Intervención
Jaime Mier, el salvador César Armando Javier Pérez cesarjavier143@hotmail.com Las costumbres se hacen leyes, y en política queda demostrada dicha teoría al ver que algunos todavía la práctica del chantaje le sigue rindiendo frutos. Todos los políticos del estado juegan a eso, apuntar a lo más grande, pues seguramente de rebote cacharán algo, y fue […]
13 de febrero de 2018

Jaime Mier, el salvador

César Armando Javier Pérez
cesarjavier143@hotmail.com
Las costumbres se hacen leyes, y en política queda demostrada dicha teoría al ver que algunos todavía la práctica del chantaje le sigue rindiendo frutos.

Todos los políticos del estado juegan a eso, apuntar a lo más grande, pues seguramente de rebote cacharán algo, y fue lo que le pasó a Jaime Mier y Terán, que después de afirmar mil y una vez que no quería buscar un cargo de elección popular solo para cobrar el jugoso sueldo, el que quería “rescatar a Tabasco” de la crisis que vive, terminó por aceptar, humildemente, la insistencia del PRD de ser su abanderado a la alcaldía de Centro.

En diversas ocasiones Jaime Mier y Terán Suárez gritó a los cuatro vientos que, o era candidato al gobierno del estado, o se regresaba a su consultorio. Y al final, termina por ser candidato a Centro, como haciéndole un favor el PRD.

Pero aquí no queda mal el funcionario en los tiempos de Manuel Andrade Díaz, queda muy mal parado el sol azteca, partido que incluyó al galeno en las encuestas por Centro, a pesar de que “él no quería”. No tenía un “plan b”, decía.

Los que querían, se apuntaron y fueron atacados por su mismo partido, hasta el punto de poner en riesgo sus aspiraciones, como el caso de Candelario Pérez, a quien primero lo corrieron de la dirigencia estatal y luego, hasta la candidatura le quitaron.

Jaime Mier y Terán estaba seguro en qué acabaría todo, por eso se “daba su taco” y hacía como el que no quería la cosa. Sabía que era una opción viable… y le sacó jugo a sus años de campaña en su jeep rojo no fueron en vano, como para agarrar un poquito de sol.

Ahora Jaime Mier tendrá que mostrar “su poderío” electoral, eso sí, sin aprovecharse del cargo que ocupó por varios años en el Cobatab, pues tomemos en cuenta que muchos nuevos electores estudian en ese subsistema y el sospechosismo estará más presente que nunca.

Mier y Terán no tiene la culpa de lo que hace su partido, a él se le presenta la oportunidad y la está aprovechando. Ojalá así sea, por el bien de él y de todos los habitantes de Centro, porque vaya que nos ha ido de la fregada con los últimos cinco ediles, incluidos los interinos.

Lo único bueno que tiene el ahora abanderado perredista, es que sólo tendrá un contendiente, pero muy fuerte, que es Evaristo Hernández Cruz, de Morena, porque el del PRI, ni pinta ni da color, gracias él mismo, a su candidato presidencial y a su dirigente nacional, que siguen, todos juntos, burlándose una y otra vez del estado que por décadas gobernaron y lo llevaron al borde del precipicio…

Reaparece Gaudiano
No andaba muerto, andaba descansado. El aspirante de PRD, PAN y Movimiento Ciudadano, se tomó unos días de descanso de cara al proceso electoral del próximo mes de julio.

Gaudiano se ve recuperado, un poco abotagado, pero en verdad ya le hacía falta un “break”, pues ya son varios años en campaña, desde que buscaba la candidatura de Centro, hasta después, inmediatamente, tratar de gobernar y seguir promoviendo su imagen constantemente.

Ojalá ese tiempo de descanso le haya dado la oportunidad de analizar su breve paso por el municipio capitalino, para tratar de evitar caer en los mismos errores, si es que quiere hacer historia y llegar a la silla de Plaza de Armas.

Desesperación en el PRI
Confirmado, Gina está muy preocupada porque no solo no levanta, sino que sus aliados y camaradas (léase Meade, Ochoa y Adrián Hernández), se están encargando de llevársela entre las patas y ve cómo poco a poco se aleja la posibilidad de emular a su padre como gobernador del estado.

La reunión que sostuvieron ayer, dentro de una fortaleza, con un enorme aparato logístico antiespías, pues le quitaron hasta los lapiceros a los asistentes, da muestra que no se dijeron cosas bonitas, y trataron a toda costa de evitar que el enemigo se enterara de qué se trató.

Cuando las cosas van bien, uno las presume, y cuando están de la fregada, hacemos hasta lo imposible para que el vecino se entere. Ahí queda el hermetismo, se sienten desesperados, perdidos, y eso que aún no empiezan las campañas…

Compartir: