Aún cuando la primera constitución mexicana de 1824 fue una copia de la Constitución norteamericana promulgada el 17 de septiembre de 1787, en la realidad las diferencias entre ambos sistemas es profunda, comenzando por nuestra tendencia a complicar las cosas, ya que en tanto que la constitución norteamericana consta de 7 artículos, la nuestra de 1824 comprende 171.
Ferdusi Bastar Mérito
Rumbo Nuevo
Ambas constituciones hablan de un sistema “federal”, que en Estados Unidos es real en tanto que en nuestro México es una triste simulación, pues vivimos un centralismo asfixiante. En esencia, en Estados Unidos a la federación le corresponde lo no reservado a los Estados, y en México a nuestros Estados lo no reservado a la federación.
En tanto que en Estados Unidos las tasas de IVA son diferentes en muchas ciudades y Estados, en México, mediante los “Convenios de Coordinación Fiscal” los Estados renuncian a su capacidad impositiva, para que sea la federación la que recaude y nos envíe como limosna las participaciones que ella determine.
Un ejemplo claro de este federalismo, es la elección del Presidente norteamericano, en la que cada Estado impone su modalidad: así, en una elección federal, 37 Estados y el Distrito de Columbia permiten la emisión de voto adelantado, y tres Estados optaron por enviar las boletas a sus residentes en el extranjero, y en 7 Estados se permite cambiar la intención de voto, hasta en tres ocasiones, si optaron por la votación anticipada.
La elección de la fórmula presidencial en Norteamérica, es indirecta y la realiza un Colegio Electoral que asigna a cada Estado un número de electores a este Colegio, según su población, al que se suman los dos senadores de dicho Estado. Este colegio consta de 538 electores, por lo que la fórmula que obtenga 270 votos resulta ganadora.
Así, en tanto que a California le corresponden 55 votos, a Texas 38 y a Ohio 18. La fórmula que gane en un Estado, obliga a la totalidad de sus electores a votar por el candidato ganador, salvo Nebraska y Maine, que determinaron que el voto de sus electores se divide proporcionalmente a favor de los candidatos, según la votación que hayan obtenido individualmente.
En USA los afroamericanos obtuvieron derecho a votar en 1870 y las mujeres hasta en 1920. Originalmente no existían partidos, pero en 1830 ya dominaban el Partido Democrático-Republicano que se transformó en el actual Partido Demócrata, y el Partido Whig, integrado por racistas y esclavistas, que se transformó en el actual Partido Republicano que postula al alienado Donald Trump que representa fielmente al aproximadamente 50 porcién de la población norteamericana.
Esta es la realidad entre una federación de hechos y otra simulada que padecemos. Y esto lo acabamos de vivir en Veracruz, donde la federación retuvo las participaciones del tercer trimestre de esta entidad, provocando una severa crisis financiera en todo el Estado para el pago de sueldos y servicios así como las transferencias a los municipios, que desembocó en la salida del Gobernador, al que yo no soy nadie para juzgar, y que indudablemente debe tener la presunción de inocencia mientras no sea condenado por un tribunal competente.
