Sueño boliviano

César Armando Javier Pérez
cesarjavier143@hotmail.com
América del Sur tiene años sumergido en la ola de los gobiernos de populares, de izquierda, que en la mayoría de los casos han llevado a sus países al brutal fracaso, con ciudadanos clamando ayuda internacional o huyendo a otros lugares buscando mejores formas de vida.

Salvo el gobierno del recién liberado Luiz Inácio Lula da Silva, ex presidente de Brasil, (y eso que también tuvo sus detallitos), todos los demás izquierdistas o libertadores, como se hacen llamar, no solo han fracasado, sino que enloquecieron una vez en el poder.

La renuncia de Evo Morales como presidente de Bolivia tras 14 años de mandato, es una señal que los tiempos han cambiado. Afortunadamente la gente está mejor informada y unida gracias a las benditas redes sociales, que por esos lugares los mandatarios criticados las descalifican y en algunos casos, como Venezuela, bloquean ciertos sitios para tratar de frenar la euforia local.

Los bolivianos se armaron de valor y lograron su objetivo. ¿para bien o mal?, la historia lo dirá, pero la situación actual los orilla a arriesgarse a probar un cambio para ver si en algo se benefician. “Peor no nos puede ir”, pensamos siempre, y nos llevamos la sorpresa de que el que se fue era mejor que el que llegó. Claro ejemplo es que odiábamos a Granier y cuando se fue Núñez, “El Chelo” terminó siendo un santo.

Durante muchos años al presidente Andrés Manuel López Obrador lo han descalificado y comparado con los mencionados gobernantes de izquierda en Sudamérica. Cómo olvidar la famosa frase que México sería un Venezuela, o que AMLO era peor que Chávez.

Andrés Manuel López Obrador está en un momento de suma importancia para la historia del país, o se convierte un líder y nos saca del atolladero como lo hiciera en sus tiempos Lula da Silva, o deja todo igual como estábamos antes. Lo que no se puede permitir es llevarnos al extremo como sus homólogos sudamericanos a quienes les ha mostrado respeto y apoyo.

AMLO puede convertir a México en el líder de Latinoamérica. Para mi gustó dejó pasar la oportunidad de ofrecerse como mediador entre Venezuela y EEUU y lograr una alianza comercial en beneficio para las tres naciones, llevando siempre a su pueblo como prioridad, pero podemos decir que la prontitud del evento tras su llegada a la Presidencia frenó esa opción.

Esas oportunidades están a la vista. En lugar de ofrecer dinero regalado a los países igual de jodidos que nosotros, debe plantear colaboración que deje dividendos para todos. El dinero regalado se acaba, cuantimás si no le “pones a la bola”. El pozo se seca y luego cómo paras la sequía.

Lo que se debe dejar en claro, ante la caída del presidente en las preferencias ciudadanas, y las crecientes observaciones contra su administración, es que al pueblo se le debe de respetar, ya basta de descalificaciones y echarle la culpa a los demás. Había prometido un cambio desde el primer minuto de 2019 y la arena de este año se está terminando. Ya dijo que será a partir de 2020. Veremos.

Dejemos a un lado los pleitos, las culpas y los delirios de persecución, mismos que llevaron a Chávez a decir que lo habían enfermado con cáncer a él y a varios de sus aliados, o a Nicolás Maduro a cantar como pajarito.

Aquí se berrea como borrego para burlarse de los rivales y lo tomamos a risa, se aplaude, como si estuviéramos en un circo.

No hay que olvidar que los mexicanos somos de “calenturas” pasajeras, hoy eres Dios, mañana te maldicen…

Juntos avanzamos
Rindió su primer informe el gobernador Adán Augusto López Hernández en donde anunció que a partir del próximo año se verán con mayor intensidad los resultados del trabajo que ha venido realizando durante estos meses de gobierno.

Reiteró el mandatario que no le puede fallar al pueblo, que necesita de todos nosotros para poder salir avante de esta titánica encomienda.

La ventaja es que vemos un gobernador trabajador, entregando obras, recorriendo municipios. Atrás quedaron los tiempos de las quejas y de gobernar detrás de un escritorio. Eso nos deja con un rayito de esperanza, dijera el mismísimo Obrador…