La insensibilidad de un gobierno
Humberto Iduarte
Considerar que las medidas adoptadas por el actual régimen puedan o no ser necesarias, no varía las condiciones de un país que durante las últimas décadas han ido en una peligrosa pendiente. Estas condiciones están llegando al límite de la paciencia y la consideración.
El pueblo mexicano siempre se ha dicho que es un pueblo luchón con gente noble, pero claro, habrá que considerar como se le puede nombrar a esa nobleza, porque lo que desconocemos como se le interpreta. Su actitud de esfuerzo y de lucha que no se doblega ante las dificultades, ni de los agravios, o de las dolorosas traiciones y decepciones recurrentes es su sello.
Hoy volvemos a presenciar cómo esta nobleza puede ser aprovechada por los vivales de siempre, y convertirla en otra cosa como lo que hoy estamos viviendo, y eso no se vale.
Una gran parte de nuestra sociedad sale diariamente a trabajar, a buscar honradamente el pan cada día, con esfuerzo, dedicación y con honestidad, a pesar de los paupérrimos salarios que reciben. Millones siguen creyendo en México, más no en sus autoridades. No existen justificaciones que puedan tratar de solventar el sentir de nuestra gente ante tan absurdas decisiones gubernamentales que hoy se vive.
Hay reacciones y enojo social, pero dentro de ellas, ojo, hay estrategias de quienes conocedores de como sembrar el caos, organizado, buscan confundir un legítimo reclamo con actos vandálicos y de violencia.
Las redes sociales están jugando un papel preponderante en esto que hoy vivimos pero hay que ser mesurados y no caer en el juego de aquellos que perversamente tratan de manipular este descontento.
Para nadie es ajeno lo que hoy presenciamos, un movimiento social legítimo, que tratan de desvirtuarlo para desestabilizar y provocar por consecuencia entre la sociedad, miedo e incertidumbre.
La sociedad debe de saber y estar bien informada, en que el único vínculo con el que cuentan que son las redes sociales pero deberán, reitero, saber separar las voces alarmistas prepagadas, por aquellos que saben hacer de estos oficios manipuladores vergonzosos, un modo para sembrar terror y pánico entre la población.
El aumento a la gasolina y subsecuentemente a los servicios y alimentos claro que molestó a la gente, hay hoy un rechazo generalizado hacia sus autoridades. Rechazo que proviene desde la clase más desprotegida, hasta de parte de los más encumbrados hombres de negocios.
Ejemplo de ello, la Coparmex Nacional en voz de su presidente, Gustavo A. de Hoyos Walter, quien reclamó airadamente a Enrique Peña Nieto de su equivocada decisión de aumentar en estos momentos de crisis sugiriéndole que revisen a fondo los cálculos del IEPS para evitar esta escalada de precios que está en puerta, antes de que sea demasiado tarde.
O también la misiva que envió el Senador Patricio Martínez García, al presidente del PRI nacional, Enrique Ochoa Reza, criticándolo con justificada razón debido al equivocado criterio de su jefe inmediato, el presidente de México de decidir el aumento, marcando paso a paso la gran mentira de los números que se manejaron para respaldar esta acción no importándoles sacrificar al pueblo de México con esta medida indolente y cobarde.
Nadie puede saber que suceda en estos tiempos en que la ira ha hecho presa de muchos, nadie puede vaticinar si la presión popular por la vía pacifica pueda ser suficiente para hacer renunciar al presidente. Esto se ve muy difícil y lejano. Pero lo que nadie puede negar y esto es inobjetable, que el tiempo de vida que le queda al PRI en el poder, se le ha reducido drásticamente.
Las razones ahora son más fuertes que nunca, lo hecho, hecho está, y las consecuencias se verán en el castigo que el electorado hará en la urna en próximo 2018.
Crecen las posibilidades de que una alianza entre las izquierdas –con excepción de Morena- y el PAN –claro, sin Margarita ni el junior de Ricardo Anaya- esto puede servir para hacerle frente al eterno aspirante presidencial llamado Andrés Manuel López Obrador.
¿Será la tercera la vencida?, pareciera ser.
