Ingesta diaria de aspirina en adultos mayores puede causar hemorragias internas
El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos estudia los riesgos de consumir diariamente este medicamento en adultos mayores La aspirina es uno de los medicamentos más consumidos y conocidos a nivel mundial: sus propiedades que ayudan a tratar el dolor, la fiebre y la inflamación la hacen ideal para su ingesta. A […]
13 de octubre de 2021

El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos estudia los riesgos de consumir diariamente este medicamento en adultos mayores
La aspirina es uno de los medicamentos más consumidos y conocidos a nivel mundial: sus propiedades que ayudan a tratar el dolor, la fiebre y la inflamación la hacen ideal para su ingesta.
A pesar de esto, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos emitió un borrador acerca del uso de este medicamento en personas adultas mayores.
“El uso diario de aspirina puede ayudar a prevenir ataques cardíacos y acciones cerebrovasculares en algunos, pero también puede causar efectos adversos graves como hemorragia interna.”, mencionó el doctor John Wong, miembro de la Fuerza de Tarea de Servicios Preventivos de Estados Unidos.
Respecto a las personas de 40 a 59 años, que se encuentran en situación de riesgo pero sin antecedentes de enfermedad cardiovascular, deben tomar individualmente la decisión de iniciar con dicho este tratamiento.
Por otro lado, de acuerdo con el panel de expertos, los adultos de 60 años o más que no han tenido un ataque cardiaco o un derrame cerebral superan los posibles beneficios de tomar aspirinas.
Este borrador significa un cambio en la recomendación final por parte del Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos en 2016: en ese entonces, mencionaron que el uso del medicamento ayudaba a prevenir enfermedades cardiovasculares y el cáncer colorrectal.
De igual manera, de acuerdo con los expertos, estas recomendaciones están encomendadas a aquellas personas que sufran de presión arterial alta, colesterol alto, obesidad u otras afecciones que aumentan las posibilidades de sufrir un derrame o un ataque cardiaco.

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