La Agenda
O nos resguardamos, o nos contagiamos. Humberto Iduarte humbertoiduarte49@gmail.com Esta frase es ineludible, dura pero real, no es una sospecha, es lo que nos sucederá si no se rompe la cadena de contagio del Covid-19 en Tabasco. Seremos cientos de miles más, si esto no se controla. Todo lo que se haga y se gaste […]
21 de julio de 2020

O nos resguardamos, o nos contagiamos.

Humberto Iduarte
humbertoiduarte49@gmail.com
Esta frase es ineludible, dura pero real, no es una sospecha, es lo que nos sucederá si no se rompe la cadena de contagio del Covid-19 en Tabasco. Seremos cientos de miles más, si esto no se controla. Todo lo que se haga y se gaste en el sector salud será inútil para ser atendidos. Solo hay que mirar la cantidad de personas que diariamente fallece y se contagia para no le quepa ninguna duda. Esta pandemia está incontrolable y cada vez más conocemos de vidas de entrañables amigos que han pagado con sus vidas esta terrible enfermedad. Nadie está exento a ser contagiado, por más que se cuide.

El crecimiento de los contagios en la entidad ha sido por diferentes factores, en ellos hay responsables. Por ello se debe de exigir que algo más se habrá que hacer.

Tabasco y su gobierno han hecho hasta hoy todo lo humanamente posible para responder ante esta emergencia sanitaria; pero esto no ha sido suficiente. Queda mucho pendiente todavía.

Quizá por lo que hoy se vive, el gobierno tendrá que repetir lo que hizo cuando la pandemia detonó en el estado. En ese tiempo se tomaron medidas para que la pandemia bajara su crecimiento. La cadena de contagios bajó por estas acciones. Pero se dejaron de hacer y se relajó todo el sistema de prevención.

No hay que dejar pasar por alto que a nivel nacional, la presión de los empresarios de mayor peso económico doblegó al gobierno federal, quien al final de cuenta optó por aceptar que hubiera que echar andar la economía a pesar de todos los riesgos. La forma para hacerlo y crear confiablidad fue la creación de un esquema llamado “Semáforo” de diferentes colores.

Un sistema de colores que trajo duras consecuencias mortales, porque si bien es cierto que alentó a abrir negocios y empresas, lo cierto es que, debido a este relajamiento, miles de mexicanos pagaron con sus vidas estas medidas. Ciertamente que el sistema económico del país está en riesgos debido a que había que echar andar la economía, pero a que costo.

Estos errores no solo se han dado en México, sino también en algunos países desarrollados. Estos países han echado marcha atrás al relajamiento y vuelto a confinar a las familias, así como el de cerrar comercios e industrias por el rebrotamiento lógico.

El rebrote del mortal virus sigue cobrando vidas y el atrevimiento de una sociedad que ignora casi totalmente lo que es Covid-19, se atrevió a enfrentarla y le fue mal.

En Tabasco, en mi tierra, muchas familias están aterrorizados de como este virus invisible nos rodea y nos contagia mortalmente; gran parte de mi gente continúa deambulando innecesariamente en las calles, recorren en sus vehículos y bajan en los comercios de todo tipo a comprar lo que se les ocurre; se ejercitan en los parques sin ninguna precaución. Los cubrebocas, esta herramienta tan necesaria, sigue estando utilizada con un uso erróneo por quien la utiliza.

Otros más, que son la mayoría desafortunadamente, llegan a desempeñar sus trabajos, aún con todos los riesgos mortales que esto le representa, pero tienen que cumplir, so pena de ser despedidos.

A pesar de ello, ellos saben que sus vidas están totalmente expuestas y que saben que pueden morir. La muerte, insisto, muchos o miles la van conociendo de cerca y ya se atemorizan. Saben que la enfermedad es de verdad mortal y que los riesgos son altos.

El peligro que se corre es debido a las altas cifras diarias de contagio y la cantidad de fallecimientos diarios que nos acerca a la peligrosa orilla de que se colapsen los servicios médicos y sus instalaciones debido a la gran cantidad de pacientes que exigen que se les atienda.

Urge que el gobierno de Tabasco le vuelva a exigir a la iniciativa privada y hasta sus propios empleados, que los regresen a sus casas y ahora si, a vigilar con mayor rigidez, amparados por la ley, que las personas se queden en casa.

No nos queda de otra de quedarnos en casa, si es que queremos romper los eslabones de la cadena de contagio. Ojalá se entienda que la vida vale más que cualquier argumento político o económico.

Descansen en paz entrañables amigos: Ramiro Olivé Canepa, Julio César Sánchez, Roberto Félix, entre otros, que con su partida dejan un caudal de amigos y buenos recuerdos en este plano.

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