Intervención
Al director del Juan Graham César Armando Javier Pérez cesarjavier143@hotmail.com Doctor Gabriel Suárez Zapata, el día de ayer pude observar a una comitiva de médicos recorrer diversas áreas del hospital que ahora dirige. Ciertamente no alcancé a distinguir si usted estaba en dicha comitiva, pero sí observé que uno de los doctores le informaba a […]
12 de julio de 2017

Al director del Juan Graham

César Armando Javier Pérez
cesarjavier143@hotmail.com
Doctor Gabriel Suárez Zapata, el día de ayer pude observar a una comitiva de médicos recorrer diversas áreas del hospital que ahora dirige. Ciertamente no alcancé a distinguir si usted estaba en dicha comitiva, pero sí observé que uno de los doctores le informaba a los demás el estado en el que se encuentra el nosocomio.

Hace poco más de un mes, en este mismo espacio mencioné una de las tantas irregularidades que hay en el hospital, que es el servir como agencia de colocación para servicios médicos particulares, cuando se supone que para eso están los hospitales públicos. Los pacientes asisten por necesidad. Créame, y usted lo debe de saber, si la gente tuviera el dinero suficiente acudiría, sin pensarlo, a una clínica particular.

El tema de la salud ha sido el talón de Aquiles de varios gobiernos, y de este no es la excepción, pues si le sumamos la herencia dejada por la pasada administración, el panorama se complicó aún más, a lo que ha venido viviendo durante años.

Es muy importante que se reconozcan los errores para poder lograr los resultados soñados durante décadas. El proceso es similar al de una rehabilitación de un borracho o un drogadicto, hay que aceptar el error para poder avanzar. Quizás aquí no sean doce pasos, seguramente será un maratón con intensidad y exigencia de unos juegos olímpicos, pero por algo hay que empezar.

Hace un par de años acudí al área de urgencias del Juan Graham acompañando a un amigo, ciertamente el ambiente era tétrico, de miedo, sin saber qué esperar o qué pasaba adentro. Tenía dudas sobre la atención, me cuestionaba si era verdad lo que la gente comentaba en la radio, en redes sociales, etc. Dichos cuestionamientos quedaron respondidos hace un mes, aproximadamente, cuando un familiar mío fue víctima del trato inhumano que ahí se practica, aunque hay que aclarar que ya no fue en urgencias, sino en consulta general.

Pero el día de ayer el panorama fue distinto. No sé si sea por tener nuevo secretario de Salud, o reciente llegada de usted a la dirección del Juan Graham, o por el cambio del área de urgencias, pero personalmente observé un trato humano, decente y, me atrevo de decir, de calidad.

El trato dado a mi familiar fue muy amable, mejor que en hospitales particulares. La rapidez de la atención fue sorprendente, pero no solo con mi paciente, sino en general. Pude observar cómo atendían a varios enfermos y me pareció extraño, sinceramente no lo podía creer.

El punto es, respetable Dr. Suárez Zapata, el área de urgencias está plasmada de jóvenes médicos que mantienen viva la ilusión de ayudar a los enfermos. No son doctores “maleados”, inhumanos, que tratan a los pacientes de mala gana, como si les estuvieran haciendo el favor a los enfermos. Estos jóvenes, con la ilusión viva de servir, pueden ayudar mucho a limpiar la mala imagen que tienen los hospitales públicos. Ahora, en consulta externa o especialidades, es otro cantar y las quejas van más a esta área que en urgencias.

Como en toda dependencia de gobierno, no todos los trabajadores “viejos” son malos, hay mucho personal rescatable, que realiza su labor con compromiso y pasión. Ojalá con esos recorridos pueda corroborar las fallas para poder corregirlas.

Pero esos recorridos, Dr. Suárez, le deben servir, más que nada, para saber el estado de los equipos médicos, porque no es posible que los especialistas nieguen tratamientos alegando que no sirve tal o cual aparato, lo que da pauta a que promocionen consultorios afines, ya sea de amigos o socios comerciales, para “sangrar” al paciente. Están en su derecho de dar consultas y tratamientos en sus consultorios privados, pero no se vale que “pesquen” en los hospitales públicos.

Corroborado el funcionamiento de los equipos, urge mantener informada a la ciudadanía a través de los medios de comunicación, o de las mismas redes sociales, para evitar ser víctimas de extorsiones, pues estando enfermo el temor se apodera de uno y es presa fácil de estas situaciones.

Pero eso son sólo uno de los tantos problemas que ahora tendrá que enfrentar y esperamos, sinceramente, que salga avante de esta encomienda, para que el gobernador Arturo Núñez cierre con broche de oro su administración y qué mejor que en materia de salud…

 

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