El francés ha intentado convencer a sus jugadores de que el esfuerzo es el único camino para salvar la temporada, pero su mensaje parece que no ha calado en un amplio sector del vestuario

Madrid, España
Agencias
Zinedine Zidane abandonó el estadio de Gran Canaria con un enfado monumental. Ni el gol de Casemiro sirvió para calmar el cabreo del técnico, que ni se dirigió a sus jugadores para mostrarles su indignación. El francés optó por el silencio y por lanzar un mensaje rotundo en la sala de prensa que llegó al vestuario de manera inmediata: «Así no vamos a ninguna parte». Los futbolistas captaron el enfado al instante. Zidane acabó el duelo muy preocupado por el trabajo de su equipo con y sin la pelota, pero la cantidad de balones perdidos le desesperaron especialmente. Ante Las Palmas, el Madrid registró su segundo peor dato de toda la temporada en lo que a construcción se refiere. Su acierto en el pase fue sólo del 85% y su rival dio más pases (534 de los amarillos por 504 de los blancos) y tuvo más posesión (52%-48%). Desde la noche del 0-4 ante el Barcelona, en el que el Madrid dio 430 pases y sólo tuvo un 82% de acierto, el equipo blanco no firmaba unos números tan pobres. Hasta en remates a puerta se vio superado el equipo de Zizou: 16 a 12.
Inoperante en ataque, el Madrid también hizo huelga en defensa, lo que provocó que Zidane no parara de gritar a los suyos durante los 90 minutos. Los blancos sólo recuperaron 51 balones (séptimo peor dato de toda la temporada) y su rival, pese a tener más tiempo el balón, corrió más que ellos: 107 kilómetros los amarillos y 105 el Madrid. En un equipo lleno de internacionales y tras un exigente trabajo físico realizado durante el invierno, Zizou tiene claro cuál es el problema del Real Madrid esta temporada: la actitud. El francés ha intentado convencer a sus jugadores de que el esfuerzo es el único camino para salvar la temporada, pero su mensaje parece que no ha calado en un amplio sector del vestuario. Al menos, con esa sensación aterrizó Zidane en Madrid tras un largo vuelo de regreso en el que no paró de analizar su victoria más amarga como entrenador.