacerdote: túnica en color marfil y estola en rosa con la cruz colgando de su cuello. De toda la ornamentación religiosa, sin embargo, destaca el pelo blanco del párroco identificado como el benefactor de las ermitas que han estado a su cargo: el Santuario Guadalupano en la colonia Primero de Mayo, Villahermosa; el templo San Francisco de Asis en Jalpa de Méndez, y, ahora, la parroquia de San Sebastián.
Mientras por el dispositivo móvil se escucha a monseñor Rojas López abrir la segunda misa dominical trasmitida por diversos medios de comunicación debido a la emergencia sanitaria por el Covid19,
Ponce de León, sonriente, diálogo con el trío de fieles. Uno, adulto mayor, enfundado en una guayabera blanca. La conversación dura varios, interminables minutos.
Otras imágenes configuran el paisaje de la capital de Tabasco desde hace más de una veintena de días en la cuarentena #Quedateentucasa y, ahora, en la fase final de la cuaresma de la religión católica. Un domingo de ramos, inédito: con ermitas vacías.
No obstante, siguiendo las instrucciones de la Diócesis de Tabasco, cientos de familias pusieron altares afuera de sus casas. Así se ven, por ejemplo, en la colonia Sabina, rumbo y circundando al templo de la Virgen de Guadalupe: ramos de flores, cruces de palma, imágenes y otros ornamentos componen los improvisados altares a los que mayores llevan a pequeños para simular la tradicional ceremonia religiosa de domingo de ramos.
Y así se va configurando la acuarela o almanaque dominical con escenas fuera del llamado de las autoridades sanitarias como la del sacerdote en mención: al aparecer en el umbral del templo viola el exhorto de las autoridades civiles, así como el de la jerarquía clerical. Actúa igual a los tortolitos que aparecen por el parque Juárez o por diversas calles de la ciudad con las manos entrelazadas, abrazados o prodigándose besos. «Acaso no dormimos juntos…»
Entre todas esas imágenes, una destaca: sentado en las piernas de un adulto que está sentado en un taburete, una joven revisa con sus manos el acné de su compañero, en tanto otros familiares de los pacientes del hospital de La Mujer hacen hasta lo imposible por encontrar cobijo en la escasa sombra que ofrece incipiente sombra de la guarnición de la avenida Méndez
Domingo de ramos. Cerrada, la Catedral de Tabasco, luce vacía, abandonada al entrar la tarde. Hace días que las campanas de la iglesia católica, enmudecieron. Y días hace que los grupos de evangélicos no aparecen en las calles, ni en las puertas de las casas sus llamados se escuchan…
La calor agobia. Sigue la estridencia en las redes sociales y a la par, el llamado de las autoridades a no salir; a quedarse en recojimiento familiar en sus respectivas casas. Aprovechar un inédito y prolongado confinamiento para sacar cuentas, para reflexionar con la vida como quizás lo hacía el presbítero Ponce de León con la tercia de seguidores.
«…Pero quien me ha robado el mes de abril…», se escucha al cantautor peninsular Joaquín Sabina, de alguna bicina de una de las casas del trayecto de Periférico Carlos Pellicer Cámara por avenida Méndez hasta el mercado «José Ma Pino Suárez».
Difícil saber hasta qué momento la solidaridad humana se traducirá en aceptar las indicaciones de las autoridades sanitarias para frenar el avance del Coronavirus19. Es tan difícil como saber la intensidad de la pandemia entre la población y como aventurado saber la vigencia de la ley seca.
Toda la incertidumbre del presente y futuro se refleja en la relajación del cura Ponce de León afuera del templo de San Sebastián. Pero se convierte en esperanza renovada con el mensaje del presidente Andrés Manuel López Obrador como informe de gobierno del primer trimestre de 2020.

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