Guayabazo
Ni el Covid detiene la obra pública Manuel García Javier guayabazo@hotmail.com Aunque se nos critique, pero debemos reconocer que el gobierno que jefatura Adán Augusto López Hernández en Tabasco, está trabajando de manera ejemplar en todos los renglones. Una entrevista radiofónica del pasado lunes nos confirma que el mandatario lleva a cabo una administración limpia, […]
14 de agosto de 2020

Ni el Covid detiene la obra pública

Manuel García Javier
guayabazo@hotmail.com
Aunque se nos critique, pero debemos reconocer que el gobierno que jefatura Adán Augusto López Hernández en Tabasco, está trabajando de manera ejemplar en todos los renglones. Una entrevista radiofónica del pasado lunes nos confirma que el mandatario lleva a cabo una administración limpia, transparente y, sobre todo, con una adecuada programación de las acciones en pro del conglomerado de la tierra del edén.

Las declaraciones que al respecto emitió López Hernández, nos ilustran que en efecto no ha descuidado ningún rubro. Por ejemplo, contempla una inversión de 800 millones de pesos para fortalecer el sector salud y sea la entidad nuevamente un referente nacional en este aspecto. Y es que los tabasqueños aún recordamos cuando, por espacio de 12 años, estuvo al frente de la Secretaría de Salud el siempre recordado Bartolomé Reynés Berezaluce, quien ya es un referente en la historia de la salud de Tabasco.

Un artículo del urólogo Rafael Luis Graham Vidal, nos ilustra que “hablar del Dr. Bartolomé Reynés Berezaluce y la salud, es encontrar la dualidad indisoluble. Aunque todo sea uno en esencia y realidad, todo se manifiesta y aparece como dos. No hay ninguna separación verdadera entre estos dos aspectos de la misma realidad. Así como la unidad caracteriza al ser, la dualidad expresa la existencia en sus múltiples formas. Así como el azufre y la sal se sintetizan en el mercurio, siendo éste último manifestación de vida, así él y sus acciones, mezclados, realizan la unidad de la vida en salud”.

La historia de la salubridad tabasqueña nos traslada a la época en que gobernó la entidad don Leandro Rovirosa Wade, cuando se inauguró el hospital ‘Gustavo A. Rovirosa’, siendo su primer director el doctor Reynés; y de ahí saltar, en la administración siguiente de Enrique González Pedrero, como coordinador de Salud y Bienestar Social y jefe de los Servicios Coordinados de Salud Pública.

De ahí vendría una época de auge del sistema de salud en Tabasco mediante legislaciones, instrumentación de dispensarios médicos, Banco de Sangre, Centro Oncológico, Hospital de la Mujer, así como la construcción de 66 unidades médicas rurales, el hospital de Macuspana, el Juan Graham Casasús y el hospital del Niño ‘Rodolfo Nieto Padrón’.

Y cómo no recordar el año 1991 cuando se registró la pandemia de cólera, iniciando por Comalcalco, y a partir de ahí, como todo un comandante, Reynés trabajó febrilmente más de 20 horas diarias, reuniones a toda hora para conocer las causas y efectos y generar las estrategias a seguir. El resultado fue que las defunciones fueron mínimas, pues como en el caso actual de la epidemia del Covid-19, algunos ofrecieron resistencia a ser atendidos oportunamente.

La experiencia del cólera demostró que la descentralización de los servicios implementados por el destacado galeno, fue el camino para enfrentar graves problemas de salud, y la desconcentración hacia los municipios permitió la oportunidad de hacerle frente en el momento adecuado.

Por ello, qué bueno que el gobernador López Hernández tenga la voluntad de regresar a Tabasco a ese liderazgo nacional en materia de salud, porque es bien sabido que no ha fallado a sus paisanos en la lucha contra el ‘coronavirus’ y hoy sea de las entidades del país en las que se ofrece una de las mejores atenciones médicas a los pacientes, además de contar con una óptima infraestructura hospitalaria reconvertida y debidamente equipada.

Y cuánta razón le asiste al gobernante cuando habla de rescatar la infraestructura hospitalaria y unidades médicas, como una acción para que la lección que ha dejado la pandemia obligue a que nunca debe dejarse de invertir en salud.

Y es que en los últimos días se ha reflejado en Tabasco una disminución de contagios, decesos y personas hospitalizadas de los que se llegó a tener un nada grato segundo lugar nacional, pero que de ninguna manera se bajará la guardia y se seguirá innovando para enfrentar con éxito la emergencia sanitaria: “Hacemos protocolos de investigación y somos pioneros en ofrecer alternativas de tratamiento para contrarrestar el virus y que los pacientes se recuperen de la mejor manera”, enfatizó.

Y como la etapa más fuerte de la pandemia está a punto de terminar, Don Adán anuncia que se mantendrá la inversión, no solamente para mejorar los hospitales, sino los centros de salud y de atención comunitarios, y se revisará la posibilidad de inyectar recursos a la reactivación económica y no solamente a la obra pública para hacer más dinámica la recuperación, porque para ello se goza de finanzas sanas y estables.

La obra pública no se detendrá y esta semana se dará el fallo licitatorio de la segunda etapa del Distribuidor Vehicular Universidad, la cual arrancará a finales de este mes; ya se está preparado para iniciar la construcción del Distribuidor Guayabal y la rehabilitación de la vía corta La Isla – Paraíso.

Es decir, ni el Covid-19 detiene la obra pública en Tabasco. Y eso es digno de ser señalado, aunque a muchos les dé retortijones… Es todo, nos leemos en la próxima.

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