Limpian Hospital de la Mujer
Autoridades sanitarias desalojaron a familiares de pacientes. La razón: el ingreso de presunto contagio de Covid-19 Luis Enrique Martínez Rumbo Nuevo Dos pipas de agua irrumpieron el silencio de la zona de espera a la entrada del Hospital de la Mujer. De inmediato, una cuadrilla de trabajadores dispuso de mangueras, jabón y cloro para lavar […]
1 de abril de 2020

Autoridades sanitarias desalojaron a familiares de pacientes. La razón: el ingreso de presunto contagio de Covid-19

Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo
Dos pipas de agua irrumpieron el silencio de la zona de espera a la entrada del Hospital de la Mujer. De inmediato, una cuadrilla de trabajadores dispuso de mangueras, jabón y cloro para lavar rejas, pasillos y demás accesos al nosocomio. Doce horas después, las autoridades sanitarias desalojaron a los familiares de las pacientes internadas por diversas causas. La razón: el ingreso de un presunto contagio de coronavirus.
La primera acción ocurrió la medianoche de este domingo. Justo cuando soplaba un viento fresco que ilusionó a los circundantes con una lluvia primaveral que aminoraría la sofocante temperatura del día. Incluso, el inesperado trajinar de las pipas y de los empleados de limpia, descobijaron a los jóvenes que, sobre la banqueta de la avenida 27 de Febrero, se refrescaban con bebidas embriagantes. Compartían entusiasmo con bebedores consuetudinarios que asolan la zona.
Apenas hombres y mujeres retomaban sus lugares en los pasillos y bancas de espera tras la limpieza del lugar, cuando se escuchó un grito femenino en la puerta de acceso a la sala de urgencia. Una señora de edad madura, acompañada de una joven veinteañera, no dejaba de soltar improperios al personal del sanatorio: «¡Vengo de dos hospitales y no atienden a mi hija…!»
Aunque el escándalo fue pasajero, al amanecer de este lunes circuló la especie de que la quejosa se había equivocado en dos ocasiones: «Llevó a la muchacha al hospital del niño, primero, y, luego, a la escuela de Medicina…» Cierto o falso, la indumentaria de la pareja la ubicó en la unidad económica de clasemedia alta. Es decir de un nivel superior a la mayoría de usuarios del Hospital de la Mujer.
La movilidad en torno a esa institución junto con el sanatorio infantil y la escuela de medicina de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, son los que le dan vida a la zona. Farmacias, consultorios médicos, restaurantes, puestos de fritangas y vendedores ambulantes convierten el área ubicada en los límites de las colonias Atasta de Serra y Tamulté de las Barrancas en una zona comercial y, a cualquier hora y día, en un congestionamiento vial ignominioso.
Según algunos cronistas de esos barrios populares, la frontera divisoria es el panteón de Atasta de Serra. Y es también una zona de inseguridad que incluye al conjunto habitacional de Las Palmitas, así como el de Infonavit Atasta. Esta vecindad es la que diariamente convive con pacientes y familiares de quienes acuden por cuestiones de salud a las clínicas referidas. Una relación que, a veces, no es tan distante ni desapercibida.
Al mediodía de este este lunes, en conjunto todos aparecieron en el camellón de la avenida. La razón: el ingreso de dos ambulancias de las cuales descendió personal médico con la indumentaria oficial del ejército sanitario disponible para enfrentar al Covid19. Y la voz salida de las bocinas del Hospital de la Mujer: «A todos los familiares de las pacientes internadas se les suplica desalojar la zona por medida sanitaria…»
Refunfuñando, algunos cuestionando acremente el ingreso de presuntas contagiadas por la pandemia del coronavirus19 al nosocomio, aceptaron la realidad. Y desde la escasa sombra de los incipientes árboles del lugar, unos y otros, tejieron una diversidad de conjeturas. La mayoría animada por bulos (noticias falsas) en las redes sociales.
Hasta ese sitio prácticamente se dejaba escuchar el «familiares de… nació un masculino con peso de tres kilos 600 gramos…»
—¿Y cómo está la mamá y el niño?
—¡Esa información se las dará el médico…!
Resguardados no tanto del intenso sol, algunos olvidaron al Codivi19 y se metieron a cuestionar la sequedad del trato de las trabajadoras sociales: «Son insensibles. No te dicen más», exponían sin reparar que en la información que recibían estaba todo lo que las empleadas administrativas reciben del personal médico.
Caía la tarde. Sofocada la familia esperaba una contraorden para regresar a los lugares permitidos para acampar en el interior del Hospital de la Mujer. Aun con la calor, luego de más de doce horas de la limpieza del lugar, nadie recordaba la presencia de las pipas ni la operación sanitaria que había realizado la cuadrilla de la Secretaría de Salud.

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